Capítulo 2: shuri y Akeno, las nuevas chicas en la vida de Goku y Gohan.
Goku y Gohan sobrevolaban los cielos, buscando un pueblo cercano para la compra de sus vivieres. El par de sayayin volaba con tranquilidad mientras el ocaso golpeaba sus caras con su luz anaranjada. Gohan hablaba trivialidades del entrenamiento que tuvieron en la habitación del tiempo, mientras que Goku le respondía a su hijo con una sonrisa en su cara.
-oye papá, entrenaremos todos los días antes del torneo de cell ¿verdad?- pregunto el pequeño mestizo a su padre, quien con una mano en la barbilla no había pensado sobre eso.
-ummm aún no lo sé, déjame pensar un poco- decía Goku en un tono reflexivo. Gohan al ver esa faceta de su padre, no pudo evitar reír por lo bajo, -un mes tiene treinta días, entonces usaremos los primeros diez para entrenar, otros diez para descansar, cinco más para entrenar y los últimos cinco descansaremos de pleno, ¿Qué te parece mi idea Gohan?- pregunto el sayayin de raza pura con una sonrisa en sus labio. Este tenía un rostro que pareciese decir que había solucionado un gran predicamento.
-pero papá, ¿no crees que estas tomando a cell muy a la ligera?- pregunto Gohan preocupado por la forma de pensar de Goku.
-no te preocupes por eso hijo, mira ya estamos cerca de llegar al pueblo- hablo el son mayor, quien apuntaba con el índice hacia el pueblo. Gohan solo dio un suspiro antes de bajar su mirada a la tierra, pero este vio como un grupo de hombre tenían rodeada a una mujer con su hija.
-mira eso papá- exclamo alarmado Gohan, deteniendo en seco su vuelo a la vez que apuntaba a las chicas. Goku al ver esto cambio su rostro a uno más molesto, ya que podía sentir las intenciones asesinas del grupo de personas y como veía la situación, las muchachas eran las víctimas de esas intenciones asesinas.
-tú ver por la niña, yo me hare del cargo de los demás- ordeno Goku a su hijo. Gohan asintió y con gran velocidad bajo a la tierra, con las intenciones de salvar a la chica.
El hijo de Goku apareció a un lado del sacerdote que sostenía a la pequeña Akeno. Sin pensar demasiado, el pequeño con una patada giratoria envió a volar al sacerdote hacia los bosques, aunque modero su fuerza para no matar al sujeto. Akeno al no sentir las garras del hombre sobre sus hombres, dio la vuelta para ver qué es lo que aconteció.
-¿te encuentras bien?- pregunto con un tono tranquilo Gohan a la niña. El hijo de Goku ofreció su mano en señal de ayuda a la hija de shuri, la cual vio con algo de confusión al chico. Akeno al no ver malas intenciones del rubio, decidió tomar su mano entre las suyas. Pero en ese momento, en que el tacto de sus manos toco su piel, la pelinegra sintió una leve electricidad en su espalda y los colores se le subieron a las mejillas.
-gracias, espera ¿y mi mamá?- pregunto de inmediato Akeno, la cual se volteo a ver a su madre.
-tranquila, mi papá la ayudara- decía en un tono pacifico Gohan, quien veía junto a Akeno como el sayayin de raza pura desviaba un rayo dirigido a su madre. La himejima menor sin pensarlo corrió a su madre, mientras que Goku hablaba con los sacerdotes.
Akeno le explicaba a su madre quien había sido su salvador, mientras que esta aun no salía de su estupor. Un hombre desconocido sin ninguna obligación de salvarla o hacer algo por ella o por su hija, se había interpuesto entre un gran trueno que la mataría, pero este logro soportarlo y salir vivo después de ese ataque, pero debía hacerlo, debía saber cuál era el nombre de este hombre. Lo consiguió, el nombre de este sujeto era Goku.
-¿Goku? Que nombre tan extraño- dijo en voz alta la himejima mayor. Goku sonrio ante tal comentario de la mujer.
-jejejeje, ya me lo habían dicho muchas veces en el pasado- respondió el súper sayayin frotándose la nuca. Aunque este momento fue interrumpido por uno de los sacerdotes.
-señor, si es que no quiere verse involucrado con esa traidora, quítese de ahí y déjenos acabar con el trabajo- dijo con enojo el sacerdote líder de esta banda de sujetos. El sayayin de clase baja dirigió su mirada a los hombres.
-¿y si no quiero?- pregunto con algo de sarcasmo en su voz Goku, lo cual saco ceños fruncidos y rechinidos de dientes por parte de los sacerdotes.
-ustedes dos ataquen a ese hombre, pero no lo maten, nuestro único objetivo es shuri y su hija- ordeno el líder del grupo de personas. Los sirvientes del clan asintieron e invocaron un par de báculos dorados con una esfera esmeralda en la punta.
-se lo suplico señor Goku, no se involucre más con esta gente, no sabe lo poderosos que pueden llegar a ser- decía con preocupación en su tono de voz shuri, quien intentaba detener al sayayin de raza pura.
-ellos tampoco saben que tan fuerte soy yo- respondió Goku calmadamente. Este último dirigió su mirada a su hijo, -Gohan, te encargo a la señorita shuri y su hija, yo me hare cargo de estos hombres- dijo Goku, a la vez que se tronaba sus nudillos. Caminaba lentamente hacia los hombre, mientras que Gohan apareció en frente de las chicas en un abrir y cerrar de ojos.
-solo no te excedas papá, recuerda que ellos son mucho más débiles que tú- advirtió Gohan a su padre. Shuri y Akeno se miraron la una con la otra, sin poder creer que solo ese hombre común y corriente pudiera contra el clan himejima.
-¡ataquen!- grito el líder a sus sirvientes, los cuales se lanzaron contra Goku, convocando rayos desde sus objetos mágicos. El sayayin de raza pura solo dio un leve suspiro para desaparecer de la vista de todos y reaparecer detrás de estos hombres.
-lo siento pero bajaron su guardia- exclamo Goku, mientras le daba leves golpes de karate en las nucas de estos, quienes caían como un saco de patatas al suelo.
-imposible, no pude ver sus movimientos- dijo el líder de los sacerdotes del clan himejima. Aunque su rostro de la impresión paso a la ira, su clan era el mas fuerte de todos o eso pensaba, -que no subestime a nuestra familia, ataquen con todo no importa si muere- ordeno el frustrado hombre, enviando a su decena de hombres contra Goku.
El primer sacerdote que se lanzaba contra Goku, dirigía su cetro que irradiaba electricidad en la punta, tratando de alcanzar el rostro del sayayin de raza pura. Goku solo debió inclinarse hacia abajo, para luego darle un golpe de puño en el estómago del hombre, dejándolo inconsciente con solo ese golpe.
Uno más salía como rana al sol detrás de Goku, tratando de apuñalar por la espalda a Goku, ya que este portaba una navaja que sacaba desde su cetro. Goku solo uso para desparecer de la vista de todos. El hombre pasó de largo, mientras que Goku reaparecía detrás de él y usaba un leve golpe con su puño cerrado en la nuca de su atacante, dejándolo fuera de combate.
-su velocidad es increíble, ni siquiera los hombres más fuertes del clan himejima pueden alcanzarlo- pensaba con la boca ligeramente abierta shuri, la cual veía como Goku esquivaba con facilidad los ataques de los miembros de su clan.
-bastardo mal nacido, quédate quieto- decía uno de los sacerdotes, usando su báculo para golpear a Goku, pero este se movía de un lado a otro. Uno de los sujetos se aprovechó de que Goku se distraía en esquivar los ataques, así atacándolo nuevamente por la espalda.
-tramposos- dijo Goku, quien dio un gran salto a los aires. Tras hacer esta acción, Goku provoco que los hombres se golpearan el uno con el otro.
-akkkakakakka- gemían de dolor al ser electrocutados por culpa de sus cetros mágicos. Los sacerdotes cayeron al piso con humo saliendo de sus cuerpos. Una gran cantidad de voltios había pasado por sus cuerpos, una corriente eléctrica que los noqueo.
-¡todos reúnanse!- ordeno el líder a sus últimos cinco sirvientes, quienes se acercaban a él. –solo existe una forma de vencer a este hombre, ahora la estrella de seis picos lo castigara con todo el rigor del trueno- exclamaba el sacerdote líder, mientras colocaba su báculo en lo más alto.
-no pueden hacer eso, él no tiene nada que ver conmigo, llévenme a mí por favor- suplico shuri conociendo la fuerza y magnitud de esa técnica, la cual solo podía hacerse entre seis sacerdotes de elite.
-mamá- exclamo la pequeña Akeno con un tono de tristeza, la cual trataría de frenar a su madre, pero no fue ella quien hizo esto. Fue el hijo de Goku.
-tranquila señora shuri, mi papá estará bien- respondió con la famosa sonrisa son el primogénito de Goku, quien detuvo las suplicas de la mujer y de paso saco un leve sonrojo en las mejillas de Akeno.
-pero...- trato de refutar la madre de la mestiza, la cual agachaba avergonzada su cabeza. Shuri entendía que todo esto fue provocado por su indulgencia y llevar la contraria a las reglas de su clan.
-solo mire a mi padre- decía Gohan, apuntando al sayayin de raza pura. Shuri levanto la vista y se sorprendió de ver a Goku con los brazos cruzados y una sonrisa en su rostro.
-pareciese que estuviera esperando el ataque de esos hombres- exclamo la pequeña de cabello negro. Mirando con tranquilidad al padre de Gohan.
-lo percataste a la perfección, tu nombre era Akeno ¿verdad?- pregunto Gohan quien se cruzaba de brazos mientras se volteaba al par de chicas, quienes se levantaban del suelo o más bien shuri se levantaba del suelo. Esta dejaba de abrazar a su hija para tener una mejor percepción del joven y hombre de dorados cabellos.
-sip, mi nombre es Akeno himejima, es un gusto, eeehh, no se tu nombre jejej- decía la pequeña pelinegra sacando su lengua a la vez que se daba un leve golpe en la cabeza.
-son Gohan y él es mi padre son Goku- decía el pequeño de cabello rubio, apuntando con su pulgas sobre su hombro al sayayin de clase baja, quien aún estaba esperando que sus enemigos terminaran su último ataque.
-son Goku, ese nombre me parece muy conocido- pensó shuri con los ojos entre cerrados, mientras veía la espalda del sayayin de raza pura, -Goku, son Goku, espera esa vez que ese monstruo llamado piccolo quiso conquistar el mundo, el nombre del niño que lo detuvo fue Goku- pensó la pelinegra abriendo sus ojos de par en par.
-espero esté preparado para esto muchacho, ya que al solo contacto de nuestro ataque con tu cuerpo, quedaras hecho cenizas- decía el sacerdote con una leve sonrisa de malicia en sus labios, pero a Goku no le quitaba el sueño las palabras de este sujeto. Él esperaba el ataque con su bastante tranquilidad. Tranquilidad que ahora era una característica en la personalidad de Goku.
-Gohan, dime, ¿tu papá se tiñe el cabello?- pregunto shuri al pequeño sayayin, inclinándose un poco al sayayin mestizo, mientras una sonrisa se reflejaba en su cara. La cara de shuri saco un sonrojo de este, ya que ese rostro tan apacible en la cara de la mujer le hacía sentirse algo avergonzado.
-no es eso, él esta transformado en súper sayayin al igual que yo, pero nuestro color de cabello original es negro- respondió algo cohibido Gohan, quien trataba de no hacer contacto visual con la mujer. Akeno por su lado vio esta reacción de Gohan a su madre, lo que provoco en el interior de su cuerpo una leve irritación y molestia.
Ahora shuri estaba confundida, ¿Qué rayos es eso del súper sayayin?, entonces el hombre si era ese niño. Pero porque tenía ese cabello puntiagudo, no es que Goku no tuviera los pelos como escoba, pero estos al menos no desafiaban a la gravedad como lo hacía ahora. Preguntas y más preguntas se arremolinaban en la cabeza de shuri, pero se esfumaron al escuchar el chirrido de la electricidad acumulada por los sacerdotes. Esto era indicativo que la técnica mágica de los sujetos estaba lista.
-muere maldito estorbo- exclamó el líder de los sacerdotes, quien levantaba su cetro a los cielos. Resplandor blanco fue lo que salía de la esfera verde en la punta del báculo, la cual volvió a apuntar a Goku, -shock de la estrella de seis picos- decían los seis sujetos, enviando una enorme cantidad de electricidad co0ntra Goku, quien se mantenía tranquilo en su lugar.
-no tengo porque esquivarlo- dijo Goku con una leve sonrisa en su rostro. El sayayin de clase baja puso su palma frente a él, esto con las intenciones de detener el ataque con solo una mano.
-jajajaja, estúpido insensato- dijo el sacerdote con una desagradable mueca de alegría en su cara. Pensando que Goku subestimaba su fuerza mágica, pero fue todo lo contrario, ellos subestimaron a Goku en todo aspecto de la palabra.
-aahh- con un leve grito, Goku atrapo el trueno en su mano derecha, sosteniéndolo sin ningún problema. Las muecas de sorpresa y horror no se hicieron esperar en los sacerdotes, quienes retrocedían de poco a poco, -aquí se los regreso- dijo Goku, el cual lanzaba la energía relámpago contra los sacerdotes, quienes intentaron huir como los cobardes que eran.
-¡aaaaahhhhggg!- con un grito grupal, el grupo de sacerdotes volaron de un lado a otro, ya que su propio ataque se estrelló en la tierra e hizo una explosión de tal magnitud que cada uno voló por los aires. El clan himejima había sido vencido por Goku quien solo sonreía ante su proeza.
-bien, creo que es todo, ahora a apagar ese fuego- decía Goku mientras se limpiaba las manos golpeando sus palmas la una con la otra. El sayayin de raza pura al voltear vio las miradas de impresión y sorpresa en la madre de Akeno. Por su lado, la pequeña veía con admiración al súper sayayin.
-bien hecho papá, los acabaste en tan solo unos segundos- decía el hijo de Goku, el cual se sentía orgulloso de su padre.
-el templo- pensó alarmada shuri. La mujer volteo de inmediato hacia su hogar, viendo como este se consumía por las llamas del fuego, colocando en una posición de melancolía y tristeza a la madre de Akeno, -nuestros recuerdos y vivencias van con ese templo- exclamo con suma tristeza shuri, quien bajaba su mirada. Los ojos de la mujer amenazaban con dejar caer lágrimas, pero....
-debes ser fuerte- exclamo una voz detrás de la mujer. Goku posaba su palma derecha en el hombro de la miko, quien levanto la mirada, encontrándose con unos ojos llenos de decisión y alegría.
Goku se posó frente a la mujer, mientras levantaba sus manos en dirección al templo en llamas. Con un leve grito, Goku lanzo una ráfaga de aire desde sus manos. Esto provocó que las llamas que consumían el hogar de shuri y Akeno desaparecieran por completo, aunque esto ya no logro salvar el templo, ya que ahora era solo madera quemada, un lugar inhabitable para vivir.
-nuestro hogar está en ruinas mamá, ¿Qué haremos?- preguntaba la preocupada Akeno, quien se acercaba a las ruinas de su casa, la cual se caía lentamente a pedazos.
-no lose mi niña, nuestro ahorros y dinero estaban en este templo, ahora solo nos queda lo que llevamos puesto- decía con un tono triste la mujer. Shuri se acercó a las ruinas, caminando a paso lento, viendo como las fotos, muebles, televisor, sofás y mesas parecían carbón con lo negro que se veían.
Goku al ver esto sintió una opresión en el pecho. Estas chicas quedaron sin casa, por lo que escucho, esos sacerdotes eran la familia de esta chica que intentaba liquidarla. El sayayin de raza pura sintió lastima por ella y por lo que veía a su hijo, este también sentía empatía por la madre y su hija. Además ellas se parecían a él y Gohan. Una madre con su hija, solas contra el mundo.
-¿estás pensando lo mismo que yo Gohan?- pregunto el padre a su hija, quien sonrió a su progenitor y padre.
-si papá- respondió el sayayin mestizo con una sonrisa en sus labios. El par de guerreros de las artes marciales se acercaron a la madre y su hija.
-si desean, pueden quedarse con nosotros- comento Goku de repente a las chicas, las cuales de inmediato se voltearon a ver al son mayor. Shuri nuevamente se encontró con una mirada apacible y servicial, honesta y sus palabras no eran ninguna mentira. La madre de Akeno capto todo esto y se sorprendió por las palabras del sayayin de raza pura.
-lo siento señor Goku, usted es muy servicial pero ni siquiera nos han presentado formalmente- decía la madre de Akeno quien era reacia a la idea de Goku. Akeno frunció el ceño ante esto, ya que sentía que esos dos no eran ninguna amenaza y ya se habían presentado o mejor dicho Gohan lo había hecho.
-ummm eso se puede solucionar, hola soy Goku y este es mi hijo Gohan- se presentó educadamente el sayayin de raza pura, a él y a su hijo. Gohan hizo una reverencia a las chicas, mientras Akeno hacia lo mismo. A la hija de shuri le agradaba Gohan.
-oh disculpe, mi nombre es shuri himejima y mi hija Akeno himejima, es un placer conocerlos- se presentó la mujer y su pequeña primogénita. Goku sonrió ante esto, pensando que ya estaba todo solucionado.
-bien, ahora andando- decía animado Goku, quien estaba dispuesto a regresar a su hogar junto a las chicas.
-espere señor Goku, no hemos querido decir que los acompañaremos- exclamo shuri deteniendo al sayayin de clase baja, quien las veía de rara forma.
-¿y porque no?, ya nos presentamos y nos conocemos, ¿verdad Gohan?- Goku trato de apoyarse en su hijo. El cual estaba igual de confundido que su padre, a él no le molestaba ayudar a las chicas y muy dentro de su corazón, tener a más gente en la casa, podría ayudar al ambiente de su hogar, tal vez tener nuevamente una familia feliz.
-vamos mamá, ellos nos acaban de salvar la vida, no deben ser malas personas- apoyo Akeno a los guerreros. Shuri se cruzó de brazos y lo medito por unos momentos.
Por un lado, ellos solo eran un par de desconocidos que salieron de la nada y las ayudaron sin siquiera pedírselos, lo cual le daba puntos a favor al par de hombres. También la energía que emitían estos dos, era un de tranquilidad y seguridad absoluta. Su ki era muy cálido para ella y su hija debía sentir esto del par de hombres al apoyarlos ciegamente, aunque su pequeña tal vez solo quería permanecer al lado del pequeño hijo del hombre. Pero ella pensaba como su hija, ese sujeto de cabellos que desafían a la gravedad podría ser el niño que salvo al mundo una vez, el pequeño que fue su héroe de pequeña y no solo de esta, sino de su clan y familia. Solo había una forma de saberlo.
-antes que nada, quiero hacerte una pregunta son Goku- dijo seriamente la mujer, quien se posaba en frente del guerrero sayayin. Este de inmediato sintió un escalofrió en su espalda, la mujer tomo una postura similar a la de su ex esposa.
-no hay problema- dijo con un toque de nerviosismo el sayayin de raza pura. Mientras que Goku era confrontado por shuri, su hija tomaba la mano de Gohan y lo dirigía hacia las ruinas de su hogar. La pequeña buscaba si algo se podía rescatar de entre las cenizas.
-¿eres el niño que venció al tal piccolo daimaku hace mucho tiempo?- pregunto tajante y acercando un poco su rostro al de Goku. Shuri acentuaba su pose sin despegar sus ojos del guerrero sayayin.
-este yo... bueno..- Goku por primera vez desde hace mucho tiempo, se puso nervioso frente a una mujer. El sayayin se dio cuenta que mentirle a la joven madre sería inútil, -sí, ese fui yo en mi niñez- respondió finalmente Goku, dejando caer sus brazos a los costados como si hubieran descubierto su mayor secreto.
La madre de Akeno cambio drásticamente su rostro, para darle paso a una gran sonrisa de oreja a oreja, ya que este hombre salvo a su pueblo de la destrucción. Salvo al mundo del mal y los terribles planes de ese demonio verde. Desde que salió la fotografía y nombre de este niño en los diarios, esta quería conocerlo pero de él no se supo más, solo estaba en su mente y la de unos pocos. Pero había otro problema en esta situación, él era padre y tenía un hijo, por ende debía haber una esposa.
-una última pregunta señor Goku- dijo en una voz más recatada la mujer. Ella se tomaba el brazo derecho y desvió la mirada del sayayin, -a tu esposa, ¿no le molestara que lleves a otra mujer a su casa?- se atrevió a preguntar shuri, quien veía ocasionalmente al sayayin de reojo.
-no habrá problemas con eso, ya que mi esposa..... murió hace un par de años atrás- Goku hablo con voz triste y melancólica, a lo que apretaba sus puños y bajaba su mirada al suelo con desanimo.
-yo lo siento mucho- decía shuri arrepentida de su pregunta. El dolor de Goku lo pudo sentir ella también, la empatía con el guerrero era muy fuerte, ya que ella estaba en una situación similar a la de Goku.
-no te preocupes, eso paso hace mucho, Gohan y yo lo estamos superando poco a poco- decía Goku frotándose la cabeza, mientras veía a su hijo y a Akeno echando un vistazo a las ruinas.
-mi marido me abandono desde que Akeno nació, se podría decir que nuestros matrimonios no tuvieron un final feliz- decía la madre de la pequeña himejima con una leve pero melancólica sonrisa en sus labios.
-entonces no habrá problemas para venir con nosotros- insistió Goku con su idea, pero ahora shuri sentía que podía confiar en el sayayin, pero antes de responder, el rugido de las tripas de Goku resonó en sus oídos, -jajajaja, creo que ya es hora de la cena y mi estómago me está avisando- decía entre risas el súper sayayin.
-¡ya se!- exclamo shuri, a lo que esta se le ocurría una gran idea. La atención de Goku fue llamada por la mujer, -yo limpiare tu hogar además de cocinar, esto lo hare por dejarnos quedar en tu casa Goku, es un buen trato ¿no te parece?- decía la pelinegra de ojos avellana, mientras le daba un leve guiño al guerrero sayayin, al cual no le importaba que shuri se refiriera a él por su nombre.
-a mí me parece bien, pero ya es hora de irnos, me muero de hambre- algo melodramático Goku decía esto. Este se tomaba el estómago para agregar más drama a sus palabras.
-jujujuju, bien niños, ya es hora de irnos- decía en voz alta shuri, llamando a Gohan y Akeno, pero estos antes de ir con los adultas, sacaban una caja de gran tamaño desde los escombros.
-¿Qué será esto?- pregunto Gohan levantando la pesada caja de metal con solo una mano.
-ara ara, eres muy fuerte Gohan- alabo Akeno al hijo de Goku, el cual se sintió algo avergonzado por esto y las mejillas coloradas denotaban como se sentía Gohan al recibir un halago.
-los primeros ara ara de mi niña, me siento tan orgullosa- dijo la pelinegra de ojos color avellana, la cual se secaba una lagrima imaginaria. Por su lado, Gohan colocaba la caja de metal en frente de shuri, quien reconoció este objeto al instante.
-¿Qué es eso señorita shuri?- pregunto Goku interesado en el objeto de metal, mientras que shuri abría esta caja, revelando la colección de látigos que esta poseía.
-estos son mis juguetes adorados señor Goku- decía shuri levantado uno de los látigos, el cual era rojo con un mango negro. La madre de Akeno comenzó a kover de un lado a otro este artefacto, cortando el aire de manera majestuosa. Su hija veía a esta con brillos en los ojos mientras Goku y Gohan la veían con cierta rareza y sorpresa.
-tiene una gran destreza para mover ese objeto- decía Goku impresionado por las habilidades de shuri, quien al ver esto decidió presumir un poco frente a Goku.
-esto no es nada, solo mira esto- dijo shuri con una sonrisa confiada en sus labios. La madre de Akeno uso el látigo para tomar una roca cercana y lanzarla contra uno de los sacerdotes que apenas y se reincorporaba, dándole directamente en la cabeza.
-increíble- decían al mismo tiempo Goku y Gohan, quienes aplaudían las destrezas de la oji avellana.
-de nada, de nada- decía la mujer, dando una reverencia formal, como si esta hubiera hecho un gran espectáculo circense.
Luego de esto, la familia de Goku y shuri, tomaron rumbo hacia el pueblo, con la idea de comprar los vivieres faltantes en la casa del sayayin de raza pura. Mientras que en el camino comenzaban a conocerse mejor, ya que la convivencia de estos comenzaría desde ese momento y tal vez en un futuro no muy lejano, shuri y Goku vuelvan a retomar sus vidas con una nueva pareja, mientras que los pequeños empezaran una relación de amistad y puede ser de amor. Solo el tiempo lo dirá.
(En las profundidades del infierno, en el terreno de los demonios)
Mientras que Goku y Gohan ayudaban a shuri y su hija. Cell daba el anuncio de su torneo, conmocionando a toda la tierra, pero no solo la tierra estaba en shock por lo que anunciaba este monstruo. El otro mundo también veía esto con detenimiento, ya que si lo que decía el androide perfecto se llegaba a cumplir, el número de muerte se elevaría hasta las nubes y los demonios tendrían una mayor cantidad de trabajo por hacer.
Tal vez ustedes no sepan que hablo, pero les daré una breve explicación sobre los trabajos de tres facciones del otro mundo, quienes se encargaban de un sector en específico del otro mundo. El infierno, el purgatorio y el paraíso. Donde los demonios se encargaban de guiar a las almas fallecidas a tener su castigo adecuado en este lugar, mientras que el purgatorio era propiedad de los ángeles caídos, quienes cumplían el rol de guiar a las almas con enmadaio-sama, para ser juzgados por este. El paraíso es controlado por los ángeles, quienes daban un recorrido completo a las almas de buen corazón que hicieron el bien en su vida, disfrutando de una eternidad de gozo y placeres.
Pero no todo es color de rosas en el otro mundo, ya que hubo un tiempo donde los demonios estuvieron en conflicto con los ángeles, donde la guerra de estas facciones salió los traidores en ambos bandos, que querían su beneficio propio y llevar su propia jerarquía con las almas de los humanos y extraterrestres, estos fueron llamados los ángeles caídos.
El conflicto fue de tal magnitud que muchas familias demonios cayeron, quedando solo setenta y dos familias de raza pura en el inframundo, pero treinta y cuatro de estas están activas hoy en día. Los ángeles caídos al ser traidores se les vio de mala manera y solo un puñado sobrevivió, gracias al puesto de guiar a las almas a ser juzgados, los demás murieron y sus espíritus desaparecieron por completo. Los únicos airosos en un cierto modo, ya que tuvieron grandes bajas como la pérdida de varios arcángeles de batalla y querubines de grandes habilidades.
Volviendo al conflicto original, este fue provocado por la muerte de los supremos kaio-sama, quienes al no regir en sus puestos, los demonios y ángeles no tuvieron control entre ellos. La guerra fue inevitable y esto solo se pudo solucionar con el despertar de los guardianes del otro mundo. Los dragones celestiales.
Los dragones celestiales fueron creados desde el mismo momento que el universo se creó y el otro mundo fueron creados por un ser superior. Estos tenían el deber de mantener el orden en el otro mundo y que las almas más fuertes no entraran en conflicto con las decisiones al ser juzgadas, pero gracias a que los supremos kaio-sama designaron a seres de gran fuerza y de un liderazgo sin igual, ellos se encargaron de estas tareas. Dejando a los dragones al margen de todo y en un sueño profundo por muchos cientos de años, pero esta guerra los hizo despertar y detener esto a la fuerza, pero su fuerza era demasiada y perdieron el control. Solo gracias a la intervención de las deidades de la creación y destrucción, fueron sellados en artefactos llamados sacred gear que se les fueron otorgados a los humanos por generaciones para mantener a los dragones al margen. Solo unos dragones de menor fuerza se mantuvieron en el otro mundo como ayudantes de las facciones demoniacas y celestiales.
Esa idea no funciono del todo, ya que la rivalidad de dos de estos aún se mantenía en todo su auge, pero sus fuerzas no fueron las mismas y el peligro fue mínimo para la tierra y el otro mundo. Pero lo que no sabían los dioses, fue que solo un dragón logro escapar de ser sellados y se resguardo en su forma humana en la tierra, pero esa es otra historia. Lo que era importante es que los demás dragones de gran fuerza fueron controlados y la paz reino una vez más para la tierra de los ya fallecidos. Esto a grandes rasgos en la historia de los conflictos en el otro mundo.
Ahora volvamos a lo que no convoca, y a la persona que ahora seguimos, quien es una hermosa mujer que vivía en una enorme mansión de lujo. De grandes jardines de rosas y violetas. Arbustos y árboles que adornaban este hermoso hogar en una tierra seca y un cielo rojo como el fuego. La casa pertenecía a una de las más grandes familias del inframundo. Cual se preguntaran, pues nada más ni nada menos que el clan gremory, conformado por la madre y sus hijos.
-mi señora gremory- decía una hermosa mujer de cabello dorado, la cual vestía una especia de traje de batalla medieval, el cual se componía de un peto que cubría sus senos y hombros, este parecido a un traje sayayin de hombreas en pico, el cual dejaba ver su ombligo y piel de blanco color, además de coderas que llegaban a sus manos, estas de metal negro. En su cadera usaba una especie falda de cuero marrón en forma de picos. Sus pies eran cubiertos por sandalias griegas y en su costado descansaba una espada, era la imagen de una guerrera del antiguo medioevo.
-dime freya- dijo una armoniosa voz de mujer adulta, la cual descansaba su bello cuerpo curvilíneo en una especia de trono rojo con bordes dorados, mientras que su vista estaba posaba en un enorme televisor que colgaba desde los techos.
La descripción física de la mujer se podría decir de la siguiente manera: una bella mujer de un físico parecido a la de una modelo de la clase alta, de pechos ni muy grandes ni muy pequeños, de un tamaño perfecto. Ojos de color lila y cabello corto de color castaño, esta vestía un vestido purpura que llegaba sus tobillos y de manga larga, con un escote formal y detalles blancos en sus muñecas. Sus zapatos eran de tacón alto negros y como adorno usaba un collar de oro con una piedra preciosa en el centro. Su rostro era de tranquilidad pura, pero en esta ocasión era de más seriedad por lo visto en la televisión.
-esto ha ido demasiado lejos mi señora venelana, debemos intervenir en la tierra y acabar con ese monstruo antes de que sea demasiado tarde- advirtió freya a la mujer de cabello corto. La aludida bajo su mirada a su sirvienta, viéndola fijamente.
-freya, tú como mi caballero y protectora, ¿crees poder hacer algo contra ese sujeto?- pregunto la mujer con voz calmada pero tajante, yendo directamente al punto en cuestión. La mujer guerrera bajo la sus ojos por unos segundos antes de contestar.
-no mi señora, pero si yo y los demás miembros de su sequito unimos fuerzas, lograremos vencerlo- decía más animada la mujer llamada freya, pero venelana no cambio su rostro.
-te lo diré claramente freya, aun uniendo la fuerza de los cuatro reyes demonios podrían darle pelea a ese monstruo, es de otra dimensión- decía en voz baja venelana esta última parte. La mujer de cabello castaño entendía el poder de cell y las consecuencias de enfrentarse a él era la muerte inminente.
-maldición, si solo el señor Zeoticus estuviera vivo, tal vez..- pero el repentino cambio de presión en el aire, provocado por venelana al subir su ki, hizo callar a la peli dorada en segundo.
-no hubiera podido hacer nada contra ese ser llamado cell, solo un dragón celestial podrían llegar a compararse con ese monstruo- respondió algo molesta la peli castaña, ya que el tema de su marido fallecido la molestaba en demasía.
Lord gremory había muerto desde hace mucho tiempo, cuando su hija había nacido, dejando a su hijo mayor en su puesto como la nueva cabeza de la familia. Aun no se sabe del misterioso deceso del ex lucifer, pero se manejaba la teoría de que fue asesinado por una familia rival que odiaban a los gremory, aunque jamás fue comprobado.
-pero no puedo dejar de pensar en los pobres terrícolas, ellos no tienen la culpa de nada y aun así terminaran muertos al igual que su planeta- decía con tristeza en sus ojos la mujer de rubios cabellos. Venelana cambio su rostro de enojo a uno más de empatía por freya.
-perdóname por subir mi tono freya- se disculpó la mujer de cabello castaño, la cual se acercó a su caballero y poso una mano en su hombro, -pero aun los humanos no están acabados, debemos tener fe en ese chico que salvo la tierra en repetidas ocasiones en el pasado- exclamo venelana con un tono suave, a lo que su sierva levanto la vista con sorpresa en sus ojos.
-se refiere ha....- hablo sorprendida freya. A lo que venelana asintió con la cabeza un par de veces.
-así es querida freya, me refiero a son Goku- exclamo venelana con una sonrisa en su rostro mientras miraba al cielo. Hasta el inframundo apoyaba al sayayin de raza pura y ponía todas sus esperanzas en que este alcanzaría la victoria.
(Al día siguiente)
La primera noche que pasaron shuri y Akeno en casa de los son fue de lo más divertida y algo cansada, ya que la mujer mayor comprendió el apetito voraz de los sayayin y aprendió que consumían tanta comida como para treinta personas. Pero para shuri esto fue realmente satisfactorio, hacer la cena para Goku, Gohan y su hija era como tener la familia completa con un padre y sus hijos, además que pagaba su estancia en la casa son.
Ahora el par de mujeres disfrutaba un baño de agua caliente. La ducha de los son era de un tamaño bastante generoso aunque esto preferían bañarse en el balde de metal al aire libre. En estos instantes Goku tras los consejos de Gohan, quien este último comprendió que el par de chicas había perdido su ropa en el incendio, decidieron prestarles ropas de repuesto hasta que esta consiguieran las suyas.
Gohan compartía sus prendas de conjunto chino y pantalones negros con la pequeña Akeno, la cual era de un tamaño similar a él. Goku por su lado era más alto y corpulento que shuri, a lo que decidió después de pensarlo un par de veces, prestarle los atuendos y vestidos de su antigua esposa a shuri, era lo único que a ella le quedaba. Si se preguntan dónde descansaron las chicas, fue en la habitación de ox satan cuando iba de visita al complejo de los guerreros sayayin.
-dime Akeno, ¿Qué te pareció tu primera noche con la familia son?- pregunto la madre a su hija, mientras que esta le frotaba la espalda a su hija.
-genial mamá, el señor Goku es muy amable y alegre, además muy fuerte- decía la pelinegra con una sonrisa infantil en sus labios.
-¿y qué piensas de Gohan?- pregunto la madre la pelinegra menor, con los ojos entrecerrados y una sonrisa astuta en su cara. Las mejillas de la pequeña se pusieron cloradas, pero su sonrisa no se borró de sus labios.
-es un gran chico, me gustaría que fuéramos amigos- comento la pequeña de ojos violeta. Shuri sonrió ante las palabras de su inocente hija.
-quien no querría ser amigo de una hermosa niña como tu mi amor- decía en un tono juguetón shuri, la cual pellizcaba las mejillas de su primogénita con delicadeza, sacando una carcajada de su pequeña.
-jajajaja, ya mamá- decía entre risas Akeno, liberándose de los jugueteos de su madre. Luego de eso las chicas terminaron su baño, listas para comenzar el día.
Mientras en las afueras de la casa, Goku y Gohan comenzaban su sparring mañanero, con una pelea de puños y patadas, que se esquivaba el uno contra el otro. El par de sayayin ha pedido de la madre de shuri, esperaban a que el desayuno estuviera listo, a lo que estos para matar el tiempo, comenzaban su calentamiento.
-tatatata- decía Gohan mientras daba una lluvia de golpes contra su padre, quien desviaba sus golpes con algo de complejidad, aunque esto era bueno. El pequeño Gohan avanzaba cada día que pasaba, sus técnicas y reflejos ya estaban arriba del promedio de un súper sayayin, sin contar su fuerza la cual casi se igualaba a la de su padre.
-muy bien hijo, después de descansar, ahora tus energías están al máximo y tu velocidad es increíble- halago Goku a su primogénito, quien dio una vuelta en el aire, tratando de darle una patada circular a la cabeza de Goku, pero este uso su antebrazo para detener el golpe.
-¡asombroso!- grito la pequeña Akeno, quien veía el calentamiento de Gohan y Goku, quienes dejaron esto de lado, para mirar a la pelinegra, -ustedes dos son sorprendentes, segurito que le ganan a ese monstruo verde- decía la hija de shuri con brillos en sus ojos. Goku rio ante la actitud positiva de la pequeña, mientras que Gohan se avergonzaba levemente.
-lo intentaremos pequeña- exclamo Goku con voz suave y alegre. El sayayin de clase baja posaba su mano en la cabeza de la chica, desordenando su cabello juguetonamente. Akeno sonrió ante esto, tal vez así se sentía tener un padre, pero recordó a que venía.
-es verdad, mi mamá dice que ya esta listo el desayuno- decía la alegre Akeno.
-que rico, ya me moría de hambre- Goku hablo con algo de dramatismo, mientras se frotaba el estómago.
-que exagerado es señor Goku, jujujuju- Akeno dijo a la vez que reía con la mano en la boca. El padre de Gohan se froto la cabeza con su típica sonrisa son en su rostro. Luego de eso, Goku entro como el rayo a su hogar, seguido por Akeno y Gohan, aunque la hija de shuri se interpuso en el paso del pequeño mestizo.
-¿hum?- el rostro de Gohan era de confusión absoluta. Akeno por su lado, tenia el rostro de una niña sonriente y traviesa.
-dime Gohan, ¿Cómo me veo?- pregunto Akeno, colocando sus manos en la cadera y levantando su pecho en desarrollo. Modelando el traje chino que Gohan le había prestado. El hijo de Goku comprendió todo, a lo cual, analizo el cómo se veía la pelinegra.
-te ves genial Akeno, mi ropa te quedo muy bien- decía el sayayin mestizo con toda sinceridad en sus palabras. Akeno al escuchar esto, se sonrojo aunque Gohan no buscaba este efecto en la niña. El hijo de Goku solo decía la verdad.
Por otro lado, el sayayin de clase baja entraba a su hogar como relámpago, yendo directamente a la mesa para engullir los deliciosos platos que preparaba la madre de Akeno, pero antes de siquiera sentarse, este quedo paralizado al contemplar lo que veían sus ojos.
-ara ara, siéntese señor Goku, de inmediato le serviré su desayuno- exclamo la hermosa mujer, pero Goku hizo caso omiso a las palabras de shuri, Goku estaba más interesado en cómo se veía la mujer.
Nadie podría discutir en nada la actitud del sayayin de raza pura, ya que sus ojos no daban crédito a lo que veían. Shuri la madre de Akeno usaba el típico vestido chino amarillo, el cual tenía un par de cortes al costado. Milk siempre lo usaba con pantalones, pero shuri era lo opuesto de esta. La madre de Akeno dejaba ver más piel que la antigua esposa de Goku, más de esa hermosa piel de porcelana y que se podía decir del escote de la mujer. Pareciese que el vestido estallaría en cualquier momento por los grandes atributos de la pelinegra. Shuri al ver como Goku la miraba solo sonrió suavemente.
-¿te gusta? Es un poco ajustado al frente, pero es un hermoso vestido, tu esposa si sabía elegirlos- comento la madre de Akeno dando una vuelta sobre sí misma, dándole una mejor vista a Goku.
-te ves muy bien shuri, te pareces mucho a milk, aunque ella no sonreía mucho jajaja- decía entre risas Goku, quien se frotaba la cabeza al recordar la personalidad de su esposa. Digámoslo, milk no se caracterizaba por sonreír mucho, es más, es lo contrario, la mayor parte del tiempo tenía el ceño fruncido.
-sabe señor Goku, me hubiera gustado conocerlo de una mejor manera que salvándonos el pellejo a mi hija y a mí- comento la madre de Akeno, desviando levemente su cara con la del sayayin.
-dime Goku, señor Goku me hace sentir extraño- el padre de Gohan hablo, haciendo una mueca de molestia.
-está bien Goku, pero si solo te refieres a mí como shuri, ¿trato hecho?- la oji avellana ofreció un apretón de manos al guerrero de las artes marciales, esto en señal de cerrar el trato.
-por supuesto, shuri jejejeje- recia entre dientes Goku, mientras estrechaba la delicada mano de la mujer. Lo que no contaban fue que estos dos estaban siendo observados por sus hijos.
-vez Gohan, a mi mamá le agrada tu papá- decía en voz baja Akeno, quien picaba las costillas al pequeño mestizo.
Gohan al ver esto sonrió con sinceridad, ya que hace mucho tiempo que no veía a su padre sonreír y divertirse de esa manera. Siendo su hijo, Gohan comprendía cuando su padre mostraba una sonrisa falsa a él, pero ahora volvía a reír de verdad y el mestizo se alegraba de esto. Pero los pensamientos de Gohan fueron interrumpidos por los gruñidos de su estómago y los de sus padres al mismo tiempo, lo cual comprenderán que hizo temblar el lugar.
-ejejejejejeje/jujujujuju- eran las risas de Gohan y Goku, además de shuri y Akeno. Ambas parejas con sus típicas poses. Goku y Gohan frotándose las cabezas con la sonrisa son en sus labios mientras que shuri y Akeno, ambas con sus manos en sus mejillas y una suave sonrisa en sus rostros. Y este solo fue el primer día que convivan la familia himejima y la familia son, pero entre risas la amenaza de cell se avecinaba.
.
.
.
.
bien amigos, un nuevo capitulo de esta historia, espero les haya agradado a todos, se que no es la historia mas popular, pero denle una oportunidad, se pondrá muy interesante se los juro.
recuerden comentar, votar y seguir esta historia al igual que las otras, ya que siempre pasaran un buen rato leyéndolas, sin mas que decir, yo soy alucard77 diciendo.
QUE VIVA EL HAREM
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro