chapter 9
La universidad era un pueblo fantasma a esas horas de la madrugada, oscura y con un frío que hacía que la respiración de uno se volviera tan visible como un humo blanco frente a la poca luz del sitio.
Con tristeza, recordé la cama desecha y caliente que dejé atrás al levantarme y ponerme de pie al iniciar mi día, deseando vehemente estar durmiendo, como el resto de los afortunados estudiantes y profesores. Gajes del oficio.
Irónicamente Hoseok parecía muy feliz a pesar de que no es la persona más alegre, y Jackson hacía juego a ese humor poco habitual. No quiero ni imaginar a qué se debe, así que prefiero pensar en otra cosa.
— Nunca seré una persona madrugadora — Se quejó una voz ronca detrás de mí, imposible de ignorar, me di vuelta observando como Jennie traía una valija a rastras — Agh tengo sueño.
— ¿Quieres dejar de quejarte? Yo llegué dos horas antes que tú — Me giré para observar su rostro adormecido y el gorro de invierno que hacía ver su cara aún más infantil — Podrás dormir en el bus, bebé.
Jennie se recostó en una pared detrás de ella y cruzó sus brazos sobre su pecho y frunció el ceño. Aquí vamos.
— No me digas bebé. No estamos en una escena. — Reclamó acomodándose el gorro posteriormente.
De reojo observé que no hubiera nadie a nuestro alrededor, entonces tomé un paso adelante y la sujeté por la cadera, sacándole un susto de imprevisto al besar y morder su mandíbula.
— Siempre serás una bebé — Me acerqué a su oído para contestar.
— ¡¿Me quiere explicar Lalisa?! — Preguntó alguien poco contenta y Jennie me empujó lejos más rápido de lo que tardé en darme cuenta que mi jefa estaba ahí.
Por el amor de Dios.
Era Lee, quien observó confundida la escena, tomando un vistazo particular a su nieta como quien mira al culpable de un crimen.
— ¿Qué está pasando aquí, Por qué no estás con el resto del alumnado?
Buena pregunta.
— Vine a buscar a la profesora Yuri pero me distraje hablando con la profesora Manobal — Respondió Jennie con la velocidad acelerada del vocablo, no es la mejor para mentir y si yo sé aquello, qué más puedo esperar de la persona que la conoce toda la vida — Creo que ya la ví..
umm mejor me voy para allá. Nos vemos en el bus — Sonrió y se alejó a paso apresurado, junto a lo que supuse eran los demás estudiantes.
— Creo que me debes una explicación — Volvió a mi con insistencia. — ¿Dónde está el transporte? — Continúo — Creía haber sido muy clara con respecto a sus ocupaciones. Yuri se encargaba del hotel, Jackson del itinerario y tú de conseguir el transporte.
Cierto. El transporte.
— Hablé con la empresa y están en camino. Nos darán un bono por el retraso — Le informé sonriente — No se preocupe Lee, estaremos a tiempo.
— Eso espero — Respondió para darse vuelta — Ah, Lisa.
— ¿Si?
— ¿Cuál es su relación con mi nieta? — Preguntó Lee sin rodeos — Se ha estado hablando verá....
— ¿De qué? — Interrumpí
— En realidad es más un tonto rumor. No quiero acusarla de nada. Sé que usted tiene un gran ética profesional.
— ¿Puede ser más clara? Es que no la estoy entendiendo.
— Me han dicho que vieron a Jennie quedarse después de hora ir a su oficina. Casualmente sus notas han mejorado y algunos hablan de intercambio de dinero por créditos. Incluso favores.
Apretando los puños, por el coraje que me dieron aquellas palabras malintencionadas, dí una larga respiración e intenté calmarme, no debería cometer una indiscreción aquí ni con mi jefa.
— Mi relación con Kim es netamente académica — Respondí fríamente, apretando un poco los dientes — Ella es una gran estudiante y si se ha quedado fue para plantearme sus dudas porque en esta universidad soy la única con la que puede hablar. Pero si es lo que le molesta ya no la recibiré después de clases — Respondí sin medir el desprecio que había en mi voz.
— No es a lo que me refería — Dijo Lee con poca paciencia.
— ¿Ese no es su problema? — Contesté seria — Sólo estoy cumpliendo mi papel de tutora, lo que digan es algo que no puedo controlar.
— Sabe-
— ¡¡El bus está aquí!! — Gritó Jackson del otro lado, interrumpiendo nuestra conversación pasiva–agresiva.
Y lo creí conveniente porque hasta ese punto todo se estaba volviendo hostil cómo la mierda. No podía creer con lo que me estaba saliendo Lee esta vez.
— Seguiremos esta charla — Avisó ella acomodánse el abrigo.
— Por supuesto — Respondí con la cabeza en alto.
Que crea que me dejo chantajear por dinero no es lo que me fastidia, sino que no crea en la capacidad de Jennie a nivel académico.
Ahora entiendo quizás ese problema suyo de inseguridad que he notado una que otra vez, como si durara ante cualquier decisión que tuviera que tomar.
Me molesta tanto que no note (o le importe poco) que ella realmente no puede hablar con muchas personas debido a esto. Ella se esfuerza más que cualquier otra estudiante que haya tenido en el pasado.
Y no es mentira cuando digo que las veces que se quedó después de clase fue por consultas, salvo la primera vez, siempre ha sido igual.
Llegando a la recepción del hotel, entre algunas caras somnolientas y otras emocionadas, busqué a Jennie con la mirada de manera atenta.
Necesitábamos hablar, ya que después de la conversación con Lee tenía claro que acercarme a una distancia personal sería un paso arriesgado para las dos.
Ahora tendríamos un ojo constantemente encima.
Para Jen: ¿Dónde estás?
Jen: Con mi nueva ama. Justo estaba poniéndome el arnés corporal*.
Para Jen: Okay. Que te entregue para esta tarde, pero sin el cinturón de castidad*.
Jen: ¿Celosa?
Para Jen: Ja los celos son una debilidad humana. Pero buen intento. Repito, ¿Dónde estás?
Jen: En el baño.
Para Jen: No te muevas. Voy para allá.
Era gracioso volver a estar a solas en un baño con Jennie, después de aquella vez en dónde me negaba rotundamente a seguir aquel juego.
Es que no sólo la seguí sino que me volví adicta a ella. Caminé por el pasillo estrecho hasta el cartel frente la puerta que decía "Damas". Bastante conveniente compartir géneros, pensé al abrir la puerta.
Jennie estaba lavándose las manos y cuando me vio sonrió a mi reflejo.
— Oh deseaba verte con ese arnés — Bromeé — ¿Dónde está tu ama, pequeña?
— Me abandonó — Lloriqueó exageradamente — ¿Desea adoptar una sumisa?
— Que buena oferta, pero creo que mi harén* ya está lleno.
— Ah vete a la mierda. Era divertido hasta que lo arruinaste — Dijo con el ceño fruncido y quiso pasarme de largo. Más veloz que ella, tomé su brazo y la detuve. — Déjeme ir. Sus sumisas se pondrán celosas.
— Creo que la más linda ya está bastante celosa — Carcajeé haciéndola enojar aún más.
— ¿Tienes otras? — Preguntó cómo cachorro mojado — ¿Cuántas?
— Mira. Querías hacerme celeste y estás más verde que nunca — La fastidié tocándole la punta de la nariz — Contándote, son cuatro.
— Agh — Gruñó — Ya suéltame. Me quiero ir.
— Sólo eres tú — Me reí — Sólo Jen.
— ¿Para qué querías verme aquí? — Preguntó ignorando mi respuesta — ¿Mhn?
— Tenemos un pequeño asunto.
— ¿Otro más?
— Tu abuela cree que tú me pagas para que te dé créditos universitarios. En realidad eso dicen. Son unos idiotas, quiero decir, pero será peligroso estar muy juntas sin levantar sospechas. Debemos mantener distancia.
— Ya veo — Murmuró — Bueno quizás debamos alejarnos lo que resta del viaje.
— Jennie.
Sin responderme salió del cuarto de baño.
— Muy bien, Lalisa, muy bien.
Estúpida.
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