"Recuerdos"
SENTIMIENTOS
Capítulo 1
"Recuerdos"
Mirando las estrellas te recuerdo, ¿cuánto tiempo ha pasado desde aquel día? Años... Aun recuerdo el día que partí, ese día que comencé a planear todo. Me gustaría borrar esos amargos recuerdos, ese día en que nos dejaste, en que me abandonaste. ¿Cómo nunca lograste entender que nadie podía comprenderme más que tú? Eras sólo tú y nadie más que tú. Nadie lograría comprender mi espíritu, porque heredé eso de ti. Y no logro olvidar, ese día no puedo arrancarlo de mi cabeza, por más que lo intente, no puedo. Te recuerdo cada día, tal y como en este preciso instante. Porque viví junto a ti las aventuras más grandes de mi vida, las aventuras que cualquier humano jamás podría vivir.
-Hija debemos ir a casa, creo que ya estamos lo suficientemente cansados para seguir aquí, además creo que tu abuelo regresará en un tiempo más, como siempre lo ha hecho -dijo Gohan, aunque los pensamientos decían otra cosa.
-Vayan ustedes, en un rato más los alcanzo.
-Está bien, no demores -respondió su padre con una mirada de nostalgia al ver a su hija.
Gohan junto a Videl y los demás guerreros emprendieron el vuelo para partir a sus hogares.
A unos metros de allí Vegeta, cruzado de brazos, le hablaba a Bulma-¡¿Qué te pasa ahora, mujer?! ¡¿Por qué lloras?! -mantenía aquella fría postura, sin entender las lágrimas de ella.
-No pasa nada Vegeta, mejor vamos a casa -Le contestó su mujer. No sabía qué era esta vez, pero aquel presentimiento le decía que su amigo de infancia, quizá, no volvería-. ¡Bra, Trunks, vámonos! -le dijo a sus hijos.
-¡Chillona! -murmuró. A Vegeta siempre le fastidiaba aquel hecho, que su mujer tuviera que gritar hasta por el más mínimo detalle. Pensaba que era un maldito hábito que jamás dejaría atrás.
-En seguida voy mamá, los alcanzo en un minuto -habló Trunks.
Antes de marcharse, el único saiyan puro sobreviviente del planeta, observó cómo su hijo se acercó a la mocosa nieta de Goku, y no comprendía el lazo de ellos dos. ¿Qué había entre ellos para que su hijo siempre le prestara atención a Pan? Tampoco se dedicó a pensarlo demasiado, no tenía importancia.
Luego de un rato, en el lugar sólo quedan dos: Pan y Trunks. Una vez que los demás se fueron, él se acercó a ella por la espalda, la abrazó y le susurró al oído- No puedo saber con exactitud lo que estas sintiendo, sé que estas triste, pero recuerda que siempre puedes contar conmigo -habló con voz suave, estrechando entre sus brazos a la pequeña niña que tanto enfado y ternura le generaba.
Pan al sentir su tacto y con las emociones a flor de piel, no logró contenerse, y las silenciosas lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas. Orgullosa como siempre se destacó, ocultó su rostro entre sus manos, pero Trunks, al verla, se posicionó frente a ella, pasando ambas manos por sus mejillas, recogiendo sus lágrimas.
-No tienes por qué... -comenzó Pan con dura voz, tratando de contenerse y fallando en el proceso. Trunks no la dejó continuar y le habló dulcemente, como solo él podía serlo.
-Sí tengo, Pan -le sonrío con pesar.
-Gracias -contestó tratando de sonreír.
-No hay por qué dar las gracias, sabes que te quiero, eres como una hermana para mí, eres parte de mi familia.
Pan observó las estrellas con más detención y sonrió con tristeza al recordar el momento y las palabras exactas de su amigo.
Abuelo, ¿sabes qué? En ese momento comprendí que ya nada me retenía en ese lugar. Tú no estabas conmigo, y pese a mis ingenuas esperanzas de que tu podrías volver, sabía en el fondo de mi corazón que no volverías.
Puedo recordar las necias palabras de mi papá, el hacerme entender que tu partida era lo mejor para todos, que tu amor era tan grande por la vida, por nuestro planeta, por nuestra familia y amigos, que preferías dejarnos, irte con Shenlong con tal de que no volvieran las constantes amenazas buscando tu poder, buscando derrotarte, para dejarnos a todos con una vida feliz y en paz.
También recuerdo la confusión de niña por la que pasé, decepcionada de los chicos de mi edad que arrancaban al instante cuando veían mi naturaleza poderosa. Jamás había tenido un chico a mi lado que no fuera mi familia. Ahora río por el amor idealista e irreal por Trunks. Quizá pasar aquel año junto a ustedes ayudó a aquella fantasía adolescente, pero ese día lo entendí todo. Era un sueño, él no podía sentir lo mismo que yo. ¿Me quería? Por supuesto que sí lo hacía, pero como él dijo como una hermana, como parte de la familia. Fue bastante absurdo pensar lo contrario, ¿no? El que pudiera mirarme con otros ojos, el que me viera como una igual, verme como una chica que lo podría querer más allá de la ternura y de las travesuras. Pero eso había sido cuando era niña, cuando mis ojos y mi alma tenían una profunda admiración hacia ustedes.
Tú, mi abuelo, el más cariñoso, alegre, paciente y fuerte de todos. Todos los guerreros te admiraban, salvaste el planeta y la galaxia en incontadas oportunidades, ¡incluso tus enemigos sentían esa admiración hacia ti! Jamás podría olvidar tu infinita bondad, eras especial, un ángel caído para protegernos aunque tú no lo comprendieras así. ¡Tú sólo creíste que te gustaba demasiado la lucha, sobrepasar tus máximos límites, ir más allá de tus poderes, superarte día a día! Pero para nosotros, eras más que eso, en especial para mí, eras mi modelo, mi ejemplo a seguir. Tu bondad, carisma, alegría y tu amor, eran lo más grande de ti. ¡Y te creen mal padre! ¡Por favor! Cuidaste de mí, de tu esposa, de tus hijos, de tus amigos, del mundo y la galaxia entera porque nos amabas, y fuiste mucho más de lo que todos creen, estuviste dispuesto a dar tu vida, tu existencia por los demás.
Y Trunks... Trunks, ese hombre maravilloso según los ojos de mi corazón. Bondadoso como tú, cariñoso, amable y respetuoso como tú. El hombre más dulce que jamás podría conocer. Lástima que todo cambió, lástima que yo cambié. Volver a nuestras vidas rutinarias me hizo daño, estaba muriendo todos los días un poco más, no estaba hecha para este tipo de vida, ¿y sabes algo, abuelo? Él me decepcionó, no era el que yo tenía en mente, y no fue su culpa, fui yo quien lo idealizó, no era perfecto, nadie lo es.
Las palabras se disuelven y se pierden con el tiempo, dejan de tener el mismo significado. No estuvo para mí como lo prometió, y no hay nada de mal en eso. Cambiamos porque la vida nos hace cambiar, aprendemos, evolucionamos. Era el presidente de la compañía más grande del planeta, era obvio que sus prioridades cambiarían, así como las mías, y por eso yo debía marchar, hacer mi propio camino.
Sólo quería largarme con rapidez, pero no todo es así de fácil, no como una niña planea. Mamá y papá, obviamente, no lo permitieron, ¿quién en su sano juicio deja a una niña de catorce años sola? Já, los señores Brief, mas no mi padre. Estaba obligada a seguir existiendo en el mismo lugar hasta mis dieciocho años cuando debía ir a la universidad. Ahí encontré el motivo y la excusa perfecta para salir y hacer mi vida. Mis padres ya no podían retenerme junto a ellos, ya era mayor de edad, y aunque los amara con todo mi corazón... era hora de partir.
A pesar de todos estos años alejada de todos, Trunks se queda con un especial cariño. Mi amor idealista fue la culpable de las visitas a su casa, pero a la vez tratar de no interactuar mucho con él, sentía que mi corazón explotaba de amor y tristeza al recordar sus palabras deaquel día. Pero su dulzura no me dejaba en paz, siempre encontraba el modo de encontrarme, cuando tenía la obligación de asistir a las fiesta de Bulma y me escondía o me alejaba de todos, él siempre aparecía ahí, a mi lado.
-No pasa nada Trunks, es sólo que estoy cansada, debo estudiar mucho para ingresar a la universidad, ya sabes cómo es mi padre -señaló Pan. Sentada sobre la verde hierba que adornaban los inmensos jardines de Corporación Cápsula. Escapando, como siempre, de las celebraciones donde hablaban sobre Goku y, de paso, evitando a Trunks.
Él la miraba directo a los ojos, sabiendo y descubriendo sus mentiras al instante, pero callando, jamása diciendo nada al respecto, y sólo le respondía- ¿Sabes? Parece que estudias mucho, deberías divertirte un poco, pareces una... -hizo una pausa y la miró con el ceño fruncido-. ¿Te has mirado al espejo? -preguntó, causando confusión en la adolescente.
-¿Qué? ¿Por qué?
-¡Mira! -apuntó, poniendo su dedo índice en la frente de la chica-. Pareces una abuela con esa arruga.
-¿Qué? ¿Una arruga? ¿Dónde? -preguntó con histeria mal disimulada en su voz, mientras sus manos tocaban su frente, comprobando lo dicho.
Trunks rió a carcajadas- ¡Que ingenua eres! -volvió a reír divertido-. No tienes nada, Pan.
-¡Qué pesado eres! -Hizo falso enojo y luego rió junto a él, golpeando su brazo en forma juguetona.
-¡Ay! ¡Eso duele! -se quejó sobando su brazo, supuestamente, adolorido-. ¿Ves? -la miró con una sonrisa en el rostro.
-¿Qué cosa? -preguntó confundida.
-Eso -apunto su boca-, cuando sonríes y estas alegre, eres más hermosa -le dijo con sinceridad. Ella, como respuesta, sólo sonrió y se sonrojó.
Justo en ese preciso momento, aparece Bra en el jardín de Corporación Cápsula con un teléfono en mano- ¡Hermano! -gritó acercándose a ellos-. ¡Tienes una llamada! -Lo extendió para entregarle el aparato blanco entre sus dedos-. Dijo que era una tal Jen.
-¡Ya voy! -se puso de pie-. ¡No tienes para que gritar tanto! -se quejó-. Igual a mi madre -susurró-. Lo siento Pan, atiendo esa llamada y vuelvo en seguida.
-Está bien, no te preocupes -respondió con un falsa sonrisa, recordando las innumerables veces en donde él prefería hablar con sus amigos en vez de estar sólo cinco minutos con ella.
Trunks se va dentro de la casa, mientras Bra se acerca a Pan sentándose en el pasto junto a ella-. Hace mucho tiempo que no te veía hablar con mi hermano, ¿Están poniéndose al día? -preguntó acomodándose junto a ella.
-Eh... sí, claro -respondió rápidamente fingiendo estar bien-, pero no duró mucho, siempre lo llaman del trabajo, creo que ser el presidente de la empresa debe ser agotador -le dijo a su amiga Bra, anteponiendo una excusa por él. Siempre era lo mismo, no pasaban más de cinco minutos conversando cuando lo llamaban por teléfono del trabajo, sus amigas o recibía visitas de su novia, y al final, se olvidaba de ella.
-Sí, obvio, pero ahora lo estaba llamando una amiga que, por cierto, no me agrada -dijo Bra con cara de asco.
Pan la miró pensativa. Sólo podía asentir a los dichos de la chica a su lado, pues era obvio que él tendría novia.
Despegó los ojos del cielo y observó el balcón donde estaba situada al escuchar la puerta abrirse, eso la sacó de los recuerdos y la trajeron de nuevo a su realidad. Se dio media vuelta y escuchó la puerta cerrarse de aquel departamento que habitaba.
-Pan, amor. Llegué. ¡Traje la cena! -Al no escuchar respuesta, repitió-. ¿Pan?
-¡Aquí estoy! -le respondió luego de escuchar el segundo llamado.
El hombre se le acercó por la espalda, afirmando el mentón sobre uno de los hombros femeninos, y le habló- ¿Triste nuevamente? -preguntó mientras la abrazaba cariñosamente. Pensando en lo recurrente de esta situación en el último tiempo, sin comprender del todo la tristeza de su chica.
-No es nada, estoy bien -respondió con suavidad.
Continuará...
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