Parte 19
Claire se vuelve con cuidado,Como si tuviera miedo de romperse algo al hacer un movimiento brusco. Tiene una mirada triste y pestañea. No hay nada que Claire odie más que tener que hablar delante de toda la clase. En la guardería apenas abría la boca. En primero, jamás logró pronunciar las tres letras de su nombre, sólo le salía la primera: «Ce-ce-ce.» Yo sufría cada vez que le preguntaban cómo se llamaba. Más adelante, cuando ya eramos muy amigas, una vez me dijo que prefería tener que escribir un trabajo de diez páginas sobre un libro que tener que decir su nombre en público una vez. Cuando el año pasado hicimos un trabajo de ciencias juntas, yo hice toda la presentación oral para que ella no tuviera que hablar. También había realizado la mitad de la preparación, pero no me importo que no dividiéramos el trabajo en partes iguales. Siempre he intentado estar a su lado, ser fuerte por ella, ayudarla a valerse por sí misma, tanto en el patio de la escuela como con su madre, que la tiene totalmente dominada. Haría cualquier cosa por ella, y ella lo sabe. Bueno, ya qué más da.
Claire inspira profundamente, como le ha enseñado a hacer su psicóloga. Mete la mano en la bolsa y saca una zapatilla de ballet. Sorpresa, sorpresa.
—Yo...yo...bailo—susurra.
Él señor Monzón no dice nada. Toco la zapatilla de ballet que he metido en mi bolsa. Es muy pequeña, de cuando deje el ballet y tenía aquellos pies tan diminutos. No llegué a ponerme en punta, así que no tengo las zapatillas de punta.
La zapatilla que Claire sostiene en la mano temblorosa es de un marrón desteñido y esta un poco estropeada en la punta. El año pasado tiño las zapatillas de color marrón para hacer de insecto en El sueño de una noche de primavera. Claire estuvo tan bien...Fui a dos funciones, aunque tuve que pedirle dinero a Max para poder comprar la segunda entrada y limpiarle la habitación todo un mes para poder pagarle. Mereció la pena. Le lleve unas flores a Claire que habías echo con papel. Me senté con sus padres, junto a la orquesta, medio mareada durante toda la obra por el olor de las preciosas rosas que su madre llevaba. Luego fuimos a los vestuarios y esperé con mi abrigo violeta sobre él hombro, mientras todas los pequeños insectos zumbaban a mi alrededor en sus trajes de color rosa pálido. Claire se alegro mucho verme. Tenia las mejillas sonrojadas y le brillaban los ojos. Todavía estaba recuperando el aliento mientras se ponía los zapatos y una campera fina. Los Hurley me invitaron a cenar con ellos. En el coche, de camino al restaurante, puse las flores de papel sobre el regazo de Claire.
—Son una tontería, pero...—le dije.
Claire me susurro que eran mejores que las rosas de verdad de su madre porque no se marchitarían. Incluso se las llevo al restaurante y dejo las rosas en el auto.
Tal vez haya puesto una de esas flores en su bolsa. Veo algo rosa que se asoma, algo que parece de papel.
Por favor, Dios, que sea una de mis flores.
Cierro los ojos y rezo por favor Dios, que ses una de las flores que le di, que lleve algo relacionado conmigo en su bolsa.
Ha sacado a historia, el perrito de peluche que le regalaron cuando dejó de chuparse el dedo a los dos años y medio. No creo que cuente la historia: dejó de chuparse el dedo y, como premio, su madre le regalo aquel perrito y sugirió que podía llamarlo Doki. Pero Claire, en un raro momento de decisión, dijo que no, que se llamaría Historia. Me encanta esta anécdota. Es tan fácil imaginar a Claire muy seria, de pequeña, asombrando a todos con aquella inesperada respuesta. Las personas que no la conocen demasiado no se dan cuenta de que, dentro de esta niña tan dulce y tímida, hay una persona dura y fuerte. Apuesto a que su nuevo novio, Tomy, no lo sabe;
y que su nueva mejor amiga tampoco. Apuesto a que ni siquiera saben que se llama Historia.
—Este es...,bueno, era...—empieza a decir Claire. Yo junto mis manos y rezo por ella.
—Este...este...este perro...
Estoy conteniéndome para no salir corriendo y hacer la presentación por ella. Estoy segura de que yo sería capaz de explicar todo lo que hay en su bolsa. Estoy agarrada a la silla con las piernas para no levantarme.
—Este es..., fue..., cuando era pequeña...me lo regalaron—susurra Claire, y pone a Historia encima de la mesa del señor Monzón. Cierra los ojos. Yo también y acomodo mi cabello con ambas manos en modo de desesperación.
Por favor Dios, se haces que en la bolsa de Claire haya algo relacionado conmigo, haré lo que me pidas. Cambiare. No me enfadaré porque Claire prefiera ser amiga de Janet. Cuando me toque a mí, saldré a la pizarra y diré la verdad sobre mi personalidad. Haré cualquier cosa.
Lo juro, Dios. Haz esto por mi y cambiare.
A Claire le queda un objeto por presentar. Junto mis manos con fuerza y rezo.
Foto de Tomy por si se han olvidado del Él ja
Sabry 😘
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