De lo lejos, observé todo el panorama a tu alrededor,
siempre delante mío, siempre en el mismo punto
desde distintos escenarios, en cada momento
estabas ahí en mi paradigma visual,
haciendo que avanzara ante ti,
sin embargo, volvía en retroceso.

Tan inverosímiles pueden ser los sentimientos,
así mismo un cúmulo de falacia ante el espectador.
Soy un público más ante tus actos de escena,
aquella sonrisa matizada paso a ser tan monocromática.

Lo sugerente de tus cambios de máscara
en cada función eran superficiales,
pero al caer el telón, vuelves al cascarón,
tu realidad escondida, tan fuerte te muestras,
cuando eres frágil.

Preguntaría por tu persona
o mencionaría cómo me siento,
tu mirada cambiaría
y ese sería mi punto de quiebre.
¿Qué haría yo?
No era ese alguien,
que podría abrazarte tan libremente.

Nací solo para ser un espectador en tu historia,
aunque mueva algo, la historia sigue su curso.
Una sombra no cambiaría nada,
a fin de todo, solo soy eso...
tu público,
aunque tú sigues siendo mi arquetipo,
entre varias realidades, eres mi imposible.