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Capítulo 23

Suspiré sonriendo mientras entraba a mi habitación, quizás la salida con Chris no sea tan mala y sí me ayude. Aunque la mayoría no aceptaría que una chica tenga contacto con su ex y que también es ex de su hermana. Pero... bueno, ellas con sus cosas.

—¡Hm! —solté un jadeo de sorpresa cuando al cerrar la puerta y levantar la mirada vi a Jena sobre mi cama.

—Hasta que al fin apareces... ¿Tan cobarde eres que no muestras tu cara por aquí cuando estamos despiertas?

Se levanta y camina hasta mí, sus ojos parecían flameantes por la ira que me hizo sentir tanto miedo, empecé a temblar sin darme cuenta y quise irme, pero ella ya había llegado hasta mí y me había dado una bofetada que me tiró al suelo.

—No te soporto. Eres tan insoportable, rata maldita. Tu simple voz o tu estúpida cara me hacen querer golpearte todo el tiempo.

Me patea en el estómago quitándome el aire pero no se queda así, apoya su pie en mi brazo y me empuja para lurgo patear mi costado.

—¡Para!

—Te dije que te alejaras de Adler, pero seguramente le has dicho demasiada mierda como para que te prefiera a ti en lugar de a mí. Es que aún no me lo creo, ¿cómo alguien como él estaría interesado en alguien como tú? ¡Eres horrible!

Preferí cubrirme el rostro mientras recibía las patadas de Jena que me las daba con todo el odio que un ser humano pueda sentir. Dolía... ¿a quién no lo haría? Me sentía realmente mal y me sería imposible ir en su contra. Jena finalmente se detiene, pero no me deja en paz.

—Ven aquí.

Me agarra del cabello y me obliga a levantarme hasta llevarme en frente de mi espejo, estaba tras de mí impidiendo que me suelte mientras su mano parecía estar por arrancar mi cabello.

—Mírate bien, no hay ni una zona de ti que no sea horrible y espantosa. Pareces una cerda a comparación mía.

—Déjame en paz... —lloré adolorida.

Largué un chillido cuando me lanza al suelo de nuevo pero no vuelve a acercarse a mí.

—Nunca te dejaré en paz, cerda de mierda. Siempre estaré ahí, recordándote lo mal que estás, lo patética y horrible que te ves y lo estúpida que eres, porque es la verdad. Y tienes que aceptarlo.

Parece que ya pensó que fue suficiente porque sonríe una vez más y sale de la habitación, yo lloraba en el suelo, siendo miserable e incapaz de levantarme. Me quedé bastante tiempo así que ni siquiera recordaba la salida con Chris, hasta que dejé de llorar. No quería ir, pero tampoco quería dejarlo plantado o cancelar... me había comprometido, debía ir.

—Mhg... —gimoteé adolorida por moverme.

Usé todo lo que tuviera a mi alcance para ayudarme a levantarme y fui al baño, debía ocultar todo esto. Me di una corta ducha, me cambié por unos jeans y una blusa de mangas largas, arreglé mi cabello y al estar completamente lista, me miré al espejo. No me veía mal, sabía que estaba bien... pero, ¿entonces porqué no me siento conforme? Hice una mueca y apoyé mis manos sobre mi vientre, me sentía inflada... Toqué mi cintura, la sentía ancha y no como realmente estaba.

—No quiero ir.

Agarré mi teléfono, quizás Chris me perdone si lo cancelo ahora... Pero justo en ese momento de duda me llega un mensaje suyo.

Chris: Estoy en el lugar, así que cuando llegues ya estaré allí para que no estés esperando.

Miré el mensaje por unos minutos, entonces resoplé y guardé mis cosas. Le respondí rápido que ya estaba saliendo para no hacerlo esperar mucho a él y asegurándome de que ni mamá ni Jena aparezcan en mi camino, salí de casa y pedí un taxi. Por suerte no tardó en llegar, le di la dirección y esperé hasta encontrarme con Chris. Mientras miraba por la ventana, el auto pasó por un bache en el suelo, todas mis heridas dolieron juntas haciéndome hacer una mueca.

—Lo siento, señorita.

—N..No importa.

Cerré los ojos para calmarme pero había sido más de la cuenta, porque para cuando los abrí dr nuevo el taxi se estaciona en el lugar acordado. Pagué lo que debía, agradecí y salí de este. Vi a Chris, parado junto a una farola y mirándome sonriendo. Su ropa le quedaba tan bien que me era imposible no pasear mi mirada por su cuerpo.

—Lamemto hacerte esperar... —dije nada más llegué a su lado.

—No importa, no esperé mucho —me sonríe— ¿Vamos?

Asentí ligeramente, ambos empezamos a caminar pero yo miraba todo a mi alrededor, algo de este vecindario me era familiar y no sabía porqué. Chris no dijo nada hasta que llegamos, se detiene mirando hacia uno de los restaurantes y cuando lo mire yo, me quedé sorprendida.

—¿Este es...?

—Sí, dijiste que era tu restaurante favorito.

—Lo recuerdas... —murmuré por lo bajo y sonriendo.

—¿Aún lo es? —asentí frenética—. Entonces entremos.

Chris se adelanta para abrir la puerta y mantenerla abierta para mí, le sonreí agradecida por su gesto. Ambos nos fuimos a sentar justo en la mesa que Chris parece ser sabe que prefiero. En el segundo piso, en el balcón, cerca de una pared y el borde. Es que así no hay muchas personas rodeándo nuestra mesa y puedo disfrutar de la vista.

—¿Cómo es que recuerdas todo?

—Vinimos aquí en nuestra primera cita... Deberías saber lo emocionado que estaba, y cuando eso pasa con algo que me gusta... nada se me escapa.

Me guiña un ojo haciéndome sonrojar, pero sonreír a la vez. Antes de que pueda responder o decir algo más, el mesero se nos acerca a entregarnos los menús. Miré todo, indecisa porque ya había probado la gran mayoría y todo era realmente delicioso. Entonces opté por algo que no conocía, Chris pide igual, pero dándome cuenta de que había pedido la que fue por varios años mi comida favorita de este restaurante.

Estaba por hablar con él cuando mi teléfono vibra por un mensaje, me disculpé antes de mirarlo y darme cuenta de que era Adler.

Adler: Princesa, pensaba pasar por ti y salir a algún lado de nuevo, ¿qué te parece?

Mi estómago dio un vuelco por lo mal que me sentaba el tener que decirle que no podía porque estaba en una salida con Chris, suspiré antes de escribir mi respuesta.

Yo: Adler, lo siento...
no estoy en casa.

Adler: Entiendo, ¿estás bien?

Yo: Sí, sí. Todo bien.

Adler: Entonces eso es lo importante, no te preocupes princesa, entiendo.

Yo: Igual, lo siento...

Adler: Para nada, diviértete en lo que sea que estés haciendo ♡.

Terminé de responderle y dejé nuevamente el teléfono en mi bolso, Chris me mira pero no pregunta, en su lugar, empezamos a hablar de otros temas distintos. Me fue extraño, pensaba que no tendría nada para hablar con Chris pero en realidad nos pasamos toda la noche hablando. Las cosas solo se dieron y nada fue incómodo entre nosotros, me sentía bien.

—Me la he pasado genial, gracias por aceptar venir, Keira.

—G..Gracias por invitarme... Chris, sinceramente, yo también la he pasado bien.

Ambos nos miramos al detenernos en una plaza, nos sonreímos el uno al otro pero de inmediato sentí el cambio en la atmósfera. Todo era comp en una película romántica, la luz de luna sobre nosotros, nadie en las calles, y unos músicos de la plaza... ¿siempre han estado ahí? ¿Qué hacen aquí tan tarde cuando no hay casi nadie? A menos que...

—¿Tú los contestaste o algo?

—Quizás... —aparta la mirada, ligeramente sonrojado.

Se me hizo tan tierno todo de él, sus gestos y acciones. Los músicos tocaban muy bien.

—Quería que te la pasaras mejor, así que... —me tiende la mano—...Keira... ¿me concedes un baile?

Lo miré, sonreía un poco nervioso pero lo sabía disimular. Mi sonrisa no pasó desapercibida y sujeté su mano.

—Claro...

Chris me atrae hasta su cuerpo con delicadeza, su mano en mi cintura me hizo estremecer pero a la vez incomodar por un segundo al creer que sentiría que no tengo cintura como otras chicas muy lindas. Bajé la mirada para que no viera mi mueca pero él empezó a moverse, lo seguí como pude, pero ahora no podía mirarlo.

—Keira...

—¿S..Sí? —aún mantuve mi cabeza agachada.

—Keira. —vuelve a llamarme.

Suspiré profundo y levanté la mirada, nuestros ojos se encuentras y juraba que los suyos azules brillaban aún más que la luna. No fui consciente de nuestra poca distancia hasta que nuestros labios se acariciaban, mi cerebro quedó en blanco pero en lo único que podía pensar era en que quería hacerlo. Quería besar a Chris.

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