«He llegado a lo más bajo de lo bajo. He, inclusive, superado las expectativas de mi propia y tarada estupidez. Y todo por un príncipe que pretende desentenderse de mí, que pretende hacerse la vista gorda de mi entera existencia.

¿Cómo es que llegué a toparme con este predicamento tan patético, tan seriamente estúpido? Soy mejor que esto. Soy mejor que esta cosa que no deja de hacerme buscar su nombre en mi memoria, que no deja de hacerme sentir lo que sea que siento cuando lo veo, cuando lo noto medianamente cerca de mí.

¿Qué pensará Camille? ¿Qué pensará Nat? No puedo siquiera imaginarme la cantidad de cosas que serían capases de decir en mi contra, de pensar en mi contra, de sentir en mi contra.

¿Acaso lo perderé todo por culpa de un príncipe que me disgusta? ¿Acaso podré dejar de sentirme avergonzado de este disgusto que nace de la mano de su nombre?»