Capítulo I: Naruto y Hinata.
Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo solo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.
Naruto corría por los pasillos sin fijarse bien en el camino y sin obedecer a las mujeres de la limpieza que le pedían que se detuviera. Sus piernas eran pequeñas, apenas y podía caminar, era algo propio de un niño de un año y dos meses. Aunque no podía sostenerse bien, se las había arreglado para gatear a su mayor velocidad.
Había escuchado un grito de dolor cuando estaba en el patio, esa voz la conocía mejor que nadie, bueno, tal vez su padre la conocía muy bien, pero él era el hijo de Hana Hyūga, conocía a la perfección la voz de su madre. Y no la confundiría con ninguna otra. Dejó de intentar hacer una de sus travesuras para ir en busca de su madre.
Por fin, una valiente mujer de la limpieza, se atrevió a tomarlo en sus brazos antes de que siguiera avanzando. La mujer era de algunos treinta años, su cabello era castaño y sus ojos eran de un bonito color morado.
—¿A dónde crees que vas jovencito?— la sonrisa de la mujer no le provocó miedo al pequeño Naruto, quien no tardó en usar sus manitas para intentar liberarse de su prisión.
—Mamá— Naruto hizo un puchero, solo le quedaba usar su mejor herramienta para esos casos, aunque no le gustaba demasiado. Estaba decidido, Naruto Hyūga iba a llorar. Iba hacer un escándalo que haría que su secuestradora lo soltara.
—Oh no Naruto-chan, los berrinches no funcionan conmigo— le aseguró la castaña.
—Naruto— el murmuró de dolor hizo que ambos giraran su cabeza, la mujer de ojos morados se sorprendió al ver a su superior con sangre entre las piernas.
—¿Qué ha sucedido Hana-sama?— preguntó bajando de sus brazos al pequeño y yendo a ayudar a la mujer Hyūga.
—E-es mi bebé, ya llegó el día— Hana Hyūga le sonrió con esfuerzo a su pequeño que parecía asustado —Estaré bi-bien Naruto, no t-te preocupes.
—¡Aiko!— gritó la mujer de la limpieza para llamar la atención de una de sus compañeras. Una mujer joven y de cabello oscuro llegó corriendo, apenas escuchó su nombre y dejó de hacer sus deberes para atender a su llamado —Llama al médico, y también a Hiashi-sama. Hana-sama está por tener a su bebé— Aiko asintió algo aturdida por todo lo acontecido —Rápido niña, necesitamos al médico con urgencia— Aiko se retiró de inmediato, la castaña sonrió con amabilidad y tomó la mano de la señora Hyūga para llevarla a su habitación —Todo estará bien, se lo prometo.
Naruto camino detrás de ellas pero se detuvo al sentir que cerraban la puerta en su cara, tocó su nariz con dolor e hizo otro puchero. Estuvo tentado a llorar para llamar la atención de todos, pero su mamá necesitaba más de esa atención. Fue el chófer de la familia quien se lo llevó a su habitación.
El pequeño paso mucho tiempo jugando para perder el tiempo, necesitaba con urgencia saber que sucedía. Miraba a distintas mujeres ir y venir pero nadie le decía algo, no lo entendía. Por la noche, antes de que el sueño le ganará la batalla que estaba luchando desde hace unas horas, su padre entró a su habitación sin haber tocado la puerta. Naruto se puso de pie de un salto y bajó de la cama para correr hacia él. Hiashi lo recibió con un abrazo.
—Es una niña— le dijo mientras lo levantaba para cargarlo en sus brazos, Naruto no comprendió a que se refería —Tu hermana acaba de nacer, su nombre es Hinata.
—Mamá— murmuró tallando sus ojos, antes de dormir quería saber si ella estaba bien.
—Ella esta dormida, pero está bien. Mañana podrás ir a verlas.
—Si.
Hiashi sonrió al verlo acomodarse mejor en sus brazos, amaba a Naruto como un hijo propio, cuidarlo había dejado de ser un deber, era más por cariño que por la promesa a su difunto amigo y a su esposa. El parecido entre ellos era sorprendente, nadie creía que era su hijo y de su esposa. No podía evitar pensar que eso le daría problemas en el futuro.
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—Naruto-niisan— susurró la pequeña Hinata, era su cumpleaños número tres, y su hermano había planeado una travesura en la que no estaba segura de participar.
—No seas gallina Hinata-chan— Naruto frunció sus labios al ver que su hermana menor dudaba. Quería hacerle una broma a la mujer que se atrevió a decir que él no parecía un Hyūga, ¿Eso tenía algo de malo?
—N-no soy ga-gallina.
—Entonces demuestralo— Hinata bajó la mirada al suelo y mordió uno de sus dedos, indecisa. Terminó por asentir para aceptar la propuesta de su hermano.
Naruto le dió indicaciones con su mano, Hinata corrió a paso veloz a su puesto y quedo a esperar la siguiente instrucción. Su hermano hizo el ruido de un gato, esa era la señal que estaba esperando. Hinata corrió una vez más, cuando estuvo cerca de la mujer de cabello y ojos oscuros se dejó caer al suelo. Lloró para que su actuación fuera más auténtica.
El pequeño rubio espero a que ella diera los primeros pasos y estiró el estambre que había acomodado con anterioridad para hacerla caer. La mujer no pudo mantener el equilibrio y termino cayendo a unos metros de su hermana, justo en un charco que había hecho el mismo con una cubeta de agua.
—¡Mikoto!— el hombre que a los ojos de Naruto parecía el esposo de la mala mujer, se acercó para auxiliarla.
—Estoy bien, descuida— Mikoto le sonrió a Fugaku —Mejor ayuda a la pequeña Hinata, también se ha caído.
Fugaku miró el estambre rojo, siguió el recorrido que este tenía y terminaba con un niño de ojos azules y cabello rubio. Naruto dió un respingo al ver que lo descubrían, después se quejó por haberse golpeado con la mesa en la que se escondía.
—¡Hiashi!— el nombrado dejó de conversar con sus invitados para ver al hombre que lo llamaba. El Uchiha parecía quererlo matar con la mirada mientras ayudaba a su esposa a levantarse.
Naruto caminó discretamente para poner de pie a su hermana y salir del lugar. Fugaku no le dió tiempo de huir, tomó con fuerza su brazo y lo llevo hasta la presencia de su padre.
—Deberías enseñarle modales a tu hijo— le reclamó con gran molestia. Hiashi miró de reojo a Naruto, ya había aprendido a descifrar cuando su hijo era culpable de una travesura.
—Lo mismo digo— contestó Hiashi señalado hacia los dos Uchiha que estaban en la mesa de regalos. El pequeño Sasuke estaba sentado arriba de la mesa y devoraba el pastel de cumpleaños de Hinata con entusiasmo, Itachi intentaba detenerlo sin obtener un buen resultado.
—Tu hijo hizo que Mikoto cayera al suelo.
—Y tendrá una reprimenda por eso.
—No es para tanto— trató de interrumpir Mikoto con una sonrisa nerviosa.
—En ese caso, les pediré que sigan disfrutando de la fiesta de mi hija.
Hiashi se llevó a sus hijos antes de que Fugaku dijera algo más. Naruto sonrió triunfante al pensar que no sería castigado.
—Hablaremos sobre esto cuando todos se hayan retirado, Naruto— el rubio asintió con cierto temor —También tú, Hinata. El hecho de que sea tu cumpleaños no te libera.
Hinata de pronto se sintió más pequeña de lo normal. Le daba cierto temor su padre, pero la hacía feliz ver a su hermano sonreír después de una travesura.
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Naruto entró a la oficina de su padre azotando la puerta, estaba realmente furioso. A sus doce años, jamás se había sentido de esa forma, ni siquiera cuando su hermana Hanabi rompió su figura de acción favorita. Su padre dejo de hacer los cálculos de la empresa familiar para ver a su hijo.
—¿Por qué nunca me lo dijo?— preguntó aparentando sus manos, intentando que el rencor no se viera reflejado en sus manos.
—No deberías entrar de esa forma a mi oficina Naruto, lo sabes muy bien— la mirada de su padre era más seria desde la muerte de su madre.
—Conteste a mi pregunta— pidió sin apartar su vista de los ojos perla de su padre, esos de los que ahora se daba cuenta que no tenían nada que ver con los suyos.
—No sé de qué me estás hablando— Hiashi se retiró las gafas que usaba para leer y frotó el puente de su nariz, un gesto de cansancio.
—¿Cuándo pensaba decirme que no era mi padre?
El Hyūga mayor se sorprendió, sin embargo, no dejó que se reflejara en su rostro. Sus años frente a una empresa le habían enseñado a ocultar sus emociones, lo necesitaba cuando hacía negociaciones y lo necesitaba ahora.
—¿De qué hablas?, ¿Quién te ha dicho esa estupidez?— Naruto se sorprendió por su tono de voz, parecía molesto, pero no sé dejaría intimidar.
—Lo escuché de las madres de mis compañeros— el niño de ojos azules contuvo sus lágrimas —Ellas dicen que no me parezco a mis padres, dicen que no soy su hijo.
Hiashi se puso de pie y rodeó su escritorio para quedar frente a Naruto, su hijo retrocedió dos pasos.
—Eres mi hijo, eso es verdad— Naruto le creyó.
—¿Y Okasan?
—Antes de Hana, conocía a otra mujer— mintió, acto del que Naruto no se percató —Ella me dió un hijo, y ese eres tú. Te pareces a ella.
—¿Y dónde está ahora?— todo comenzaba a darle vueltas, se sentía mareado solo de escuchar a su padre hablar, pero quería saber la verdad y ahora lo soportaría.
—Ella murió unos días después del parto— Naruto ahogó sus sollozos, sabía que a su padre no le gustaba que sus hijos lloraran —Luego conocí a Hana, no fue necesario pedirle que te cuidara como a su propio hijo. Ella en verdad te quería como si lo fueras.
Naruto no lo dudó, su madre siempre lo había amado, jamás hizo distinciones entre su hermana y él. Hiashi se acercó a Naruto y lo abrazó, el niño correspondió a su gesto y se permitió llorar un momento.
—¿Por qué no me lo dijo antes?
—Lo siento— fue lo único que salió de los labios de Hiashi. De nuevo le mentía, pero se decía que era por su bien para no sentirse culpable.
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Hinata estaba en su habitación sin mucho ánimo, Hanabi había robado para ella el frasco de galletas que guardaban en la alacena y la dejó para que pudiera estar sola.
—Okasan— su madre le regaló una sonrisa para indicarle que la estaba escuchando y volvió a su labor de preparar galletas —Naruto-niisan dijo que era bonita.
—Y lo eres hija.
—Y mi corazón saltó— Hianta señaló su pecho. Se sentía diferente, como las princesas de los cuentos que su padre le leía por las noches, cuando los príncipes les demostraban su amor.
—Es porque se trata de tu hermano.
—Pero, siento que es como en los cuentos.
—¿Cuáles cuentos?— preguntó su madre.
—Los de princesas que Otôsan lee para mi.
Su madre dejó de preparar la masa para las galletas y la miró con seriedad, era la primera vez que la miraba de esa forma.
—Eso es incorrecto Hinata, espero que no vuelva a suceder.
No entendió porque su madre actuó de esa forma, tampoco porque su padre dejo de leerle cuentos. Con el tiempo llegó a la conclusión de que la estaban castigando por sentir algo que no debería, aunque aún no lograba descubrir de que se trataba.
Hinata apretó con fuerza su almohada y mordió otra galleta. Ahora sabía a lo que se refería su madre, y era algo horrible, se sentía como una mala persona. Cuando su hermano la había besado, no logró evitar que su corazón latiera con velocidad y sus mejillas ardieran. Su cuerpo reaccionó como si le hubiera gustado, y lo peor, es que era cierto. No engañaba a su corazón.
—¿Por qué estás tan molesto Naruro-niisan?— Hinata miró con confusión a su hermano mayor, llegó con un mal carácter poco característico en él. Era raro para ella porque en la mañana se fue emocionado por ser su primer día de secundaria.
—Todo es culpa de Sasuke.
—¿De Sasuke-kun?
—No digas su nombre— le dijo y cruzó sus brazos.
—¿Qué ha sucedido?
—¿Prometes no decírselo a nadie?— Hinata asintió, Naruto miró a los lados y tomó la mano de su hermana para llevarla al patio. La ojiperla no opuso resistencia, cuando salían al patio para conversar era porque no querían ser escuchados.
Hinata se soltó de la mano de su hermano con un ligero rubor en las mejillas —¿Ya me dirás?— ella fue la primera en hablar, su hermano parecía no querer hacerlo.
—¿Prometes no reírte?
—No lo haré.
—Sasuke me robó mi primer beso.
—¿Qué?— Hinata se sonrojo, era una declaración completamente inesperada.
—Fue un accidente— se apresuró a decir —Alguien me empujó y luego yo...
El rubio dejó de explicar al ver que su hermana comenzaba a reír, Hinata no fue capaz de resistir. Lo que le sucedía a su hermano sin duda era lo más gracioso que había escuchado.
—L-lo siento niisan, es gracioso que tu primer beso sea con Sasuke-kun— Naruto la miró de mala manera —Ustedes dos no se llevan muy bien.
Hinata continuó riendo, al principio intentaba controlarse, pero miraba la cara de enfado de su hermano y su risa aumentaba. Fue callada por los labios de Naruto. Un beso demasiado rápido, pero fue suficiente para crear caos en Hinata. Naruto sonrió con burla.
—¿Verdad que no es gracioso que alguien robe tu primer beso?— dejó de sonreír por su broma al ver la mirada de horror de su hermana —L-lo siento Hinata-chan.
La azabache salió corriendo sin decir algo más, desde entonces Naruto no había podido hablar con ella.
—Es incorrecto Hinata— se repitió las palabras de su madre —Es incorrecto Hinata— llevó su mano a su pecho, como si ese movimiento hiciera que su corazón dejara de latir con tanta fuerza.
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Aún no sé cuantos capítulos serán, pero tengo algunas ideas en mente uwur
Dejen sus votos y comentarios 💖
Nos vemos en la próxima actualización ❣️
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