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Sensitive (1)

Era un noche cálida, habían cenado bien y ahora simplemente estaban pasando el tiempo acostadas en la cama esperando la hora de dormir. Tzuyu estaba jugando en su Nintendo y Nayeon solo se encontraba mirándola, abrazada de costado a su cintura. La castaña observaba la linda cara de su novia, como de vez en cuando fruncía el ceño por lo que veía en la pantalla, o cuando sacaba un poquito su lengua y la mantenía entre sus dientes, simplemente adorable.

Pero Nayeon se estaba cansando, y de repente sus dos semanas sin sexo debido al periodo de ambas se hizo presente. Sí, ella definitivamente quería tener relaciones, entonces ¿Por qué no provocar a Tzuyu?

Nayeon empezó con un juguetón toque en los senos de la pelinegra, esperando algún tipo de respuesta pero Tzuyu ni se inmutó, esto hizo que la castaña ponga más empeño en que su novia le dé atención.

Bajó la blusa blanca de su novia, dejando expuesto su brasier blanco con una linda tira de encaje en la parte superior. Nayeon miraba la cara de Tzuyu, esperando alguna respuesta pero solo vio como fruncía el ceño y movía un poco su consola.

Nayeon rodó los ojos y presionó uno de sus pechos, eran tan suaves, le encantaban.

—Tzu~— lloriqueó la menor mientras subía su mano al cuello de la pelinegra. Le indignaba que no se inmutara ni un poco.

—¿Sí, amor?— habló la mayor finalmente. Tzuyu no era estúpida, tal vez solo se estaba haciendo. Quería ver a cuánto llegaba su Yeonie, por esa razón, no la miró cuando le contestó, ella seguía “muy concentrada” en su juego.

—¿Quieres dejar eso y darme atención?— preguntó mientras seguía acariciando por sobre encima su pecho

—No.— Tzuyu realmente tenía ganas de reír, amaba ver a Nayeon frustrada

—Bien.—

Claramente Nayeon no se iba a conformar con eso, así que se acomodó un poco más arriba y comenzó a acariciar los senos de Tzuyu con más intensidad, ella sabía que quería, nunca haría algo para sobrepasarse con la mayor. Subió su cabeza y besó la clavícula de la pelinegra, y lo sintió, sintió cuando el pulso de su mayor se aceleraba. Sonrió. Subió aún más y besó su cuello a la vez que metía su mano debajo de la ropa interior de Tzuyu, acariciando su pezón.

—No me dejas ver, Nay— se quejó Tzuyu y Nayeon hizo un puchero

—Tzu, deja eso, amor— ahora su mano también estaba por su abdomen— yo sé que quieres, vamos— Nayeon dijo a su oído mientras comenzó a repartir besos por su cuello y clavículas

—No~— se negó mientras intencionalmente quitaba la mano de su novia de su pecho

—Ay Dios, deja esa mierda— Nayeon llegó al borde de su pequeña paciencia y le quitó la consola. Tzuyu sonrió, su Yeonie tenía tan poca paciencia, iba a darse la vuelta para posicionarse encima de Nayeon pero no se lo permitieron— Ah no, Tzuyu, hoy te quedas abajo.—

Tzuyu se sonrojó, ¿Ella?¿Debajo? No, definitivamente no le gustaba la idea.

Pero al parecer a su novia sí ya que bajó hasta su cuello y succionó fuerte

—Ah~ Nay, déjame— no le gustaba ser la que recibía placer directamente, ella disfrutaba más dándolo, o eso pensaba.

—Vamos, Tzuyu, ambas sabemos que te gusta. No es algo que no hayamos hecho antes— le sonrió.

Nayeon se sentó sobre la mayor y le sacó la blusa. Llegó su momento favorito, definitivamente amaba los pechos de su novia. Corrió un poco el brasier de Tzuyu y tocó su pezón rosado, definitivamente lo amaba. La respiración de Tzuyu era pesada, no miraba, tenía la cabeza hacia el costado, no estaba en sus planes ser la pasiva esa noche, pero no iba a negar que lo disfrutaba.

Nayeon apretó el pequeño pezón antes de llevar su boca hacia él. Succionando fuerte, no tanto para lastimar a su novia pero sí para hacerla gemir. Tzuyu daba pequeños quejidos mientras Nayeon trabajaba en sus pechos, de uno al otro. Sintió como la menor se detenía y tuvo que alzar la cabeza para mirar, vio a la castaña levantar la cabeza mientras un hilo de saliva conectaba su boca con el pezón, echó la cabeza hacia atrás mientras largaba un gemido. Era la cosa más caliente que había visto en semanas, y pobre de Tzuyu lo que le faltaba por ver.

Nayeon sabía que Tzuyu era muy sensible, así que estaba dando todo su esfuerzo para complacer bien a su novia.

El último gemido la sorprendió, no lo esperaba, no cuando ya no estaba haciendo nada. Subió hasta la boca de la mayor y se besaron con fuerza, lenguas entremedio, quejidos por parte de ambas y el calor cada vez más fuerte. Se separó y bajó hasta su cuello, succionó fuerte, quería marcarla, ni siquiera pensó en lo que tenían que hacer al día siguiente o si era muy visible, solo lo hizo; uno, dos, tres, se detuvo cuando iba a hacer el cuarto

—Basta amor, basta por favor— suplicó Tzuyu, por un momento pensó que la lastimó pero luego completó— Mañana debo trabajar y los estás haciendo muy a la vista— y entonces Nayeon sonrió, recordando las veces que le había suplicado de igual manera a ella para que parara pero la ignoraba, así que era su turno de hacerlo.

—Entonces más abajo, Tzu— y bajó a las clavículas, su segundo lugar favorito en el cuerpo de Tzuyu. Hizo lo mismo mientras Tzuyu gemía cada vez más fuerte y sujetaba su cabeza aún más cerca de ella si era posible.

—Sácatela— dijo Tzuyu refiriéndose a la remera que tenía la castaña. Esta no rechistó y lo hizo, la pelinegra se sorprendió cuando se dio cuenta que no llevaba sujetador— mierda— hizo el intento de subir su cuerpo para besarla, pero Nayeon se negó

—Mm Mm, hoy no Tzuyu, hoy eres solo tú— negó

—Pero—

—Pero nada Tzu, no seas testaruda y sé una niña buena ¿Si?— Nayeon sonrió con codicia, bajando nuevamente a sus pechos— ¿Te parece si sacamos este?— señaló el sujetador. Tzuyu asintió y levantó un poco su espalda para poder desabrochar el sostén.

—¡Ah! Nay~— gimió cuando repentinamente la castaña dio una suave, pero fuerte para su sensible pezón, mordida. La menor quería más, notaba a Tzuyu cada vez más excitada y eso la entusiasmaba.

Bajó su mano por el abdomen de la pelinegra y la metió dentro de sus shorts.

—Mm, no Nay— paró la mano de la castaña, Tzuyu se seguía negando y Nayeon no sabía porqué la avergonzaba tanto recibir placer.

—Amor, relájate, confía en mi— aconsejó mientras tomaba los brazos de la pelinegra y los colocaba a sus costados. Bajó del regazo de la mayor y desabotonó los pantalones de esta, los bajó y pudo ver lo húmeda que estaba. No se contuvo mucho tiempo y rápidamente llevó su mano hacia el centro de la mayor.

Tzuyu se llevó un brazo hacia su cara, tapándola, odiaba que la vean así, no sabiendo muy bien la razón, solo lo odiaba. Nayeon siguió frotando su centro mientras ella largaba pequeños quejidos y gemidos. Sus caderas se levantaban casi involuntariamente, buscando más contacto.

Nayeon finalmente bajó las bragas de la pelinegra y la tocó sin la tela de por medio.

—Ah~ Nay… Mm— se quejaba Tzuyu. Nayeon lo amaba, amaba verla tan débil ante ella, con el cuerpo sudoroso y el cuello marcado por ella. También amaba lo sensible que era Tzuyu, siempre se preguntaba porqué solía ser ella la que llevaba el control cuando era mucho más placentero cuando estaba debajo.

A estas alturas Tzuyu estaba completamente desnuda, con las rodillas flexionadas, un brazo tapando su cara y otro sujetando su muslo, sus uñas clavándose fuerte en este. Y Nayeon juraba que era la escena más caliente que había visto nunca. No quería hacer esperar a su pequeña, así que bajó la mano hasta su centro y comenzó a acariciar su clítoris. Los gemidos de Tzuyu ahora eran más fuertes, junto con quejidos y pequeñas negaciones.

Nayeon llevó su cuerpo sobre el de la pelinegra y con su mano libre sacó el brazo de la cara de Tzuyu.

—No dejas que te vea, bebé— comenzó a repartir besos por su mandíbula y cuello

—No quiero… Ah… Que mmh me veas— insistió en taparse el rostro. Nayeon rodó los ojos y dejó un rápido beso en sus labios.

Bajó hasta el centro de la mayor y dio una lamida.

— ¡Nay!— gritó mientras seguía largando gemidos cada vez más fuertes, esto volvía loca a la castaña, comenzó a lamer más fuerte, encontrando el clítoris y concentrándose en él.

Tzuyu no paraba de gemir, movía sus caderas para aún más contacto, estaba al borde del orgasmo y entonces Nayeon se detuvo.

—Mm, no no amor, ya casi— Nayeon sonrió ante la súplica de la mayor. Llevó dos dedos a los labios de la pelinegra

—Chupa— Tzuyu no se hizo rogar y rápidamente comenzó a chuparlos, pasando la lengua entre los dos, sintiendo aún su escencia en ellos. No dejaba de largar pequeños jadeos y quejidos, odiaba ser tan sensible.

Luego de unos segundos Nayeon sacó sus dedos de la boca de su novia y los llevó a su entrada, sin esperar la penetró fuerte y duro. Tzuyu largó una mezcla entre un gemido y grito, totalmente desgarrador, pero la castaña sabía que estaba bien, no la había lastimado. Las manos de Tzuyu ahora estaban presionando las sábanas a su costado, los nudillos blancos por la fuerza que ejercía. Su cabeza hacia atrás, dejando su cuello expuesto, y la espalda arqueada. Los gemidos no se detenían, las embestidas tampoco, ambos cada vez más fuertes. Nayeon sintió como los músculos de Tzuyu se apretaron alrededor de sus dedos.

—¡Ah! Mm si, Yeonie, me voy a correr— sus caderas cada vez moviéndose más

—Hazlo, vente en mis dedos— y Tzuyu se soltó, con un fuerte gemido y su cuerpo en pequeños espasmos. Nayeon subió rápidamente a su boca, besándola fuerte mientras lentamente sacaba sus dedos del interior de la pelinegra. Llevó nuevamente sus dedos a la boca de Tzuyu y gustosa la abrió, probándose a si misma una vez más.

Nayeon la vio así, con sus dedos en la boca, su rostro colorado y sudado, ojos llenos de lágrimas y el pelo alborotado. Casi tiene un orgasmo de tan solo ver esa imagen, pero entonces decidió que ese no era el fin. Haría que Tzuyu le suplicara parar, tal vez dos o tres orgasmos más, haría que su pequeña dejara de tener vergüenza. Si Tzuyu minutos atrás se quejaba de las marcas ahora se tendría que quejar del dolor que le provocaría caminar.

Sacó sus dedos de la boca de la mayor y los llevó a la suya, cuando Tzuyu hacía eso le resultaba tan caliente, pero ahora que era ella la que llevaba el control se le hacía mucho más excitante. Los chupó y largó un gemido, se acomodó sobre Tzuyu una vez más y le dio un beso corto

—Tzuyu ¿Seguimos?—dijo inocentemente, Tzuyu la miró a los ojos rápidamente

—¿Seguir?— Nayeon volvió con su labor de acariciar el cuerpo de la mayor — Creo que fue suficiente y— se cortó cuando la castaña comenzó a lamer su pezón nuevamente— mierda, mierda, mierda—

—¿Qué es esa bocota Tzuyu?— se levantó— Tzuyu— comenzó mientras bajaba su mano al sexo de la mayor de nuevo— me suelo preguntar por qué te pones en el papel de activa y controladora cuando ambas sabemos que eres mucho más sensible que yo.— Tzuyu luchaba con mirarla mientras jadeaba y solamente quería cerrar los ojos y disfrutar

—Es mejor cuando te lo hago a ti— contestó

—¿Sí? Pues hoy las cosas son diferentes así que, ¿Dónde está ese juguete que usas conmigo?— Nayeon salió de la cama y fue a buscar en los cajones

—No, Nayeon, mierda eso no— Tzuyu se levantó detrás de ella.

Nayeon reía

—Oh, aquí está.— alzó el vibrador con el que tanto Tzuyu la había torturado— A la cama, Chou— mandó, le encantaba tener el control, definitivamente tenía que ser así más seguido.

—Pero— Nayeon la miró seriamente

—Creo que ambas sabemos que esto es mejor que las esposas— alzó una ceja, sonrió en su interior sabiendo que ahora tenía algo con que amenazar a la mayor.

—Carajo, Nayeon— se dio la vuelta para volver a la cama— por lo menos desnúdate, no es muy cómodo el roce de tus pantalones— la castaña rodó una vez más los ojos y se sacó las únicas prendas que tenía. Se dio la vuelta y agarró el pequeño control del vibrador.

Caminó hacia la cama y se posicionó arriba de Tzuyu, bajó hasta sus labios y comenzaron un beso duro, luchando por el control del beso. Se separaron por la falta de aire y Nayeon volvió al cuello de la mayor, Tzuyu le acariciaba la cabeza mientras jadeaba. La castaña siguió bajando hasta llegar a sus pechos, contorneó el pezón con su lengua y chupó, los quejidos de Tzuyu eran cada vez más fuertes. Antes de continuar su camino se aseguró de dejar algunas marcas en sus senos

—Mmh…— jadeaba Tzuyu. Nayeon bajó por su abdomen, dejando pequeñas chupadas y besos. Llegó a su centro, empapado nuevamente y sonrió, antes de pasar su lengua por ahí acarició un poco con sus dedos —Nay~ mhm— la castaña alzó la mirada y la vio agarrando la almohada detrás de su cabeza, sonrió, estaba haciendo un buen trabajo.

Dio una lamida antes de concentrarse en succionar el clítoris, los gemidos de Tzuyu aumentaron, metió dos de sus dedos nuevamente y empezó a bombear dentro y fuera.

—Ahh Nay, sí…— siseó la mayor, sus manos estaban apretando fuertemente la almohada, con su espalda arqueada. Sintió como Nayeon sacó sus dedos de su interior y se quejó.

Nayeon tomó el vibrador y lo fue metiendo lentamente, alzó su cabeza para ver a Tzuyu, cuando se aseguró que estaba dentro completamente tomó en control y subió hasta la boca de la pelinegra, comenzando otro beso lleno de gemidos ahogados y cuando Tzuyu menos se lo esperaba prendió el juguete.

—¡Ah! Mmh, Nay mmh— Tzuyu bajó los brazos y cerró sus manos sobre sus pechos, se sentía fallecer y sabía que aún no estaba en la potencia más alta. Nayeon la miraba con admiración, como si esa pelinegra que masajeaba sus pechos con una capa de sudor, el cabello desarreglado, cuello lleno de marcas y piernas flexionadas fuera la obra de arte más bonita, y muy lejos de la realidad no estaba, ver a Tzuyu en esas condiciones era lo mejor de la vida.

Se sentó a un costado de Tzuyu, solo quería verla. Tzuyu estiró su brazo hacia ella

—Dame el control— exigió, Nayeon rió, y hasta ahora creía que se lo iba a dar

—No—

—Nayeon ¡Mierda!— gritó al sentir como las vibraciones subían de intensidad. Y entonces la castaña le subió más, 4 de 7 niveles, sí, estaba bien con eso por el momento. Tzuyu solo gemía y largaba quejidos, tenía sus uñas enterradas en sus muslos.

Nayeon solo la miraba jadeante, la miró fijamente por lo que creyó fueron cinco minutos, cinco minutos llenos de placer para la pelinegra que nuevamente estaba al borde del orgasmo, sujetando sus muslos por debajo que ahora estaban a la altura de sus pechos. Y entonces sus gemidos se hicieron mucho más fuertes, los espasmos la comenzaron a invadir

—Nay~ me mmh me corro, Nayeon— y subió aún más la intensidad, en 7, Tzuyu gritó fuerte mientras sus caderas se sacudían brutamente, había llegado al segundo orgasmo de la noche. Seguía tan sensible, pero al parecer Nayeon no tenía intenciones de apagar el aparato —Amor— lloriqueó— Basta amor, no puedo más— la miró suplicante

—Sí puedes— claramente Nayeon no lo apagaría, Tzuyu hizo el amague de quitárselo pero la castaña quitó su mano— Quieta. ¿Recuerdas cuando yo te suplicaba, Tzuyu, lo recuerdas? No parabas hasta que se te diera la gana y ahora es mi momento de hacerlo— Tzuyu no había parado de lloriquear y largar gemidos, era tan sensible, ambas lo sabían.

Nayeon llevó una mano al clítoris de la pelinegra mientras la besaba, estaba tan sensible que sabía que iba a tener otro orgasmo en cualquier momento, más no esperó que la mano de Tzuyu se vaya a su centro, haciéndola gemir fuerte.

—No haz tenido ningún orgasmo, amor— Tzuyu la miró

—Estoy bien, así— jadeó.

Ambas estaban completamente al borde del orgasmo, Tzuyu sentía que iba a morir al ser este su tercer en la noche. A Nayeon no le tomó mucho tiempo correrse mientras la mayor la penetraba.

—Tzu… Me vengo.. mmh— y en cuanto Tzuyu sintió el orgasmo de la castaña golpear contra sus dedos se corrió fuertemente, sus caderas se alzaron con violencia mientras gemía fuerte.

—Apágalo, Nayeon apágalo— sujetó el brazo de la castaña. Nayeon tomó el control y lo apagó. Tzuyu se relajó.— Eso… Eso fue genial— le sonrió a Nayeon

—Ven, te lo voy a sacar— le ayudó a sacarse el vibrador y luego subió para darle un beso, se quedaron abrazadas hasta que sus respiraciones se calmaron— ¿Te puedes parar? Vamos a la ducha— se burló la castaña y Tzuyu la miró mal

—Nayeon, hoy no porque estoy cansada— la castaña largó una carcajada— pero me las vas a pagar— dijo mientras se levantaba de la cama

—Con gusto— la siguió Nayeon. Cuando llegaron al baño Tzuyu se miró al espejo

—¡Im Nayeon mira lo que haz hecho! Carajo, esto no se va a tapar con maquillaje— se quejó, la menor rió y le dio un pequeño beso en la mejilla

—Vamos al agua, luego te quejas—

Esta historia es una adaptación, todos los créditos a tolippie...

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