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Entierra el pasado y mira al futuro

Sentí como mi cuerpo flotaba, sentí como si mi alma, si existe, se saliera de mi cuerpo; sentí soledad y mucho frio. No podía moverme, solo era el espectador de todo esto, sentí la ausencia de algo e irá, mucha irá. Me estaba ahogando, en esté liquido no sé podía respirar y me desmayé. De repente me desperté en una cama, yo lo primero que hice es escupir un líquido negro; me levanté lentamente del suelo, mi cabeza daba vueltas y mi visión era bastante borrosa. Miré a mi alrededor y vi una bandera de arcoíris medía quemada y un hacha clavada en la pared con varias fotos de Javier a su alrededor. Como siempre, los casetes estaban de forma muy ordenada, de hecho, habían coloreado de arcoíris cada casete; todo lo demás en mi cuarto estaba igual, sin ningún cambio.

- ¡Es hora de comer! – mi puerta se abrió de repente - ¡Váyanse rápidamente de su habitación! ¡Si se niegan a salir, lo sacaremos de golpes! – mi cuerpo adolorido camino solo, hacía la salida.

Yo salí de la habitación y vi un pasillo grande, con varias puertas abiertas, pero estaba completamente vacío, o eso parecía. Cuando me giré a la izquierda vi a alguien correr rápidamente hacia la derecha, yo no le hice caso y quería ir al lado contrario, pero miré a mi derecha y vi una pared que me cortaba el camino, solo había un camino donde podía ir. Yo caminé cuidadosamente hacía la izquierda y seguí donde fue esa persona. Cuando giré lo volví a ver, girando hacía un lado, sabía que nada lo que pudiera hacer haría un impacto, estoy seguro que si me giro, va a aparecer una pared y el único camino va a hacer donde él ha pasado. Seguí a la persona que estaba corriendo por el lugar, a veces veía unos maniquís dentro de las habitaciones, pero ni loco entró a esas habitaciones, podría ser fácilmente una trampa. Al final llegué a un callejón sin salida, con esa persona mirando a la pared.

- ¡Hey tú! ¡¿Quién eres?! – Él se giró lentamente, todas las puertas se cerraron de repente, provocando un fuerte ruido que me asusto - ¡Y no intentes nada raro! – él se dio la vuelta por completo, resultó ser mi hermano.

- hola Javier ¿Cuánto tiempo? – tenía tantas preguntas, pero no pude decir ni una sola palabra, porque la pared de atrás de él se rompió y el líquido negro empezó a salir y a llenar rápidamente.

Yo salí corriendo para atrás, huyendo del líquido, corrí lo más rápido que podía, vi a mi alrededor, pero todas las puertas estaban cerradas y no tenía ni tiempo ni ganas de correr peligro, si estaba cerrado iba a morir ahogado por ese líquido. Corrí lo más rápido que pude y vi una puerta abierta, lo que hice fue entrar y cerrar la puerta. Pero la puerta no iba a resistir, veía como el pequeño líquido iba entrando poco a poco. Miré a mi alrededor y vi una pequeña ventana con barrotes, por suerte había una barra de metal y la utilicé para arrancar los barrotes. El primer barrote no dio mucho problema, estaba bastante suelto y lo pude romper fácilmente; el líquido me llegaba hasta los tobillos, así que no me preocupe, tengo tiempo. Volví a hacer lo mismo con el segundo barrote, esté me costó un poco más, pero al final la rompí, seguí haciendo lo mismo porque el líquido me llego hasta la rodilla. Lo hice con el tercer barrote, pero me tardé bastante, al final la tumbé y la rompí, me quedaba la última, pero la barra de metal se rompió y no tenía tiempo para hacer algo, el líquido negro me llegaba al ombligo, no lo pensé dos veces y me monté a la ventana. Poco a poco salí de la habitación, la ventana era bastante pequeña y me quedé atorado. Al final salí de la habitación, pero me raspé del lado derecho; me levanté algo adolorido y caminé un poco lento, pero el líquido negro empezó a caer de la ventana poco a poco, yo miré para atrás y no vi que delante de mí había un hueco gigante y yo me caí. Caí en una tumba, pero no había un cadáver. Yo me giré y vi arriba de mí y vi a mi hermano arriba del hueco.

- lo siento, pero solo podemos ser amigos – él dejo caer la tapa de la tumba arriba de mí.

- ¡Sácame! – intenté abrir la tumba, pero por alguna extraña razón no podía abrirlo.

Vi por un pequeño hueco que había en la tumba, como mi hermano agarraba una pala y me empezaba a enterar. Yo empecé a golpear la tumba lo más rápido que podía, pero no pude hacer nada y vi como poco a poco mi hermano me enterraba. Luego de un tiempo, dejé de golpear, me dolían las manos, la tierra me empezó a caer en la cara y me tapaba el pequeño hueco que tenía para ver. Me quedé en completa oscuridad y lo único que podía oír era como la tierra caí a la tumba y no importaba cuanto gritaba, mi hermano no me hacía caso y seguía enterrándome.

- hola ¿Cómo estás? – escuche una voz, voz bastante conocida.

- supongo que bien, pero volví a soñar con lo mismo – miré a mi alrededor, pero no vi a nadie, aún estaba en la tumba.

- lo mismo ¿Te sientes atrapado?

- no me arrepiento de hacer daño a esas personas, me arrepiento de los días anteriores, donde lo perdí todo, mis esperanzas, todo.

- para superar este tema tienes que aceptarlo.

- ya lo acepté, acepte que él no va a volver y no importa cuánto grite o lloré, él nunca va a volver, no podré volver a verlo y estoy seguro que si pudiera, no me quisiera ni ver.

- ¿Por qué lo crees?

- ¿Por qué lo crees? – dijo esa voz imitando a la otra voz - ¿Por qué estoy aquí? Por eso mismo, estoy encerrado por actos desagradables.

- pero puedes salir, lo único que tienes que hacer es enterrar el pasado y mirar hacia el futuro, no te concentres en lo que perdiste, concéntrate en lo que puedas ganar.

- sabes, a veces me imagino que esto es más que un sueño y que pronto despertaré.

- pero no lo haces y sigues aquí, en el mismo lugar.

- con la misma vida miserable.

- pero puedes cambiar, yo me sentía hacía, no estaba arrestado, pero sentía que eso solo era la repetición de un día y salí de esa rutina.

- bueno, yo estoy encerrado literalmente, tú lo estabas en una rutina, algo más fácil de hacer.

- no es tan fácil.

- más fácil que aquí sí ¿Cuántos han salido? No muchos.

- tienes razón, pero tú solo tienes que tomar tú medicina y olvidar el pasado y mirar el futuro.

- no es fácil, nunca lo fue, después de ese día, después de todo lo que paso, solo fue cuestión de tiempo, antes de que todo explotara y todo se descontrolara.

- sé que eres mejor, sé que puedes ser mejor que cualquiera de aquí, solo estás lastimado y miras al pasado, te culpas por algo que no era tu culpa, solo fue mala suerte.

- no debí ser su amigo, quizás no hubiera muerto.

- quizás sí, quizás no, no lo sabemos, quizás sí no te hubieras existido, hubiera pasado una vida peor, o quizás hubiera sido mejor, no lo sabemos, pero no te puedes lamentar, vive tú vida y deja el pasado.

- quizás, pero tengo tiempo, para pensar.

- es lo único que puedes hacer aquí, si es que aun sabes dónde estás.

- tranquilo, aun sigo cuerdo, por lo menos lo suficiente para saber dónde estás.

- a ver, donde estamos, que época es y cuantos años tienes.

- ¿Es necesario? No podemos hablar de algo más entretenido.

- ¿Cómo qué? – empecé a sentir frio y el aíre me empezaba a faltar y mis manos estaban

- antes de aquí, cuáles eran sus secretos, que fue lo peor meter a gente solo por el amor o inocentes.

- ¿Solo eso?

- bueno, antes no se podía enterar a los cuerpos, porque esto era tierra sagrada o algo así, y se creía que los locos eran demonios, personas poseídas o demonios disfrazados de demonios, así que lo mandaban en la parte de atrás, hay una puerta trasera, ya está cerrada y pusimos cámaras ahí.

- adivino que dejaban los cadáveres tirados en el bosque.

- no, ojalá fuera solo eso, los ponía en unas cruces y los crucificaba y luego los quemaba.

- pero, son solo cadáveres.

- bueno, se supone, pero estoy seguro que a veces crucificaban y quemaban a vivos, a personas que pensaban que no tenía salvación.

- ¿No cerraron el lugar? – nadie dijo nada por unos segundos.

- nadie se enterró y nadie se preocupaba lo que pasaba aquí, los daba por muerto, como la cárcel.

- pero luego todo mejoró y es mejor que la cárcel.

- puede ser.

- sabes, tengo una historia, no sé si es real, pero la escucha.

- hay muchos secretos inventados, por locos, que susurran cosas, supuestamente son ángeles.

- ¿Crees en eso?

- no, solo tienen problemas, por un mal entorno, ya sean padres, compañeros o amigos, no están malditos ni poseídos, simplemente han sufrido tanto que se rompieron, ya depende de varias cosas, como tú caso, tienes depresión y muchas cosas más, pero, sobre todo, depresión.

- me gusta hablar contigo, pero siempre nos desviamos del tema, y creo que eso hacen los amigos, o por lo menos así soy con los míos – se escuchó unos segundos de silencio, mis manos temblaban y estaban llenas de sangre, mi sangre, por intentar romper el ataúd – como decía, se dice que una vez, alguien como castigo, lo enterraron vivo.

- ¿Vivo? ¿Quién y por qué?

- sí, lo enteraron vivo, no sabemos quién fue el culpable, mucho dicen que fue el director, otro que fue usted y lo más probable es que fue un recluso, como la otra vez que los reclusos escapaban para matar, se dice que así paso, robaron las llaves y esperaron el momento, para salir.

- ¿Eran dos?

- nadie lo sabe, pero se supo que era más de uno, quizás cinco o cuatro, no se sabe.

- ¿Se murió?

- claro que sí, solo encontraron su cuerpo sin vida.

- ¿Cómo se llamaba?

- Manuel – la tumba se abrió y yo volví a respirar.

Me salí de la tumba y me acosté en el suelo, no le tome importancia a nada, solo quería acostarme y respirar, hasta que me encontrara mejor. Luego de un tiempo, cuando estuve mejor, miré a mi alrededor; estaba en una habitación oscura, no era mi habitación, pero era la misma habitación de siempre, la de mis sueños. Vi que la tumba estaba enterrada en el suelo y que alguien la había desenterrado, rompiendo el suelo. Vi una cama y una puerta, lo primero que hice es intentar abrir, pero estaba cerrada, luego fui a la cama, porque era lo único que tenía está habitación era eso, lo demás eran puras paredes. Toqué la cama e intenté encontrar algo, al final encontré algo, pequeño y parecía ser papel, pero por la oscuridad, no podía ver que era. Busqué un interruptor en las paredes, pasé mis manos por las paredes y las moví por todos lados, hasta que encontré el interruptor y prendí la luz, porque la habitación solo tenía un bombillo que colgaba en el techo. Miré la nota y vi que era un escrito, uno bastante mala caligrafía, que decía: si quieres ver, tienes que cerrar los ojos y tus otros sentidos te van a ubicar, no abras los ojos, porque el pasado te atrapará y morirás. El bombillo explotó y me quedé en completa oscuridad, luego de unos segundos la puerta se abrió. Escuché unos pequeños pasos que se acercaban hacia aquí, yo cerré los ojos y me quedé quieto.

- ratoncito ¿Dónde demonios estás? Se que estás por aquí – era él, sabía que era él – ya estoy mejor, ahora ven a salir a jugar.

Yo me quedé quieto, con los ojos cerrados. Escuché que los pasos se alejaban poco a poco, yo abrí los un poco y vi la cara de Javier cerca de mí.

- cierra los ojos y no dejes que nada te los deje abrir – yo cerré los ojos, me sentía mejor con la presencia de Javier cerca – mientras estes aquí, él no te va a hacer daño mientras tenga los ojos cerrados, sé que puedes Manuel, tú has sido mejor que yo y sé que vas a salir aquí.

- ¿Me vas a ayudar a salir?

- te puedo dar una pista, una simple pista.

- gracias.

- todas las puertas están cerradas, las ventanas tienen barrotes, la única salida que tenemos es una que está oculta, en la única puerta que se puede abrir, esto es un laberinto y solo hay una salida, todas las puertas que se puedan abrir, te llevaran a tu destino – yo puse mis manos al frente, pero no lo pude tocar – sé que puedes, siempre fuiste mejor que yo, tú eres la persona que nos sacara de aquí.

La voz de Javier desapareció, intenté encontrarlo por la habitación, con los ojos cerrados, pero no lo encontré. Me armé de valor y salí de la habitación, con los ojos cerrados, una mano estaba pegado a la pared, para que no me perdiera, intenté que con la otra mano tocara la otra pared, pero no lo logré. Me giré hacía a la izquierda y seguí la pared, hasta que llegué a una puerta, intenté abrirla, pero estaba cerrada, me iba a devolver, pero se me ocurrió algo, seguí la puerta hasta la otra pared, allí no había una pared, solo era una barrilla, seguramente no estoy en el primer piso. Seguí la barrilla hasta que me encontré con otra puerta, pero esta estaba en mi izquierda, quizás sea las escaleras, así que lo abrí la puerta y puse lentamente mi pie delante de mí, note el desnivel del piso, así que muy despacio, baje las escaleras. Hasta que encontré otra puerta, puerta que estaba bloqueada, a mi izquierda estaba la barrilla y el único camino libre era la derecha, así que caminé cerca de la pared. La pared tenía varias puertas, pero todas estaban cerradas, seguramente eran cuartos cerrados, como el mío.

- ¡¿Te crees mejor que yo?! ¡No sabes lo que yo sufrí! – escuché la voz detrás de mí, quería abrir los ojos, pero resistí y los mantuve cerrados - ¡Yo no era nadie! ¡Todos ellos con su vida perfecta y hermosa! ¡Todos tan normales, todos riéndose!¡Solo les servía como payaso, cada maldita cosa que yo hacía mal, ellos se burlaban! – escuché los pasos bajar las escaleras.

Yo salí corriendo de ahí, corrí lo más lejos que pude, hasta que me choqué contra una pared. Puse mis manos enfrenté y me giré a la izquierda, los pasos estaban más lejos de mí, pero sabía que se acercaba; no sabía a donde ir, estaba bastante nervioso y quizás ambos son un rincón sin salida, hasta que escuché algo caerse. Yo me dirigí donde venía el sonido, escuché como los pasos corrían más rápido y como se acercaban, yo corrí con miedo, aun con los ojos cerrados. Pero al final llegué a una pared, un rincón sin salida, los pasos estaban bastante cerca, yo me acurruqué en la esquina de la pared y puse mis manos en los ojos.

- puse todo mi empeño para sentirme con ellos, pero me rompí, me destruí, aunque digiera o pensara que era el mejor, solo bastaba con mirar a mi alrededor – escuché como sus pasos se detuvieron delante de mí – bueno, no paso así, no del todo, eran buenas personas y no querían lastimarme, eran buenas personas, la culpa no era suya, era mía ¿Qué opinas ratoncito? – yo no dije nada, el miedo me tenía paralizado – yo no era de ahí, literalmente, desde pequeño me mudé, en un pueblo, un lugar donde no se salé mucho y no hay nada que hacer y vine a una gran ciudad, donde todos salen, donde todos permanecen más afuera de sus casa, no pertenecía ahí – él se río – Incluso no me dejaron entrar en algunos colegios por ser muy solitario, por estar apartado del grupo – hubo unos segundos de silencio - ¡Habla carajo! – él golpeó la pared que estaba cerca de mí, yo salté del susto, pero seguía con los ojos cerrados.

- no es tú culpa – estaba esperando algún golpe, pero nada paso.

- sí y no, si lo intenté, intenté agradarles a todos, intenté ser yo, intenté ser otro yo y no logré nada, era obvio que no podía encajar – escuché otro golpe a la pared cerca de mí – pero yo fui quien se quedó ahí y no me alejé de esa escoria y me contaminé, yo fui quien me quedé ahí para sufrir.

- no creo que todo fuera tan malo – mis manos temblaban, pero seguía con los ojos cerrados.

- no, no lo fue, pero fue lo suficiente para romperme, para creer que matar a mis compañeros me traería paz, lo peor de todo, es que sí trajo paz, me sentí bien conmigo mismo gracias a eso y lo único que lamento en no haberlo hecho antes.

- ¿A cuántos mataste?

- a casi todos los de bachillerato, solo dejé vivos a los que me caían bien, que eran como tres o cuatro, maté un profesor por intentar salvar a sus alumnos, no quería matarlo, pero se metió en la trayectoria de la bala.

- ¿Te arrepientes de ello? – quería salir corriendo de ahí, pero mis piernas temblaban y no podía levantarme.

- depende, si te refieres a matar al profesor, claro que sí, era un inocente y no lo quería matar, a los de secundaria, claro que no, lo disfruté, no sé lo merecían, pero lo disfrute como un cabrón.

- eres un monstruo.

- lo sé y sabes que, soy mejor siendo un monstruo que un don nadie, así por lo menos genero impacto cuando me ven y me gusta, sus caras de miedo, de sorpresa, como la tuya, me tienes miedo y prefiero ser eso, a un don nadie, a una inservible sombra, así fue la única manera que fui normal.

- hay más maneras.

- lo intenté, por ocho o nueve años, no sé, pero esa fue la única manera que lo logré – se escucharon como los pasos se alejaban – nos vemos después ratoncito – los pasos se alejaron, hasta que el sonido de sus pasos desapareció.

Me quedé quieto, sin mover por un largo tiempo, aún tenía miedo y no quería abrir los ojos, no quería mover, además no sabía dónde ir. Pero por suerte escuché como una puerta se abría y como la voz de Javier decía mi nombre. Me levanté con algo de miedo y caminé hacía la puerta, entré y caminé por toda la habitación, con miedo, no quería abrir los ojos. Pero de repente caí en un hueco que estaba en el suelo, hueco que no vi; primero puse sin querer y sin saberlo metí un pie al hueco y cuando me di cuenta lo que pasaba, fue demasiado tarde y caí de cara, obviamente abrí y los ojos y miré para arriba, al hueco y vi al chico con el mazo.

- rompiste los ojos, abriste las reglas – él se río – creo que era al revés ¿Pero eso importa? – el saltó del hueco, yo rodé rápidamente hacia la derecha, para evitar que me cayera encima – es hora de la diversión – yo me levanté rápidamente y vi como tenía su mazo en la mano izquierda – empieza a correr ratoncito.

Miré a mi derecha y vi que había una puerta de metal y estaba bloqueada por una cama, así que corrí hacía la izquierda. Luego de unos segundos él me persiguió, haciendo arrastrar su mazo. Él corría un poco más rápido que yo, pero la diferencia era algo pequeña. Vi como adelanté de mí había una reja de metal, cerrado con un candado con cadena. No lo pensé dos veces y me acerqué a la reja y lo abrí lo más que pude, me agaché y por el hueco que había e intenté salir; pude sacar la mitad del cuerpo, cuando él me agarró de las piernas y me intentó entrarme de nuevo. Yo me agarré del pasto y empecé a mandar como loco hasta que él me soltó y pude pasar por completo. Me levanté y empecé a correr por el bosque, lejos de él. Cuando lo perdí, me senté en un árbol y descansé un poco, me dolía un poco la pierna derecha, así que me puse a descansar un poco. Miré a mi alrededor algo preocupado, no quería que él me apareciera por sorpresa; luego me fije de algo muy raro, era una cruz con una persona crucificada. Yo me acerqué con curiosidad haber que era eso, cuando me acerqué lo suficiente, el cuerpo crucificado a abrió los ojos y empezó a gritar.

- ¡Ayúdame! ¡Sácame de aquí! – él se empezó a mover desesperadamente para intentar soltarse.

- ¡Cálmate! – él dejo de gritar, pero se siguió moviendo – voy a intentar ayudarte – miré a mi alrededor, intentando encontrar algo para subir donde él.

- rápido, esto duele.

- tranquilo – no encontré nada, pero tenía una idea – esto te puede doler, pero te va a ayudar – yo me puse en la base de la cruz e intenté tumbarlo, pero no logré nada – mierda.

- ¡Ratoncito! ¡Ven a jugar! – miré para atrás preocupado.

- rayos, tienes que quitarte tú mismo los clavos, haz fuerza, yo te voy a recibir aquí.

- no puedo.

. ¡Rápido! No tengo tiempo.

- está bien – él hizo fuerza y se liberó de la mano izquierda y grito - ¡Mierda! ¡Mierda! – él estaba colgando solo de la mano izquierda.

- vamos – miré otra vez para atrás preocupado – sé que tú puedes.

Él se agarró de la cruz he hizo fuerza para sacar la otra mano, luego se soltó y cayó al suelo, yo no lo agarré, me mataría. Lo agarré de las manos y lo arrastré, se podía escuchar pasos cerca de nosotros, él se acercaba. Lo arrastré hasta estar escondidos entre unos arbustos, me rompí un poco la camisa que llevaba puesta y ese pedazo se lo enredé en la mano, para parrar el sangrado, luego hice lo mismo con la otra mano.

- ¿Cómo te encuentras? – él estaba despierto, aunque en shock.

- mierda, me duele tanto.

- mira, cerca de aquí hay un hospital – le señalé donde había venido – ahí te pondrán ayudar.

- ¿No me vas a ayudar?

- lastimosamente, no puedo, hay un loco con un mazo que va de aquí a allá, intentando matar y si yo te llevo, te metería en peligro.

- espero que no mueras – lo ayudé a levantar.

- yo espero lo mismo – él dio unos pasos y se tambaleo, yo lo ayudé a no caerse.

- tranquilo, estoy bien, tú ve y sal, sálvate.

- buena suerte.

Yo salí corriendo lo más rápido que podía, quería ayudarlo un poco más, pero sabía que lo metería más en problemas, lo mejor es alejarme de él, mientras este loco me siga. Escuchaba como él corrí detrás de mí, pero cuando me giraba, no lo veía. Luego de correr por unos minutos, me escondí detrás de unos árboles. Vi como él seguía derecho, yo me quedé quieto, viendo cómo se iba; miré a mi alrededor y noté que había una puerta en mitad de la nada, eso me pareció raro, aunque ya me estoy acostumbrando a esto. Me acerqué a la puerta lentamente he intentado hacer el menor ruido posible para que él no me escuchara, puse mi mano en la manilla de la puerta y antes de abrir la puerta, miré a mi alrededor para que no hubiera nadie, luego giré la manilla de la puerta y abrí la puerta.

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