— Hugo no me dañes... Como los demás lo hicieron— susurró.
— no lo haré, Mailen—
Quisíera que esto fuera eterno, pero eres humana y algún día simplemente desaparecerás de mi lado. Espero que mis sentimientos perduren en ti, incluso más allá de la muerte.
POV NORMAL
Un rubio se encontraba acostado en su cama mirándo el techo. El crujido de la puerta lo alertó pero solo se trataba de su amada esposa.
— Marinette...— mencionó.
— Adrien, te noto algo... Extraño— dijo sentándose al lado de él.
— nuestro Hugo se está comportando distante conmigo— confesó con algo de tristeza— tal vez no soy un buen padre— susurró decaído y apretándo su mandíbula.
— ¡no vuelvas a decir eso!— exclamó con el ceño fruncido— eres un vampiro que tuvó que lidiar con su padre malvado, un hermano asesino, la muerte de una madre, una chica que reveló el secreto del mundo vampiro, la casi muerte de su esposa, con cientifícos, con experimentaciones y el deseo de la venganza— dijo con orgullo en sus palabras— eres un excelente padre, nuestro hijo solo está pasando por la rebeldía como cualquier adolescente—
— tal vez tengas razón, princesa— concordó con una sonrisa.
— tengo hambre— mencionó y se acercó al oji-verde. Los azules ojos de la mujer se tornaban carmín y con una pupila alargada, los colmillos penetraron en la piel del cuello del modelo. Una gota de sangre resbaló y ella misma la limpió con su lengua.
— extraba este delicioso sabor— comentó con una gran sonrisa.
— lo sé— dijo el rubio y la besó en los labios.
✴✴✴
El joven azabache llegó a su casa con un aura agradable, más que aura parecía un aroma, uno muy potente por cierto. Cuando el oji-azul pasó por el lado de su padre este se giró inmediatamente.
| ¿Qué es esto? ¿Feromonas...?|
Se preguntó mentalmente el oji-verde sorprendido. Por alguna razón, se sentía algo calmado, las feromonas que desprendían eran muy agradables, se sentían casi como las de Marinette pero estas eran más fuertes. Él era el vampiro de la destrucción, esas agradables feromonas llenas de paz le daba cierto repudio.
— ¿se podría saber por qué estás tan feliz?— preguntó conteniéndose las ganas de vomitar.
— ahora soy novio de la chica que me gusta— respondió con un semblante serio.
— Hugo, quiero que hablemos en mi oficina— dijo molesto, estaba harto de la situación con su hijo.
— no quiero ir— se negó molesto.
— obedece. Nos vemos en mi oficina— le ordenó con un semblante serio.
— sí, señor— aceptó finalmente, si seguía negándose le podría ir peor.
En la oficina...
El azabache entró y observó a su padre con algo de ira y desprecio.
— toma asiento— dijo. Lo cual obedeció el chico— quiero que me digas ahora mismo que demonios pasa contigo— dijo con voz demantande y mirándolo fijamente.
— no me pasa nada, y sí me pasara algo tampoco te lo diría— refutó mirándolo furioso, a pesar de que intentaba sonar calmado, cada vez que lo veía sentía cierta ira.
— tch— formulò con molestia. Adrien se levantó de su lugar y se acercó al oji-azul, estaba cabizbajo y con un aura verde, poco a poco se enfurecía más y más.
— ¿q-qué haces? ¡Aléjate!— exclamó intentado retroceder. El rubio lo tomó de los hombros y lo miró, el joven vampiro lo observó sorprendido, una fuerte mirads y unos ojos carmín con sus pupilas alargadas, se veía intimidante. Adrien se acercó al cuello del contrario y encajó sus colmillos con algo de fuerza.
— ¡ah!— exclamó, se quedó quieto, tenía tanto miedo que solo se quedó paralizado. Sentía como su sangre salía de su cuerpo y los fríos colmillos de su padre dentró de su carne, dolía pero no podía resistirse. Finalmente el rubio se alejó.
— ¿has probado ptra sangre, cierto?— preguntó cabizbajo.
— s-sí— contestó, solo le quedaba responder con la verdad.
— ¡¿te has vuelto loco?! ¡Te dije que solo podías tomar de la mía!— exclamó tirándo las cosas de su escritorio al suelo por la furia.
— ¡noe ha pasado nada! ¡No me hizó daño!— contradijó seguro de sí mismo.
— no se trata de que te haga daño, si no del daño que le pueden hacer a otros— explicó masajeándo sus cienes buscándo algo de relajación.
— eres el menos indicado para decirme eso— susurró mirándo el suelo.
— te escuché, ¿qué sabes de mí? Dime, respondéme— pidió serio, por dentro de moría de nervios si su hijo se enterara de todo su pasado estaría acabado, aunque él ya lo sabía.
— mucho, sé demasiado, hasta lo que no quería conocer— contestó con un hilo de voz, sus ojos de cristalizaban por la decepción que sentía. Adrien estaba sorprendido, eso no era bueno.
— Hugo...— susurró acercándose al chico. Este abofeteó la mano de su padre.
— no me toques, me das asco— dijo con ira y salió del cuarto.
El mundo del oji-verde se caía, se sentía mareado. Su corazón dolía, las palabras que menos quería escuchar fueron dichas por la boca de su propia creación. Por lo que tanto luchó, hoy le da la espalda.
|¿Sientes ira?|
Preguntó cinicamente su subconsciente, podía sentirlo sonreír dentro suyo.
— cállate— dijo respirando con fuerza. Una bruma salía de el, era verde con negro, las paredes, el techo y el suelo de aquella oficina comenzaban a teñirse de esa bruma.
|Esto cuenta como una traición, ¿verdad?. Luchaste tanto por él y ahora él dice que le das asco, es gracioso|
Comentó su subconsciencia. A veces era realmente cruel, la peor parte es que esa subconsciencia era una parte de la personalidad de Adrien. Respresentaba sus deseos más oscuros y pensamientos más aterradores.
Mientras tanto, Hugo estaba paseándose en círculos por la sala. Estaba enojado, muy enojado.
|¡¿Cómo se atreve a morderme?!|
Se preguntaba furioso.
De repente, se frenó en seco. Observó el florero que estaba en un estante, había un gran ramo de flores rojas, un hermoso rojo, y em el centro había una flor blanca. El azabache se acercó al gran ramo de rosas y se fijó en la blanca, tenía una tonalidad muy brillante, pero este se fijó en que del centro comenzaba a volverse roja. Repentinamente la rosa blanca tenía manchas negras en el centro, aquellas manchas se hacía más grandes hasta finalmente tornar toda la flor de negro.
— ¿eh? ¿Qué le pasa a esta rosa? ¿Las rosas pueden cambiar así de tono?—
Lo que nuestro joven vampiro no sabía era que esa rosa representaba el corazón de Adriem, de su padre.
Regresando con Adrien... Se encontraba en un pésimo estado, sus pupilas estaban retraidas y se sostenía la cabeza con fuerza.
— y-yo... Dejé de asesinar personas para ser un mejor padre para Hugo— comentaba con una voz temblorosa, no porque fuera a llorar sino porque su cabeza dolía mucho. Sentía como el deseo de ver sangre derramándose se impregnaba en su ser. Quería gritar hasta desgarrar sus cuerdas y que sus arterias estallaran. Cayó de rodillas al suelo y toció sangre. Hacía mucho no sentía ese deseo, hace 17 años no tenía ese deseo.
El rostro de dolor de Adrien fue cambiándo por una sonrisa macabra.
— ahh. Hace mucho no sentía el sabor de la traición, había olvidado el como se sentía— comentó mirándo el techo. El brillo en los ojos del modelo había desaparecido siendo reemplazada por sus instintos destructivos.
De repente, él mismo se mordió el brazo, se mordió tan fuerte que la sangre salpicó en el suelo y em su cara. Tomó de él mismo para calmarse. La bruma desaparecía poco a poco del cuarto y Adrien intentaba volver a estár en sus cabales.
— calma, hay qué mantener la calma— se dijo así mismo.
Luego de volver a estár en sí. Inhaló hondo y exhaló. La sonrisa seguía en su rostro.
|Has de todo esto un desastre. ¿Qué te detiene? Tienes el poder, no necesitas más|
Destruir todo significaría desvanecer sus sentimientos y momentos. En esta tierra él había llorado y peleado. En esta tierra él había crecido, em esta tierra él conoció al amor de su vida, en esta tierra él mató a su hermano y padre.
— ¿destruir... mis recuerdos?—
¡Hola! Adrien casi se salé de control y Hugo está más rebelde que nunca. Si les gustó el capítulo regálenme una estrellita que saben que me ayuda mucho. Se despide dilunar. Besito (*3*)
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