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Sincero Sentir.

YO. ¿Haciendo un fic romántico?, pues si me quize salir del molde para ver como sale esto. Espero sea de su agrado y lo disfruten saludos. Y a la vez esto es una redención para mí.

No me veo haciendo otro fic romántico por qué este será la primera y la última vez que hago esto. Y con otro shot ulitmo que haré.

No se por qué pero siento la necesidad de poner esto.

Pero bueno sin más división, comenzamos.



-o-o-o-

Clyde Mcbride era un muchacho solitario de veinte y tres años que se había mudado a Cardiff Gales con sus padres hace mucho tiempo, para iniciar un nuevo comienzo en su vida, ya que su relación con su mejor amigo no sería la misma cuando tuvo que aceptar que uno de sus más grandes amores desde que era niño, Lori Loud jamás podría darse y se casaría, por lo que decidió aceptar he iniciar una nueva con sus padres pero jamás perdería el contacto por su mejor amigo en ese tiempo, aunque quizás, inconscientemente le hacía un favor a su hermano de otra madre, para bien o para mal, quien sabe.

Por otra parte, el moreno en ese nuevo comienzo no podía confiar en nadie debido a su dura etapa que paso ahí en la adolescencia y el instituto donde sufrió fuertes ataques de sus compañeros, falta de confianza, autoestima y querer tratar de hacer alguien gracioso pero terminaba siendo la burla del colegio lo cual hizo que con el paso del tiempo decidiera ser un persona desconfiada he introvertida, ya no podía tener un lazo de amistad con Lincoln debido a la distancia y horarios diferentes que tenían, por lo que hizo empeorar más la situación lo cual hizo que no se pueda relacionar con nadie desde este nuevo comienzo, no tenía hermanos, ya que lo más cercano a él era el peliblanco, Rusty, Liam, Zach y Stella, lo cual hizo acentuar más su aislamiento.

Cuando con el paso del tiempo, al moreno le habían nacido otras paciones aparte de los comics, como la fotografía, todos los días iba a pasear por el mar a cuestas, nunca la dejaba en casa jamás, pues nunca se sabía dónde se podría estar la oportunidad de sacar una grandiosa foto instantánea.

Uno de sus sitios preferidos era una playa donde vivía muy cercana a donde él vivía y todos los fines de semana cogía su moto y ahí se iba a pasar el rato el día, fotografiando amaneceres, atardeceres, personas paseando, animales. Pero lo que más le gustaba era jugar con las luces, salían de ahí en la playa fotos e imágenes maravillosas.

Pero una tarde cuando pretendía fotografiar un prometedor atardecer, ya que serían los rayos del sol eran más luminosos de lo habitual, pocas veces ocurría eso, observo a lo lejos como si algo saliera del mar, pensó era un delfín o algún tipo de pescado, hizo varias ráfagas de fotos, cuando termino el atardecer se fue para su casa.

Ahí se sentó frente a su ordenador para ver las fotos que había realizado, cuando estaba viendo la del supuesto delfín o pez, observo algo extraño, hizo zoom a la imagen y sus ojos no podía creer lo que estaban viendo, más que un delfín o un pez, parecía mitad pez y mitad mujer, ósea parecía una sirena.

Clyde estaba entusiasmado con ese descubrimiento, apenas podía congeniar el sueño toda la noche. Y aun de noche se montó en su moto y volvió aquella playa, deseando volver a ver a esa extraña criatura, ese día estuvo triste ya que no pudo captar nada y se de regreso a su casa.

Pensaba que ya nunca más volvería a verla.

El tiempo trascurrió y los tres meses tras el primer avistamiento, Clyde se encontraba en la palaya como siempre y apenas pensaba en aquello pues se había hecho a la idea que jamás podría volver a verla.

La marea estaba baja y se sentó en una gran piedra para sentar fotos de otro Angulo. Pero cuando se dio la vuelta se quedó atónito, ante sus ojos estaba una sirena observándolo, de la misma sorpresa tropezó y casi cae al mar.

-o-o-o-

—T-Tu eres una u-una—Respondía entre nervios mientras daba paso corto hacia atrás, pero de inmediato cae casi al mar.

Ella de puro instinto lo ayuda a poder recomponerse.

—Tranquilo, no te asustes, yo no te hare nada—Le respondía con una cálida voz de esas que una madre siempre les cantaba a sus hijos a la hora de dormir. Era merolica.

-o-o-o-

Él se sentó junto a ella y ahí estuvieron horas charlando. Cuando Clyde volvía ese día hacia su casa tenía una buena sensación, era la primera persona que después de mucho tiempo podía entablar una conversación con alguien que no sean sus padres sin tener miedo que tuviera de ser humillado, golpeado, mofado o entre varias ofensas que había recibido en su adolescencia y un poco de en su juventud, todo por culpa de sus malas decisiones y tratar de ser algo que no algo que aprendió a la mala.

Al fin de semana siguiente, Clyde, volvió al mismo lugar y al cabo de un rato apareció de nuevo ella, se puso muy feliz al verla y esta ocasión pregunto su nombre, pues hasta este momento no había sabido su nombre, ella le dijo que se llamaba. Haiku.

-o-o-o-

—Haiku, es un lindo nombre. —Respondía de forma agradable el moreno ante la chica. —Y de dónde vienen tu especie es muy raro y no es de todos días ver una chica mitad pez, mitad chica y más por muchas cosas que han pasado. — Respondía curioseado el muchacho.

—Jejeje, que amable, bueno es algo complicado, pero a la vez no tanto, vengo de un bonito lugar donde vivo con muchos de mi especie, mi forma de vida es muy parecida a la de ustedes, tenemos casas y familias. Lo único diferentes es que todos hablamos el mismo idioma, es como un idioma universal con el cual podríamos entender entre nosotros con cualquier humano, de cualquier parte del mundo, como justo ahora. —Le decía.

Hasta ese momento Clyde no se había dado cuenta del que se estaban comunicando, sin mover los labios, que era como una especie de telepatía.

Los meses fueron pasando y la amistad entre ellos creció de manera espectacular, sorprendente y sensacional, surgió entre ellos un amor puro e inocente, un amor que era entre hermanos, aunque eso era desde los pensamientos de Clyde, ya que el dejo ese sentimiento hace mucho tiempo en su vida debido a malas experiencias, caso contrario era con la chica de piel pálida pero suave, aunque ella internamente no sabía si era de amor de amistad o amor con todas las letras quizás lo sabría con el paso del tiempo.

Un día como otro cualquier Clyde, se acercó a la playa y le una petición bastante extraña.

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—Que petición o proposición me quieres decir Haiku. — Preguntaba curioseado ya que le era muy nuevo que ella le haga este tipo cosa

—Bueno es algo simple Clyde, tu. ¿Quisieras conocer mi mundo?

Era una pregunta que había caído como balde agua fría al moreno, la propuesta era linda, pero.

—Pero Haiku, yo no puedo respirar bajo el agua como tú, no tengo los recursos para tener un equipo de buceo y acompañarte.

Ella solo se rio y a la vez le dio una sonrisa de confianza al moreno.

—No hace falta, tu solo toma mi mano, que con eso basta. — Le respondía con toda confianza

-o-o-o-

El moreno confiaba en ella y entraron al mar y efectivamente, no le hacía falta nada para poder respirar ahí abajo solo era necesario la mano de Haiku.

Ella llevo a Clyde por lugares sensacionales, mucho mejores que los libros y cómics de fantasía que él había leído o escrito por personas que habían tenido experiencias con sirenas, eran sitios preciosos lleno de corales y colores, donde había muchísimas sirenas y también tritones de todas las edades era, como una Atlantis renacida, también poder nadar juntos con gran rapidez y velocidad en el mar saltan ando y nadando con los delfines, sin duda era un momento que ninguna de los dos olvidaría. En especial para Haiku

Ya de vuelta en la playa, Clyde le dio las gracias por tan linda tarde y también por darle la oportunidad de presentarle su mundo y por haber confiado en él.

Los años pasaron y esa bonita amistad/¿amor? Oculto de parte Haiku perduraba. Clyde iba cumpliendo años y él se iba siendo mayor, pero Haiku no. Y fue algo que le llamo mucho la atención y le pregunto por qué no envejecía y ella le conto que en su mundo no se hacen mayores como los humanos, que se quedan tal y como están ahora, como ella, durante cientos de años.

Ya que un humano mientras dura un aproximadamente una media de ochenta a noventa años y en algunos casos los llegando al ciento y tantos años. En cambio, los de su especie puede llegar a durar miles de años, de ahí las formas más distintas de envejecer, Clyde quedo sorprendido con este nuevo descubrimiento ya que no era conocedor de la extrema longevidad que podría llegar a tener una sirena.

Pero una tarde Clyde llego triste a la playa y ella preocupada quería saber que le pasaba. El joven le había dicho que habían fallecido sus padres debido a la edad avanzada que tenían, las únicas personas que él podía confiar aparte de ella, su única familia, sus segundos mejores amigos. Lo único que le quedaba en la vida, en este nuevo comienzo que había tenido hace mucho tiempo, entonces Haiku con un abrazo sincero de apoyo le dijo que no.

Que nunca iba a estar solo, porque ella iba a estar a su lado.

A Clyde cada vez le costaba ir más a la playa, pues ya también con el paso de tiempo, estaba entrando a la edad donde en moverse era cada vez más complicado, pero lo que hizo fue vender la casa de sus padres. Y poder comprar una más cerca de la playa, para así poder desplazarse y así poder ser más sencillo, así más o menos estaba cinco minutos de la playa andando y no solo tendría que ir los fines de semana sí no que también todos los días bajaba a ver y hablar con ella, su amiga, la sirena.

-o-o-o-

—Clyde seguro estas bien quieres posponer nuestra charla para otro día, si es así, yo lo entenderé. —Le preguntaba en un tono preocupante.

—Haiku no te preocupes si alguna vez ya no me vez venir, eso significaría que ya habré dejado este mundo. — Decía con un tono calmado algo que puso más preocupada a la sirena.

—No Clyde, por favor no digas eso por favor yo...

La chica no respondía ya que el moreno le dio un abrazo uno de que también le dio ella en sus momentos difíciles.

—E no estés así, mi paso por esta tierra no fue tan malo después de todo, quizás no pude tener ese amor adolecente que todos tuvimos alguna vez, quizás no pude volver a ver a mis amigos, debido a la distancia que tenemos y quizás tuve un amor pasajero y que quizás jamás pudo ser. Pero no es tan malo, te tengo a ti, desde que te conocí, fuiste una gran amiga, confidente, compañera y que tuve la oportunidad de poder conocer un mundo maravilloso como el tuyo, después de tantas malas experiencias que tuve, tu eres de esas cosas maravillosas que me pudieron haber pasado. Eres una gran amiga Haiku. — Respondía con tranquilidad y alegría interna.

—Si. Amiga... — Repondría con una pequeña sonrisa.

-o-o-o-

Cada vez Clyde se notaba más cansado y sin fuerzas y a sus casi noventa y siete años sabía que ya no le quedaba mucho tiempo, cada vez como era lógico, las visitas de Clyde se distanciaba más en el tiempo y estaba menos rato junto a ella.

Ella lo entendía pues demasiado esfuerzo supondría más en seguir con ella, pero tanta era la amistad que ellos habían ganado. Y también ese amor oculto que Haiku había obtenido y tan profundo que se tenía, que no podían vivir el uno sin el otro.

Uno de los últimos días que Clyde fue a esa playa, le agradeció todos esos años de amistad, jamás pensó que había podido llegar a tener una amiga que quisiera tanto sin tener que ser un amor que muchas veces llegaba a confundir y a veces exagerar en su niñez como cualquier niño, como ella quería y amaba a él, pero ella misma se engañaba, en la que poder conversar y hablar durante horas era como si fueran conversaciones de minutos para ellos. Y tanto él y ella lo disfrutaban.

Y desde que la conoció nunca más se volvió a sentir solo, esas palabras para ella le sonaron conmovedoras y hermosas, pero el fondo también era una despedida, pero no quería pensar en eso, pues se ponía muy triste.

Y efectivamente ocurrió. Una mañana Clyde no volvió más a esa playa, sus ojos se cerraron esa noche para no abrirse jamás.

Pero algo asombroso ocurrió en el funeral de Clyde, se oían unos lamentos y unos cantos de sirena y se escuchaban a varios cientos de kilómetros de distancia. Era la pena de una gran amiga y la vez un amor, que no sabía si pudo funcionar o no de haber revelado sus sentimientos ya que ella no quería arruinar una amistad tan bonita que había hecho con el paso del tiempo, pero ya no podía hacer nada, ya no, solo podía lamentar la partida de un compañero y la vez quizás, un amor imposible, confidente y hermano. Cuenta un relato que mientras se estaba haciendo el funeral de Clyde se podía oír unos lamentos de cientos de sirenas en la playa, para acompañar a Haiku en su último adiós. En el adiós de su queridísimos, amado y amor imposible, Clyde Mcbride.

Pero esos lamentos o cantos de sirena no eran tan malos ya que quizás inconsciente si es que alguna parte, su amado le podría escuchar esos cantos, no solo eran de lamentos y si no también algo que quizás nunca pudo decirle, pero con esto indirectamente expresaba sentimientos, sentimientos que sentía hacia a él.

Los sentimientos de una sirena.

Fin.

Wau no se que poner aquí solo tambien mandar un saludo a mi colega ConnorKJ260 que también escucho mi idea. Y bueno espero que les haya entretenido este shot.

Saludos y me despido.

THIWP!!!

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