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1 de junio

Sentí como mi cuerpo caía, todo pasaba en cámara lenta, vi el cielo unos segundos, unos eternos segundos. No sentí miedo, no sentía nada, solo lo presencié. Al final cerré los ojos porque el sol me daba en la cara y deje de ver, luego sentí como todo mi cuerpo golpeaba contra el suelo, una sensación horrible, sentí mi último respiro salir por mi boca antes de que todo terminara. Pero unos segundos después salté del miedo y caí en al suelo, miré a mi alrededor y vi que estaba en mi habitación; pero me sentí débil, me dolía la espalda, me sentía sin aire, como si todo el aíre se escapó de mis pulmones y me costaba intentar respirar. Me levanté con dolor y con un poco de mareó y con dificultad miré alrededor, vi que había un casete con algo pegado, pero mi habitación estaba tan oscura que no pude leer que decía, entonces fui al interruptor de mi habitación y prendí la luz de mi habitación y miré otra vez el casete y vi una nota que decía, se te olvido. Agarré el casete y mi reproductor de casetes, lo abrí y pensé que tenía algún casete adentro, pero no era así, estaba vació; no recuerdo si yo lo había sacado o alguien lo había sacado. Lo metí y le puse play, no sabía que iba a escuchar, no me esperaba nada y tenía un poco de miedo.

- quiero hablar de ese día.

- ¿Cuál de todos? Porque hay muchos de esos días, quien sabe.

- cuando el vaso se rompió, el día donde la gota rompió el vaso.

- recuerdo ese día, fue especial, muy especial, todo lo que podría salir mal, salió mal, pero yo salí ganador y logré todo lo que prometí.

- ¿Valió la pena? Porque terminaste aquí.

- si, valió totalmente la pena, fui notado y estoy aquí, la comida es buena, las camas algo cómodas, pero lo más importante, tengo una almohada y una cobija donde dormir, tengo medicamentos, si me siento mal, me curaré, no es como mi casa y es horrible, pero hay lugares peores.

- sabes, antes no era así, antes era peor, daban electrochoques, la homosexualidad era encerrada e intentaba curarla.

- pero no hay cura para el amor y esas mierdas.

- si la había, lobotomía o electrochoques, descomponerte y no ser persona, cambiar a las malas, o por lo menos eso cuentan por aquí.

- pero ya no, es bonito, es verdad que estás encerrado, pero yo ya me acostumbré, ya estoy acostumbrado a estar entre cuatro paredes, solo, me hice compañía conmigo mío, pero hay un problema y tú lo sabes.

- ¿Cuál? Quizás si lo sé, pero hay muchas posibilidades.

- que los humanos no estamos hechos a estar solos, necesitamos a alguien, aunque lo niegues, todos necesitamos estar con alguien, alguien que nos apoye y que nos vea triunfar.

- creo que nos desviamos del tema.

- eso pasa normalmente, pero es simple, nos llevaron a una feria por la super especial fecha, una feria horrible, bastante horrible, pero no hice nada ahí y tú lo sabes, además de quejarme, pero eso ya lo sabes, sabes que lo que paso fue después.

- cuando volvieron al colegio ¿Qué cambio?

- todo, físicamente, ya sabes que pasa ese día cierto, así que es simple saber qué cambio.

- pero lo destruiste todo, todos los cambios.

- cabe aclarar que no odio a los Gay, me importa un culo sus vidas, además a mí me gustan algunos hombres, pero es insoportable ese grupito de maricones.

- me pase curioso – él se río – lo siento, me parece algo gracioso.

- quizás, odio la estupidez humana y amar a una persona no es estúpido, por así decirlo.

- y ¿Tuviste que quemar todas las banderas que encontraste?

- quizás me pase, pero probé mi punto, pero sabes lo mejor, no me hicieron nada, solo la ley me hizo daño, solo me castigaron por matar a todos esas personas.

- qué tal si me cuentas ese día.

- está bien, total, tarde o temprano vamos a hablar de este tema, así que, hagámoslo.

- yo te escuchó, solo habla y yo te escuchó.

- pues, comenzó como siempre, aunque ya sabía que iba a ser un mal día, desde el día anterior me lo habían dicho, era algo especial y no soy tonto, sabía que sería, hice lo de siempre, levantarme, bañarme y ponerme mi ropa, lo normal – no creo que esta cosa sea humana, su voz aun es bastante ronca y grave, estoy seguro que no es humano – y fui para el colegio, esperando lo peor, al principio fue normal, clases aburridas que no me van a servir en el futuro, estoy seguro, o por lo menos en el mío, luego de un tiempo nos llevaron a... - el casete se detuvo, yo lo abrí para ver si se había dañado, pero estaba en perfecto estado.

Repetí el casete una vez más, por si algo cambiaba, pero no fue así, sonó lo mismo. Sé que no he corrido últimamente mucho y debería estar cansado, pero me siento bastante bien, sin contar el dolor en todo el cuerpo, estoy bien, ni me siento cansado. Escuché como alguien golpeaba la puerta muy fuerte, yo miré a la puerta con algo de preocupación, al principio creí que solo era mi hermano, pero los golpes fuertes seguían y por alguna razón estaba seguro que no era él, que era alguien o algo más. Los golpes pararon de repente, pero yo me quede parado, esperando a que esa cosa rompiera la puerta. Luego de unos minutos, me levanté, asustado, mi cuerpo quería irse a la cama y esconderse debajo de las sábanas, pero me armé de valor y me acerqué a la puerta, primero puse mi oído en la puerta y escuché lo que estaba afuera, solo era puro silencio. Me alejé con un poco tranquilidad, tranquilidad que duro poco, porque miré debajo de la puerta y vi una pequeña sombra y me volví asustar.

- ¡Lárgate! – golpeé la puerta y la sombra se fue.

Abrí la puerta y vi como esa cosa escapaba. Mi corazón latió rápidamente, mi cuerpo estaba lleno de adrenalina, así que lo seguí, vi como él corrí y yo lo seguía. Yo era más rápido que él, así que lo alcancé fácilmente. Corrí con una chaqueta negra y su pelo era rojo, se veía que era malo corriendo, porque después de unos minutos, lo alcancé; lo agarré de la mano y lo detuve. Lo tiré al suelo y me hice arriba de él.

- está bien, me agarraste – le vi la cara y me sorprendí - ¿Qué pasa? ¿Viste un muerto? – era yo, pero con un pelo pelirrojo.

- ¿Tú eres yo? – ese chico se río.

- hay Ben, tú tan chistoso, como tú padre.

- sí, como mi padre – dije dudoso.

- Pablo, ven a comer – un señor salió, pero no había prestado mucha atención a él, ni siquiera presté atención en el lugar donde estaba.

- bueno, nos vemos mañana Ben, espero que disfrutes tú comida.

- ¿Lo mismo? – él se fue y yo lo vi correr, por un momento vi a su padre y me tardé un poco en reconocerlo, pero era yo de grande o algo así, se parecía tanto a mí y si yo me imagino mi futuro.

- ¡Me saludas a Javier y si quiere podemos jugar unas partidas en la switch! – yo sonreí falsamente e hice un pulgar hacía arriba.

- ¡Hijo, ven a comer! – yo me giré y vi una feria, una gran feria.

Estaba algo confundido y en shock, no sabía que estaba pasando, aunque eso no es novedad; pero todo eso me hacía doler el cerebro, eran dos personas como yo. Sentí como alguien me golpeaba sin querer en el hombro, eso me saco de mis pensamientos. Vi cómo la gente hacía una cola inmensa para entrar, luego de unos segundos supe que todos ellos eran del grupo LGTBIQ+ o como se llamen, porque había un cartel que decía: el amor es amor y tiene que ser respetado. También había banderas de colores, muchas banderas de colores, pero nunca vi mi "bandera", la bandera heterosexual, había como treinta putas banderas de todos los colores, menos esa. Amor es amor y tiene que ser respetado, claro que si campeón. Miré a mi alrededor, era una feria bastante grande y con bastantes personas con uniforme del colegio, vi algunos de mi colegio y ahí se me ocurrió buscar a mi amigo Javier. Caminé mucho, hasta que lo encontré, en la entrada, con los de nuestro grado, yo ya estaba adentro, pero algo raro fue que le daban pines con banderas, a todos, menos a los heterosexuales; que son la mayoría de nuestro grupo. Yo por alguna razón estaba adentro así que lo que hice fue esperarlo afuera y ver como pasaba todo.

- ¿Orientación sexual? – Javier se río.

- le monto a todo lo que camine – no era broma, se pude coger a cualquier persona que tenga un bonito cuerpo – pero para tener una relación prefiero a las mujeres, tienen la cara más bonita que los hombres.

- te daré el pin de pansexual.

- lo siento, pero no me gusta el pan – yo solté una pequeña risita.

- eso no se refiere, pansexual es la persona que ama a cualquier género.

- no, no soy pansexual, el género es lingüístico, el sexo es lo que somos son bisexual, porque solo me gusta los hombres y mujeres inteligentes.

- hay un nombre para eso.

- sabes, soy bisexual y punto final.

- está bien, toma tu pin de bisexual.

- ¿Es necesario para entrar? – algo me dice que esto se demorará.

- no, pero es bueno que lo uses, es un símbolo de orgullo.

- entonces si no tengo pin, no estoy orgulloso.

- es como esconder tu sexualidad, algo muy malo.

- mira, no quiero el pin.

- ¿Tienes miedo de lo que los otros digan?

- los otros me la pueden chupar, yo estoy orgulloso de lo que soy, soy perfecto.

- entonces usas el maldito pin.

- que no, amar a alguien no te hace especial, es normal, no usaré el pin porque tu sexualidad no es algo especial, no eres especial por amar a alguien – vi cómo todos estaban mirando a Javier.

- solo agarra el pin.

- no gracias, además no hay pin de heterosexuales.

- es que no lo merecen, ellos oprimieron a nosotros, hace años.

- porque una persona heterosexual los haya lastimado, no todos son así.

- solo agarra el pin.

- no gracias, no me gusta ser más que los demás solo por mis gustos – él entró a la habitación.

- ¿Cómo estas Javier? – lo intenté tocar el hombro, pero mi mano atravesó su cuerpo.

- maldita seas, ojalá Manuel estuviera aquí, por lo menos esto sería menos horrible.

- pero estoy aquí – me puse enfrente de él, pero Javier me atravesó como si nada.

- pero estoy solo, siempre lo estaré, pero bueno, es mejor estar solo que mal acompañado.

Mi cabeza me empezó a doler, empecé a ver borroso y me salí sangre por la nariz, caminé un poco e intenté sostenerme en alguien, pero cada vez que tocaba a alguien, lo atravesaba. Al final me caí al suelo y me desmayé. Luego de un tiempo me desperté y todos habían desaparecido, no había nadie.

- ¡¿Hola?! – miré a mi alrededor, todo estaba oscuro, apagado.

- hola mi ratoncito – yo me giré rápidamente y lo vi, tenía una máscara de demonio puesta en la cara, con un hueco en su boca.

- ¿Qué haces aquí? – tartamudeé un par de veces y temblaba del miedo.

- tranquilo, estoy cansado y como vez, me duele las piernas – él se río.

- ¿No me vas a matar? – él sonrió.

- aunque quisiera, no podría, además ganaste, digamos que esto es el descanso, para luego seguir.

- entonces ¿Qué quieres hacer?

- lo que siempre he querido, que me escuches, que alguien me escuché, sentir que esa persona de verdad me ponga atención.

- claro, si eso significa sobrevivir, está bien – yo no sabía qué hacer, parecía tranquilo, con una voz muy diferente a la anterior, pero aun así me pone la piel de gallina.

- ves todo lo que ves, yo lo destruí – el camino con dificultad hacía mí, se apoyaba con su mazo para moverse – no era tan difícil, solo con tener sentido común lo hacías.

- veo que estás mejor – sus piernas habían vuelto, pero aún estaba rotas y le salían los huesos de la piel.

- gracias, me demoré en curarme – yo lo seguí lentamente, no iba muy rápido que digamos, así que no me preocupaba mucho, sabía que lo perdería rápidamente si corría – sabes, me encanta esto.

- ¿A qué te refieres?

- a ser yo, sé que soy un monstruo, mate a todas las personas a mi alrededor para sacar la rabia, destruí todo lo que me dañaba, pero lo hice tarde, muy tarde y no fui lo suficientemente fuerte para aguantar o lo suficientemente inteligente para darme cuenta de eso.

- ¿De qué? – él sonrió.

- lo sabrás, pronto lo harás, sígueme y ellos te explicaran.

- ¿Quiénes?

- pues, no lo puedo decir, pero ya conoces algunos de todos nosotros.

- esto no tiene sentido.

- nada tiene sentido, dime ¿Cómo llegamos esto? ¿Por qué la humanidad hace caso a la minoría? Y sobre todo a las ideas idiotas.

- siempre hemos sido así,

- puede ser, a veces cometemos errores, como antes los negros eran esclavos.

- lo sé, pero siempre es el mismo error, las personas siempre se creen mejor por sus gustos, su físico, su creencias o etnia.

- y no aprendemos ¿Verdad?

- algunos sí, como yo, he aprendido, soy muy curioso y quiero aprender más y veo lo mal que está el mundo.

- eso me vas a enseñar, tú me enseñaras tú punto de vista.

- sí, pero al final tú tienes la decisión de creer o no creer ¿Ves lo que ves a ya? – él señalo con su dedo un túnel del amor.

- sí, el túnel del amor.

- o del dolor – él camino más rápido – siempre me ha tocado esa moneda, la moneda del dolor.

- no eres el único que ha sufrido así.

- lo sé, todos sufrimos en esta vida porque la vida es una cabrona.

- ¿Qué quieres de mí? ¿Por qué me pasa esto?

- eres amigo de Javier, eres su luz, eres lo que lo mantiene vivo, solo te estoy mostrando la verdad.

- nada de esto parece tener sentido.

- por ahora no, pero pronto, quizás.

- ¿Pronto qué? No entiendo.

- pronto entenderás, pronto una luz se pondrá en tú cara y la verás con claridad – nadie dijo nada por unos minutos – estoy hablando metafóricamente, cabe aclarar – cada vez estábamos más cerca del túnel de amor – quisiera algún día estar con una pareja, fue y será mi sueño más anhelado.

- algún día tendrás a alguien que te amé – él se río.

- siempre me lo han dicho, pero no es verdad, además no quiero eso, quiero un amigo o amiga, la pareja es como un amigo, pero te lo coges, no hay más diferencia – yo me quedé callado, pensando en que decir, pero tenía razón – hay personas que duermen con amigos, comparten casa para minimizar gastos, solo que tú no coges a tus amigos, o no siempre, porque hay personas que sí, pero creo que entendiste la idea.

- sí y tienes razón, pero ¿Por qué quieres tener pareja? Fácilmente puedes conseguir a un amigo para hacer lo mismo y si quieres coger, ve a luz de luna, ahí te consigues buen sexo.

- y ¿Tú cómo sabes eso? – yo me reí.

- una vez, por curiosidad, le pregunté que era ese local y pues me dijeron que era un karaoke, karaoke con mujeres desnudas.

- y ¿Hay karaoke?

- no lo sé, aun no puedo entrar, soy menor de edad, además no estoy seguro, así lo dijo mi madre, quizás era un chiste o no, quizás si puedes hacer karaoke allí dentro – él se río.

- y respondiendo a tu pregunta – él se quedó callado por unos segundos – no tengo ni amigos, si tuve, en algún punto, pero tengo la creencia que, si le subo la presión o le cuento mis problemas, se cansaran.

- esos no son tus amigos.

- si lo eran, pero no resistieron mis problemas, al final estuve solo, además ellos tienen más amigos, no soy el único, pero no van a estar conmigo todo el tiempo.

- las parejas tampoco.

- es verdad, pero mucho tiempo y yo lo que quiero es sentir que alguien está a mi lado, que alguien me vea.

- pues estoy a tú lado.

- pero contra tú voluntad.

- claro que no.

- a ver, corre lejos de mí, por favor – yo me quedé quieto - ¡Corre! – yo salté del miedo y luego empecé a correr - ¡Corre pequeño ratoncito asustado! ¡Corre con tú madre! – luego de unos segundos de correr, aparecí delante de él, había dado una vuelta en círculos – te lo dije.

- ¿Qué demonios? ¿Cómo? – él se río.

- no puedes escapar de la verdad o del pasado, ellos corren más que tú, pero, apenas te das cuenta, pensé que ya sabías, pensé que por eso no corrías, por qué sabías que era inútil.

- pues, si lo pensé, además ¿Qué más puedo hacer? Solo te podía seguir y no te tengo tanto miedo, estás hecho mierda, yo puedo correr más rápido que tú, así que estaba confiado, además eres mala persona por tus relaciones personales, por tú compañía, estoy seguro que es eso, porque el mal, genera más mal.

- sabes que igual te voy a matar – mierda, pensé que, si era cariñoso con él, podría cambiar de opinión.

- lo sé, solo que si no lo hacía me sentiría mal.

- gracias, supongo – legamos al túnel del amor – dato curioso, solo las parejas del LGTB entraban aquí, al túnel del amor, porque los otros túneles del amor eran solo para heterosexuales, obviamente – lo dijo con todo irónico – se creen mejor y son la misma mierda que se quejan.

- quizás cambien, sean mejores.

- ¿La religión mejoro? Perdió poder, pero no cambio, es igual que antes – él golpeó el pequeño barco que estaba ahí – creen que poniendo letras y creando banderitas cambiaran algo, no lo harán, además si le llevas la contaría, te mataran, te destruirán.

- yo tengo fe.

- yo la perdí hace tiempo – él volvió a golpear el bote – súbete al botecito cariño – él me mando un beso.

- no hagas nada peligroso.

- no lo haré, no hasta que veas lo que te tengo para mostrar – yo me subí al bote – por favor dejé sus manos siempre dentro del bote, está prohibido comer dentro de las atracciones.

- ¿Me río ya? – él entró al bote.

- me gusta tú humor, bastante bueno – el bote se empezó a mover – si ves fuera del bote, vemos que el líquido en el que frotamos es negro, seguramente ya lo viste – yo lo toqué y era el liquido de la otra vez – cuidado, es peligroso, muy malo para tu salud.

- ¿Qué demonios es esto?

- sabes, todo esto empezó por un roto, por ser diferente, mis compañeros me hicieron daño, no intencionalmente, pero lo hicieron.

- ¿Cómo? – una luz se prendió delante de nosotros y mostro a Javier, solo.

- lo mismo pasa con tú amiguito, es casi lo mismo, pero diferente, yo me rendí, él no, sigue intentando ser normal, yo me rendí y me resigné, además me acosaban, era un payaso para ellos, aunque ellos no notaban el daño en mí.

- es fuerte.

- sí, pero también idiota, no sabe lo que yo aprendí, una lección muy importante.

- ¿Cuál?

- la escoria hay que eliminarla – yo lo miré asustado – no me malinterpretes, no hay que matarlos, o lo mejor es no hacerlo, por lo menos en su caso, no son malas personas, lo mejor es irse de ahí, escapar, él no es feliz con ellos, tendrá que sacarlos de su vida, porque si no, se vuelve como yo, un asesino.

- y ¿Cuál es tú historia? – él sonrió.

- la misma de siempre, personas se burlan de las otras, persona no soporta y muerte, matas a todos.

- y ¿Te arrepientes de todo esto? – él se río.

- ¿Yo? ¿Arrepentirme? Nunca – él se río – claro que no, eran escoria, fui muy extremista, pero los castigué, quizás fue lo peor de lo mejor, pero era lo mejor.

- ¿Qué me quieres decir?

- todos podemos ser una mierda, todo depende de con quién te juntas, todos se rompe y todo es culpa de la escoria, porque el malo no recibe castigo, no recibe castigo y la escoria genera más escoria, a mí me rompieron y se pudo evitar, solo por no tener castigo, hay que generarles miedo a esos parásitos.

- quieres que ayude a Javier.

- sí, algo así, quiero que evites lo que paso, no dejes que él sufra lo que yo sufrí, no lo dejes romper, quiero que lo hagas entender que no es feliz, que se lo digo a sus compañeros o que se vaya de su colegio, cualquiera de las dos opciones está bien, se eliminara la escoria de su vida.

- ¿Eso es todo? – él volvió a sonreír.

- no, te mostraré lo que pasaría, si se convierte en mí – las luces se apagaron y se prendieron, vi a Javier con una escopeta, encima de varios cadáveres – los matara a todos, tú eres el hilo que lo mantiene a rayo, lo único bueno en su vida.

- él no es capaz.

- si lo es, tiene el valor para hacerlo, las razones para hacer, su sangre corre rabia y odio, mira cómo se convertirá Javier sin ti.

- no lo conoces.

- lo conozco mejor que tú, yo sé que es lo que es en verdad, tú vez solo lo bueno de él, yo veo como en realidad es él.

- he sido el amigo de Javier por mucho tiempo, conozco todo sobre él.

- todos podemos cambiar.

- y yo lo he visto cambiar y estado siempre a su lado.

- ¿Seguro?

- puedo dar mi vida, estoy seguro.

- está bien, veo que crees eso y no quiero dañar tus creencias, al final, uno se engaña, ve lo que quiere ver, pero a veces las cosas no son lo que crees o lo que ves.

- ya escuché demasiado.

- opino lo mismo, pero aún no has visto nada, tienes que verlo, tienes que ver para creer, ver a la verdad.

- yo creo que he visto suficiente y tienes razón, voy a volver con mi amigo para que no se convierta en mí.

- yo siempre tengo razón – él me pego un puño en la cara – mantén la respiración, no quiero que esto se acabe pronto – me agarró del cuello y me levantó – buen viaje – me soltó y me pego otra vez en la cara, el golpe me hizo caer fuera del bote, cayendo al extraño liquido negro y viscoso.

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