El lugar donde encajo
Entré a mi habitación y vi que el maniquí se había movido, ahora tenía un pedazo de cristal en su mano, cerca del cuello, como si se quisiera matar. Yo lentamente me acerqué hacía el maniquí y le agarré el brazo, moví el brazo donde mí y le quité el pedazo de espejo que tenía; luego lo cargué y lo puse donde estaba antes, pero vi algo curioso, en su mano izquierda había desaparecido, se había rompido o se había quitado, no lo sé; pero lo curioso, extraño y perturbador es que él tenía las dos manos la última vez que lo vi. Puse las dos piezas de espejo en el espejo y me alejé, cada vez se veía más completo, pero aún le faltaba algunas partes, ocho partes. Escuché unos golpes de la puerta, yo me giré con algo de miedo y caminé hacía la puerta, puse mi oído y escuché con atención. Se podía oír varias puertas abriéndose y unos cuantos pasos, pero de repente mi puerta se abrió y yo me caí de cara al suelo. Me levanté y miré a los lados, estaba otra vez en un hospital psiquiátrico; yo me levanté rápidamente y miré a mi alrededor, solo vi a dos personas grandes acercándose a mí y yo me quedé congelado. Uno era grande y de piel negra, con mucho pelo y unos ojos cafés, bastante acuerpado y una bata blanca, el otro era un poco más pequeño que su compañero, ojos esmeralda y rubio con pelo corto, un poco menos acuerpado que su compañero, pero fácilmente me ganaría.
- es tú cita con el doc amiguito.
- claro – yo sonreí falsamente.
- y ¿Seguiste con tú historia? – yo miré confundido a él.
- es un secreto, solo tú, yo y el doc lo saben, nadie más – dijo susurrando el negro a su compañero.
- lo siento, se me olvido, nos cuenta después de tú pequeña entrevista – dijo el rubio susurrando y sonriendo.
- bueno, síguenos pequeño escritor, nuestro pequeño marías – ellos empezaron a caminar y yo los seguí detrás.
- sería mejor nuestro pequeño John Katzenbach – ambos rieron.
- tus chistes han mejorado, ya solo la mitad de las personas te quieren matar aquí, es un gran avance.
- yo solo intentó alegrar el ambiente, siempre lo veo tristes y preocupados, así que quiero alegrarlos.
- pero sueltas unos chistes tan malos que debería ser ilegales, además siempre hay que estar atentos, hace un mes perdimos a alguien y esto hubiera sido peor sino tú no lo hubieras detenido – él me miró y yo me sorprendí.
- solo tenía curiosidad y vi a esas dos personas atacando a esa señorita, así que les di su merecido, además no tenía otra opción, me iban a matar.
- lo sabemos, pero igual ella te agradeció, incluso se dice que ella se enamoró de ti – yo me quedé callado – no pasa nada, es normal, uno no elije a quien amar.
- eso es cierto, por ejemplo, mi compañero se enamoró de un perro y tuvieron una relación muy bonita con él – el negro el golpeó en la cara, un puño bastante doloroso – me lo merecía.
- y eso que te pegué suave, me contuve.
- ya no vuelvo a hacer un chiste así – él escupió un poco de sangre – creo que me rompiste un diente.
- te compro otro nuevo – ambos se detuvieron – llegamos.
- buena suerte amiguito, cuidado que las miradas matan – yo lo miré confundido.
- solo entra, mi compañero está diciendo solo estupideces, lo dejaron caer de pequeño – yo entré a la habitación algo nervioso.
- claro que no, tuve casi un parto perfecto – yo cerré la puerta.
- hola ¿Cómo te ha ido? – dijo un señor joven, con pelo blanco y un reloj en su mano izquierda con una bata blanca.
- bien y ¿Tú? – miré la habitación, era bastante blanca y lo único que adornaba la habitación eran dos sillas, un escritorio y varios títulos de enfermería y de fotos de varias personas.
- bien, veo que tuviste dulces sueños – yo sonreí.
- sí, tuve algunos, aunque es bastante deprimente el lugar.
- lo sé, pero no puedo hacer nada ¿Qué soñaste?
- no te volteas y actúa normal – era la voz de Javier – habla normal y cuando hable, tú vas a decir lo que yo digo – yo miré un poco a la derecha y luego volví a mirar al señor.
- soñé con mi mejor amigo – yo sonreí.
- aun te arrepientas lo que paso entre ustedes, te arrepientes de ser su amigo.
- un poco, a veces pienso que fue mi culpa lo que le paso – yo quería voltear y ver a Javier, pero me resistí.
-no, no me arrepiento de ser su amigo, a veces pienso que fue mi culpa lo que le paso, y quizás lo sea o quizás no, pero no me arrepiento de ser su amigo, era un gran amigo y me gustaba a su lado.
- ya veo, supongo que ya superaste de todo lo que paso, ya sabes a lo que me refiero.
- todavía no, y nunca lo haré, si lo hago, lo perderé – yo miré confundido al señor.
- todavía no, es más difícil de lo que parece, y quizás lo pierda por dejarlo en el pasado, por olvidarlo.
- no es olvidarlo, es pasar página y dejarse de culparse.
- es más difícil hacerlo que decirlo.
- es más difícil hacerlo que decirlo y no sé si pueda hacerlo.
- claro que puedes, eres uno de los más cuerdos aquí y has tenido un gran avancé en solo un año y medio, me parece sorprendente, creo que después de los dos años podremos salir, eso si quieres irte.
- me halagas.
- me halagas – le sonreí - ¿Ya llevo dos años aquí? – dije confundido.
- sí, como pasa el tiempo, la primera vez que te vi, estabas lleno de sangre, con una sonrisa y muy anestesiado, bastante anestesiado, no sé si recuerdas esa primera noche, porque estuviste en otro mundo – él se río – muchos ven un monstruo, yo también, pero te puedes curar y mejorar, además no tienes la culpa, estás enfermo y nosotros te curaremos.
- no sigas, va a empezar sospechar.
- cada persona es diferente, incluso en esto, cada persona lo ve diferente y es algo sin explorar, podrías escribir sobre esto.
- dile que lo intentaré – yo sonreí.
- lo intentaré, daré lo mejor.
- sé que puedes triunfar, tengo esperanzas en ti, pero bueno, hablemos de esos días, tus días más oscuros.
- ¡Dile que no! Dile que no quieres – yo me asusté y cerré un momento los ojos.
- adivino que no querrás.
- solo, le tengo miedo a eso, miedo a recordar esos días tan oscuros.
- bueno, que pasa si muestro una foto de él, del causante de todo el dolor, además de ti – yo lo mire algo confundido – eso lo dices tú, espero que este bien – él saca una foto y yo me sorprendí, era mi hermano - ¿Lo reconoces? – yo me quedé callado – sabes quién es, obvio que sí, pero dime como es.
- es hombre – dije algo asustado, no sabía porque, pero eso me causaba miedo – un chico agradable, bastante alto y una sonrisa encantadora.
- bien, veo que mejoramos, ahora ¿Qué paso después de eso? – yo me quedé callado ¿Después de eso? ¿Se refiere cuando Javier se le declaro a mi hermano? – veo que aún no estás listo, pero es obvio que sabes que paso, por eso es que te enfermaste y creaste a tú amiguito, te sentías culpable por eso, tan culpable que tú cerebro creó un reemplazo, alguien como él, pero no es él.
- dile que no quiero hablar de eso – yo intenté hablar, pero las palabras no me podían salir.
- tranquilo, es normal eso, hicimos gran avancé, pero se puede ir más lejos.
- tengo miedo a ir más lejos, me voy a perder y no volver, aunque, es mejor vivir ahí que acá, me cuidarían mi cuerpo mientras yo estoy en una vida feliz – su voz sonaba quebrada, al borde del llanto.
- tengo miedo de ir tan lejos, tengo miedo a perderme y no volver, aunque ese lugar es mejor que aquí, le tengo miedo a perderme.
- y no lo harás, no te perderás, porque estaré ahí para cuando eso pase.
- gracias – yo le sonreí.
- no es nada, Manuel.
- mierda, sospecho, mierda – yo me senté en el sillón, estaba cansado.
- quiero que me respondas con total confianza, entre amigos ¿Te has tomado tu medicamento? – yo lo miré confundido.
- dile que sí, pero dilo relajado y tranquilo.
- sí, casi siempre me la tomo cuando puedo.
- ¿No te importaría si te tomas en este momento? – yo sonreí algo nervioso.
- claro que no, toma – el me dio una pequeña pastilla, se parecían mucho a las pastillas HAPPY, pero casi todas las pastillas se parecen entre sí.
- no te la tragues, póntela bajo la lengua y te sales – yo dudaba, no pensaba que era lo mejor, no creo que sea lo mejor.
- ¿Tienes agua? – yo sonreí algo nervioso.
- claro, aquí tienes – él agarró un vaso y lo lleno de agua – buen provecho.
- lo mismo – me trague la pastilla y luego trague toda el agua.
De inmediato me empezó a doler la cabeza y empecé a doler la cabeza y me sentía raro. Luego de unos segundos me caí al suelo. Cuando volví a abrir los ojos, no vi a nadie, había desaparecido la otra persona, además que las paredes estaban soltando el líquido negro, como si las paredes sangraran ese líquido. Yo me levanté con algo de dolor en las rodillas y miré al escritorio, había dos pedazos de espejo, yo los agarré y los miré, no sabía que había pasado o quien era esas personas, pero me conocían, pero ¿Por qué? ¿Cómo? Tenía tantas preguntas, pero sabía que no iba a tener respuestas, aún no, lo único que puedo hacer es completar el espejo y esperar a que algo me diera respuestas, yo no quería seguir, pero dentro de mí había una voz que me apoyaba y quería que siguiera, lástima que no la puedo callar. Agarré los dos pedazos he inspeccione el lugar, en busca de algo, pero solo encontré varias fotos de personas que no conocía y varios informes médicos, al final no encontré nada interesante sobre mí o sobre mis amigos, lo más relevante es que la mayoría de las personas aquí ya no distinguen la realidad de la ficción, yo agarré todos los informes por si acaso, quien sabe cuándo los necesitaré. Abrí la puerta y vi mi habitación, yo simplemente entré, dejé los informes en mi escritorio y puse las piezas al espejo, luego me acosté en mi cama.
- ¿Qué me pasa? ¿Qué es este lugar? – miré a mi izquierda y vi al maniquí – no sé porque espero una respuesta de ti, si me respondes te parto la cara – el maniquí no sé movió – gracias – y esto lo confirma, estoy loco.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro