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Encuentra los restos

Cuando abrí la puerta en mitad del bosque, vi que llevaba a mi cuarto. Yo entré rápidamente a mi cuarto y cerré a la habitación, pero algo era distinto, estaba lleno de ese liquido negro, llegaba hasta mis tobillos. También había un espejo, pero estaba hecho pedazos y le faltaba varias piezas, también había un casete, yo me acerqué con algo de dificultad, por culpa del líquido viscoso que estaba en el suelo, lo agarré y lo puse dentro del reproductor, que estaba en una repisa arriba del casete.

- hola Manuel ¿Cómo estás? – era Javier – bueno, solo te quiero agradecer por aceptar arreglar mi espejo, tuve un pequeño accidente jugando – él se río – la verdad es que estaba jugando play 4, un juego bastante difícil, me frustré y mandé mi control a cualquier lado, al final le golpeó al espejo, yo y el control estamos totalmente bien, nada malo paso, solo te quiero agradecer por ser el reparador de mi espejo y cuidado, te puedes cortar, cualquier duda o si necesitas ayuda, llámame.

Yo me quedé desconcertado, jamás le había aceptado ese trabajo a Javier, además ¿Cómo lo hago? No tengo idea, yo creo que lo mejor será primero encontrar las piezas que faltan. Eran dieciséis, lo sé porque era como un rompecabezas y se veía lo que faltaba. Miré a mi alrededor y noté que había algo raro encima de mi cama, prendí las luces y miré hacía la cama, era un muñeco de porcelana de Javier, su cabeza estaba algo rota por la cara, el ojo y la mejilla izquierda estaba rota y tenía una línea roja que bajaba desde el ojo hasta el cuello. Yo me asusté y me alejé de mi cama y lo miré fijamente, esperando que se moviera, pero eso no paso. Luego de un tiempo cuando me convencí que esa cosa no se iba a mover, fui a mi armario y me saqué una nueva camisa, me quité la anterior y la puse con las otras camisas; me puse una camisa roja toda bonita, un regalo de Javier. Miré rápidamente para atrás, el muñeco seguía en la misma posición. Se me ocurrió abrir la puerta y estoy seguro que voy a aparecer en un lugar totalmente diferente, tengo que buscar los restos del espejo, además ¿Qué más puedo hacer? ¿Dormir con ese muñeco? Ni loco, yo no toco esa cosa. Abrí la puerta y tenía razón, estaba en otra parte, estaba en la escuela, pero no en la escuela de siempre, estaba en la escuela de primaria, porque por alguna extraña razón, mi colegio tenía dos lugares, uno para primaria y preescolar y otra para secundaria, recuerdo muy bien ese lugar por tener unas imágenes de sol sonriente y varias manos pintadas de niños pequeños. Camine por los pasillos, atento de todo. Por si acaso algo quería atacarme, cosa que se volvía más común. Caminé sin rumbo, en busca de uno de los pedazos de vidrios, cuando pase por la pared de recuerdos, una pared grande con fotos de todos los estudiantes que pasaron por aquí, esas fotos cambian cuando alguien se gradúa o sale del colegio, su foto es retirada; yo busqué a mi salón, pero solo encontré la foto mía y de Javier, todas las fotos de nuestros compañeros habían sido quitadas. Seguí hacía adelante, mirando a veces detrás de mí, cuando escuché una canción, se cuál era, Javier me la mostro, se llamaba: tú peor versión de ti, o algo así. Me acerqué lentamente hasta que llegué al origen del sonido, era dentro de un salón, abrí un poco la puerta para ver, cuando abrí la puerta, la música dejo de sonar; dentro de la habitación estaba un Javier y un yo más joven de seis años aproximadamente.

- hola, soy Manuel un gusto – me acerqué a Javier, en la esquina donde él estaba, él no dijo nada y solo miro a otro lado, un poco nervioso – solo quería saber que será un gusto ser tú compañero.

- soy Javier.

- Javier, que nombre tan grandioso.

- si tú lo dices, a mí me parece bastante feo.

- y ¿Por qué lo crees? – Javier seguía sin mirarme, o mirarlo, como se diga.

- no lo sé, porque sí.

- ¿Estás bien? Es que te notó aquí todo solo y te quise saludar.

- claro, siempre estoy bien y es normal que esté solo, no te preocupes.

- pero eso es malo para ti.

- pues, cambia eso.

- ¿Quisieras ir a mi casa a jugar, comer o ver películas? – Javier me miró por primera vez.

- si tú invitas, yo voy – yo no pude evitar sonreír.

- siempre recuerdo la primera vez que nos encontramos – dijo una voz, yo me asusté y miré preocupado hacía los lados, pero no vi a nadie – se me olvido como fue, no sé qué fue lo que dijimos, sé que él me hablo primero, porque yo no hablaba, pero no recuerdo bien como fue, puedo inventarme como fue, una posibilidad, pero puede que me equivoque y es lo más seguro, pero, vivo en un mundo de mentiras, fabricando fantasías, para alejarme de mi fea realidad, de la solitaria realidad que tengo, nunca cambiare, siempre seré esto, pero puedo hacer varias cosas para salir mejorar mi realidad y quizás ser como los demás – vi como la puerta se cerró, cuando lo abrí, se veía el interior de mi casa – lo único que estoy seguro es que me invito a su casa, era tan grande y la pase bien, muy bien, me divertí y conocí a su hermano, en ese entonces no me gustaba y eran buenos tiempos, se creía superior por ser el hermano mayor y ser alto y fuerte, jugamos en la Wii y luego bajamos al parque, eran buenos tiempos, tiempos mejores, tiempos que jamás se van a repetir.

- te voy a ganar, soy el mejor en este juego de carreras – en ese tiempo tenía unos controles en forma de cabrilla y era el mejor, además Javier nunca jugaba esto.

Yo deje de mirarlos, fui a la habitación de mi hermano y la intenté abrir, pero no lo logre, estaba cerrada con seguro. Caminé por mi casa, no había nadie más que nosotros dos, lo cual es raro, excepto por mi padre, que siempre estaba trabajando y pocas veces estaba en casa, era raro verlo en casa, siempre viajaba y las únicas veces que estaba con nosotros era en vacaciones. Fui a mi cocina y me encontré con una nota que era un recordatorio de mi mama por comprar huevos, yo abrí el refrigerador y vi que había un pedazo de vidrio, yo lo agarré y lo miré algo confundido, obviamente me lo iba a llevar, ahora lo que tengo que hacer es volver a mi habitación, a la de la actualidad. Miré un poco más lo que tenía la nevera, encontré pan, por alguna razón, carne, unas uvas y manzanas y leche. Cerré la nevera y miré por el balcón, era mi casa, así que no vi nada fuera de lo normal.

- ¡Gané! – yo sonreí, recuerdo que ese es el único juego donde le gano a Javier, en los demás me gana.

- no es justo, apenas conozco el juego.

- igual te gané – mi yo joven salió de la habitación, yo me escondí.

- es verdad ¿Cambiamos de juego? – yo lo miré desafiante.

- ¿Cómo a qué?

- un juego físico, vayamos al parque y corramos.

- no podemos salir, no está mama y papa.

- y ¿Tú hermano no nos puede ayudar?

- que nos va a ayudar, el solo piensa en el mismo – que bueno que cambio, un poco, aun es algo egoísta y se cree mejor que yo, pero ahora ayuda más a los demás y admite que hay personas mejor que él – además, el solo tiene dos años más que nosotros, necesitamos un adulto.

- rayos, nos tocó quedarnos aquí dentro.

- ¿Cuál es tú lugar de relajación?

- ¿Lugar de qué?

- pues ya sabes, el lugar que cierras los ojos he imaginas un lugar para relajarte, todos tienen uno.

- yo no soy como todos, no tengo una cosa de esas, cuando cierras los ojos no veo nada, solo oscuridad.

- que mal, deberías intentarlo, solo cierra los ojos he imagina que estas en cualquier lugar y ya, yo a veces lo hago cuando me estreso, cierro los ojos he imagino que estoy en mi casa o en un campo.

- que bien y ¿Funciona?

- ¿Qué tal si lo intentas?

- está bien.

- mi hermano dice que te puedes teletransportar si cierras muy fuerte tus ojos y deseas con todo tú corazón ir para allá.

- seguro que es mentira – lo voy a comprobar.

Cerré los ojos con todas mis fuerzas y me imaginé mi cuarto, antes de todo lo que había pasado y lo deseé con todo mi corazón. Cuando abrí los ojos, estaba en mi cuarto, sin liquido negro, sin muñeco espeluznante en mi cama, sin bandera de arcoíris algo quemada y sin casetes. Yo salí de mi habitación, pero vi a Javier joven con los ojos cerrados, me di cuenta que había aparecido en mi cuarto cuando yo era chiquito, volví a la habitación y busqué el espejo, pero no lo encontré, pero lo que si encontré buscando en mi habitación fue un casete rojo. Volví a cerrar los ojos, de nuevo y a pensar en mi habitación, pero mi habitación actual, con el muñeco y todo. Cuando abrí los ojos, estaba en mi habitación, aún estaba el líquido negro y viscoso, por suerte aún estaba el muñeco en la misma posición, lo primero que hice fue poner la pieza del espejo donde estaba, yo solo puse y la pieza no sé cayo, se quedó pegada, esto fue bastante fácil. Luego agarré y mi reproductor y puse el casete y me senté para escucharlo.

- a veces, sueño en una vida feliz, una vida diferente, donde era normal o donde paso lo que quería, lo que siempre soñé, donde encontré a personas iguales a mí y me complementaban, me hacían sentir completo o algo así, varias veces me he imaginado con mi pareja y mi mejor amigo con la suya, con la persona que más quiere, ambos tenemos hijos, aunque ambos adoptivos, porque ya somos muchos en el planeta y es mejor adoptar que traer al mundo a otra boca que alimentar, además no se puede tener hijos entre hombre, aunque era mi historia, podría decir que sí, yo pongo las reglas – él se río – somos una familia feliz, económicamente feliz, sin deudas y tranquilos, los hijos son buenos amigos, como nosotros, pero quizás mejores, era una pequeña mentira, así lo llamaría, algo que jamás se hará realidad, una realidad mejor que a la nuestra, a la que vivo.

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