Narra Luffy

No dejaba de mirar a Robin y a Nami, me dolía que se hubieran ido sin más a derrotar a Kid, menos mal que Franky estaba en todo y se había dado cuenta de sus ausencias aunque en realidad no había ocurrido nada malo. Son fuertes y sobretodo, más listas que cualquiera de nosotros pero ellas son personas a las que quiero.
Después de arrojar a Kid, abracé a Nami con todas mis fuerzas al igual que hizo Sanji.

-¡Nami-chan, Robin-chan! ¡Estábamos preocupados!

-Pues todo ha salido como pensaba Cocinero-san

Se respiraba mucha paz y alegría.

-Vámonos -ordené- como ha dicho Chopper, lo mejor es irnos de esta isla.

3 días después

Ya podía divisar la nueva isla. Estos días habían sido un poco raros sobretodo porque apenas vi a Nami y a Robin. ¿Estarían planeando algo nuevo? Se pasaban todas las horas juntas en la habitación. Incluso ayer decidí espiarlas pero por desgracia me pillaron al segundo y recibí un golpe importante en la cabeza de parte de Nami, cualquier intento era inútil.
Ahora las veía a las dos juntas riendo sentadas bajo el árbol.

-Oye Nami, ¿Que harás en la nueva isla? -pregunté

-¡Luffy! ¡Estoy hablando con Robin! -respondió ella molesta

-¡Me da igual! ¿No podemos hablar los tres? -puse cara triste- Solo quería saber que harías.

-Sanji me ha invitado a dar un paseo, él conoce la isla así que me la enseñará.

-Espero que sea lo único que te enseñe... -susurré

-¿Qué has dicho?

-Nada, nada

Genial... de nuevo Sanji... Intenté poner la mejor cara posible para que ellas no notaran el dolor que sentía al haber escuchado eso.

-De acuerdo -pude articular- ¿Y tu Robin?

-Iré con el Espadachín-san, me ha invitado a sake.

-Bueno, pues os dejo hablando. ¿Por la noche quieres cenar algo conmigo Nami?

-¿Algo? -sonrió ella- Entonces solo cenaremos chocolate.

-Moriré de hambre...

Robin no dejaba de reir al escucharnos. Pero tenía razón yo, si solo cenaba chocolate mi estómago rugiría.
Me fui de allí, pasaría la tarde con Ussop aunque me doliera mucho el corazón.

-Oye Luffy -Nami se levantó y me agarró de la mano- quiero que sepas que, si me hubieras invitado antes, habría ido contigo primero.

-Lo intenté, pero...

-Pero nada -interrumpió- nos vemos.

Narra Zoro

Este era mi día. Tuve mucho tiempo de reflexión y después de todo, creo que podré conquistarla. Hoy, diré todo.

Bajé del barco con Robin. Estar a su lado siempre me ponía nervioso aunque el olor a flores que desprendía era perfecto.

-¿A donde me llevas Espadachín-san? -dijo ella con su típica sonrisa en el rostro

-Te dije que iríamos a una taberna pero he cambiado de opinión, iremos a un parque.

Narra Robin

Seguimos las señales que indicaban donde se encontraba el parque, al cabo de un rato llegamos (a pesar de las veces que se había perdido Zoro) y nos sentamos en un banco. Había muchos niños jugando, sonriendo y también hablando, se respiraba armonía. Notaba a Zoro nervioso, no hablaba absolutamente nada y eso me preocupaba.

-¿Ocurre algo Espadachín-san?

-Eto... -sus mejillas se sonrojaron- no.

¿Pensaba estar callado todo el día mientras mirábamos a los niños? Seguramente había pensado algo pero ahora mismo no era capaz de articular palabra.

-Espadachín-san... -insistí- no me importaría estar toda la tarde contigo aquí pero... ¿me has traído para algo?

-Yo... -se llevó las manos a la cabeza- no soy así...

-¿Eh?

Estaba sorprendida ¿Que quería decir?

-Agh...

Me agarró de la mano y luego me cogió como un saco de patatas.

-¿Que haces? -pregunté- te estás acostumbrando a cogerme y eso no debe ser bueno...

-Voy a demostrarte mi amor a mi manera.

-Te vas a perder... ¿A donde te tengo que guiar?

-¡Cállate! -dijo más sonrojado

Después de unos pocos minutos, se paró justo delante de una posada.

-¿Vas a pedir una habitación Espadachín-san? Te recuerdo que solo puedes estar conmigo hasta la noche, luego soy completamente del Carpintero-san

Él frunció el ceño.

-Espero que sea la última vez que dices eso...

No le gustaba que hablase de Franky pero obviamente, lo comprendía. Pidió una habitación, la más cara que había.

-Señor -dijo el dependiente- ¿No estarás secuestrando a esta hermosa señorita?

-"Esta hermosa señorita" será mi futura pareja.

Sonreí ante esas palabras. Entramos a la habitación y al oir cerrar la puerta de detrás de Zoro, mi corazón empezó a latir a una velocidad asombrosa.

-Robin... -dijo girando mi cara con delicadeza- sé que me cuesta mucho expresar mis sentimientos hacia ti así que seré breve: Te quiero.

-Vaya Espadachín-san, que directo.

Sus mejillas se sonrojaron.

-Tsk...

Se abalanzó contra mí empujándome contra la cama, yo me agarré a su fuerte espalda.

-¿Que-que haces?

-Lo que quería hacer hace mucho tiempo.

Mi corazón latía aún más rápido. Cerré los ojos y noté el contacto de sus labios con los míos. Su sabor era tan... tan suyo... no podía describirlo. En parte me sentía extraña, mientras nos besábamos mi cabeza no dejaba de pensar también en Franky, tenía que tomar una decisión de una vez. Nos separamos por falta de aire.

-¿Eso es todo Espadachín-san? -sonreí

-Haría cosas inimaginables contigo hoy.

Mi corazón se aceleró todavía más.

-Pero no puedo -prosiguió- no puedo hasta que me digas que solo eres mía. No quiero ser el segundo plato de nadie.

Parecía que estaba decidido pero en el último momento... se lo pensó. Recibí un pequeño beso en la frente y se fue.

Narra Nami

Sanji decidió llevarme a unas clases de cocina, puede que fuera divertido (mientras no tuviera que pagar)

-¡Es aquí el sitio! Conocí al que da las clases en el Baratie, fue un cliente que se enamoró de mi comida. Dijo que en un futuro él sería mejor que yo.

-No veo eso posible

-¡Eres tan buena Nami-chan! -dijo dando saltos de alegría

Entramos y la clase ya había comenzado. El profesor estaba gritando a sus alumnos pero paró al ver a Sanji.

-¡Sanji-san! ¿Que tal todo?

-Bien... -respondió molesto- me gustaría ver como te comportas con los alumnos.

La clase siguió normal pero se notaba un ambiente malo. Al cabo de un rato, cuando tuve que mezclar los ingredientes, me empezó a gritar.

-¡¿PERO COMO MEZCLAS ASÍ!? ¿NO HAS OIDO QUE NO TIENES QUE MEZCLAR LA ZANAHORIA?

Iba a soltarle algo pero Sanji me frenó.

-Déjame probar.

Sanji cogió una cuchara y probó mi puré.

-Pues está más bueno con zanahoria. Madame, eres muy buena cocinando.

Sonreí.

-¡Pero Sanji-san! -replicó el profesor- ¡Esta receta era tuya!

-Que sea la última vez que les gritas a tus alumnos y mucho menos a esta bella mujer.

Me agarró de la mano y nos fuimos de allí hasta un parque.

-Gracias por defenderme Sanji-kun aunque seguro que el puré estaba horrrible.

Él me miró a los ojos acariciándome el pelo.

-Jamás mentiría a la persona que más quiero y menos en temas de cocina. A partir de ahora, también le echaré zanahoria, está mejor.

Sanji era demasiado bueno conmigo y sobretodo sincero.

-Gracias -dije sonriendo

-No hay de qué. Quiero decirte que... te quiero. Sé que piensas que me gustan todas las mujeres pero... desde que te vi por primera vez... mi corazón solo late porque tu estás aquí.

-Sanji-kun...

Recibí un abrazo muy grande, casi se me salen las lágrimas. Luego, con mucha ternura, probó mis labios hasta dejarme sin aliento.