Capítulo 10: Te quiero a ti
La nieve sigue cayendo, pero con más fuerza, miro la dirección que Somi envió por mensaje, bajo del auto guardando el teléfono, el edificio no es muy alto, luce acogedor, al entrar hay un guardia de seguridad en recepción. Me acerco respirando profundo, Hanne no querrá verme si doy mi nombre, voy a tener que mentir.
Como si Somi me hubiera leído la mente un mensaje llega a mi teléfono.
Somi:
Dile al hombre de seguridad que vas de parte de Jeon Somi al piso siete, él te dejará pasar sin preguntas. Es amigo mío.
Y no me sorprende, Somi se hace amiga de todo el mundo.
—Buenas noches—el hombre me mira. Diría que es más joven que papá—Disculpe, vengo de parte de Jeon Somi al piso siete.
Entrecierra sus ojos observándome.
— ¿Es hermano de la señorita Jeon?
—Sí, así es.
— ¿A qué departamento va?
Abro la boca para responder, pero su teléfono suena, la recepción está decorada con adornos navideños. El tipo sonríe volviendo su atención a mí.
—La señorita Jeon acaba de llamarme, siga adelante, la señorita Bae vive en el departamento 10-G.
—Gracias—internamente agradezco a Somi. Subo en el elevador un tanto nervioso, hago un discurso mental de lo que voy a decirle, pero luego me arrepiento, debo ser sincero con ella, no voy a joderlo esta vez.
Sé lo que siento y amo a esa chica, amo a Hanne. Quiero que nuestro bebé crezca con sus padres juntos. Las puertas del elevador se abren, miro las pequeñas placas que tienen las puertas, el suelo es de alfombra negra y las paredes son de color café. El departamento de Hanne está casi al final, al llegar toco la puerta, tiene un pequeño ojo permitiendo al dueño ver a sus visitantes antes de abrir. Froto mis manos brindándoles calor, mi estómago siente cosquillas y mi corazón late rápidamente.
Vuelvo a tocar sin tener respuesta, ¿Estará en la calle y el hombre de seguridad no lo sabrá? ¿Y si está en su departamento, pero pasó algo malo con el bebé? Toco con más insistencia impacientándome.
Escucho el elevador abrir sus puertas, algunas personas bajan de él, son como tres, la tercera es Hanne, su cabello va sobre sus hombros y ya no es liso, está más ondulado de lo que recuerdo. Camina por el pasillo hacia mí revisando su teléfono, escribe algo en él sin percatarse de mí. Mi atención va dirigido a su vientre abultado, se ve hermosa, no lo negaré, se ve adorable.
Lleva un suéter grande y tejido de color rosa, cuando guarda su teléfono en el bolsillo veo que saca las llaves paralizándose al verme. Sus ojos se abren como platos, por un instante no sé qué hacer, respiro profundo dando el primer paso a ella. Hanne se mantiene en el mismo lugar sin creer que esté ahí, todo su rostro lo dice.
— ¿Qué haces aquí? —pregunta sorprendida.
Sólo cinco meses pasaron y se sienten como años. ¿Enserio seguiré perdiendo el tiempo?
—Vine a verte.
— ¿Quién te...? Somi—niega con la cabeza—Espera, estás aquí en Busan...¿Y Bam? ¿Lo dejaste solo?
—Una vecina lo cuidaría por estos días—miro su vientre abultado— ¿Están bien?
Ella se cubre más con su suéter metiendo sus manos en los bolsillos de éste, asiente aclarando su garganta.
—Hace un mes me dijeron que será niña.
"Una niña, tendremos una niña"
—Yo...quiero hablar contigo, sé que dijiste que nos tomáramos un tiempo, pero no puedo seguir esperando o me arrepentiré. ¿Podemos hablar?
...
El mini departamento de Hanne tiene lo esencial para una persona, Hanne ha preparado chocolate caliente para ambos, no dejo de verla moverse por la cocina, me parece tierno verla con su vientre abultado de cinco meses, su rostro luce un poco más redondo, sus pechos están un poco más grandes y sus mejillas más regordetas. Aun así, sigue siendo hermosa para mí. Cuando se acerca se sienta en el sillón manteniendo mucha distancia de mí.
— ¿Cuándo llegaste? —pregunta dando el primer sorbo a su taza. La suya tiene los colores del arcoíris mientras la mía tiene flores de colores.
—Esta mañana, de hecho.
—Tu familia debe estar contenta de tenerte con ellos.
Doy el primer sorbo a mi chocolate para luego preguntar.
— ¿Tu familia sabe que estás aquí en Busan?
—Mi madre debe saberlo, he estado en contacto con papá—asiente—Pero no saben sobre el embarazo, no me siento lista para decirles. Se supone que debería pasar la navidad con mamá ya que estoy en el país, ya sabes que las cosas nunca salen como uno espera—acaricia su vientre.
— ¿Cómo te has sentido? Ya sabes, con el embarazo.
—No me he sentido tan mal como esperaba, suelo comer más y dormir más—bebe un poco de chocolate—También voy más al baño—sonrío un poco y ella hace lo mismo—Estamos bien.
Dejo la taza en la pequeña mesa. Me levanto del sofá y me agacho frente a ella casi de rodillas, Hanne me mira un poco seria. Debo hablar ahora.
—Lamento haber sido un idiota contigo...
—No.
—Oye, escúchame por favor—tomo su mano. Deja su taza a un lado e intenta soltarme.
—No me ilusiones, ¿Sí? Podemos hablar de...cualquier cosa, incluso sobre la bebé, pero no quiero hablar de eso...
—Te amo—la interrumpo. Parpadea varias veces más que sorprendida.
— ¿Qué dijiste?
—Tenía miedo de perderte, tenía miedo de que las cosas empeoraran, tenía miedo de todo lo relacionado a ti y aunque suene ridículo o absurdo con tu ausencia mis sentimientos se han aclarado mucho—sus ojos se mantienen en mí. Acaricio su mano diciéndoselo de nuevo—Te amo, Bae Hanne y deberás acostumbrarte a escucharlo.
— ¿Debía irme cinco meses para poder escucharte decirlo? —su voz es temblorosa, por su mirada sé que llorará.
—Puedes golpearme si quieres.
—No puedo golpearte—niega con la cabeza.
— ¿Vas a decirme que llegué muy tarde y que ahora estás enamorado de otro?
—No, claro que no—puedo notar como las primeras lágrimas salen de ella. Intento apartarlas, pero se levanta retrocediendo—No podré hacerte sentir como Dae lo hizo.
—No hablemos de ella, desde hace meses vengo pensando sólo en ti y en ese bebé, nuestra bebé—señalo. Me acerco despacio sin querer asustarla—No quiero que seas nadie más, quiero que seas tú, quiero que esa bebé crezca con nosotros, quiero que vivamos juntos, quiero que hagamos una vida juntos, no quiero dejarte ir, Hanne—ahora yo siento un nudo en la garganta—Perdóname.
—Dijiste que no ibas a dejarme sola.
—Te pedí que no te fueras, nunca te eché del departamento...
—A veces debes insistir más que eso.
—Hay etapas que debo aprender a manejar—ambos sonreímos un poco ante esas palabras. A este punto ambos contenemos las lágrimas—Quiero estar contigo y con la bebé, te amo a ti y la amo a ella, puedo decirlo finalmente y puedo repetirlo cuanto quieras porque ahora sé lo que se siente—me detengo frente a ella—Te amo, Bae Hanne...
Apenas digo eso y en un abrir y cerrar de ojos Hanne tiene sus manos en mis mejillas mientras sus labios tocan los míos. Muevo mi boca al ritmo que la suya, abrazo su cintura cuando ella abraza mi cuello, extrañaba mucho esto.
La extrañaba a ella.
Hanne se separa sólo un poco, limpio sus mejillas apartando las lágrimas y deposito un corto beso a sus labios.
—Algunas parejas necesitan espacio para pensar las cosas, pocas vuelven—sonríe con ojos brillantes—Y me alegra saber que somos el porcentaje pequeño que vuelve—acaricio sus mejillas—Te amo, Jeon JungKook.
Y una vez más vuelvo a besarla dejándole saber lo mucho que la extrañé.
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