I
Era un noche cálida, habían cenado bien y ahora simplemente estaban pasando el tiempo acostadas en la cama esperando la hora de dormir. Jimin estaba jugando en su nintendo y Minjeong solo se encontraba mirándola, abrazada de costado a su cintura. La cobriza observaba la linda cara de su novia, como de vez en cuando fruncía el ceño por lo que veía en la pantalla, o cuando sacaba un poquito su lengua y la mantenía entre sus dientes, simplemente adorable.
Pero Minjeong se estaba cansando, y de repente sus dos semanas sin sexo debido al periodo de ambas se hizo presente. Si, ella definitivamente quería tener relaciones, entonces ¿Por qué no provocar a Jimin?
Minjeong empezó con un juguetón toque en los senos de la pelinegra, esperando algún tipo de respuesta pero Jimin ni se inmutó, esto hizo que la cobriza ponga más empeño en que su novia le dé atención.
Bajó la blusa blanca de su novia, dejando expuesto su brasier blanco con una linda tira de encaje en la parte superior. Minjeong miraba la cara de Jimin, esperando alguna respuesta pero solo vió como fruncía el ceño y movía un poco su consola.
Minjeong rodó los ojos y presionó uno de sus pechos, eran tan suaves, le encantaban.
—Rina~— lloriqueó la menor mientras subía su mano al cuello de la pelinegra. Le indignaba que no se inmutara ni un poco
—¿Si, amor?— habló la mayor finalmente. Jimin no era estúpida, tal vez solo se estaba haciendo. Quería ver a cuánto llegaba su Jeongie, por esa razón, no la miró cuando le contestó, ella seguía "muy concentrada" en su juego.
—¿Quieres dejar eso y darme atención?— preguntó mientras seguía acariciando por sobre encima su pecho
—No.— Jimin realmente tenía ganas de reír, amaba ver a Minjeong frustrada
—Bien.—
Claramente Minjeong no se iba a conformar con eso, así que se acomodó un poco más arriba y comenzó a acariciar los senos de Jimin con más intensidad, ella sabía que quería, nunca haría algo para sobrepasarse con la mayor. Subió su cabeza y besó la clavícula de la pelinegra, y lo sintió, sintió cuando el pulso de su mayor se aceleraba. Sonrió. Subió aún más y besó su cuello a la vez que metía su mano debajo de la ropa interior de Jimin, acariciando su pezón.
—No me dejas ver, Min— se quejó Jimin y Minjeong hizo un puchero
—Rina, deja eso amor— ahora su mano también estaba por su abdomen— yo sé que quieres, vamos— Minjeong dijo a su oído mientras comenzó a repartir besos por su cuello y clavículas
—No~— se negó mientras intencionalmente quitaba la mano de su novia de su pecho
—Ay Dios, deja esa mierda— Minjeong llegó al borde de su pequeña paciencia y le quitó la consola. Jimin sonrió, su Jeongie tenía tan poca paciencia, iba a darse la vuelta para posicionarse encima de Minjeong pero no se lo permitieron— Ah no, Jimin, hoy te quedas abajo.—
Jimin se sonrojó, ¿Ella?¿Debajo? No, definitivamente no le gustaba la idea.
Pero al parecer a su novia sí ya que bajó hasta su cuello y succionó fuerte
—Ah~ Min, déjame— no le gustaba ser la que recibía placer directamente, ella disfrutaba más dándolo, o eso pensaba.
—Vamos, Jimin, ambas sabemos que te gusta. No es algo que no hayamos hecho antes— le sonrió.
Minjeong se sentó sobre la mayor y le sacó la blusa. Llegó su momento favorito, definitivamente amaba los pechos de su novia. Corrió un poco el brasier de Jimin y tocó su pezón rosado, definitivamente lo amaba. La respiración de Jimin era pesada, no miraba, tenía la cabeza hacia el costado, no estaba en sus planes ser la pasiva esa noche, pero no iba a negar que lo disfrutaba.
Minjeong apretó el pequeño pezón antes de llevar su boca hacia él. Succionando fuerte, no tanto para lastimar a su novia pero sí para hacerla gemir. Jimin daba pequeños quejidos mientras Minjeong trabajaba en sus pechos, de uno al otro. Sintió como la menor se detenía y tuvo que alzar la cabeza para mirar, vió a la cobriza levantar la cabeza mientras un hilo de saliva conectaba su boca con el pezón, hechó la cabeza hacia atrás mientras largaba un gemido. Era la cosa más caliente que había visto en semanas, y pobre de Jimin lo que le faltaba por ver.
Minjeong sabía que Jimin era muy sensible, así que estaba dando todo su esfuerzo para complacer bien a su novia.
El último gemido la sorprendió, no lo esperaba, no cuando ya no estaba haciendo nada. Subió hasta la boca de la mayor y se besaron con fuerza, lenguas entremedio, quejidos por parte de ambas y el calor cada vez más fuerte. Se separó y bajó hasta su cuello, succionó fuerte, quería marcarla, ni siquiera pensó en lo que tenían que hacer al día siguiente o si era muy visible, solo los hizo; uno, dos, tres, se detuvo cuando iba a hacer el cuarto
—Basta amor, basta por favor— suplicó Jimin, por un momento pensó que la lastimó pero luego completó— Mañana debo trabajar y los estás haciendo muy a la vista— y entonces Minjeong sonrió, recordando las veces que le había suplicado de igual manera a ella para que parara pero la ignoraba, así que era su turno de hacerlo.
—Entonces más abajo, Rina— y bajó a las clavículas, su segundo lugar favorito en el cuerpo de Jimin. Hizo lo mismo mientras Jimin gemía cada vez más fuerte y sujetaba su cabeza aún más cerca de ella si era posible.
—Sácatela— dijo Jimin refiriéndose a la remera que tenía la cobriza. Esta no rechistó y lo hizo, la pelinegra se sorprendió cuando se dió cuenta que no llevaba sujetador— mierda— hizo el intento de subir su cuerpo para besarla, pero Minjeong se negó
—Mm Mm, hoy no Jimin, hoy eres solo tú— negó
—Pero—
—Pero nada Rina, no seas testaruda y sé una niña buena ¿Si?— Minjeong sonrió con codicia, bajando nuevamente a sus pechos— ¿Te parece si sacamos este?— señaló el sujetador. Jimin asintió y levantó un poco su espalda para poder desabrochar el sostén.
—¡Ah! Min~— gimió cuando repentinamente la cobriza dió una suave, pero fuerte para su sensible pezón, mordida. La menor quería más, notaba a Jimin cada vez más excitada y eso la entusiasmaba.
Bajó su mano por el abdomen de la pelinegra y la metió dentro de sus shorts.
—Mm, no Min— paró la mano de la cobriza, Jimin se seguía negando y Minjeong no sabía porqué la avergonzaba tanto recibir placer.
—Amor, relájate, confía en mi— aconsejó mientras tomaba los brazos de la pelinegra y los colocaba a sus costados. Bajó del regazo de la mayor y desabotonó los pantalones de esta, los bajó y pudo ver lo húmeda que estaba. No se contuvo mucho tiempo y rápidamente llevó su mano hacia el centro de la menor.
Jimin se llevó un brazo hacia su cara, tapándola, odiaba que la vean así, no sabiendo muy bien la razón, solo lo odiaba. Minjeong siguió frotando su centro mientras ella largaba pequeños quejidos y gemidos. Sus caderas se levantaban casi involuntariamente, buscando más contacto.
Minjeong finalmente bajó las bragas de la pelinegra y la tocó sin la tela de por medio.
—Ah~ Minje... Mm— se quejaba Jimin. Minjeong lo amaba, amaba verla tan débil ante ella, con el cuerpo sudoroso y el cuello marcado por ella. También amaba lo sensible que era Jimin, siempre se preguntaba porqué solía ser ella la que llevaba el control cuando era mucho más placentero cuando estaba debajo.
A estas alturas Jimin estaba completamente desnuda, con las rodillas flexionadas, un brazo tapando su cara y otro sujetando su muslo, sus uñas clavándose fuerte en este. Y Minjeong juraba que era la escena más caliente que había visto nunca. No quería hacer esperar a su pequeña, así que bajó la mano hasta su centro y comenzó a acariciar su clítoris. Los gemidos de Jimin ahora eran más fuertes, junto con quejidos y pequeñas negaciones.
Minjeong llevó su cuerpo sobre el de la pelinegra y con su mano libre sacó el brazo de la cara de Jimin.
—No dejas que te vea, bebé— comenzó a repartir besos por su mandíbula y cuello
—No quiero... Ah... Que mmh me veas— insistió en taparse el rostro. Minjeong rodó los ojos y dejó un rápido beso en sus labios. Bajó hasta el centro de la mayor y dió una lamida— ¡Min!— gritó mientras seguía largando gemidos cada vez más fuertes, esto volvía loca a la cobriza, comenzó a lamer más fuerte, encontrando el clítoris y concentrandose en él.
Jimin no paraba de gemir, movía sus caderas para aún más contacto, estaba al borde del orgasmo y entonces Minjeong se detuvo
—Mm, no no amor, ya casi— Minjeong sonrió ante la súplica de la menor. Llevó dos dedos a los labios de la pelinegra
—Chupa— Jimin no se hizo rogar y rápidamente comenzó a chuparlos, pasando la lengua entre los dos, sintiendo aún su escencia en ellos. No dejaba de largar pequeños jadeos y quejidos, odiaba ser tan sensible.
Luego de unos segundos Minjeong sacó sus dedos de la boca de su novia y los llevó a su entrada, sin esperar la penetró fuerte y duro. Jimin largó una mezcla entre un gemido y grito, totalmente desgarrador, pero la cobriza sabía que estaba bien, no la había lastimado. Las manos de Jimin ahora estaban presionando las sábanas a su costado, los nudillos blancos por la fuerza que ejercía. Su cabeza hacia atrás, dejando su cuello expuesto, y la espalda arqueada. Los gemidos no se detenían, las embestidas tampoco, ambos cada vez más fuertes. Minjeong sintió como los músculos de Jimin se apretaron al rededor de sus dedos.
—¡Ah! Mm si, Min, me voy a correr— sus caderas cada vez moviéndose más
—Hazlo, vente en mis dedos— y Jimin se soltó, con un fuerte gemido y su cuerpo en pequeños espasmos. Minjeong subió rápidamente a su boca, besándola fuerte mientras lentamente sacaba sus dedos del interior de la pelinegra. Llevó nuevamente sus dedos a la boca de Jimin y gustosa la abrió, probándose a si misma una vez más.
Minjeong la vió así, con sus dedos en la boca, su rostro colorado y sudado, ojos llenos de lágrimas y el pelo alborotado. Casi tiene un orgasmo de tan solo ver esa imagen, pero entonces decidió que ese no era el fin. Haría que Jimin le suplicara parar, tal vez dos o tres orgasmos más, haría que su pequeña dejara de tener vergüenza. Si Jimin minutos atrás se quejaba de las marcas ahora se tendría que quejar del dolor que le provocaría caminar.
Sacó sus dedos de la boca de la mayor y los llevó a la suya, cuando Jimin hacía eso le resultaba tan caliente, pero ahora que era ella la que llevaba el control se le hacía mucho más excitante. Los chupó y largó un gemido, se acomodó sobre Jimin una vez más y le dió un beso corto
—Jimin ¿Seguimos?—dijo inocentemente, Jimin la miró a los ojos rápidamente
—¿Seguir?— Minjeong volvió con su labor de acariciar el cuerpo de la mayor — Creo que fué suficiente y— se cortó cuando la cobriza comenzó a lamer su pezón nuevamente— mierda, mierda, mierda—
— ¿Qué es esa bocota Jimin?— se levantó— Jimin— comenzó mientras bajaba su mano al sexo de la mayor de nuevo— me suelo preguntar por qué te pones en el papel de activa y controladora cuando ambas sabemos que eres mucho más sensible que yo.— Jimin luchaba con mirarla mientras jadeaba y solamente quería cerrar los ojos y disfrutar
—Es mejor cuando te lo hago a tí— contestó
—¿Si? Pues hoy las cosas son diferentes así que, ¿Dónde está ese juguete que usas conmigo?— Minjeong salió de la cama y fue a buscar en los cajones
—No, Minjeong, mierda eso no— Jimin se levantó detrás de ella. Minjeong reía
—Oh, aquí está.— alzó el vibrador con el que tanto Jimin la había torturado— A la cama, Yu— mandó, le encantaba tener el control, definitivamente tenía que ser así más seguido.
—Pero— Minjeong la miró seriamente
—Creo que ambas sabemos que esto es mejor que las esposas— alzó una ceja, sonrió en su interior sabiendo que ahora tenía algo con que amenazar a la mayor.
—Carajo, Minjeong— se dió la vuelta para volver a la cama— por lo menos desnúdate, no es muy cómodo el roce de tus pantalones— la cobriza rodó una vez más los ojos y se sacó las únicas prendas que tenía. Se dió la vuelta y agarró el pequeño control del vibrador.
Caminó hacia la cama y se posicionó arriba de Jimin, bajó hasta sus labios y comenzaron un beso duro, luchando por el control del beso. Se separaron por la falta de aire y Minjeong volvió al cuello de la mayor, Jimin le acariciaba la cabeza mientras jadeaba. La cobriza siguió bajando hasta llegar a sus pechos, contorneó el pezón con su lengua y chupó, los quejidos de Jimin eran cada vez más fuertes. Antes de continuar su camino se aseguró de dejar algunas marcas en sus senos
—Mmh...— jadeaba Jimin. Minjeong bajó por su abdomen, dejando pequeñas chupadas y besos. Llegó a su centro, empapado nuevamente y sonrió, antes de pasar su lengua por ahí acarició un poco con sus dedos —Min~ mhm— la cobriza alzó la mirada y la vió agarrando la almohada detrás de su cabeza, sonrió, estaba haciendo un buen trabajo.
Dió una lamida antes de concentrarse en succionar el clítoris, los gemidos de Jimin aumentaron, metió dos de sus dedos nuevamente y empezó a bombear dentro y fuera.
—Ahh Min, si...— siseó la mayor, sus manos estaban apretando fuertemente la almohada, con su espalda arqueada. Sintió como Minjeong sacó sus dedos de su interior y se quejó.
Minjeong tomó el vibrador y lo fue metiendo lentamente, alzó su cabeza para ver a Jimin, cuando se aseguró que estaba dentro completamente tomó en control y subió hasta la boca de la pelinegra, comenzando otro beso lleno de gemidos ahogados y cuando Jimin menos se lo esperaba prendió el juguete.
—¡Ah! Mmh, Minje—mmh— Jimin bajó los brazos y cerró sus manos sobre sus pechos, se sentía fallecer y sabía que aún no estaba en la potencia más alta. Minjeong la miraba con admiración, como si esa pelinegra que masajeaba sus pechos con una capa de sudor, el cabello desarreglado, cuello lleno de marcas y piernas flexionadas fuera la obra de arte más bonita, y muy lejos de la realidad no estaba, ver a Jimin en esas condiciones era lo mejor de la vida.
Se sentó a un costado de Jimin, solo quería verla. Jimin estiró su brazo hacia ella
—Dame el control— exigió, Minjeong rió, y hasta ahora creía que se lo iba a dar
—No—
—Minjeong ¡Mierda!— gritó al sentir como las vibraciones subían de intensidad. Y entonces la cobriza le subió más, 4 de 7 niveles, si, estaba bien con eso por el momento. Jimin solo gemía y largaba quejidos, tenía sus uñas enterradas en sus muslos.
Minjeong solo la miraba jadeante, la miró fijamente por lo que creyó fueron cinco minutos, cinco minutos llenos de placer para la pelinegra que nuevamente estaba al borde del orgasmo, sujetando sus muslos por debajo que ahora estaban a la altura de sus pechos. Y entonces sus gemidos se hicieron mucho más fuertes, los espasmos la comenzaron a invadir
—Min~ me mmh me corro, Minjeong— y subió aún más la intensidad, en 7, Jimin gritó fuerte mientras sus caderas se sacudían brutamente, había llegado al segundo orgasmo de la noche. Seguía tan sensible, pero al parecer Minjeong no tenía intenciones de apagar el aparato —Amor— lloriqueó— Basta amor, no puedo más— la miró suplicante
—Si puedes— claramente Minjeong no lo apagaría, Jimin hizo el amague de quitárselo pero la cobriza quitó su mano— Quieta. ¿Recuerdas cuando yo te suplicaba, Jimin, lo recuerdas? No parabas hasta que se te diera la gana y ahora es mi momento de hacerlo— Jimin no había parado de lloriquear y largar gemidos, era tan sensible, ambas lo sabían.
Minjeong llevó una mano al clítoris de la pelinegra mientras la besaba, estaba tan sensible que sabía que iba a tener otro orgasmo en cualquier momento, más no espero que la mano de Jimin se vaya a su centro, haciéndola gemir fuerte.
—No haz tenido ningún orgasmo, amor— Jimin la miró
—Estoy bien, así— jadeó.
Ambas estaban completamente al borde del orgasmo, Jimin sentía que iba a morir al ser este su tercer en la noche. A Minjeong no le tomó mucho tiempo correrse mientras la mayor la penetraba.
—Rina... Me vengo.. mmh— y en cuanto Jimin sintió el orgasmo de la cobriza golpear contra sus dedos se corrió fuertemente, sus caderas se alzaron con violencia mientras gemía fuerte.
—Apágalo, Minjeong apágalo— sujetó el brazo de la cobriza. Minjeong tomó el control y lo apagó. Jimin se relajó.— Eso... Eso fué genial— le sonrió a Minjeong
—Ven, te lo voy a sacar— le ayudó a sacarse el vibrador y luego subió para darle un beso, se quedaron abrazadas hasta que sus respiraciones se calmaron— ¿Te puedes parar? Vamos a la ducha— se burló la cobriza y Jimin la miró mal
—Minjeong, hoy no porque estoy cansada— la cobriza largó una carcajada— pero me las vas a pagar— dijo mientras se levantaba de la cama
—Con gusto— la siguió Minjeong. Cuando llegaron al baño Jimin se miró al espejo
—¡Kim Minjeong mira lo que haz hecho! Carajo, esto no se va a tapar con maquillaje— se quejó, la menor rió y le dió un pequeño beso en la mejilla
—Vamos al agua, luego te quejas—
Si tiene apoyo subo la segunda parte
Lippie
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