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SU0°C: STIGMA

Algunos nacen con una marca en la frente como la de Cain, otros adquieren esta denominación a medida que la vida se hace anfractuosa.

Como los que caminan por un sendero de espinas ausente de rosas, Jung Hoseok sorbió de su copa de vino antes de posar su mirada verde sobre la mesa de la presidencia.

Los últimos minutos en la recepción, sobre todo después de la pregunta de ese periodista que tendría que localizar más adelante, habían transcurrido con la pesadez forzada de que todo era perdonable para la aristocracia.

Jimin se había burlado sacando la máscara de los rostros de todos. Les había leído la mente y con un valor poco común para su casta, les había escupido al rostro la verdad.

Si no fuera quién era, si los hombres de Min Yoon Gi no estuvieran a segundos de hacer desaparecer al que siquiera osara tocar a su nuevo rey, estaba seguro que la horda de aplausos a su favor se habrían  convertido en piedras y abucheos. 

JP🐉

"¿Cómo va la farsa? ¿Nuestro angelito no es tan perfecto como creen o ya sacó las garras?¿Qué onda con Min y esa cara de baboso con un palo en el culo?"

—Joder, qué molesto eres.

—¿Decías algo, Hoseoki?

Hoseok tuvo ganas de maldecir en voz alta. El bombardeo de preguntas que Jay protagonizaba en la pantalla de su móvil lo estaba volviendo loco.

Recomponiéndose a la velocidad que solo los acostumbrados aquellos círculos viciados conocían, consiguió esbozar una sonrisa en dirección a su acompañante, Lee Taemin.

—Nada relevante, cariño. Solo contando los minutos para que empiece el baile ¿Ya hiciste tu contribución a la colecta? Presiento que se recaudará mucho más después que Park diera ese discurso… tan inspirador

Taemin le dedicó una mirada crítica. La belleza del chico era sólo un camuflaje para su carácter cínico. Ya no compartían cama, pero cuando la soledad y el peso de la adicción al dolor había lastrado al último de los Jung, él había estado allí.

Por eso no podía decirle que no al niño de los hoyuelos imperceptibles y la sonrisa luminosa cuando era sincero. Adónde habría llegado Hoseok si Min Yoon Gi no lo hubiera rechazado.

Esa pregunta no salía de la cabeza de Taemin, así que aun corriendo el riesgo de crear un disturbio al utilizar su nombre para darle acceso al joven a la velada, había accedido acompañarle.

—Min… ahora es Min Jimin. Hoseoki, espero que recuerdes bien lo que eso significa. No crees una escena en la que puedas salir lastimado. Ellos parecen estar unidos más allá de la conveniencia.

—Algo terrible para el pobre chico…¿Qué? No me mires como si yo fuera el responsable de la maldición que persigue a Yoongi. También recibí mis buenos sustos cuando salíamos. Alguien se ha tomado muy en serio el hecho de que muera solo, en el sentido literal de la palabra.

—Hoseoki…

—Vale, vale, seré un buen chico. Oh… ya se retiran—señaló con su copa en dirección a la mesa de la presidencia—Por la Diosa, diera lo que no tengo por ser una mosquita en la pared de la habitación de esos dos. Algo me dice que se odian.

La insistencia del omega le crispaba los nervios al alfa de hebras rubias. Taemin negó antes de arrebatarle la copa de vino a Hoseok. Los lagos verde mar del omega se iluminaron ligeramente.

—O quizás otro animal más ponzoñoso. Lo que sea para ver la máscara caer del rostro de ese impostor.

—¿No piensas detenerte nunca? ¿No te fue suficiente con perder la cabeza y casi la vida por Yoongi? ¡Compréndelo de una vez, eres más valioso que esa obsesión retorcida que sientes por él!

El genio del alfa estaba atrayendo la atención hacia ellos. Hoseok pestañeó con cinismo.

—Si quieres la verdad… no pienso detenerme. La única alternativa de Yoongi es quedarse conmigo o morir… lo sabes… Tú mejor que nadie sabes lo que estoy dispuesto a soportar. Así que marca mis palabras… Park, porque nunca será digno de ser un Min, tiene los días contados.

El ceño de Taemin se hizo mucho más profundo. Había caído otra vez en las redes de su antiguo amante y como el tonto sentimental que era, alimentado el desastre.

Tal como si el vendaval que azotaba las paredes fuera de Kyomi Hall se manifestara en nombre de la traición, la gélida sensación de la pérdida atrapó a Taemin mientras se sumaba a los que abandonaban el salón principal.

Hoseok se atrevió a tirar del último resquicio de paciencia del alfa al intentar alcanzarlo por encima del murmullo de la multitud.

—No seas tan serio… estaba bromeando…

Taemin lo fulminó con el azul púrpureo de su mirada. 

—¡Vamos, Tae! Ya me conoces, suelo ironizar por deporte. No arruinemos la noche. Además, si te vas ahora, con quién se supone que baile, cuando sé que nos gusta tanto.

¿Cómo te resistes a esa sonirsa hermosa de niño bueno? Taemin era débil de corazón. Nadie escoge de quién se enamora. Mucho menos cuándo parar de amar.

Por eso el amor podía ser una condena la mayoría de las veces, matando nuestros sentidos con el dulce veneno de la obsesión o la flama de la lujuria. Fuera de la manera que escogiera, aquel sentimiento siempre lograba su cometido, trastornando la realidad y cambiando el mundo con la fuerza de un terremoto.

—Eres imposible…

Murmuró el rubio mientras extendía el brazo en el que Hoseok se apoyaría para entrar a la pista de baile con la cabeza en alto. 

—Confía en mí, hyung. No he esperado tanto para arruinarlo con un movimiento estúpido. Solo quiero desearle lo mejor a la pareja del momento.

Farfulló Hoseok y por alguna razón su acompañante recordó la analogía de Maléfica presentando sus respetos en el nacimiento de la bella durmiente. La mano cálida que sostenía la de Hoseok se crispó ligeramente.

—Solo por si las moscas. Me aseguraré que sea un pequeño saludo y nada más. Después de eso regresamos a Seúl. El descanso en el set de grabación termina el lunes, no quiero provocar a Kibum más de la cuenta.

—Vale, señor correcto.

—Niño tonto.

Un pellizco en la bella nariz del omega selló la tensa conversación que habían compartido. Una que para oídos curiosos sería tan interesante como los titulares que ya pululaban por internet y que Yoongi ignoraría olímpicamente mientras presentaba a Jimin al resto de los accionistas.

—Es un honor conocerlo, excelente discurso. Sobre todo la parte final. Le dio su merecido a ese periodista.

Choi Yeonjun padecía de la misma vena lambiscona que su tío Siwon. Jimin decidió dejarlo pasar mientras reparaba en el joven alto y espigado que colgaba de su brazo.

Kang Taehyun, cabello rojo fresa y maneras educadas. El perfecto chico sin voz ni voto en la comunidad donde los alfas marcaban el compás.

—Gracias, pero no creo que vanagloriarme de esa última parte sea lo mejor. El cinismo es un arma dolorosa la mayoría de las veces. Me dijeron que Taehyun fue a Londres. Yo me gradué en Oxford el año pasado.

La mención de su nombre hizo que el tímido chico elevara la mirada en dirección a Jimin. Ojos de un rosa pálido le dieron la bienvenida en señal de agradecimiento por querer incluirlo en la conversación.

—Sí, comenzó con Derecho pero…

—Yeonjun, querido, estoy seguro que él mismo puede comentarme del tema. De hecho, caballeros, les pido que nos disculpen. He de revisar el progreso de la colecta con Lisa. Taehyun… ¿Me acompañas?

Si ya estaba impresionado por recibir la venia de Min Jimin, el hecho de ser casi salvado de aquel ambiente asfixiante era como la bocanada de oxígeno que tanto pedía su alma. 

—Sería un honor, Jimin.

La respuesta pronunciada en un dulce acento del sur de Daegu levantó más miradas sobre ellos. El omega vestido en llamativas ropas oscuras no perdió tiempo antes de enlazar su brazo al del chico de cabello escarlata.

El resto de los asistentes a la especie de círculo que rodeaba a Yoongi  observaron la escapada de los omegas o más bien el suave contoneo de las caderas del que exhibía su espalda sin pudor alguno.

—Bueno, yo creo que es tiempo de hablar sobre nuestra próxima reunión… empezando por el hecho de que el Senado estará en llamas la semana próxima y todos sabemos por qué. No sé, Min, pero yo que tú prolongaba la luna de miel. No creo que tu adorable omega tolere el hecho de que su padre sea la zorra de turno.

La risa de hiena de Siwon y sus acompañantes no faltó para acompañar el comentario de Woosung. Yoongi endureció el gesto.

—Quizás todos se lleven una sorpresa en cuanto a la situación de los Park. No olvides cuál es mi talento en nuestro mundo.

Una señal de peligro enmascaraba aquel comentario. Los presentes no tenían energías para recordar que recibir una visita privada con los Min era lo mismo que firmar un contrato con los acreedores del averno.

El nombre de Min SUGA ondeaba desafiante sobre una estela de cadáveres lastrados con el Stigma de la perversión y la revancha.

Una herencia de fuego suficiente para alejar al más testarudo de los enemigos y al mismo tiempo, apetecible para aquellos acostumbrados a lo retorcido.

—Por supuesto que no lo hace, querido—Interrumpió la única mujer entre los presentes. Shin Suran podía ocupar su puesto en la mesa de los clanes en nombre de su fallecido esposo. Con una floritura de sus manos enguantadas, la omega de ojos azabaches prosiguió—Sin embargo, hoy es día de fiesta, y en las fiestas no se habla de negocios, menos de ese tipo. Disfrutemos la velada, caballeros.

Internamente todos agradecerían esa rama de olivo, puesto que los pensamientos allí se comportaban con la misma turbulencia de la tormenta fuera de los muros del Hall. Un espectáculo natural que tanto Jimin como Taehyun admiraban tomados de la mano.

—Gracias por sacarme de allí, hyung. En serio lo aprecio.

El tono vacilante del de cabellos de fuego quedó enmascarado por el rugido de la olas contra la piedra que soportaba la construcción. Jimin ladeó la cabeza con curiosidad. Su pequeño acompañante se mordía el labio inferior prueba del rictus nervioso que invadía su cuerpo.

—Tenía que haberlo notado antes. De hecho, una de las razones por las que acepté vivir en el extranjero era esta. Las reuniones sociales solo sirven para que los alfas enseñen sus trofeos mientras fanfarronean. Dime… ¿es cierto que empezaste Derecho?

El chico asintió.

—Solo por tres meses… luego mi padre insistió en que regresara para comprometerme con Yeonjun. 

—Algo que aborreces…

Apuntó Jimin sin temor a recibir una negativa. Muy cerca de ellos podía ver a Mingi y a Yun Ho rondando. Taehyun se encogió de hombros.

—Supongo que lo que yo diga no es relevante. Una vez que fijen la fecha tendré que casarme y hacerme cargo de mi hogar. Las leyes ya no formarán parte de mis sueños de vida.

—No estamos en el Renacimiento victoriano.

—A veces no hay tanta diferencia hyung. No cuando eres…

—Omega—interrumpió Jimin con gesto amargo. El joven a su lado se encogió un poco más. 

—Disculpa, no quería ser tan brusco. Es solo… Taehyun, quiero que vengas a visitarme cuando regrese a Seúl. Creo que necesitaré un amigo más allá de mi hermano…

La petición de Jimin trajo otro adorable sonrojo en el semblante del más joven. El pelirosa le apretó las manos entre las suyas.

—Me encantaría, hyung. Muchas gracias por elegirme.

El de ojos azules no pudo contenerse de devolverle el gesto con una sonrisa verdadera.

—Quien agradece soy yo, cariño. Vamos, ya deben estar preguntando por nosotros, esos adictos al derroche de testosterona.

La broma consiguió que una risa musical emergiera del pecho del chico. El cielo tormentoso de Kyomi fue tomado por una fina llovizna antes que un rabo de nubes dejara ver una tímida luna menguante.

Un símbolo de resurrección en medio del caos o quizás la llamada para que un ángel oscuro encontrara un rostro desconocido en compañía de su esposo. Jimin no sabía qué nombre darle aquello, pero por primera vez, tanto su omega como su humano concordaban en que nadie más podría estar al lado de su alfa.

—Buenas noches… Yoonie, cariño… ¿Serías tan amable de presentarnos?

Ojos verde mar se mostraron curiosos en el rostro de un elegante chico que las cadenas de moda y televisoras asiáticas apodaban como el Príncipe del Sol. Jung Hoseok no podía agradecer más a la diosa, la marca oscura de los celos estaba agazapada tras la sonrisa cordial de su adversario.

🥂
SEOUL UNDER ZERO•

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