Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 21

—¿Sabes algo? No te entiendo.

—¿Eh?

Miré a Naya mientras guardaba mis cosas antes de que el último timbre del día sonara.

—Primero evitabas a Adler y salías corriendo... Pero después estuviste con él casi todo el tiempo y te veías más feliz. Sé que hay cosas que no sé de ti, y tampoco te estoy obligando a contarme... pero sí me gustaría poder ayudarte, tal vez no igual que Adler, pero parecido.

Dejé de guardar mis cosas y me quedé pensando, el timbre suena y Naya se levanta, me sonríe para después despedirse e irse del salón. Yo hice una mueca por saber que preocupaba a Naya pero no era capaz de darle una explicación o dejarla ayudarme.

Resoplé, me colgué mi bolso en mi hombro y salí de la escuela, se supone que Adler me había dicho para llevarme a casa... acepté por su insistencia y porque esta vez no quería caminar.

—¿Huh? —miré sorprendida hacia Adler.

Estaba apoyado en su moto, hablando con Chris. Tragué grueso por los nervios, sabía que no se llevaban así que no entendía sobre qué podrían estar hablando. Y más se sentía la tensión en el aire cerca de ambos que nadie se atrevía a acercarse demasiado. Suspiré para animarme y me acerqué a ellos.

—¿Mhm... pasa algo? —pregunté mirándo a ambos.

—Ah nada, princesa. Quasimodo ya se iba.

Chris lo fulmina mientras que él sonríe con diversión. El primero rueda los ojos y me voltea a ver. Se me queda mirando el tiempo suficiente para ponerme nerviosa, apartaba la mirada unos segundos y suspiraba más lento. Noté entonces su mirada sobre mis labios, inconscientemente relamí estos.

—Nos vemos, Keira.

—Adiós... Chris.

Pasa por mi lado y se aleja, pero la fragancia de su perfume me golpea por un segundo, haciéndome aspirar profundo. No lo había cambiado, recuerdo que una vez le dije que su perfume era lindo... no lo ha dejado de usar.

—Entonces... ¿nos vamos?

—Ah, sí, s..sí.

Agarré el casco que me tendió y lo miré, por el visor fui capaz de ver a varias personas mirándonos. Finalmente fui consciente de ellos, murmurando y haciéndome dar cuenta de que no había pensado en esto cuando acepté que me llevara a casa. ¿Aún podía  retractarme?

—Vamos, princesa.

Reaccioné por el llamado de Adler, pero miré hacia atrás encontrándome con la mirada fulminante de Jena. Adler debió de ver lo mismo que yo, porque bufa y se levanta a la vez que agarra el casco en mis manos. Me lo coloca y ajusta antes de apoyar sus manos a los lados del casco y hacerme verlo a los ojos.

—Que te importe una mierda que ella nos vea. Mejor presúmeselo.

Me sonríe y se coloca su casco antes de subirse en la moto, palmea la parte de atrás y yo dejé de pensar por una vez en Jena y me subí tras él. Arranca la moto pero voltea hacia donde ella estaba, y sorpresivamente le saca el dedo medio haciéndola sobresaltar, a ella y a mí.

—¡Adler! —le di un leve golpe contra el casco.

—¿Qué? Se lo merece.

Acelera antes de que pueda decir más y me hace aferrarme a su cintura. Negué con la cabeza pero suspiré y reí ligeramente.

—Ah, por cierto... No voy a llevarte a tu casa.

—¿Qué?

Él no dice más, pero sí acelera. No seguí preguntando, ya sabía que de igual forma no me lo iba a decir... y sinceramente me gustaban sus sorpresas. Me apoyé en sus espalda y simplemente esperé hasta que la moto se detiene en frente de un centro comercial.

—¿Ah? ¿Qué hacemos aquí?

—Pues... te haré una pregunta, ¿ya has patinado en hielo alguna vez?

Abrí los ojos de par en par mientras él se estacionaba y se quitaba el casco.

—De niña papá me llevó... pero solo una vez.

—Bueno... —me quita el casco y me sonríe—. Esta será tu segunda vez.

Eleva su mano para que yo la agarrara y eso hice, tomé su mano, me bajé de la moto y me llevó hasta la parte de atrás del centro comercial, donde estaba el lugar de patinaje en hielo. Nos acercamos al chico que daba los zapatos, pedimos para nosotros y nos fuimos a sentar para ponérnoslos.

—¿Y si me caigo?

—Te ayudo a levantarte.

—Todos me mirarán...

Escuchamos el llanto de una niña que al verla estaba en el suelo con sus padres detrás, la ayudaron a levantarse y siguió patinando.

—A nadie le importa. No te estreses.

Suspiré profundo tratando de no hacerlo, me concentré en las ataduras pero antes de terminar con un lado, Adler se arrodilla frente a mí y me ayuda con el otro.

—¿Q..Qué haces? Yo puedo...

—Claro que puedes, pero quiero hacerlo.

Me sonríe y termina de atar los cordones sin mirar, los ajusta y se levanta.

—Vamos, princesa.

Se inclina en una leve reverencia mientras vuelve a tenderme su mano, la tomé sonrojada esta vez y me jaló hasta levantarme. Fuimos hasta el hielo y él fue el primero en entrar y deslizarse.

—Ya habías hecho esto antes, ¿no?

—Lo admito, sí.

Regresa hasta mí luego de presumir sus habilidades en el hielo, lo fulminé en broma pero di un paso y cuando quise dar el siguiente casi caía, si no fuera porque me agarré de los bordes.

—Es más complicado de lo que recordaba...

—Tú puedes, princesa.

—Sí, sí...

Intenté deslizarme, y lo hice, pero aún seguía agarrada del borde. Adler iba a mi lado, con sus manos sujetas tras su espalda y presumiendo.

—Deja de presumir y ayúdame, ¿sí?

—Esperaba que lo dijeras.

Se coloca tras de mí, me sobresalté cuando desliza una mano por mi cintura y su aliento golpeaba mi oreja a la par que su mano libre se apoyaba en mi muñeca sujeta al borde.

—Para empezar, tienes que soltarte... no te preocupes, no caerás.

—Más te vale...

Sentí su sonrisa por tener sus labios contra mi oreja. Intenté soltarme pero dudaba, Adler presiona mi mano y poco a poco consigue que suelte el borde hasta que lo hice y enseguida me sujeté de su mano.

—Ahora desliza un pie y luego el otro.

No quería moverme pero su cuerpo empujaba el mío, me hizo hacer lo que dijo y pronto estábamos deslizándonos por la pista. Sonreí sin poder evitarlo, me estaba emocionando poder hacer esto.

—¿Lo tienes? —asentí.

—Sí... creo que ya entendí.

—Entonces, ¿te suelto?

Enseguida me aferré a sus manos, con miedo de que al segundo que me soltara yo me caería.

—T..Todavía no...

Ríe entre dientes y por lo bajo, su mano en mi cintura se desliza más hasta estar en mi abdomen, me apega más a él y lleva mi mano hasta sus labios para besar esta.

—Entendido.

Me sentía nerviosa por su actitud y forma de tratarme, me hacía sentir un revoltijo en el estómago, como esas dichosas mariposas que describen en los libros. Seguimos practicando hasta que él se apartó un poco.

—Ya debes soltarte... estarás bien.

—N..No sé...

—Inténtalo, ¿sí? Estaré aquí, no te pasará nada.

Recuerdo que me llegué caer cuando mi padre me trajo a uno de estos lugares, el hielo estaba algo áspero, me había dolido o eso era lo que recordaba. No me gustó, por eso temía caerme ahora. Pero Adler me suelta de repente y yo me balanceé tratando de equilibrarme.

—¡Ah...! —creí que caería pero antes de hacerlo, Adler vuelve a sujetarme y lo evita.

—Te lo dije... estoy aquí...

En mi mente aparece una imagen que no reconocía, pero la frase "estoy aquí" se repetía como un eco incesante, que solo se calmó cuando Adler me trajo de regreso a la realidad.

—¿Princesa?

—Ah, sí... G..Gracias. Volveré a intentarlo.

Asiente en respuesta y me ayuda a enderezarme, otra vez lo intenté. Adler me suelta lentamente y esta vez pude mantener el equilibrio. Sonreí orgullosa de mí misma, miré a Adler para ver su reacción, estaba sonriendo igual.

—Bien, ahora intenta moverte sola.

Miré mis pies, pero al segundo Adler me levanta la cabeza con una mano en mi barbilla y se coloca frente a mí.

—La vista al frente.

—Es complicado...

—Solo ven hacia mi, ¿de acuerdo?

—¿Como un bebé que recién camina? —lo miré entrecerrando los ojos.

—Imagináte lo que quieras, pero intenta avanzar.

Se aleja de mí sonriendo y esperando a que lo hiciera, me concentré en no caer y avancé lentamente. Me balanceaba bastante, pero podía hacerlo.

—Vas muy bien, princesa, continúa.

—¿Por qué te alejas? le —le reclamé haciéndolo reír.

—Tú solo sigue, lo estás consiguiendo.

Hice lo que me pide, él me alienta mientras se aleja y yo trataba de alcanzarlo. Cada vez iba más rápido pero me era más complicado controlarlo, pero cuando casi dimos una vuelta completa a la pista él se detiene justo antes de que yo cayera, así lo alcancé cayendo a su pecho y sujetándome con fuerza de sus brazos.

—Bien hecho, princesa.

Calmé mi respiración y miré hacia arriba, él me sonríe ampliamente, contagiándome de aquella sonrisa. Pronto percibí que habíamos creado una burbuja donde solo caníamos nosotros dos y nadie más, solo nuestros sentimientos. Nos mirábamos fijamente.

—¡Cuidado!

Aquel grito fue muy tarde, alguien golpea a Adler por la espalda haciéndonos desequilibrar y caer ambos.

—¡Lo siento!

La persona que también apenas podía controlarse, seguramente era igual de principiante o hasta más avanzado que yo, se aleja por no poder detenerse.

—¿Estás bien? —le pregunté a Adler volteándolo a ver.

—Yo, muy bien, la verdad.

Sonríe con picardía, me di cuenta justo así que estaba sobre su cuerpo. Me sonrojé y me aparté, Adler suspira sentándose antes de pararse y tenderme las manos para ayudarme.

—¿Seguimos?

—Hm... un poco más.

Sonreí apenada, pero él ampliamente. Nos sujetamos de las manos y él me ayuda a seguir patinando sin caer, creo que lo estaba haciendo bien... me gusta esto.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro