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Capítulo 13

Me estiré sobre la cama mientras tallaba mis ojos y me sentaba. Bostecé a la vez que miraba a mi alrededor, no recordaba nada de anoche, ni cuando me había quedado dormida. Me levanté y fui a asearme al baño, prepararme como todas las mañanas para ir a la escuela...

Escuela... tareas... ¡La tarea de Jena! ¡Carajo!

Corrí hasta mi escritorio y agarré los cuadernos y libros, pero fruncí el ceño al ver que estos estaban completos... ¿Pero qué...?

-Idiota, mi tarea -Jena entra a mi habitación y la agarra para verla-. Al menos sirves para algo...

Agarra el resto y se van sin decir más. Yo seguía en shock, caí sobre mi silla y recordé entonces los sucesos de anoche. ¿Podrá ser que...? No le encuentro otra opción. Chris había hecho la tarea de Jena.

Terminé de prepararme para salir de casa, esta vez no me puse los audífonos solo por estar tan distraída pensando en lo que había pasado. Recordando la confesión de Chris y sabiendo hasta en el fondo de mi corazón de que sí... lo que dijo no pudo ser una mentira. Todo estaba tan bien hecho, tan bien hilado... Era imposible que lo haya inventado.

-¡Agh! ¡Maldita sea!

La gente me mira como si vieran a alguien fugada de un manicomio, no me importó. Seguí mi camino rápido hasta la escuela y busqué desesperada a Chris. No sabía ni que quería decirle, solo quería gritarle, golpearlo tal vez, pero ni siquiera tenía una razón para eso.

-Tú. Ven ahora.

Lo jalé y aparté de sus amigos, no puso resistencia y lo llevé hasta el patio. Me aseguré de que nadie estuviera donde lo llevé y al fin lo solté.

-¿Qué pasa? -pregunta.

-Eso quiero saber yo, ¿por qué hiciste la tarea de Jena? ¡¿y hasta la mía?!

-¿Te molesta? -parecía sorprendido y confundido-. No esperaba ningún agradecimiento por eso, pero menos que te molestaras.

-No estoy molesta, solo... no lo entiendo.

-¿Qué no entiendes? Te lo he dicho todo ayer -me acorrala contra la pared-. Me gustas y quiero facilitarte las cosas... Hacer esas tareas no fue nada. Incluso estoy dispuesto a hacer más por ti, para que me perdones...

Me lo quedé mirando, sin saber que hacer o decir. Resoplé cansada de todo, estaba tan agotada mentalmente que no era capaz de pensar en qué decirle. Me di un respiro cuando escuchamos el timbre de la escuela.

-Tengo que irme... -mencioné.

-Sí, yo igual -se aparta de mí-. Pero, Keira, te dije que te dejaría en paz si me dejaras explicarme... no puedo cumplirlo. Espero puedas entenderme algún día...

Fruncí los labios antes de alejarme de Chris, no volteé, me mantuve pensativa sin darme cuenta de mi alrededor.

-Así que... ¿ahora tengo competencia?

Di un leve salto en mi lugar y volteé hacia un lado. Adler expulsa el humo de su cigarro mientras me mira de pies a cabeza.

-¿Qué? -pregunte confundida pero después sacudí la cabeza- ¿Estuviste aquí todo el tiempo?

-Sí... No puedes decir que los seguía porque yo ya estaba aquí desde antes que ustedes llegaran

-¿Escuchaste...? -asiente antes de tirar su cigarro al suelo y pisarlo para apagarlo. Sorpresivamente lo recoge.

-No me agrada ese tipo, pero lo entiendo...

-¿Eh?

Antes de que hablara, Chris aparece y se mira intensamente con Adler, podría jurar que tenían esos típicos rayos de competencia que aparecen en los animes.

-Keira, llegarás tarde...

Me sobresalté por las palabras de Chris cuando apartó la mirada.

-¡Es cierto!

Me alejé corriendo, pero antes de no poder hacerlo, escuché a Adler reír entredientes.

-Es tan tierna...

-Sí.

Me sonrojé y aceleré el paso para alejarme de ellos e ir a mi clase. Estaba agitada, odiaba el esfuerzo físico de cualquier modo. La profesora me regaña por la tardía, juraba que no iba a terminar; por fin yo pasé a sentarme junto a Naya.

-¿Qué sucedió? Siempre eres la primera.

-¿Eh...? Ah, nada, nada...

Suspiré tratando de recuperar el aliento. Apoyé mi frente en la mesa y seguía agitada hasta que escuché la puerta y a la profesora volviendo a regañar a alguien por su llegada tardía. Levanté la mirada para ver cómo Adler se acercaba a su lugar, aunque al pasar junto a nosotras, me guiña un ojo y se sienta. Volví a sonrojarme y ocultar mi rostro en mi mesa. Suspiré profundo, calmándome luego de un momento. Me enderecé y acomodé en mi lugar para prestar atención a la profesora que continuaba con su clase interrumpida.

Traté de no pensar en nada más que en mis estudios durante todas las horas que siguieron. Hasta la hora del receso, donde fui al patio con Naya a descansar en una de las bancas, ella acostando su cabeza en mi regazo. Ella me hablaba y yo solo escuchaba, me gustaba hacer esto con ella. Pero mi mente divaga hasta Chris y Adler, ambos tan diferentes... pero con los dos siento algo, no sé que sea, pero son sentimientos igual de diferentes que ellos.

-¿Hay lugar, princesa?

Levanté la mirada al igual que Naya, ella sonríe y se sienta.

-Adler, que bueno que llegas, tal vez me ayudes a hacer que Keira aterrice en lugar de estar por las nubes.

-Pero si te estaba escuchando -reclamé.

-No es cierto y lo sabes, llevo cinco minutos hablando del mismo tema y no me dices nada. ¿Qué dije?

Me quedé en silencio y sonrojada por la pena, ella hace una nueva de "te lo dije", mientras Adler ríe y se sienta a mi lado.

-¿Qué mantiene tu mente tan ocupada, princesa?

-N..Nada...

-Hm, no creo que sea nada.

-Pues cree lo que quieras -aparté la vista hacia Naya quien ríe por mi comportamiento, pero noté que más allá de ella, estaba Chris.

Su grupo de amigos le hablaba y trataba de llamar su atención pero él solo concentraba su vista en mí. Hasta que pasa a alguien atrás de mí, miré a Adler quien lo veía con severidad antes de sonreírme.

-¿Entonces, ya has comido hoy? Siempre estás muy pálida.

-Pues...

-No ha comido, lo puedo asegurar -fulminé a Naya.

-Me lo imaginé. ¿Qué quieres comer?

-¿Ah? No hace falta, en serio.

-¿Si nos traes dos sándwiches? Gracias, Adler, eres un amor -aprovecha Naya.

-Traeré solo uno, y será para la princesa. Tú puedes traerte el tuyo.

-¡Oye! -le reclama Naya.

-A menos que la princesa me lo pida, entonces traeré dos.

Naya me estira del brazo y me ruega con la mirada. Resoplé antes de reír entredientes y miré apenada hacia Adler.

-Que sean dos... por favor...

-Enseguida.

Él se levanta sonriendo, pero cuando mira hacia Chris esa sonrisa desaparece y se transforma en una mirada seria y competitiva. Se va dejándome con Naya quien me sacude bruscamente.

-¡¿Qué es esta tensión?!

-¿A qué te refieres? -me sujeté la cabeza por el mareo.

-Es obvio, Adler y Chris... están compitiendo por ti.

-No soy un premio, Naya...

-¿Y ellos lo saben?

Me quedé en silencio sin saber que responder, ella suspira profundo.

-Keira, si no quieres que esto pase entonces diles que no a los dos. Si no sientes nada por ninguno, termina con esto.

Si tan solo fuera fácil saber lo que siento... Quiero saberlo para no parecer una egoísta que le encanta la atención que los dos chicos más atractivos de la escuela le están dando. No me gusta eso, pero tampoco sé que hacer.

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