Atracciones (Parte 2)
Narra Robin
Nos separamos del grupo, ¿A donde iríamos? ¿Tendría una genial idea como la de antes?
-Espadachín-san ¿a cuál vamos?
-No sé -dijo rascándose la cabeza- primero quiero conseguirte algo.
-¿Conseguirme lo qué? -dije emocionada
Me agarró de la mano para que lo siguiera, me gustaba bastante que me sorprendiera.
-¿Crees que tengo buena puntería? -preguntó
-Depende.
-No me animas mujer.
-Eres bueno cortando Espadachín-san, de los mejores. Pero en puntería... no sé que decirte.
-Bueno, pues lo comprobaremos.
Me llevó hacia un escaparate donde, si pinchabas 5 globos con 5 dardos que te daban, conseguías un peluche aunque no podías fallar ni una sola vez. Había tantos peluches para elegir... pero uno me llamaba la atención en particular, él se dio cuenta. Sonreí.
-¿Crees que podré acertar los cinco?
-Confío en ti, Espadachín-san
Pidió los cinco dardos y puso cara de concentración.
-Creo que lo haría mejor con un poco de ayuda.
-¿Que ayuda Espadachín-san? -Pregunté aunque yo ya podía adivinar lo que era.
-Un beso
-No creo que eso te ayude -le guiñé un ojo
-Bueno... entonces lo haré sin tu ayuda.
Puso de nuevo cara de concentración, cogió un dardo y pinchó el primer globo. Aplaudí y le di animos. Sonriendo, consiguió pinchar el segundo globo pero no el tercero.
-¡Mala suerte caballero! -dijo el que revisaba- ¿Va a querer intentarlo de nuevo?
-Desde luego
En parte, creo que falló a propósito. Le dio de nuevo cinco dardos, cuando iba a tirar el primero, le di un pequeño beso en la mejilla consiguiendo que se sonrojara.
-Ahora sí que pincharé todos.
Y efectivamente, pinchó los cinco.
-¡Sabía que lo conseguirías Espadachín-san!
-Claro mujer, no necesitaba tu ayuda.
-Que mentiroso, si no fuera por mi beso no lo hubieras conseguido jamás.
-Error, ahora no te lo he pedido.
Sonreí.
-Bueno caballero, ¿que peluche desea?
-Aquel de allí.
Cogió el peluche que antes yo no dejaba de mirar, era un tigre precioso y enorme pero me gustaba por algo en especial: tenía el ojo rasgado. Se parecía a Zoro.
-¿Te gusta mi peluche? -dijo él mientras caminábamos a la noria.
-Es bastante feo, me recuerda a alguien que es igual -sonreí
Frunció el ceño.
-¿Eso crees? ¿Seguro que no lo quieres?
-A mí me gustaba el cyborg -mentí
Se enfadó todavía más.
-Bueno toma -dijo indignado- era para ti desde un principio...
-Ya lo sé Espadachín-san, me enamoré de él en cuanto lo vi.
-¿De mí o del peluche?
-Tendría que pensarlo...
Me acerqué a él y le volví a dar un pequeño beso en la mejilla.
-¿A donde vamos? -pregunté
-¿Que te parece a ese de allí? -dijo señalando la noria
-Me parece bien. Te guiaré para que no te pierdas.
-¡No me pierdo mujer!
-Ya, ya... los edificios de mueven.
-¡Es verdad!
Sonreí, parecía completamente convencido. Con la mano que tenía libre, agarré la suya, consiguiendo que se sonrojara y mirara para otro lado. Me parecía tan tierno su comportamiento.
Mientras caminábamos hacia la noria, vi en una tienda, una diadema con orejas de gato, arrastré a Zoro hasta allí.
-¿Que has visto?
-Espera aquí. No te muevas.
-Tsk...
Fui dentro de la tienda y compré aquella diadema tan mona, luego volví junto a Zoro.
-¿Que es eso que ocultas detrás de ti?
-Cierra el ojo y te lo diré.
No parecía muy convencido pero accedió. Le coloqué la diadema, no pude evitar reirme como nunca: Era muy lindo pero al mismo tiempo era gracioso, las orejas de gato eran demasiado geniales.
-¿Que has echo mujer?
Se miró en el reflejo del cristal, se le puso la cara como un tomate y se quitó la diadema.
-¿Por qué me torturas así mujer?
-No te la quites
-¿Crees que voy a ir así por todo el parque de atracciones?
-Pues me haría muy feliz -dije sonriendo
-¡No! Para ti -dijo dándomela
-¿Y si hacemos un trato?
Pude apreciar en su rostro una leve sonrisa.
-¿Que tipo de trato?
-Si vas con ella hasta la noria siendo mi gatito...
-Tsk... -interrumpió- no creo que haya nada lo suficientemente...
-Podrás hacer lo que quieras conmigo durante una hora -dije interrumpiéndole yo a él también
Sus ojos se iluminaron, se rascó la cabeza y empezó a dar vueltas en círculos.
-De acuerdo, trae eso
Se volvió a colocar la diadema de gato en la cabeza.
-Ahora solo falta la cola...
-¡Ni hablar! -dijo horrorizado
Agarré su mano y seguimos caminando. Al rato, Zoro me cogió como un saco de patatas y se puso detrás de una tienda.
-¿Que-que haces?
-Shhh mujer, mira.
Me asomé al borde y vi que cerca estaban Franky y Sanji.
-¿Que pasa? Solo son el Carpintero-san y el Cocinero-san.
-Si nos ven, aparte de la vergüenza que pasaré delante del cocinero pervertido, se unirán a nosotros.
-A mí eso no me importa. ¡SA- iba a gritar el nombre de Sanji pero Zoro me tapó la boca.
-¿Quieres que te vuelva a tapar la boca como antes?
-Espadachín-san, estás cogiendo una manía de secuestrarme que no puede ser buena.
-¡Eres tú la que me obliga!
Sonreí.
-Bueno, de todas formas solo quedan 20 minutos para volver con los demás.
-¿Crees que dejaré que te vayas con Franky durante una hora?
Me sorprendí ante esas palabras.
-Vamos a la noria, en una hora y veinte minutos, volveremos con los demás.
-De acuerdo gatito.
-¡No me llames así!
-Me sorprende tanto que te parezcas al peluche... quizás estás muerto y tu alma está en el peluche.
Me miró horrorizado.
-Nunca me ha gustado tu humor negro... ¡estoy vivo mujer!
Fuimos caminando hasta llegar a la noria, era enorme, igual que la cola que había que hacer para entrar.
-A este paso tardaremos una hora para poder subirnos -dijo Zoro
-¿Se te ocurre algo?
-Podría cortarlos a todos.
-Llamarías demasiado la atención, ¿no crees?
De pronto, entre la multitud, vi una persona con cabello rojo que me miró sonriente y luego desapareció por detrás de la noria.
-Robin, ¿Que ocurre?
-Kid... juraría que acabo de verlo.
-Guíame, no dejaré que te vuelva a coger.
Me agarró de la mano y fuimos hacia detrás de la noria donde solo podíamos ver un bosque.
-Imposible encontrarlo con tantos árboles.
-Debemos avisar a la tripulación Espadachín-san.
-Tsk... ¿Por qué siempre me fastidian los planes?
-Tienes una hora para hacer conmigo lo que quieras, la usarás en un futuro.
-Pero no hemos ido a la noria mujer.
-No importa -le quité la diadema colocándola en la cabeza del tigre- te la mereces.
Sonrió y fuimos al punto de encuentro, cuando todos estábamos reunidos, comentamos la situación.
-¡A POR KID! -dijo Luffy- esta vez, presiento que nos libraremos de él, pero será difícil.
-Por cierto Luffy-san, ¿Por qué tu y Nami estáis mojados?
-Es una larga historia... -respondió ella
Gracias por todos vuestros comentarios, me encanta leer vuestras opiniones <3 Gracias a eso, sigo escribiendo :)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro