SU0°C: IN SILENCE
Jamás en sus veinticinco años, Jimin había necesitado tanto el silencio y la soledad para ordenar su cabeza.
Las horas de la madrugada no prometían ser benevolentes con él cuando podía escuchar los gruñidos de su alfa y el equipo que lo asistía detrás del delgado tablón de madera que separaba el dormitorio del recibidor en la habitación de Yoongi.
"Gracias a la Diosa solo fue un rasguño. Su esposo fue muy valiente al enfrentar a una cobra imperio. Solo un poco más y los colmillos del animal hubieran pasado el veneno a él…"
Las palabras del doctor Jong Ho aún retumbaban en su cabeza mientras esperaba de pie en el vestidor del alfa. La bata de baño en la que había sido rescatado ahora era sustituida por uno de los suéteres de su esposo, a juego con un holgado chándal de la marca FILA.
El omega de ojos azules se relamió los resecos labios. Doctores, cámaras de seguridad, la preocupación de Jin al teléfono, la sospecha pendiendo sobre un ex amante resentido y lo más importante… el miedo al destino. Los pálidos dedos de Jimin se enredaron en el colgante con intrincados símbolos que arañaba su pecho.
—Cálmate… tú no crees en sortilegios y encantamientos… existe una explicación lógica y no tienes que quedarte al margen para obtenerla.
Concluyó mientras le devolvía la mirada al espejo del vestidor. Sabía que detonaría otra pelea con su alfa, pero estaba aún más seguro de terminar siendo víctima de un ataque de pánico si no se ponía en movimiento.
Tomando una preciada bocanada de aire, Min Jimin se apresuró a tirar de la manija dorada que aseguraba el paso al recibidor de la suite.
Lo primero que pudo percibir fue el aroma de los cigarrillos y el whisky mezclándose con las feromonas de Yoongi.
Un alfa de sangre pura era tema peligroso si no aprendía a controlar su fuerza. En esos instantes ser el único omega en la habitación tendría que haberlo puesto como mínimo de rodillas.
Nunca en su existencia, pudo sentirse más agradecido por tener un inusual rasgo dominante cuando la mirada color ámbar de su esposo lo interceptó.
—Cariño… aún no terminamos de revisar las imágenes de seguridad…
Logró articular Yoongi y una figura de humo se deslizó fuera de su boca. Labios crueles para una expresión que mandaba a todos a esconderse.
Jimin se repitió a sí mismo que un rey no debía inclinarse ante otro a menos que lo deseara. Ignorando lo que provocaban sus propias feromonas en el resto de la población alfa del lugar, se encaminó con paso altivo hasta donde estaba su marido.
—Lo sé, por eso estoy aquí… para ver con mis propios ojos y escuchar con mis propios oídos la parte de la historia que no entiendo ¿Fue ese omega de la fiesta?¿Jung Hoseok, el modelo devenido en actor que perdió la cabeza por ti?
En otras circunstancias el más pálido habría cedido al impulso de silenciar la curiosidad de Jimin. Si no tuvieran público y las feromonas omegas no estuvieran enlazándose con las suyas, Yoongi habría apostado por el camino de la crueldad.
Sin embargo, el horror de imaginar a su joven esposo siendo lacerado por el peor de los animales rastreros mientras sus enemigos se vanagloriaban de presentar semejante afrenta en sus narices, se unía al hecho de que alguna fibra desconocida se sentía en deuda con el pelirosa.
Yoongi apagó los restos de su cigarrillo antes de tender una mano en dirección de su expectante compañero.
—Ven a verlo tú mismo, angelito.
Murmuró en una tesitura más baja de la habitual, y a esas alturas para Jimin no había más nada en la habitación que la invitación de su esposo a que se sentara en su regazo y escaneara con la mirada las imágenes de acceso a la suite en las últimas doce horas.
El hermoso rostro del omega se frunció varias veces antes de detenerse en el hecho de que a excepción del equipo de limpieza y los estilistas, solo los del catering habían irrumpido en la habitación antes del desagradable incidente.
—Yoon… no me digas que has separado a estas personas. Si nos dejamos llevar por las imágenes…
—Medio personal sería castigado.
Completó Jungkook en dirección a sus señores. Los ojos azules de Jimin se ampliaron más al darse cuenta de que encontrar las pruebas que identificaran a un único culpable no sería tan simple.
Al menos sin provocar un baño de sangre que trajera a la superficie la verdadera naturaleza de la fortuna de los Min. Como si la realización alcanzara al resto de los presentes, Bangchan se aclaró la garganta antes de ponerse de pie.
—No debe preocuparse, señor Min—señaló a Jimin con un gesto de cabeza—A partir de este instante redoblaremos la seguridad para usted, al punto de que sus alimentos, ropas y accesorios serán comprobados antes de que los pueda usar. Esta persona, que se ha ocultado tras el escándalo social que protagonizara el joven Hoseok, lo volverá a intentar… y con suerte estaremos listos para darle caza. Le ruego mis disculpas por la brecha de seguridad, no se repetirá en lo adelante. Con vuestro permiso.
Una venia siguió al argumento del pelirrojo antes que Jungkook también se dispusiera abandonar la estancia.
Si ya dudaba del hecho de poder conciliar el sueño aquella noche, ahora el omega de cabellos rosáceos se enfrentaba a la pesadilla de ser vigilado en nombre de mantener su propia seguridad.
—Hoseok fue como mínimo una de mis peores elecciones, pero dudo que haya puesto una serpiente en tu habitación. Me preocupa más este dato…
Jimin pegó un respingo al encontrar los dedos de su esposo frotando el punto de su cuello donde era notable la glándula de olor, mientras señalaba un archivo con el nombre de Park Woon Bin en la pantalla del ordenador.
—Aún lo defiendes… debes haber sentido mucho más que atracción por él si llegas hasta ese punto…
El espacio sobre la silla giratoria en la que ambos estaban sentados fue reorganizado cuando Jimin se giró. Yoongi deseó que la belleza de su esposo lo salvara del peso de la verdad. Una sonrisa amarga le desfiguró las facciones.
—Ninguna atracción se compara a lo que experimenté hace minutos… No puedo darme el lujo de perderte… aún cuando no lo merezca…
El aleteo traicionero de las mariposas dentro de Jimin se reflejaron en la sombra que atravesó sus ojos azules.
—Si no puedes permitirte más que el egoísmo o la culpa hacia mí, comienza por decir la verdad… ¿Por qué aceptaste casarte conmigo cuando por lo visto mi padre está hasta el cuello en el escándalo del Senado? ¿Amaste a Hoseok lo suficiente como para perdonarle el hecho de enviarme un regalo inolvidable?
Yoongi entrecerró los ojos con sorna. Jimin era experto en consumir su paciencia, pero en el fondo, le debía demasiado por aceptar caminar a su lado.
Como un niño enfurruñado, el alfa terminó de rodear la cintura de su chico antes de extender el expediente médico de Jung Hoseok junto al del fraude en el Senado donde el nombre de los Park resaltaba en números rojos.
"Esquizofrenia paranoide, intento suicida, sabotaje al puerto de Busan, desastre en la banca, blanqueo de dinero, Min's Group y asociados…"
Los headlines se repetían hasta construir un bucle comparable al zumbido que habitaba en las sienes del pelirosa. Si traducía todo aquello, el punto en común del desastre era Yoongi, y Jin insistía poco para lo que representaba su unión.
"Debes aprender a controlar tu rasgo dominante, cariño. Entiende que esa será tu salida si te casas con Yoongi."
"Siempre has sido mi hijo predilecto. Mi pequeño ángel, de ti depende el éxito de esta familia…"
Ahora aquellas conversaciones hostigantes tenían sentido. Ahora el interés de Min Yejin por seguir su progreso como estudiante de la carrera de Asesor Financiero encajaban en el entramado que lo había llevado hasta allí.
Qué redención puede existir para una marioneta alimentada por el bajo mundo. Qué explicación puedes darle al hecho de crecer entre la podredumbre maquillada con lujos.
Jimin tragó el nudo que se había alojado en su garganta. La razón primaria para que no hubiera vuelta atrás se había encargado de romper sus sueños de adolescente.
Cuando amar era todo una meta de inspiración. Pero ahora que parte de la verdad quedaba al desnudo, estaba casi convencido de que no habría amor que pudiera sobrevivir a la toxicidad de la codicia.
Convertirse en Min Jimin solo significaba que su esposo, a ese punto, ya había limpiado el escándalo financiero de su familia con rastros de sangre, mientras sus enemigos intentaban darle caza por algo que nunca podría florecer. Decirlo en voz alta era lo mismo que tragarse un puñal, pero Jimin no flaqueó.
—Gracias… ahora nos será más fácil asumir el hecho de lo que somos. Puedes estar tranquilo, a partir de aquí me dejaré guiar. Aunque quisiera… puedes… ¿Puedes dejarme solo?
Yoongi se mordió la lengua. Después del susto de la serpiente ni siquiera en un radio de un metro confiaba en dejarle espacio a su etéreo esposo. Aún así asintió.
Jimin se rodeó a sí mismo mientras analizaba los archivos que aún iluminaban la pantalla del ordenador del más pálido.
Creía estar en soledad con sus tormentosos pensamientos cuando la voz de su alfa se hizo notar. Con la mano sobre la manija que los separaba en términos de arquitectura en la suite, el jefe de la familia Min le dedicó una mirada melancólica.
—Si pudiera amar a alguien otra vez… créeme angelito, me gustaría que fueras tú…
Cómo podía decir aquello cuando la vergüenza y la pesadez de saberse utilizado por los lazos de sangre lo embargaban por completo. Cómo podía condenarlo a la miseria cuando les esperaba una vida en común donde las mentiras construirían los pilares de su unión.
"No más lágrimas."
Se obligó a prometer a su sensible omega. Mientras parpadeaba en dirección a la pantalla del ordenador.
—Gracias por decirlo, pero ya no importa más. Esto… como no te cansaste de hacerme notar… es un matrimonio de conveniencia. No olvidaré que has prometido protegerme. Tú no olvides a lo que puedo estar dispuesto en nombre de mi dignidad… al menos ese será mi precio. Buenas noches, Yoongi.
Si existió un instante para el arrepentimiento, el silencio en la habitación se encargó de arrancarlo con lo gélido del tono del omega. Yoongi le estaba enseñando a endurecerse de una manera demasiado urgente.
Cuando la puerta que los separaba fue cerrada, Jimin sucumbió al hecho de demostrar su naturaleza. Sus dedos húmedos de sal apartaban los sentimientos mientras se concentraba en analizar las finanzas adulteradas de su familia, como si de esa manera el corazón dejara de latir en un cuerpo que ya había muerto.
Del otro lado de la madera, Min Yon Gi se aferraba a su anillo de casado, recordando que quizás no sería capaz de sobrevivir al tsunami de sentimientos con el que Jimin lo había atacado.
Solo recordar cómo su corazón se había detenido al encontrar el cuerpo de la serpiente descabezada a los pies de la silla donde su esposo estaba al entrar a la suite, conseguía que la ira volviera a bullir en su interior.
El único video que no estaría dispuesto a mostrarle al omega, era aquel en el cual el encargado de las canastas de frutas era amordazado para un futuro interrogatorio al que debía acudir él también.
Como el caballero oscuro que era, la puerta de acceso al ascensor privado del piso fue asegurada antes de que se adentrara en la propia oscuridad de su alma.
—Vigilen a mi esposo…
Musitó en un tono gutural que solo predecía el despliegue de uno de sus alter egos más agresivos. El grueso gabán negro que lo acompañaba quedó en manos de Min Gi y Yun Ho mientras los guantes de cuero que solían protagonizar sus años de formación se ajustaban a sus nervosas manos de camino al sótano de Kyomi Hall.
Allí, rodeado por una pequeña legión de hombres en trajes negros, el pobre chivo expiatorio al que le pretendían extraer la verdad, esperaba por el veredicto de a quien sus enemigos conocían como el Tigre de Daegu.
—¿Comenzamos?
Cuestionó Min y lo próximo que pobló la estancia fue la angustia de un condenado antes de ingresar a uno de los círculos del averno.
El esposo de Min Jimin era como el más pesado de los silencios… el silencio de la segunda muerte, mientras sus ojos resplandecían con aros dorados antes de fundirse en la hoguera de la venganza.
🥂
•SEOUL UNDER ZERO•
🐥
Hightlights de este capítulo.
El medallón de Jimin es similar al de al foto.
🐱
Yoongi al final de este capítulo
(su aura dark).
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