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Capítulo único.

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ObiDei.
"Sentir"
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«Advertencia: Este One-Shot contiene escenas +18, leer bajo su propia responsabilidad.»

Más.

Suplicaba de forma silenciosa un rubio de ojos azules, las pequeñas caricias que su cuerpo recibía lo enloquecían, un hombre alto de tez pálida y cabello azabache era el causante de aquellas deliciosas caricias en la sedosa piel del rubio. El hombre delineaba sin pudor alguno el cuerpo del contrario, hundido en el placer que las lentas embestidas provocaban, ambos par de labios se unían de forma deseosa para acallar los gemidos del menor, con su mano derecha empezó a acariciar la nuca del rubio y con la otra sujetaba con firmeza la cadera contraria.

Las embestidas eran lentas y tortuosas, el menor solo aullaba de forma baja y sus gemidos se perdían en la cavidad bucal del azabache. El rubio se encontraba sentado encima de un escritorio de madera, con sus piernas abiertas de par en par y el mayor dentro de estas, penetrandolo hasta la profundidad de aquellas húmedas paredes. Sus movimientos leves enloquecían al menor de sobremanera y este rogaba por mas, deseaba con locura que el mayor aumentase la velocidad, esto era un deleite para el azabache.

¿Más que? El mayor susurro en el oído contrario, el rubio jadeo.— Dímelo.

Lo miro con aquellos oscuros orbes, aquellos ojos negros que sentían que traspasaban su alma y lo dejaban indefenso en menos de unos pocos segundos, el rubio ahogo un pequeño gemido. Intento mover sus caderas para incitar al mayor para que este aumentase aquel vaivén tortuoso, siendo detenido por el fuerte agarre del mayor en su cintura.

El hombre había detenido sus penetraciones para empezar a lamer el pecho del rubio, dando leves besos fue subiendo su cálida lengua hacia el cuello contrario, donde dejo una pequeña mordida para después acercarse al oído del rubio.

Dime lo que necesitas.— El cálido aliento de azabache chocaba en el canal auditivo del rubio, este gimió de forma ahogada cuando el mayor empezó a devorar su cuello una vez más.

Los ojos del menor se abrieron un poco y separó de forma ligera sus labios, pequeños jadeos escapaban de estos y aferrándose al cuello del azabache empezó a enredar las yemas de sus dedos en los oscuros cabellos del mayor.

Por favor... Ah~ Gime.

El azabache acerca sus besos hacia los labios del menor y lo mira a los ojos, hipnotizandolo en el acto gracias a aquellos orbes oscuros, una sonrisa ladina aparece en su rostro y sujeto las mejillas del rubio, rozando sus labios de forma lenta e incitadora.

¿Por favor, qué? Su sonrisa se ensancho.— No puedo entenderte si no eres claro, pequeño.

El rubio veía al mayor con deseo, podía sentir como aquellos suaves labios rozaban con los suyos y lo enloquecía, lo volvía tan sumiso y deseoso, lo necesitaba.

Necesitaba que este lo besase y lo proclamase como suyo.

Que lo arrastrase hacia aquel vaivén frenético y desesperado que tanto deseaba, ansiaba que el mayor lo tomase con fuerza, que lo hiciera gritar hasta desgarrar su garganta, que lo tocase y marcase como el azabache quisiese, lo necesitaba, necesitaba esas fuertes penetraciones que lo dejaban sin aliento alguno. Porque él era su adicción, su perdición.

Porque él era tan prohibido y Eso lo volvía tan exquisito.

Eso lo hacia desearlo con fuerza, porque sabía que aquello estaba mal, que debían parar y simplemente no podía hacerlo. Sus cuerpos se atraían de tal forma, que no podían evitar terminar cayendo de nuevo en ese pecado, ese que los envolvía y embriagaba, aquel que era prohibido. Porque el azabache era ese manjar que se rubio no podía dejar de probar.

Por favor, más rápido... Sus gemidos desesperados lo volvían loco y sus temblorosos toqueteos en su nuca lo incitaban.— Por favor... Daddy~

Aquello lo enloqueció, apago todos sus sentidos al instante y logro que el mayor se dejase dominar por aquellos instintos animales que lo dominaban en cada encuentro con aquel rubio de ojos azules. El vaivén tortuoso quedo atrás, con las fuertes embestidas que el Azabache había empezado, sus cuerpos empezaron a fundirse con el fuerte choque de sus caderas en un ruido obsceno que se expandía por aquella oficina.

Los gemidos del rubio empezaban a ser mas fuertes, el azabache junta ambos par de labios en un beso demandante y húmedo, robándole el aliento al rubio quien beso con desespero al mayor, sujetándose con fuerza al cuello de este. Sus fuertes gemidos eran callados por el mayor, este devoraba la cavidad bucal del menor sin pudor alguno, dejándose llevar por el sabor dulce de sus labios, aquellos que borraban todo rasgo de cordura de si mismo.

El ruido obsceno que generaban ambos cuerpos desnudos se incremento cuando el mayor tomo entre sus brazos al rubio, lo tomo de los muslos y lo levanto en una nueva posición, sus embestidas se volvieron rápidas y precisas, golpeando la próstata de rubio. El vaivén era tan rápido que a pesar de que ambos se estuviesen besando se lograban escapar los fuertes gemidos y gruñidos de ambos, con un ultima estocada en lo mas profundo de la entrada del menor ambos se vinieron al mismo tiempo, aquello era gracias a que llevaban ya media hora aguantando el inminente clímax. Las respiraciones de los dos se habían vuelto erráticas y unos pequeños jadeos de cansancio escapaban de sus labios con fuerza.

De un momento a otro ambos se miran, perdiéndose en la profundidad de los ojos contrarios, la intensidad en sus miradas era palpable y el inminente deseo de continuar con una segunda ronda lograba escaparse por los orbes cristalinos de ambos, sus respiraciones chocaban y el rubio se aleja del azabache de forma tortuosa, este lo comprende al instante y lo baja, sentándolo en la fría madera de su escritorio alejándolo de su cálida piel, aun miraba con deseo al mas bajo y la mirada de este lo devoraba con devoción.

Pero ambos lo sabían, no podían continuar.

No podían seguir con aquel creciente deseo que los invadía, porque estaba prohibido. Ambos se habían arriesgado lo suficiente al hacerlo en aquella silenciosa oficina, no podían evitarlo. Eran la adicción del otro, aquel pecado que a pesar de estar prohibido los enloquecían, ese deseo inminente en ambos era esa jugosa manzana que no debían comer y aun así la mordían como el magnifico manjar que esta era. Se perdían en la piel del contrario, esa suave piel que los envolvía y hacía cada vez más adictos a si mismos, el placer les cegaba y los hacía pecar, pero joder.

Era tan prohibido...

Y a la vez tan tentador, pero bien dicen, lo prohibido atraía en exceso y lo hacia tan exquisito que era imposible soltarlo, ambos lo tenían bien en claro y sabían que no querían parar. Cuando la respiración del menor se regulo lo suficiente y sus piernas recobraron fuerza, este se levanto del escritorio y lo cruzo hacía el frente, alejándose del azabache con un sensual movimiento de caderas, todo esto siendo observado por el mayor. Esa mirada penetrante no se despegaba de sus largas piernas, hipnotizado por el suave movimiento de sus caderas.

El rubio tomo su ropa del suelo y se empezó a vestir, siendo observado aun por el azabache, el joven soltó una pequeña risa coqueta y termino de colocarse su camisa, la cual aun se encontraba un poco desarreglada. Con aquel sensual movimiento se acerco al hombre y con sus manos tomo las mejillas de este, delineo su mandíbula con sus dedos pulgares y de forma lenta unió sus labios, el mayor le correspondió al instante, sus labios encajaban a la perfección y sus lenguas danzaban a un solo son.

El de la pasión.

Aquella pasión desbordante que a cualquiera robaría el aliento, en esa habitación solo estaban ellos, dos almas uniéndose en un toque de anhelo, se deseaban mas haya de lo que sus cuerpos pudiesen soportar, se acariciaban con tanto deseo que les arrebataba los suspiros, aquellos que se perdían entre sus labios. Ellos se amaban, mas de lo que dos amantes normales lo harían. El rubio detuvo el beso y se separo de forma ligera, sus rostros a tan solo centímetros de distancia, aun unidos por un pequeño hilo de saliva, ambos se miraron a los ojos.

¿Cuando podre verte de nuevo? Susurro el mayor.

El rubio sonrió de forma débil y el azabache coloco su mano izquierda sobre la mejilla del menor, no despegaban su mirada del otro y de forma imprevista un pequeño sollozo escapo de los labios del rubio, el azabache lo rodea con sus brazos en un abrazo protector, todo esto sin separarse.

No lo se.— Respondió en un susurro.—Tengo distintas misiones este mes.

El mayor suspira en rendición, al instante un recuerdo fugaz cruza su mente y sonríe ligeramente.

En unos días debo ir a firmar unos papeles en Iwa. Le informo.— Quizás podríamos vernos, Dei.

Me parece perfecto, Lord Hokage. Sonríe de forma picara.

Con un ultimo beso en los labios el rubio se separa por completo, da media vuelta y se acomoda la camisa de forma presentable, se acerca hacía la puerta y toma el pomo entre sus manos, antes de abrirla se gira hacía el mayor y le sonríe de forma amarga.

Debería arreglarse. El azabache endurece su mirada, al saber porque camino iría el rubio.— No vaya a verlo su esposa en tales harapos.

El rubio voltea su rostro, gira el pomo y sale por la puerta recto, cerrando esta detrás de si. El azabache suspira rendido y se recuesta del respaldo de su asiento, al mismo tiempo que se coloca una mano en su rostro apretando así el tabique de su nariz. Después de unos cuantos minutos se levanta empezando a recoger su ropa del suelo, para poder empezar a vestirse.

Si, él era Uchiha Obito, el actual Rokudaime Hokage de Konohagakure no Sato, uno de los hombres mas deseados del mundo ninja y hombre casado cabe aclarar. Él lo tenia todo para ser feliz, había cumplido sus dos sueños más anhelados, Ser Hokage y conquistar a la bella Kunoichi medica Rin Nohara. Había cumplido ambos sueños con éxito, pero, su actual matrimonio con la castaña solo iba de mal en peor.

¿Por qué?

Simple, ya no se sentía cómodo al lado de ella. Para él esa mujer lo era todo, era su mundo pero de un día para el otro después de su matrimonio esta cambio por completo, volviéndose alguien vanidosa y exigente al ser la honorable esposa del Hokage. Con el pasar de los años ella fue empeorando su actitud, a tal punto que una vez entro a su oficina gritando mientras el Uchiha se encontraba en una reunión importante. Su intimidad con aquella mujer se había vuelto nula, ya no la deseaba en lo absoluto y por ende prefería pasar horas encerrado en su oficina que estar en la misma habitación que esa mujer, agradecía internamente el no tener hijos con ella.

¿Por qué no se habían divorciado?

En Konoha el divorcio es muy mal visto por absolutamente todos, una persona divorciada ya sea hombre o mujer se le catalogaba como alguien sin honor y se le tachaba como infieles aun sin siquiera haber cometido tal acto, ser el Hokage también lo dejaba en desventaja, pues al serlo debía tener obligatoriamente una esposa y si se convertía en Hokage siendo soltero te daban un limite de tiempo para poder conseguir una esposa, también estaba el hecho de que el ser Hokage todos estarían al pendiente de tu vida privada y un divorcio seria un gran escandalo en toda la aldea, siendo sincero...

Estaba jodido.

Toda su vida se había vuelto miserable, su trabajo era agotador hasta no poder más, no podía relajarse en casa porque su esposa adoraba discutir con él, no podía negarse a hablar con los reporteros, tenia al consejo sobre él todo el tiempo y para cerrar con broche de oro también debía estar al tanto de las cosas que sucedían en su clan, pues su hermano mayor quien es el líder de este ya esta lo suficientemente viejo para continuar en ello y se negaba a entregarle el liderazgo a su hijo menor Uchiha Sasuke por este ser muy joven aun, todo hubiera sido mas fácil si Uchiha Itachi no hubiera desertado de la villa por no soportar la presión que su padre y los miembros del clan le ejercían.

Él comprendía a su sobrino pues muchas veces el estrés y la presión que sentía lo consumían a tal grado que había empezado a fumar, volviéndolo adicto a esto y consumiéndolo cada cinco minutos. Se sentía contra el suelo, atado y roto, nada le había salido como lo planeo y eso le frustraba de sobremanera.

Hasta que llego él, Kamiruzu Deidara.

Cuando lo conoció quedo fascinado, intento acercarsele de forma sutil en cada visita que este hacia a la aldea con el Tsuchikage, este al principio se negaba y con el paso del tiempo ambos se volvieron unidos, el Uchiha se había sincerado con aquel chico de veinte años y este lo ayudo para que la ansiedad que lo invadía fuese desapareciendo, ese chico se había convertido en su soporte y apoyo emocional, su mundo tenía color una vez más, de forma lenta los sentimientos empezaron a surgir y el amor a florecer, se sentía vivo de nuevo.

Después, en cada visita que el rubio hacia por cuestiones de trabajo en la aldea ambos se veían en las afueras de esta cuando él se marchaba, dejando en la oficina un clon. Ambos disfrutaban de la compañía del otro en las casas de té o pasando un cálido momento en el bosque, un día decidieron que su pequeño momento juntos lo pasarían en una posada donde el rubio se quedaría una noche y dejándose llevar por sus instintos se entregaron mutuamente, aquel amor y cariño que mostraron esa noche se quedo grabado en sus corazones e inconscientemente sus suspiros empezaban a tener dueño, el corazón de uno le pertenecía al otro y cada que podían se encontraban en la misma posada para demostrar lo mucho que se habían extrañado.

Y así el cariño iba creciendo, convirtiéndose en amor.

Un año después, año en el que se encontraban a escondidas de la sociedad y sus almas se unían en una sola, pudieron confesar lo que ambos corazones guardaban en sus pechos con un candado, aquel amor que creció de forma prohibida y que nadie jamas entendería.

Ese amor que solo le pertenecía a ellos y a nadie más.

Tiempo después, los días pasaban con normalidad y el Uchiha regreso a la monotonía que lo aprisionaba, sintiéndose ahogado entre aquella gran cantidad de papeles y con la fuerte insistencia de su esposa para que este volviese a casa, aunque el azabache se negase esta seguía insistiendo. Él solo añoraba que los días pasasen rápido y pudiese ver de nuevo a aquel joven que le arrebataba los suspiros, aquel que robaba su aliento con tan solo una mirada, aquel chico que...

Lo había enamorado por completo.

Pero este no había dado señales en un mes entero, había desaparecido del mapa por completo sin dejar rastro, ni una carta ni nada en absoluto. Aquella situación enloquecía al azabache, jamas había estado tanto tiempo alejado del rubio, solo tenia ganas de dejarlo todo e ir corriendo directamente hacia Iwagakure para poder buscarlo, pero no podía hacerlo. Sus pensamientos lo traicionaban llenándolo de dudas; ¿Se había aburrido de él? ¿Ya no deseaba verlo? ¿Ya había conseguido a alguien mas con quien ser feliz? Todas y cada una de esas preguntas llenaban su mente, lo hacían sentir inseguro y destruían su estabilidad emocional. Lo único que deseaba era ver a su pequeño rubio de ojos azules, abrazarlo y jamás soltarlo.

Lo necesitaba no por dependencia, sino por amor. Lo necesitaba porque lo amaba.

Era muy diferente a decir que lo amaba porque lo necesitaba, muy pocas personas entendían la gran diferencia que había entre ambas frases, pues cada una escondían un gran significado que no todos entendemos, pero bien dicen por ahí; para pocas palabras buen entendedor.

Sin el rubio a su lado se sentía perdido, el mundo se le venia abajo una vez mas y solo se dejo consumir por el trabajo de nuevo, su esposa estaba mas insoportable que nunca gracias a que el azabache por fin había reunido el valor para pedirle el divorcio a la castaña, quien había hecho un gran escandalo en casa por ello, destrozando todos los adornos de decoración e incomodando a su ex compañero de equipo Kakashi Hatake, quien vivía en la casa de al lado y al escuchar el escandalo se adentro a la casa de estos para encontrar al Uchiha sentado en el sofá con la mano sujetando su tabique y a la castaña arrojando todo a su alrededor. Como pudo calmo a la mujer y su compañero solo se largo a su oficina con una maleta que traía toda su ropa, desde entonces no había vuelto a su casa y tampoco había señales de la castaña.

El Hatake intentaba hablar con el azabache pero este se negaba a que las personas entrasen a su oficina, denegando la entrada no solo al peliplata sino que también a su ex maestro Namikaze Minato y a su esposa. Su mundo se estaba derrumbando por completo, los medios intentaban entrar en la torre Hokage sin éxito alguno, todos fracasaban en el intento de llegar al azabache.

Y como si fuese su salvación una carta había llegado a sus manos, una que había anhelado durante todo ese jodido mes, era de su querido rubio de ojos azules y al tenerla por fin en sus manos un alivio invadió su pecho, una sonrisa sincera había aparecido en su rostro. La carta relataba el porque el rubio no lo había ido a ver, en esta explicaba que había huido de su aldea porque estaba harto de esta y que lo que le estaba sucediendo al azabache llego hasta él, se encontraba preocupado y dio una propuesta que el azabache no dudo en aceptar ciegamente.

«Huyamos juntos, tengo un lugar al que podemos ir.»

Eso era lo que decía la carta al final junto con la ubicación del rubio, no lo pensó dos veces y arreglo bien sus cosas junto a un papel importante, fue hasta su casa de forma silenciosa y cuando la castaña lo vio, antes de que esta pudiese replicar la metió en un genjutsu y la hizo firmar los papeles de divorcio que traía consigo. Tomo el resto de sus cosas que había en ese lugar y después regreso a su oficina, acomodo el papel del divorcio sobre el escritorio, escribió una carta dejando en claro que desertaba de la aldea y por ultimo se retiro su anillo de casado sin arrepentimiento alguno, dejándolo sobre el escritorio

Con ayuda del Kamui apareció en la posada donde siempre se encontraba con el rubio y miro a un joven de cabello oscuro largo, quien traía puesta una capa de color negra con nubes rojas, al instante de ver su semblante serio y su rostro lo reconoció.

Itachi... Susurro asombrado.

El nombrado lo miro de forma indiferente y tomo el brazo del mayor, este aun anonadado se dejo arrastrar sin decir nada unos cuantos minutos hasta llegar a una cueva, se adentraron en silencio en esta. Al final de la cueva se encontraba una puerta de madera, el Uchiha menor la abrió y entraron, ya dentro del lugar noto que no sólo estaban ellos sino que había mas personas ahí quienes lo miraron.

La mayoría eran hombres, los reconoció fácilmente gracias a sus conocimientos del libro bingo, todos sin excepción eran renegados de clase S. Una mujer de cabello morado se le acerco con una pequeña sonrisa, el azabache la miro confundido.

Deidara nos hablo de ti e Itachi se ofreció para buscarte. Hablo sin borrar su sonrisa.

Ante la mención del rubio su corazón dio un vuelco e intenta buscarlo con la mirada fracasando en el intento, recorre la mirada por el lugar, la cueva por dentro estaba bien amueblada y las paredes estaban pintadas con un color blanco. Luego paso su mirada por las personas que estaban ahí antes de devolverla hacia la mujer.

Un gusto, soy... Fue interrumpido por un albino.

El Hokage de Konoha, me sorprende que hayas dejado tal puesto solo por la rubia.- El albino ríe pícaro.— Soy Hidan.

La pelimorada niega teniendo una mano en su rostro, su compañero jamas cambiaría.

No lo molestes Hidan.- Ella le regaña y después voltea su mirada hacía el azabache.— Mi nombre es Konan, te preguntarás que haces aquí.

El Uchiha mayor asiente, atrás de él su sobrino se acerco y lo tomo del hombro, el mayor lo miro y le sonrío. El menor le señala el sillón invitándolo a sentarse, el azabache un poco más confiado acepta y se sienta, siendo seguido de su sobrino y la mujer.

Akatsuki Inicia Itachi mientras cerraba ambos ojos.— Este es el lugar en el que te encuentras.

Somos una organización criminal. Un hombre de tez morena golpea en la cabeza a Hidan, el cual fue quien había hablado.

Un chico de cabello rojo cual sangre lo miro con aburrimiento y decidió seguir hablando él sobre todo aquello.

Las grandes naciones nos consideran una organización criminal. Aclaro y el azabache solo asintió.— Pero no somos nada parecido. Continua.

Nuestra organización solo le da un hogar a las personas que no se sienten cómodos en sus aldeas. Explica un hombre de tez azulada.— Por cierto, soy Kisame y el pelirrojo es Sasori. Sonríe mostrando sus grandes dientes afilados.

El azabache vuelve a asentir, lo admitía, se sentía confundido en exceso. No comprendía porque el rubio lo había hecho llegar hacía allí, se sentía un poco inquieto por no poder sentir su presencia y algo ansioso deseando encontrarlo. Tener a Itachi a su lado le generaba un poco de confianza y calma, sabia con exactitud que este no le ocasionaría ningún daño, puesto que el azabache fue quien lo ayudo a escapar de la aldea en primer lugar.

Estas aquí porque deseas escapar de tu aldea y yo también. Se escucho una nueva voz.

Cuando el sonido de la nueva voz llego a su canal auditivo, el corazón de Obito dio un brinco de emoción y su respiración se agito un poco, miro atrás de él con rapidez y ahí estaba el dueño de sus suspiros, sin darse cuenta ya estaba de pie, el rubio le dio vuelta al sofá y salto hacía el mayor, envolviéndolo con sus brazos en un cálido abrazo. El mayor lo rodeo con sus brazos y hundió su rostro en el cuello del rubio, a su oído llego un pequeño susurro.

«Te extrañe»

Solo aquello basto para que el azabache lo atrajera mas hacia si mismo, todo había desaparecido a su alrededor y solo se encontraban ellos, el latir de sus corazones se volvió intenso y un pequeño nudo en la garganta del azabache apareció, sus ojos se cristalizaron mientras abrazaba con fuerza al rubio. Deidara se separa un poco y une sus labios con el mayor en un cálido y añorado beso.

¡La rubia tiene novio! Se burlo el albino.

Callate Hidan.Le callo el moreno.

Arruinan el momento. Un pelinaranja negó resignado.

El azabache se separa del rubio con una pequeña risa, miro a su alrededor y un calor invadió su pecho, no sabia el porqué pero sentía que aquel era el lugar al que pertenecía, con su rubio de ojos azules que tanto amaba y con esos extraños que estaban ahí, dándole su apoyo.

Sabia que jamas volvería a la monotonía.

La mujer se le acerca nuevamente con una capa negra con nubes rojas, como todas las que portaban todos en ese lugar.

Bienvenido a Akatsuki. le extiende la tela negra y el azabache la toma gustoso.— Puede que no lo comprendas ahora, pero este lugar es una gran familia y ahora eres parte ella.

El Uchiha mayor sonríe.

Creo que empiezo a comprenderlo un poco. Le extiende la mano.—Mi nombre es Uchiha Obito.

La mujer ríe y jala su brazo, enrollándolo en un abrazo, siendo imitada por los demás miembros quienes se unieron al abrazo.

Las horas pasaron volando, ya todos se habían presentado y contado sus historias, se habían asombrado al saber que el azabache era el tío del Uchiha menor y el albino no desperdicio la oportunidad para burlarse de ello. Todos disfrutaron entre risas, anécdotas y tonterías, la hora de dormir ya había llegado y todos empezaban a retirarse a sus habitaciones. El azabache no desperdicio la oportunidad de mandarle una sonrisa pícara a su sobrino cuando noto que este se iba hacia una habitación acompañado del hombre de tez azulada, su sobrino se sonrojo por ello.

¡No rompas la cama Deidara! Exclamo el albino.

Su rubio solo le saco el dedo del medio, Obito río y solo se dejo arrastrar hacia la habitación que aparentemente compartiría con su amado. Cuando entraron el rubio activo un papel con un sello que estaba pegado a la puerta, el rubio le explico que este era para evitar el ruido del exterior y del interior, el azabache sonrió de forma picara.

El rubio no le presto atención y lo empujo un poco, con sus manos acaricio los hombros del Uchiha y este solo se dejo hacer. Paseo sus manos por los anchos brazos bien trabajados del adulto, el azabache cerro sus ojos disfrutando el tacto, de forma lenta el rubio fue bajando sus manos hasta pasarlas por debajo de la sudadera del mayor, acariciando y lamiendo con las bocas de sus manos el duro abdomen del contrario, este soltaba pequeños gruñidos de satisfacción gracias a las corrientes eléctricas que le generaban las caricias del menor. Con lentitud empezó a levantar la sudadera por encima de la Cabeza del mayor, retirándosela, cuando este quedo desnudo del abdomen para arriba el rubio se relamio los labios con deseo.

Acercándose un poco más hacia el mayor sus caricias fueron subiendo de nuevo, delineando los firmes pectorales del azabache, las yemas de sus dedos disfrutaban el cálido y suave tacto que la piel del mayor le ofrecía, acerco su rostro hacia el cuello del Uchiha y dejo un suave beso en este, logrando que Obito soltase un ligero suspiro satisfactorio. Con lentitud pasaba su tibia lengua por el cuello del mayor, lamiendo y dejando húmedos besos en aquella zona tan delicada, dejando leves marcas en este. Sus manos seguían recorriendo el pecho y hombros del más alto, disfrutando las caricias que proporcionaba, un ligero cosquilleo se extendía por sus dedos.

Miro al azabache, este mantenía los ojos cerrados, disfrutando las suaves caricias de su amado. El rubio se levanto de puntillas y beso la comisura de sus labios, en un beso lento y húmedo, sintió como el mayor deshacía su coleta alta en medio del beso, el menor disfrutaba cada que el azabache hacia aquello. Sus labios se unían a la perfección mientras estos se sincronizaban con las caricias del menor, el rubio muerde levemente el labio inferior del contrario, incitándolo a abrir su cavidad bucal, este sin rechistar obedece y al instante el rubio introduce su lengua.

Ante la intromisión el azabache corresponde gustoso, sus lenguas danzaban juntas al mismo compás, ya sabia exactamente que hacer, ambas encajaban perfectamente. El beso aun era lento, estaban tomando su tiempo para disfrutar del contrario, sus lenguas se entendían y se rozaban con con tranquilidad, disfrutando del momento. El baile que estas tenían en sus bocas era sensual y calmado, estas danzaban un vals lento que solo ellas conocían, fundiéndose entre si y logrando que ambos hombres perdiesen el aliento.

Las caricias del rubio bajaban hacia el abdomen del azabache, quien había movido sus manos hacia las caderas del rubio, jugando con los bordes de la camiseta de este y con ligero movimiento lo atrajo hacia el. Rozando ambos miembros erectos por sobre las telas y el azabache no desperdicio la oportunidad restregandose contra el menor, sacándole así un ligero gemido que fue callado por sus labios.

Agh, Hm~

El beso poco a poco se volvió más demandante, el danzar de sus lenguas se volvió profundo y húmedo, ambas luchaban por quien dominase a la otra, las pequeñas mordidas en los labios se hicieron presentes y el deseo empezaba a predominar, sus labios se atacaban con agresividad y los dos hombres empezaron a tocarse con desespero, fundiéndose en el toque de su contrario y soltando leves suspiros que lograban escapar del fuerte beso que ambos tenían.

El rubio empezó a empujar un poco al azabache, guiándolo hacia la cama, cuando estuvieron los suficientemente cerca el menor lo empujo contra esta separándose bruscamente. El azabache lo miraba con deseo, uno que lograba escapar de sus ojos, la respiración de ambos era errática y ninguno deseaba apartar los ojos del otro. El rubio tomo los bordes de su propia camisa y se la fue retirando lentamente bajo la depredadora mirada del mayor, este acariciaba el abdomen del rubio con sus dedos, delineaba gustoso los cuadritos que este tenía y se relamio los labios.

Deidara al ya haberse retirado por completo la camisa, tomo con una de sus manos la muñeca del azabache, guió la mano de este hasta su pecho donde lo hizo jugar con sus pezones unos segundos y después siguió guiándolo hasta su cuello, el mayor gustoso apretó un poco sin lastimarlo sacando un leve jadeo del rubio, el menor se había arrodillado enfrente del Uchiha. El mayor acariciaba la nuca del rubio gustoso, el menor solo tomo entre sus manos el cinturón de Obito desabrochandolo.

El azabache lo miraba atentamente y tomo la barbilla del rubio, con su dedo índice y pulgar levanto un poco el rostro del menor mientras con el pulgar acariciaba el labio inferior de este, al mirar sus ojos noto la llama de deseo con la que estos estaban invadidos y mordió su labio inferior, sintió como el rubio quitaba el botón de su pantalón y dejaba libre su gran virilidad, la cual había rebotado un poco cuando esta fue liberada del molesto pantalón que la aprisionaba. El rubio tomo su miembro entre sus manos y el azabache ahogo un gemido cuando sintió las tibias lenguas de sus manos lamer su miembro palpitante, el menor empezó con movimientos leves, subiendo y bajando sus manos por la gran extensión de carne, llenándola un poco de saliva gracias a sus palmas.

Acerco su rostro hacia la punta, rozándola con sus labios para después posarla en su mejilla y con su mano movió el miembro ocasionando que este le golpease la mejilla, un gemido ronco escapo de los labios del mayor. Obito tomo entre su mano el largo y sedoso cabello del rubio, guió el rostro del menor hacia la punta de la extensión de carne y el rubio lo entendió con claridad, pues separo su labios dando acceso para que el mayor se introduciese en la cavidad del rubio. El menor con ayuda del azabache movía su cabeza de atrás hacia adelante, logrando que el miembro del mayor tocase su garganta, movía su lengua con deseo sacándole así leves gemidos al mayor. Con las lenguas de sus manos acariciaba y lamia la virilidad, por el exterior y en la base mientras que con su boca se centraba en la punta hasta la mitad.

El Uchiha se sentía en el cielo en ese instante.

Sin previo aviso jalo del cabello del rubio sacando su miembro de la boca del menor, lo tomo de la cadera y puso de pie, le tomo la cinta que amarraba su short y la desamarró para después retirar este junto con el bóxer rápidamente dejándolo desnudo, después lo cargo y volteo sobre él mientras dejaba caer su espalda en el colchón.

El rubio quedo sobre el mayor con su rostro en la virilidad del azabache, este podía mirar con claridad en trasero y el miembro del menor, el rubio comprendió al instante la posición y volvió a su labor en el trozo de carne del azabache. Obito tomo entre sus manos el miembro del menor y lo masajeo, acerco un poco su rostro empezando a lamerlo lentamente para después hundirlo en su garganta, al mismo tiempo que acariciaba los testículos del rubio.

Ambos se estaban haciendo sexo oral, sus gemidos eran callados por el miembro del contrario y sin darse cuenta ambos movían con lentitud sus caderas, profundizando las estocadas en la cavidad bucal del otro. El rubio se vino dentro de la boca del mayor con un sonoro gemido, el azabache degustó la semilla del menor para después tragarla. El rubio siguió chupando el miembro del mayor con devoción y el azabache empezó a dilatar la entrada del menor con un exquisito beso negro, sus lamidas eran precisas y lentas, enloqueciendo de placer al rubio haciéndolo temblar.

Los fuertes gemidos del menor eran callados por el miembro del azabache, quien disfrutaba de las vibraciones que llegaban a su miembro gracias a los gemidos del rubio.

Obito empezó a lamer tres de sus dedos, humedeciéndolos lo suficiente para después meter dos de ellos en la entrada del rubio, moviéndolos en forma de tijeras al mismo tiempo que simulaba pequeñas embestidas. El azabache aprovechaba la posición y siguió lamiendo el miembro del rubio el cual estaba temblando, quien gemía con la virilidad del mayor en su boca. Obito no aguanto más y se vino dentro de la cavidad bucal del menor, llenando su boca y parte de sus labios de su semilla. El mayor introducio el tercer dedo en la entrada del menor, simulando fuertes embestidas en este.

Agh, ah.

Ya podía oír con claridad los ligeros jadeos y gemidos del rubio, ya que había sacado su miembro de sus labios. El azabache se deleitaba con aquellos ligeros quejidos que escapaban del menor, disfrutando todos y cada uno de ellos. Aun movía sus dedos dentro del rubio con rapidez y este respondía moviendo sus caderas al mismo compás, rozando su miembro con el pecho de Obito, humedeciéndolo un poco. El Uchiha detiene sus movimientos y saca sus dedos al sentir que la entrada del menor ya estaba lo suficientemente dilatada, ante ello el rubio suelta un gemido de disconformidad y aun tembloroso se levanta un poco, sentándose en la cadera del azabache, quien gime al sentir su miembro rozar con el trasero del rubio.

Deidara se levanta de forma lenta y empieza a retirarle el pantalón al azabache, quien levantó su cadera un poco y ayudo al menor para que este le quitase la molesta prenda junto a sus bóxers, al ya estar completamente desnudo el rubio se sienta sobre el regazo del azabache, moviendo su cadera un poco sobre el miembro del mayor, ambos gemían ante aquel rose tan exquisito, ese que los enloquecía.

El menor levanto un poco su trasero, apoyándose en la cintura del mayor y tomo entre su mano la virilidad, introduciéndola en su entrada con lentitud, el Uchiha gruñía al sentir las paredes internas del menor apretar su miembro y el rubio solo podía jadear extasiado. Cuando por fin lo tuvo dentro el rubio movió su cadera en forma circular, al mismo tiempo que subía y bajaba con ayuda de sus rodillas, las cuales estaban sobre el colchón y sus manos estaban sobre el pecho del mayor. Obito con ambas manos tomo la cintura del rubio, lo ayudo a subir y a bajar marcando un vaivén tortuoso, el Uchiha movía su cadera de arriba hacia abajo.

Pequeñas corrientes eléctricas envolvían sus cuerpos, inundandolos de placer y haciéndolos gemir de forma ahogada, las palabras coherentes no lograban salir de sus labios siendo estas reemplazadas por jadeos y gemidos llenos de desesperación, el calor envolvía sus cuerpos logrando así que estos solo fuesen capaces de decir sus nombres, soltarlos en suspiros que les llenaban el alma. Las penetraciones se hicieron mas rápidas cuando el rubio empezó a dar pequeños brincos sobre el azabache, cual jinete saltaba sobre su caballo, el Uchiha aumento también su velocidad, enloqueciendo al rubio en sobre manera.

O~Obit~o. Gemía sin control alguno el rubio, completamente extasiado.— Más~

El azabache acato la orden y aumento sus movimientos, la cama sonaba en exceso y el choque de sus cuerpos generaba un ruido obsceno que invadía la habitación por completo, sus cuerpos sudorosos se unían a la perfección mezclando así sus aromas. El Uchiha si detenerse se incorpora un poco con dificultad y une sus labios con los del rubio en un beso.

Uno demandante y caliente, con desespero fundían sus bocas en una danza rítmica, la cual separaba y unía sus labios gracias a los rápidos brincos del rubio, los cuales también se habían vuelto bruscos, sus gemidos se perdían en los labios del contrario y sus respiraciones se volvían pesadas. Se amaban con locura, sus cuerpos se necesitaban y sus labios calzaban a la perfección. No había obligaciones, tapujos o críticas que valiesen ahora, en ese momento y desde ahora solo eran dos almas que unidas nada las pararía, su amor desbordante era todo lo que necesitarían para ser felices.

El azabache se gira sin salir del rubio y lo recuesta sobre la cama un poco volteado, subiendo con desespero una pierna del rubio sobre su hombro. La nueva posición lograba que el mayor pudiese llegar aún mas profundo, por ello acelero sus embestidas tomando la cintura del rubio y apretándola un poco volvió a besar con desesperación los labios contrarios. Ambos cuerpos chocaban con fiereza, el rubio hundía sus uñas y dientes en la ancha espalda del mayor, el azabache había bajado sus besos al cuello del rubio, dejando chupetones en este y leves marcas de sus dientes.

Las embestidas se hacia frenéticas y rusticas, fundiéndose en el cuerpo del otro. El rubio movía sus caderas en un compás brusco y rápido, aferrándose como fuerza al mayor.

Obito gruñía complacido, siendo acompañados por los fuertes gritos de placer de Deidara.

En una ultima y fuerte estocada ambos se corrieron al mismo tiempo en un fuerte y sonoro gemido, el rubio mancho ambos vientres con su semilla y el azabache se vino dentro se la entrada del menor, logrando que este se corriera una vez más. El jadeante Uchiha sale del interior del rubio y empieza a besar el cuello de este, bajando sus besos por el pecho del menor hasta el abdomen, donde empieza a lamer y limpiar toda la semilla del rubio, hasta llegar al miembro de este el cual lamió limpiándolo hasta dejarlo sin una sola gota de aquel liquido blanco y viscoso, después se acostó a su lado atrayéndolo hacia si mismo y abrazándolo.

Te amo.

Susurro el azabache antes de fundir sus labios con los del menor en un beso dulce y calmado, algo jadeante ya que aun no recuperaban el aliento.

Yo también te amo, Tobi.

El Uchiha sonrió ante el apodo y solo se dejo besar por el rubio, los cubrió a ambos con la fina sabana blanca y empezó a acariciar su espalda mientras correspondía al tierno beso que le daba el rubio.

Por fin estaban ahí, juntos. Sin ningún miedo de por medio, sin tapujos, sin tener nada que ocultar. Por fin podían tener lo que tanto añoraban con su corazón, por fin se tenia el uno al otro ya no había barreras que los separase. Ambos quedan dormidos abrazados gracias al cansancio pero con una gran sonrisa de oreja a oreja adornando sus rostros.

Aquel sentir que tanto se habían esmerado en ocultar a los demás, ya podía florecer sin miedo a ser marchito.


Fin.
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¡Hola!

¿Que les pareció?

¿Cual os +18 te gusta mas, Este o el de "Inocencia"? Siendo sincera prefiero el de Inocencia.

Se preguntaran porque la historia de este os se siente tan vacía, bueno es simple, la historia del os es solo relleno y solo me centro mas en lo importante ¿Y que es lo mas importante? ¡Pues el frutifantastico de Obito y Deidara, por supuesto! Así que me disculpo de antemamo por si la historia con Rin se siente aburrida xd.

Dato curioso: Escribí esto mientras mi madrastra estaba enfrente mio y con musica cristiana, yo no le temo al peligro ¡Yo soy el peligro! Jsjsjsj

Tomen esto como un bonus, ya que este os sera publicado al mismo tiempo que el capitulo siete de "Operación celos" ¿Ya lo leyeron? ¿No? Pues deberían xd

Aquí les dejo mi segundo intento de Yaoi, ¿Creen que mejore?

Pdt: Banda, tenemos pase VIP para el infierno nos vemos en nuestra suite

¿Cual fue tu parte favorita?

Deja aquí tu F por las caderas de Deidara, cada F es un dolar para la silla de ruedas de Dei xd.

Escrito:02/06/21
Publicado: 03/06/21

6806 Palabras.

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