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ONE SHOT VECHI: "RAYITO DE LUZ"



INTRODUCCIÓN

Antes de empezar con esta historia, quiero decirles que para una parte de ella, haré uso de la letra de un bolero que escuche de casualidad cuando iba en el bus, me llamo mucho la atención la letra de la canción pues encajaba perfectamente para está historia, entonces decidí buscar su letra para colocarla en parte de ella. La canción es un bolero que lleva por título "Brindar" y es de un cantante Peruano, ya antiguo llamado "Iván Cruz"; además quiero acotar que este one shot así como la futura historia que nacerá de este one shot, está inspirado en algunas historias VeChi e incluso GoChi – VeChi que ya están publicadas, como son: "Volver a amar, "Me cambiaste la vida" y "Somos Dos", sin más que decirles, les dejo con este one shot que espero llegue a cautivar a todo aquel que se dé el tiempo de leerlo.




ONE SHOT: "RAYITO DE LUZ"

(Basada en la futura historia VeChi titulada: "Diferente")

Una hermosa mujer madura de cabello corto, se encontraba en el jardín de su casa de rodillas elevando sus manos, al tiempo que elevaba su mirada al cielo, mientras pensaba: Señor, sé que llevo varios meses pidiéndote lo mismo y no obteniendo una respuesta a ello, sé también que eres un ser muy ocupado, que tal vez haya otras personas con peores problemas que yo, pero también sé que, como madre, me duele mucho ver a mi hijo, destruyéndose día a día, ya no sé qué hacer padre celestial, ya no sé qué hacer, mi esposo y yo hemos hablado con él, le hemos suplicado para que se deje ayudar, le hemos dicho de mil maneras que el primer amor es ello, el primer amor, que se permita tratar a otras chicas, que no se obsesione con la idea de que no abra otra como ella, pero nada resulta, incluso contratamos terapeutas para que lo apoyen a dejar el vicio, ese vició que lo está destruyendo, incluso lo hemos internado, pero nada resulta, padre celestial, te pido con todo mi corazón que mi hijo vuelva a creer en el amor, que se vuelva a enamorar, que vuelva a sentir, te pido de corazón que ayudes a mi hijo salir de la oscuridad en que se encuentra, que ilumines su camino, que lo ilumines, que él vuelva hacer el de antes.

En tanto:

Un joven cabello de flama se encontraba sentado en una mesa de un bar bebiendo una copa al tiempo que la música de inició de una canción empezó a inundar el lugar, haciendo que el hombre al escucharla bebiera más a prisa su copa, mientras con la mirada le indicaba a un hombre de contextura robusta que le sirviera un nuevo trago.

Sí, señor, dijo el hombre de contextura robusta mientras tomaba una botella para servir una nueva copa, al tiempo que la letra de la canción empezaba a sonar.


Con el permiso de los presentes 

Hoy quiero olvidar de un solo trago esta nostalgia Que domina como a un niño mis sentidos Al recordar aquellos años transcurridos que solo fueron de amor, de pasión que los dos vivimos más hoy quiero tenerla entre mis brazos y darle tantos besos y llenarme de su amor sin ella mi vida se está haciendo ya pedazos y hasta mis sentidos, y hasta mis sentidos no tienen, no tienen control. 


Era parte de la letra que se escuchaba en el lugar mientras el joven cabello de flama llevaba la nueva copa a su boca, mientras el hombre robusto lo miraba con nostalgia.

Señor, creo que ya es suficiente, dijo el hombre regordete.

No te pago para que opines, sino para que me obedezcas, respondió con firmeza el joven cabello de flama mientras colocaba su copa ya vacía sobre la mesa, al tiempo que miraba al hombre regordete como si le indicara algo.

Bien, dijo el hombre, al tiempo que la letra de la canción seguía inundando el lugar, haciendo que el hombre cabello de flama empuñaba sus manos, mientras el hombre de contextura robusta servía la nueva copa.


Sírvame otra copa cantinero 

Que quiero brindar de ese licor hoy quiero olvidar lo que más quiero pienso así calmar este dolor, no me importa que todos murmuren, que soy un cobarde al brindar, este vino amargo hay me provoca, solo así la pienso olvidar.


Eso es lo que necesito, olvidar, olvidar, pensó el apuesto joven cabello de flama, al tiempo que unas imágenes vinieron a su mente, en estás imágenes, él aparecía junto a una hermosa mujer peli azul riendo mientras está colocaba sobre su nariz crema de un pastel, estos recuerdos, hicieron que su vista se nublara de las lágrimas que trataba de contener, mientras la música seguía sonando.


Tanto amor que existió entre los dos termino Y hoy lamento haberla amado tanto que me duele mi pobre corazón Y hoy lamento haberla amado tanto que me duele mi pobre corazón.


No, no llorare, no llorare, prometí, no hacerlo, no hacerlo, pensaba el joven cabello de flama, al tiempo que la canción seguía sonando.


Hoy por ella solo, solo brindo 

Este vino amargo por su amor Que me haga olvidar pero no puedo Pues la llevo dentro de mi ser.


Ella lo quiso así, y yo tengo que respetar su decisión, tengo que respetarla, además cuando iniciamos lo nuestro ambos quedamos que, si en algún momento alguno de los dos dejaba de sentir algo por el otro, lo diríamos, y ella solo hizo ello, no puedo reprocharle nada, nada, así me duela, no puedo reprocharle nada, pensaba el joven cabello de flama mientras llevaba una nueva copa a su boca, al tiempo que la canción seguía sonando,


Yo la quiero tanto, soy sincero Pues por ella supe que es llorar Por besar su boca hay desespero Por que un beso de ella es soñar Tanto amor que existió entre los dos termino Y hoy lamento haberla amado tanto que me duele mi pobre corazón Y hoy lamento haberla amado tanto que me duele mi pobre corazón


Tal vez mi error fue ese, amarte tanto, tanto, creo que nunca, nunca podre amar como a ti, nunca, es más, nunca, nunca volveré a amar, tú fuiste mi primer y serás mi último amor, para que volver a confiar, para que volver a sentir, pensaba el apuesto joven, al tiempo que tomaba la botella que sostenía su empleado para servirse él una nueva copa.

Ya se terminó señor, dijo el hombre de contextura robusta, al tiempo que la canción también había acabado.

Sí, ya lo noté, respondió el joven cabello de flama, haciendo una pausa para decir: Pídeme otra.

Joven, creo ya fue suficiente, respondió el hombre de contextura robusta.

Ya te he dicho que no me digas lo que tengo que hacer, dijo con firmeza el ebrio mientras trataba de vaciar la última gota de licor en su copa.

Hágalo por su madrecita, acoto en voz baja, con cierta nostalgia, el hombre de contextura robusta.

Por mi madre, pensó el ebrio, al tiempo que dejaba la botella sobre la mesa y tambaleante se ponía de pie.

Señor, dijo el hombre acercándose a su jefe para sostenerlo.

Déjame, yo puedo solo Nappa, dijo el joven cabello de flama con voz de ebrio, al tiempo que continuaba su camino tambaleante.

El hombre de contextura robusta veía con nostalgia, a su jefe dirigirse a la salida del lugar mientras una mesera se acercaba a él para darle su recibo por lo cancelado.

¡Gracias¡ dijo Nappa recibiendo su recibo, luego de ello camino a paso rápido tras su jefe.

Señor, espere, espere, decía Nappa, mientras llegaba tras su jefe para abrirle la puerta del auto.

El ebrio se subió al mismo, al tiempo que su empleado, lo observaba.

¿Qué me miras?, ¿también me tienes lastima?, dijo con rabia el joven cabello de flama.

Debería buscar ayuda, respondió Nappa, mientras cerraba la puerta. Luego de ello tomo su lugar al volante y encendió el auto.

Ayuda, dijo en tono irónico el apuesto joven.

Sí, joven Ouji, usted necesita ayuda y el apoyo de sus padres, deje que ellos lo apoyen, respondió Nappa.

Crees que mis padres, no han buscado ayuda, que yo no he aceptado su apoyo, dijo con ironía Vegueta, haciendo una pausa para decir con rabia: El problema soy yo, dejo el vicio y vuelvo a recaer, es algo que no puedo evitar, a pesar que quiero alejarme de ello, no puedo.

Nappa, vio con nostalgia a su jefe mientras conducía: Mas no respondió nada por algunos minutos, luego de los cuales rompió su silencio para decir: No pierda la esperanza, creo que lo que le falta es fé, aferrarse a algo que mantenga su mente ocupada, creer que ello lo ayudara a dejar su vicio.

Mi vida se volvió oscura desde hace 6 meses y ello no cambiara, el único momento en que me siento menos miserable es cuando bebo, decía Vegueta, al tiempo que el auto donde viajaba se detenía frente a un pequeño parque.

Señor, no pierda la fé, usted es joven, apuesto, rehacerá su vida, la luz volverá a entrar a su vida, respondió Nappa mientras miraba al semáforo, al tiempo que su ebrio jefe no le respondía nada.

Vegueta no le presto la menor atención a su empleado pues si mirada a pesar de lo ebrio que estaba, se posó en una bella jovencita pelinegra, que estaba en medio de la pista contraria haciendo una secuencia de ejercicios al ritmo de música.

Lo hace muy bien, sus movimientos son perfectos, pensaba el ebrio.

Esto a veces impacienta, decía Nappa refiriéndose a la espera por el cambio de luces.

Dale un billete, dijo el ebrio de repente.

¿Qué?, respondió extrañado Nappa.

Dale un billete a esa chica y mañana recuérdame que pase nuevamente por esta avenida, dijo el ebrio, haciendo que su empleado posara sus ojos en la bella chica, al tiempo que el cambio de luces se dio, y un ebrio joven cabello de flama se quedaba dormido en el asiento.

Pobre joven Ouji, ya se quedó dormido, y lo peor de todo es que no puedo cumplir con lo que me encomendó, las luces ya cambiaron, pensaba Nappa mientras encendía el auto para continuar su camino, no sin antes, hacerle unas señas para que una bella jovencita pelinegra se acercara a recibirle un billete.

No, no es necesario, respondió la bella pelinegra al tiempo que su mirada se posaba sobre el joven que dormía en el asiento del copiloto, mientras los demás autos que estaban tras el auto donde iba el joven cabello de flama empezaban a tocar sus cláxones.

Ante ello, Nappa tuvo que proseguir su camino, al tiempo que pensaba: Ni tiempo me dieron de cumplir con lo que el joven me pidió.

La pelinegra veía alejarse al auto, al tiempo que otra joven se acercó a ella, mientras decía: ¿Qué te pasa?.

Quería darme dinero, respondió la pelinegra con una cálida sonrisa.

Vaya, dijo la joven rubia sonriendo.

Minutos después:

Un auto se detenía en el jardín de una gigantesca casa, al tiempo que una mujer de cabello corto se acercaba a este, a los pocos minutos, del auto bajo un hombre robusto.

Nappa, ¿mi hijo?, dijo la señora Ouji.

Viene en el auto señora, no se preocupe, no lo descuide para nada, pero no pude evitar que volviera a beber, respondió con nostalgia, Nappa, mientras abría la puerta del auto para ayudar a bajar a su jefe.

Pobre mi hijo, dijo la mujer mientras Nappa bajaba del auto al joven cabello de flama.

Sabe señora, creo que el joven Ouji puede volver a ser el mismo de antes, no pierda las esperanzas, respondió Nappa, mientras con ayuda de está llevaba al apuesto joven a su habitación.

¿Por qué dices eso?, respondió la señora Ouji.

No ha oído que el amor, así como puede lastimar, también puede curar las heridas, respondió Nappa mientras caminaba junto a su ebrio jefe y a la madre de este.

Claro que sí, ¿pero ello que tiene que ver con mi hijo?, el pobre no quiere saber nada del amor, ya vez que hasta le hemos organizado citas a ciegas para que pueda tratar a chicas, tal vez en alguna de ellas pueda encontrar a la chica que vuelva a ser que se enamore, pero nada, dijo la señora Ouji con tristeza, mientras detenía sus pasos frente a la habitación del joven cabello de flama.

No pierda las esperanzas señora Ouji, el joven encontrara esa luz que ilumine su camino y que lo ayude a superar su dolor, sabe, hoy a pesar de su condición poso su mirada en una bella chica, es más me pidió que le diera un billete pues ella se encontraba en medio de la pista haciendo una rutina de ejercicios pero lamentablemente el tiempo no me alcanzo para cumplir con ello pues las luces del semáforo cambiaron y los demás conductores empezaron a tocar sus cláxones, pero además me pidió que mañana le recuerde que pase por la misma avenida, yo creo que él a pesar de estar ebrio, se sintió atraído por ella, por eso quiere volver a verla, respondió Nappa, ingresando tras la madre de su jefe a la habitación de este.

¿Una gimnasta?, dijo la señora Ouji.

Sí, pero no cualquier gimnasta, sino una muy buena y bella, respondió Nappa, haciendo una pausa para decir, mientras acostaba al ebrio en su cama: Me imagino que no quiere para su hijo alguien que no sea de su clase.

No, no es eso, yo solo quiero que mi hijo vuelva a ser el de antes, que vuelva a creer en el amor, dijo la señora Ouji.

¿Entonces si le recuerdo al joven lo que me dijo?, respondió Nappa.

Por supuesto, dijo la señora Ouji.

Al día siguiente:

Un joven cabello de flama tomaba unas llaves para salir de su habitación mientras pensaba: Me duele aún la cabeza a pesar de haber ya tomado algo, creo que esta vez bebí demasiado.

El pensamiento del joven de cabello de flama fue interrumpido por el sonido de la puerta de su habitación.

Toc toc toc

Adelante, dijo Vegueta.

Joven, ¡buenos días¡ solo vengo a recordarle lo que ayer me dijo, decía Nappa, mientras el joven cabello de flama elevaba una de sus cejas.

¿A qué te refieres Nappa?, respondió Vegueta.

Me dijo que le hiciera recordar que tiene que pasar por la avenida principal, dijo Nappa.

¿La avenida principal?, ¿para qué te pedí que me hicieras recordar ello?, además la avenida principal no me lleva a la oficina.

Pues creo que quería volver a ver a alguien, dijo Nappa, al tiempo que su celular empezó a sonar. ¡Disculpe, es su padre¡ no se olvide avenida principal, frente a Central Park, acoto el hombre antes de salir de la habitación del joven cabello de flama.

¿Ver a alguien?, se preguntaba Vegueta intrigado.

Luego de ello, el joven continuo su camino.

Hijo, ¿vas a desayunar?, pregunto su madre deteniendo el avance de su hijo.

No mamá, desayunare en la empresa, respondió Vegueta.

Hijo, no vuelvas a beber, dijo la señora Ouji.

Tratare madre, tratare, respondió Vegueta antes de continuar su camino.

Minutos después:

El joven cabello de flama abordaba un auto, mientras su madre lo observaba a través de una gigantesca ventana.

Hijo, ojalá y encuentres esa luz que te ayude a superar tú nostalgia y el vicio, pensaba la hermosa mujer mientras veía partir a su hijo.

Vegueta conducía por un carril con destino al lugar donde trabajaba, cuando de repente la voz de Nappa vino a su mente: "Avenida Principal, la que está por Central Parck, usted me dijo ayer que le recordara ello".

Vegueta giro su volante y cambió de carril, mientras pensaba: ¿por qué le pediría a Nappa que me recuerde una dirección?, ¿qué tiene de especial esa avenida?

Tras algunos minutos el joven cabello de flama llego a la avenida que Nappa, le dijo, al llegar a este disminuyo la velocidad del auto mientras dirigía su mirada al auto, al tiempo que el semáforo indicaba que se detuviera y así lo hizo, al poco tiempo una bella jovencita pelinegra se colocó delante de su auto, empezando hacer una serie de movimientos al ritmo de música que salía de un pequeño parlante que ella había dejado en la pista, ante ello el joven cabello de flama poso su mirada en ella, mientras pensaba: Es hermosa y sus movimientos son tan precisos, son una mezcla extraña de fuerza pero a la vez sutileza que te jala como imán.

Una vez que la joven culmino su rutina, se acercó a la ventana del auto del joven cabello de flama y le dio un volante, mientras decía con una dulce voz que hizo que Vegueta sintiera un frio recorrer su cuerpo: Lo invito a inscribirse.

Luego continuo su camino, mientras el joven cabello de flama la seguía con la mirada a, al tiempo que unos cláxones empezaron a sonar.

Oye muévete.

Tenemos prisa amigo, muévete.

El carril no es solo tuyo, apresúrate amigo, eran los gritos que se escuchaban en el lugar.

Cállense insectos, respondió Vegueta mientras movía su auto hacia un costado, para dar pase a los demás autos.

Una vez que apago su auto, miro el volante y lo leyó con detenimiento, mientras pensaba: Tal vez está sea la solución.

Luego de ello, el joven cabello de flama encendió su auto y volvió al carril para ir a su trabajo.

Horas más tarde:

Un joven cabello de flama detenía su auto frente a un pequeño local.

Este es, pensaba Vegueta mientras miraba nuevamente el volante que sostenía en una de sus manos, al tiempo que una jovencita pelinegra se acercaba a su auto.

¿Viene por el taller?, escucho Vegueta.

El joven cabello de flama giro su rostro y se encontró con una pelinegra que a través de su dulce sonrisa le transmitía paz.

El joven cabello de flama bajo la luna de su auto y poso su mirada en la joven que estaba frente a él y le dijo: Si, vengo por el taller.

Pues bienvenido, pero baje, baje, en unos minutos empezara la primera clase, respondió la pelinegra mientras pensaba: Es el chico de la mañana, si, es él, además creo que ayer también lo vi.

¡Gracias¡ dijo Vegueta mientras se desabrochaba el cinturón de seguridad para bajar de su auto.

Sígame, lo llevare al lugar de la inscripción, decía la pelinegra que vestía un conjunto, polo y pantalón deportivo de color rojo, que delineaba las curvas, al tiempo que el joven cabello de flama asentía mientras empezaba a caminar junto a ella.

Es cierto, lo que dice el volante, dijo Vegueta.

Si, el fitness de combate es un deporte completo, pues combina posiciones y movimientos tomadas de las artes marciales, apoyados con la música que sirve para contribuir a la relajación, por ello este deporte te permite gozar de buena salud tanto física y mental, este deporte lo practican personas de todas las edades, unas solo para relajarse, otras porque este deporte ayuda a tonificar los músculos del cuerpo, otros porque manifiestan que al practicarlos se sienten mejor de salud, ...., decía la pelinegra con una dulce sonrisa en su rostro.

Y para alejarse de los vicios, ¿también sirve?, pregunto Vegueta.

Por supuesto, respondió la pelinegra con calma.

¿Y tú eres la instructora?, pregunto Vegueta posando su mirada en la joven pelinegra.

Se podría decir que sí aunque en realidad soy apoyo del maestro, pero tengo algunos grupos a mi cargo, respondió la pelinegra, haciendo una pausa para decir: ¿Qué vicio quieres dejar con ayuda de este deporte?

Ninguno, dijo Vegueta con firmeza, al tiempo que la pelinegra detenía sus pasos.

Aquí, te registraran, yo ya voy con mi grupo, respondió la pelinegra antes de continuar su camino.

Su nombre, escucho Vegueta.

Ouji Vegueta, dijo el joven cabello de flama.

Minutos después:

Vegueta entraba al aula que la secretaria le había indicado, al hacerlo, quedo sorprendido al notar que su instructora sería la misma jovencita con la que había cruzado algunas palabras hace algunos minutos.

Pasa, escucho el joven cabello de flama asintiendo.

En esa habitación hay trajes para los nuevos alumnos, ve a ponerte uno, porque con la ropa que traes no podrás hacer la rutina, dijo la pelinegra con calma.

Bien, dijo Vegueta dirigiéndose al lugar indicado por la joven.

Luego de algunos minutos ya cambiado, volvió al lugar, mientras la pelinegra se acercaba a él.

¿Alguna vez has practicado algún deporte de lucha?, dijo Milk.

Hace algunos años practique artes marciales, respondió Vegueta con calma.

Entonces te será sencillo agarrarle la secuencia a la rutina, dijo Milk con dulzura, haciendo una pausa para decir: Solo sigue mis movimientos.

Si, respondió Vegueta.

Dos horas después:

Lo hiciste muy bien, felicitaciones, eres muy bueno, tus movimientos fueron mejores que de los jóvenes que ya llevan más de tres meses aquí, decía la pelinegra, haciendo una pausa para decir mientras estiraba su mano: ¡Ah¡ mi nombre es Milk, Milk Ox.

Mucho gusto señorita Ox, ya sabes mi nombre, dijo Vegueta.

Si, Vegueta, así dice tú ficha de inscripción, respondió la pelinegra.

Si, Vegueta Ouji, dijo el joven cabello de flama.

Pues un gusto Vegueta, y nuevamente ¡bienvenido al grupo¡ respondió Milk, mientras sonreía haciendo que el joven cabello de flama se sintiera extraño.

Bueno, ya me voy, dijo Vegueta.

Hasta mañana, dijo la pelinegra.

Hasta mañana, respondió el joven cabello de flama, mientras se dirigía a un vestuario a cambiarse de ropa, al tiempo que una rubia se acercaba a la pelinegra.

¿Ya acabaste amiga?, dijo la rubia.

Si, respondió la pelinegra.

Entonces vámonos, dijo la rubia mientras la pelinegra asentía.

Días después:

Tras terminar un entrenamiento, una pelinegra se dirigía dónde estaba uno de sus alumnos.

Qué te sucede, hoy te note distraído, muchas veces no seguías la secuencia, decía Milk con dulzura.

Creo que esto no me servirá de nada, pensé que me ayudaría, pero veo que no será así, por suerte no dije nada a nadie, así nadie se hace ilusiones, decía Vegueta con rabia.

No comprendo, ¿a qué te ayudaría que practiques fitness de combate?, pregunto intrigada la pelinegra.

A nada, olvídalo, mejor me voy, ya no tiene caso seguir perdiendo mi tiempo, decía Vegueta mientras se dirigía a tomar su pequeño maletín de entrenamiento.

Perder tu tiempo, dijo Milk, mientras caminaba tras de él.

Si, perder mi tiempo, pensé que si me inscribía en esto podría olvidar todo, pero no es así, tal vez si este enfermo, tal vez debería de verdad internarme en un sanatorio mental como una vez lo sugirió un terapeuta, respondió Vegueta con rabia en su voz.

Porque dices eso, yo te veo bien físicamente, si tienes algún dolor del alma solo es cuestión de que saques ese dolor, te liberes de él, si gustas yo puedo oírte y también aconsejarte, dijo Milk con calma.

Tú aconsejarme, ya suficiente tengo con tener a una instructora menor que yo, respondió Vegueta con ironía.

El que sea menor que tú, no tiene nada de malo, en este grupo tengo a personas con más edad que tú y no por ello ven mal que yo sea su instructora, dijo Milk con calma.

Discúlpame, no sé qué me pasa, bueno si lo sé, cada vez que pienso en ello me pongo así, de un humor de perros, respondió Vegueta.

¿En verdad no quieres que platiquemos?, dijo Milk con dulzura, haciendo una pausa para decir, ya no hay más grupos, podemos tener una plática tranquila.

Está bien aunque el platicarte de mi problema no creo que sea la solución, aunque no eres terapeuta, serás la doceava persona que se entere de mi desdicha y de mi vicio, respondió Vegueta mientras empezaba a contarle a la pelinegra sobre él y su dolor.

Minutos después:

Dilo, dilo, debo parecerte un estúpido, ¿verdad?, decía Vegueta mirando a la pelinegra.

No, claro que no, me parece un chico muy sensible a pesar de la fortaleza que aparentas, respondió la pelinegra haciendo una pausa para decir: Sabes, lo que has pasado sé que es doloroso, y lo comprendo, el perder al primer amor, duele mucho, sin en verdad lo amaste con todo tu ser, pero al menos debes tener el consuelo de que ella está viva, aunque con otro pero viva, y es feliz, ello es lo más importante, cuando uno ama de verdad, la felicidad del ser amado debe ser tu felicidad.

Es fácil decirlo, cuando no lo has vivido, la mayoría de jóvenes toman al amor como un juego, como un pasatiempo, ella para mí era todo, era mi mundo, y ese se vino debajo de un momento a otro, dijo Vegueta con nostalgia.

Lo imagino, pero créeme que es mejor dejar ir al ser amado para que sea feliz con otro si ello le hace feliz, al ver partir al ser amado a un lugar del cual nunca volverá, respondió la pelinegra con calma a pesar de que su mirada empezó a tornarse triste.

¿Tú perdiste a alguien también?, dijo Vegueta intrigado.

Sí, pero a diferencia tuya, yo lo perdí para siempre, a ti te queda el consuelo de poder luchar por ella y recuperarla, claro si ella te lo permite, en cambio a mí no me queda ningún consuelo, bueno, si uno en realidad, mezclar el deporte que el tanto amo, las artes marciales, con la música que es algo que a mí me gusta mucho también a parte de las artes marciales por supuesto, respondió Milk.

Espera, espera, espera, me estás tratando de decir que la persona que amaste....., decía Vegueta.

Falleció, respondió la pelinegra con calma.

Lo lamento, dijo Vegueta.

Ya pasaron 4 años de ello, pero aún lo recuerdo, nunca podre olvidarlo, pues fuimos los mejores amigos además de novios desde que tenía 15 años, esos más de dos años de noviazgo fueron maravillosos, nunca los olvidaré, pero sé que la vida sigue, que no puedo estancarme en mi dolor, él no querría ello para mí, él fue mi primer amor y aún sigue siéndolo, ello nunca va a cambiar, pero no le he cerrado las puertas al amor, ¿y sabes por qué?, dijo Milk con dulzura.

¿Por qué?, respondió Vegueta.

Porqué mientras allá vida hay que disfrutar de todo lo que ella nos ofrece, eso siempre decía Gokú y yo pienso hacer ello, si la vida vuelve hacer que mi corazón vuelva a sentir amor, lo haré, no me negare a sentirlo, sé que si llegara a pasar, no será igual al amor que sentí por mi Gokú, que será diferente, pero las cosas son así, nada es igual a nada, nadie es igual al otro, dijo Milk con dulzura mientras el joven cabello de flama la miraba con ternura.

A pesar de que se le ve tan jovencita, es muy madura, pensaba Vegueta.

Bueno, creo que ya fue suficiente relajo, tengo que ir a darme un duchazo y de allí a cenar, decía Milk sonriendo.

Te invito algo en agradecimiento, respondió Vegueta.

No es necesario, dijo Milk sonriendo.

Claro que lo es, me has hecho darme cuenta de que la vida continúa, además me gustaría ser tú amigo, ¿o poco piensas que por ser mayor que tú no podemos ser amigos?, respondió Vegueta con calma.

Claro que no, además no eres tan mayor que yo, ¿a ver cuántos años tienes?, dijo Milk con una cálida sonrisa.

26, respondió Vegueta.

Pues cinco añitos no son muchos, para la amistad, ni para ser tú instructora, dijo Milk haciendo sonreír a Vegueta.

Horas después:

Un joven cabello de flama entraba a su casa bajo la mirada de sus padres.

Hijo, que bueno que ya llegaste, me tenías preocupada, decía la mujer.

No tienes que preocuparte madre, estoy bien, no bebí y no volveré a hacerlo, respondió Vegueta con calma.

¿En verdad?, dijo su padre con cierta desconfianza en su voz.

En verdad padre, no volveré a hacerlo, tendré mucha fortaleza para no volver a caer en el vicio, respondió Vegueta.

Mi niño, dijo su madre yendo a su lado para abrazarlo, mientras decía: Dios escucho mis plegarias, las escucho.

Madre, respondió Vegueta respondiendo su abrazo.

Semanas después:

Ya estaba por cumplirse un mes desde que Vegueta empezó con sus clases de fitness de combate en un pequeño gimnasio alejado del centro de la ciudad, Vegueta desde que empezó a practicar ese deporte no había vuelto a tomar una sola gota de licor, y eso le llenaba de alegría a su madre y padre, quienes agradecían a Dios por el cambio de actitud que su hijo estaba mostrando en esas semanas.

Te lo dije cariño, el niño con fe y mucha fortaleza, dejaría el vicio, yo siempre tuve la esperanza y la fé, que eso pasaría y veo que ello se dio, decía la señora Ouji con ilusión, mientras su esposo tomaba sus manos.

Lo sé cariño, tú siempre tuviste confianza en Vegueta y en que Dios lo ayudaría a dejar el vicio, respondió el señor Ouji.

Es que la fé nunca debe perderse cariño, nunca, dijo la señora Ouji, al tiempo que un joven cabello de flama entraba a la casa con el rostro relajado, llevando un pequeño maletín deportivo en la mano.

¿Cómo te fue hijo?, pregunto su padre al ver al joven cabello de flama.

Bien padre, bien, ¡ah¡ invite a una amiga a cenar, ¿no hay problema, verdad?, dijo Vegueta.

No, hijo, claro que no, dijo la señora Ouji feliz.

Ella es la chica de las que les hable, acoto Vegueta.

El rayito de luz como la denominaste, dijo el padre del joven cabello de flama sonriendo.

Si, ella es el rayito de luz que llego a mi vida para iluminarla con su cariño, amistad y paciencia, gracias a Dios, a ella y a usted, pude vencer el vicio y ahora me siento renovado, dijo Vegueta.

Pues ya quiero conocerla, dijeron los padres de Vegueta.

La conocerán en unas horas padres, dijo Vegueta antes de continuar su camino.

2 horas después:

Un joven cabello de flama les presentaba a sus padres a su amiga mientras decía: Ella es Milk Ox, el rayito de luz que llego a mi vida para hacer que yo tenga una visión distinta de ella.

La pelinegra al escuchar ello sonrió mientras se acercaba a los padres de su amigo a saludarlos, mientras Vegueta pensaba: Ella es Milk Ox, el rayito de luz que llego a mi vida, para llenarla de luz y alegría, para enseñarme que nunca se debe sentir derrotado, para enseñarme a volver sentir amor, un amor que no es como el primero que sentí, un amor que es diferente, que es tan diferente que me hace sentir eso "DIFERENTE".




FIN






Nota:

¡Gracias a todas las personas que siguen está serie de one shot alternos llamado Sentimientos¡ ¡Y Gracias a las personas que se den el tiempo de leer este pequeño one, que escribí con muchísimo cariño para todo aquel que guste leerlo, seas GoChilovers o Veguetalovers, gracias por anticipado si te animaste a leer este one shot que ha sido escrito con muchísimo cariño para ustedes .

También quiero mencionar que de este one shot nacerá una futura historia VeChi titulada "Diferente".

Espero y este one shot llegue a cautivarlos y haya podido plasmar los sentimientos de fé y esperanza que tuvo la madre de Vegueta en que su hijo podría superar el vicio, los sentimientos de fé y esperanza que tuvo Vegueta para poder salir del vicio con el apoyo de su rayito de luz "Milk".

Sin más que decirles agradezco de antemano sus vistas, votos y comentarios, con esta historia concluyo mis historias para este sentimiento y será hasta un nuevo mes, con una nueva historia para un nuevo sentimiento.

Que tengan una linda Semana Santa, una semana de reflexión, paz e unión familiar en compañía de su familia y seres queridos.

Con mucho cariño.

PrincesaLirio.

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