Capítulo 25. Siguiente paso
5 de febrero 2021
—¿Me puedes explicar como es que estás tomando vacaciones sin consultarme?
Cecile disuelve el silencio luego de unos cinco segundos de que me deslizo en el asiento de copiloto en su tesla.
Admito que no sé lo que esperaba, tal vez que iniciara preguntando por qué he estado ignorando a su hijo o por qué he faltado al trabajo desde que me fui con él, pero esta es Cecile, nunca hace lo que creo que hará y esa es una de las razones por las que me gusta mi trabajo cuando me olvido de la parte agotadora.
Soy buena trabajando bajo presión, buscando alternativas y tratando de adivinar lo que va a suceder en cualquier aspecto, porque debo siempre irme a los extremos en la predicción es por lo que he pasado tanto tiempo con ella.
—Técnicamente no estoy de vacaciones, señora Spencer, en su correo le he remitido todo lo que ha necesitado estos días— respondo deslizando sobre mi pecho el cinturón de seguridad. Ella tamborilea sus ovaladas uñas pintadas de color cebra mientras comenzamos a movernos.
—Ya veo—Entrelazo mis dedos sobre mi regazo mientras observo el exterior. No reconozco a donde se supone que vamos, pero asumo que está utilizándome para ser su compañía mientras cena.
Descubrí hace poco que a Cecile no le gusta comer sola, no importa si es solo un desayuno o una merienda, ella necesita sentarse con alguien más a la mesa y es por eso que la mayor parte del tiempo esperaba más de mediodía para ir a comer, eso le daba margen a cualquiera de sus hijos o amigas para desocuparse antes de encontrarse con ella.
Al principio no entendí por qué lo hacía, pero luego fue más claro para mí.
—¿Qué tal los últimos detalles para la boda? —cuestiono intentando no sentir la tensión que me atenaza por el silencio, porque, aunque no me está mirando siento que me está analizando.
—Tu deberías saberlo mejor que yo—revira.
—Me encargué de lo que debía hacer, pero asumo que la novia podría hacer cambios de última hora o incluso el novio, aunque no se esté involucrando demasiado—Me encojo de hombros y ella me mira de reojo.
—No ha hecho ninguno, parece estar bastante conforme con todo—Relamo mis labios mientras asiento, quiero decir que tal vez se trata más del hecho de que le tiene miedo a Cecile y no le interesa una lucha por sus propios gustos con mi jefa—. Por cierto, tienes una invitación a su despedida de soltera, será dos días antes de la boda.
—Pensé que no haría una—Mi ceño se frunce.
—Dijo que no haría una, pero su hermana materna llegó hace unos días y va a organizarla—El silencio nos envuelve luego de que hago un sonido de afirmación, aunque la invitación está hecha no me interesa asistir, más porque solo conozco a la novia por ser la nuera de Cecile, la invitación probablemente fue solo por cortesía.
Nos toma unos cinco minutos más en silencio llegar al restaurante asiático que ella suele frecuentar, en cuanto salimos le da la llave a uno de los chicos en la puerta para que estacione el auto mientras nos encaminamos dentro del lugar.
—¿Sabes dónde está mi hijo, Brenda? —Agradezco internamente que espera hasta que una de las personas que trabaja aquí nos guía a la mesa que ella reservó para hacer la pregunta, tal vez esa es la razón por la que no trastabillo. Enderezo la espalda en mi silla sacudiendo la cabeza mientras dejo mi bolso colgando en el respaldo.
—¿Cuál de sus hijos, señora Spencer? —Alza una de sus cejas en un claro "¿Cuál te interesa a ti?" cuando vuelvo a mirarla.
—Caleb.
—No lo sé, señora.
—Está en Japón por si te lo preguntas.
—No me lo preguntaba —Me encojo de hombros desviando la vista por el lugar—. ¿Este es el motivo de la cena?
—Puede ser—contengo un suspiro exasperada, puedo entender que ella quiere facilitarles la vida a sus hijos, aunque resulte ligeramente entrometida, pero no quiero hablar con ella de la forma en que me siento en cuánto a Caleb—. ¿Cuál es la razón por la que lo estás ignorando?
Y ahí está, sabía que en algún momento esa pregunta estaría sobre la mesa.
—No lo estoy ignorando.
—Cariño estamos aquí porque mi hijo me tiene un poco harta preguntando por ti, hay una sola razón por la que no sabe nada de ti y es porque lo ignoras, no hay nada mal en tu teléfono porque me respondiste la llamada, tampoco nada mal con tu correo porque sigues enviando tu trabajo por ahí. ¿Entonces? —Relamo mis labios, pero no digo nada por lo que ella continúa—. ¿Pasó algo en ese viaje?
—Siento que es una pregunta trampa—Me remuevo en mi lugar entrelazando mis dedos sobre la mesa.
—No lo es, sé los hijos que crie, pero también sé que no van a ceñirse completamente a los pensamientos que les inculqué por lo que pueden equivocarse, de paso salieron un poco a su padre —Frunce sus labios con disgusto.
—Espero que eso último no sea en el hecho de que le fue infiel—Ella alza las cejas y yo entreabro los labios queriendo disculparme por mis palabras, Cecile aclara su garganta y bebe de la copa de agua que una chica deja frente a nosotras diciendo que regresará para tomar nuestros pedios.
—¿Caleb te dijo eso?
—Me explicó por qué no irá a la boda.
—¿Así que no irá? —Arquea una de sus cejas pensativa, luego pasea sus dedos por su cabello perfectamente peinado hacia atrás.
—Ha dicho que no, ella...le recuerda a su madre—Tuerzo los labios algo disgustada por esto. Ella asiente dejando la copa en su lugar, pero no la suelta, sus uñas ovaladas tamborilean la base de esta mientras sopesa mis palabras.
—¿Qué tan importante crees que eres para mi hijo?
—¿Otra pregunta trampa? —Ladea la cabeza vacilante—. En este momento no estoy segura.
—Él nunca mencionó lo que acabas de decir.
—¿A qué se refiere?
—Yo sabía que él había visto a su padre con esa mujer, también que él sabe que María José es su hija, pero no que le recordara a su madre, no pensé que él recordara ese rostro —Sus ojos se empañan como si se perdiera en sus pensamientos unos minutos antes de volver a mirarme —. Él no habla del pasado, que te explicara las razones por las que prefiere no asistir a esa boda dice mucho de lo que representas para él.
—Ya veo—Muerdo el interior de mi mejilla mientras tomo mi copa para beber también, tratando de bajar el sabor amargo que se instala en mi garganta sin razón alguna.
—No me crees.
—No es que no quiera hacerlo, pero conozco suficiente de usted, sé las cosas que hace por sus hijos, endulzarme para que continue con Caleb no es mucho trabajo que digamos—Cecile ríe, ella realmente lo hace y no puedo distinguir si está entretenida por mis palabras o si se burla de mí.
—Entonces... ¿Crees que voy por la vida endulzando las mujeres que les interesan a mis hijos porque quiero cumplir sus caprichos? —Ladeo la cabeza vacilante—. Créeme, esto no es solo un capricho de Caleb o ¿Por qué está al otro lado del mundo quemando mi teléfono celular porque no sabe de ti? No se tomaría tantas molestias si lo fuera.
—Gracias, supongo—me burlo intentando no rodar mis ojos—. Y no hay nada mal, hablaré con él cuando regrese.
—¿Y por eso no puedes contestarle?
—Tal vez—Me encojo de hombros y una media sonrisa se instala en sus labios.
—Difícil—murmura más para sí misma que para mí. Relamo mis labios removiéndome en mi lugar mientras intento no hacer la pregunta que parece quemar la punta de mi lengua.
Cecile no es estúpida, por supuesto que sí pregunto por un anillo o compromiso será evidente que algo sucede alrededor de eso.
—No lo creo, simplemente es complicado.
—El problema es que él ni siquiera sabe qué es lo complicado, está algo...confundido si me lo preguntas—Mira sus uñas rastreando todavía la base de la copa mientras yo me encojo de hombros.
—¿Ah sí?
—¿Qué fue lo que hizo?
—¿Qué no hizo? sería la pregunta correcta—Muerdo el interior de mi mejilla mientras ella me observa, inspeccionándome como si pudiera leer mi mente para saber qué se supone que estoy pensando.
—Bien, al menos, respóndele un mensaje, supongo que podrías explicar que no contestas porque no lo quieres cerca.
—Eso no es lo que dije.
—Eso es lo que yo entiendo—La chica que tomará nuestros pedidos regresa, ojeo la carta y elijo un plato al azar, por su parte Cecile se toma su tiempo para hacerlo antes de dejarla ir, vuelve su atención hacia mí—. El probablemente hará todo lo que esté en sus manos para contactarse contigo y agradarte y remediar lo que sea que hizo, pero eso es solo si ve tu interés por resolverlo, porque realmente no puedes esperar que el haga todo en la relación.
—No tenemos una relación.
—Lo que sea que tengan, Brenda—Le resta importancia con un gesto—. No crie adivinos, si no sabe qué es lo que ha hecho que no le contestes, es porque fue algo que solo a ti te molestó y no se lo dijiste, no puedes esperar que lo resuelva sin saber exactamente qué es lo que tiene que resolver—Sacudo la cabeza negando.
—No estoy esperando que lo adivine, solo no quiero hablarlo por teléfono.
—¿Entonces puedes responderle la llamada y explicar eso? —Suelto un suspiro hundiendo mis hombros mientras asiento—. Perfecto, necesito que mi teléfono y yo descansemos, mi hijo no me llama en un año la cantidad de veces que me ha llamado esta semana, Brenda y eso es tu culpa.
—No voy a aceptar esa acusación.
—Y sobre lo que dijiste hace un momento, no, pudieron haber salido a su padre, pero no heredaron su moral cuestionable como para ser infieles—dice firmemente, tan segura de ello que casi puedo adivinar que tiene gente siguiendo a sus hijos a todos lados como para saber eso.
Cosa que no es mentira según mencionó Caleb en California.
—¿Cómo sabe eso?
—Solo estoy segura, si esa es la razón por la que estás ignorándolo puedes dejar de hacerlo...a menos que lo hayas visto en la cama con otra mujer...—Entrecierra los ojos hacia mí.
—No, no es eso.
—Bien, entonces puedes estar segura de que no lo hará.
—Había un anillo en su departamento—Dejo escapar incluso antes de que pueda evitarlo. Cecile me escruta profundamente antes de que una media sonrisa levante las comisuras de sus labios—. No, no era para mí, tiene una inicial diferente y un año en que yo no lo conocí...
—Eso tiene una explicación—La miro expectante, pero ella sacude la cabeza—, sin embargo, solo voy a decirte que dejes de odiarlo por ello, no tienes que preocuparte por ese anillo.
—¿Es suyo?
—¿Mío? No, vendí mis anillos cuando mi esposo murió—Entreabro los labios alzando las cejas mientras ella se encoge de hombros restándole importancia—. Pero ya te lo dije, no es de Caleb.
—¿Entonces por qué tanto misterio?
—Porque probablemente ni siquiera él sabe de quien es.
12 de febrero 2021
—¿Cuánto tiempo lo vas a retrasar?
—Ya se los dije, cuando regrese de su viaje—Alana entrecierra sus ojos hacia mi sacudiendo la cabeza mientras se sirve vino de la botella en la barra.
—¿De verdad? ¿Y cuándo será eso?
—Está en sus manos, supongo—Me encojo de hombros mirando la copa que Alana llena un poco demasiado para mí, la arrastra hasta que puedo tomarla.
—Sabes que al menos puedes responderle las llamadas ¿no?
—No quiero hacerlo.
—¿Por qué? —Es mi hermana quien pregunta sentada en uno de los banquillos mientras come de los machos en el centro de la barra.
—¿Pueden dejar el interrogatorio? De verdad, solo necesito...espacio—Mis hombros se hunden y llevo la copa a mis labios.
Por alguna razón le creí a Cecile en nuestra cena hace unos días, volví a mi trabajo el lunes y he evitado fervientemente hablar de su hijo, pero sé que no ha regresado, sus llamadas y mensajes han cesado, pero envía un correo una vez al día y le respondí uno la noche en que hablé con ella.
De: CSpencer@gmail.com
Para: BrendaCal@gmail.com
Señorita Callahan.
Permítame preguntar (por al menos vigésima vez) ¿cuál es el motivo por el que prefiere hablar con mi madre, pero no conmigo?
Pd. Espero que considere regresar a mi departamento cuando yo regrese.
Saludos cordiales.
Asumí que en cuanto Cecile me dejó en mi edificio le llamó para decirle lo que sea que haya entendido de nuestra conversación así que respondí algunos minutos después.
De: BrendaCal@gmail.com
Para: CSpencer@gmail.com
Señor Spencer.
Permítame recordarle que habíamos quedado en que usted iba a descubrir las cosas por si solo y no a través de su informante.
Pd. Con el incentivo correcto podría considerarlo.
Saludos cordiales.
Admito que eso fueron solo mis ganas de ser un poco insoportable porque si yo me he pasado los días pensando en aquella noche del sábado él también debería.
Sin embargo, no puedo evitar preguntarme y enredarme en muchas cosas, ya no se trata de ese anillo que Cecile asegura no es de él. Se trata de lo que sentí, la manera en que me asustó y dolió pensar que había perdido algo que ni siquiera era mío, porque él y yo no somos nada.
Si, me llevó de viaje, conozco a su madre porque es mi jefa y pasamos un fin de semana bastante memorable, ¿pero en qué nos convierte eso?
Por otro lado, la decepción cuando desperté sola y mi desconcierto por el tiempo que no sé dónde está porque ¿Qué es tan importante? ¿Por qué se ha quedado tanto tiempo? ¿qué tal si está llamando para cortar por teléfono?
La última pregunta es algo estúpida porque no hay nada que cortar, sin embargo ¿Qué tal si está llamando para decir que quiere que lo dejemos como algo casual? En caso de que no sea así, teniendo en cuenta que uno de sus correos—o tal vez varios en realidad— me invitan a volver a su departamento ¿en que nos convertiremos? ¿Por qué siento tanto tan rápido? ¿Qué tal si no estamos en la misma página? Definitivamente le gusto, me desea y tenemos una buena química sexual, pero ¿qué pasa si para él no hay nada más allá de eso?
—Deja de sobre pensarlo, Brenda—Alana palmea mi frente antes de inclinarse sobre la barra para tomar una tortilla y rellenarla con la carne y vegetales.
—No puedo, déjenme en paz.
—Dios, esto es ridículo ¿Por qué no solo le preguntas? —insiste alana antes de darle una gran mordida a su taco.
—No lo entiendes, Lana—Me quejo. Ella rueda sus ojos y mastica rápidamente, ansiosa por responderme, hago una mueca de disgusto.
—¿Qué tengo que entender? ¿Que eres una cobarde que prefiere no preguntar y quedarse sufriendo por una estupidez?
—¡Que probablemente estoy enamorada de él y no sé cómo diablos deshacerme de eso si no soy lo que él busca! —Estoy tentada a arrojar mi copa contra la pared por la frustración, sin embargo, me quedo mirando el vino mientras el silencio llena la sala apenas roto por el sonido del televisor encendida en la sala.
Siento la mirada de mi hermana sobre mí y casi puedo escuchar los engranes en la cabeza de Lana.
» Ahora ¿Podemos dejar este maldito tema? Gracias—Tomo el tazón con nachos y el envase con queso derretido para llevarlos conmigo a la sala donde me dejo caer en el sofá clavando la vista en el televisor atendiendo un poco a ratos.
Alana y Breanna se quedan en la cocina, susurrando cosas que no puedo entender, pero tampoco me preocupa hacerlo.
Mañana me iré a Keaton city para la boda el día siguiente y después de eso tal vez tenga que comenzar a prepararme para conversar con Caleb porque estoy casi segura de que regresará después de esa boda. Lo más probable es que se esté quedando en Japón no solo por trabajo sino para fingir que no pudo venir por ello, así que intento deshacerme de mis pensamientos anteriores sobre sus razones para no regresar.
Relamo mis labios llevando mis dedos al pelo oscuro y rizado de Lila que salta sobre mi regazo acomodándose en mi muslo.
—Oye, Bren ¿Estás segura de que quieres ir a esa boda? —Breanna viene para sentarse a mi lado, deja un plato con tres tacos sobre mi pierna libre de nuestra mascota y yo mastico mi puñado de nachos lentamente haciendo un sonido de afirmación.
—De todas formas, él no irá.
—¿Segura?
—¿Olvidas que esa discusión fue la razón por la que terminé saliendo con él? No irá, Brea—Mi celular suena en algún lugar del departamento y no me pongo de pie para buscarlo porque probablemente sea un correo suyo o tal vez una llamada.
—Así que podrías haberte enamorado del infiel.
—Alana—advierte Breanna.
—¿Qué? Tengo derecho a llamarlo así porque alguien no quiere averiguar si realmente lo es—Ruedo mis ojos y Breanna me arrebata la bolsa de nachos señalando el plato con tacos que trajo para mí, tomo uno sacudiendo la cabeza.
—No es infiel, deja de llamarlo así.
—¿Ya le preguntaste por ese anillo?
—No.
—Yo no confío en su madre así que seguiré llamándolo infiel—Le hago una mueca a Alana que se encoge de hombros.
—¿Cómo lo está haciendo tu casi algo? —contraataco, Breanna abre la boca en una O mientras nos mira a ambas, Alana hace lo mismo mostrándose ofendida antes de señalarme con su dedo índice.
—No te voy a perdonar ese golpe bajo, maldita.
—Tu te lo buscaste, deja de hablar de mi...
—¿Tu qué? Has estado repitiendo que no son nada, termina esa oración, hipócrita—Ruedo mis ojos recogiendo mi copa de vino de la mesa de centro cuando Alana va por la botella e intenta llenarla nuevamente.
—Eres una alcohólica ¿Cuántas botellas trajiste?
—Cuatro, pero todavía hay en el refrigerador, por si quieren ir a buscar más—Levanta las cejas insinuante y yo resoplo llevando la copa a mis labios, antes de terminar mi taco.
—¿Por qué tienes el vino en el refrigerador?
—Es más fácil de mantener y menos fácil de ver, si lo pongo en la despensa cada vez que coma algo querré beber.
—¿Y es que no tienes control de ti misma?
—Lo que tengo es un buen gusto para el vino—Hace un gesto echando su cabello detrás de su hombro mientras bebe de su propia copa, por su parte Breanna me observa desde su lugar curiosa tal vez por lo que dije hace un rato—. ¿Qué pasa con esa invitación a la boda?
—¿Vas a venir? —cuestiono viendo a Lila saltar hacia el regazo de mi hermana.
—Puede ser—Ladea la cabeza vacilante, me encojo de hombros.
—La invitación sigue ahí, me iré mañana temprano.
—Nos vamos, mañana temprano —corrige—. ¿Vienes Brea?
—No, ya tengo planes.
—Pero no con Adam asumo—interviene Alana.
—No con Adam —afirma mi hermana antes de ponerse de pie.
No estoy segura de cuánto tiempo o copas de vino pasan antes de que Alana diga que se irá a su departamento porque comienza a sentirse mareada, a pesar de que mi hermana la invita a quedarse ella se va.
Por mi parte me encamino a mi habitación luego de recoger un poco del desastre que hemos hecho y porque también comienzo a sentirme mareada.
Para mí mala suerte debo levantarme temprano, por lo que me cambio a mi pijama torpemente antes de meterme en la cama mirando al techo por largos minutos.
En algún punto cuando estoy casi dormida mi celular suena y lo tomo distraídamente. La línea permanece en silencio por varios segundos antes de que suene lo que parece un suspiro de alivio.
—Buenas noches, señorita Callahan—si pensaba que el vino me había mareado estaba equivocada porque este momento si lo hace. Aprieto los párpados mientras contengo el aliento antes de dejarlo ir para responder.
—¿No es un poco tarde para llamar, Spencer?
—Si lo ves desde este lado no, es poco menos del mediodía—murmura y el ruido de fondo se apaga en el mismo instante en que parece cerrarse una puerta.
—Oh...
—Eso, oh... ¿Cómo estás? —Muerdo el interior de mi mejilla haciendo un sonido bajo en mi garganta.
—Bien ¿Qué tal tu?
—Digamos que estoy bien dentro de lo que cabe.
—¿Y eso a qué se traduce? —parpadeo mirando al techo antes de dejar los ojos cerrados, luchando contra la satisfacción que me genera escuchar su voz.
Maldita sea ¿Cómo es que perdí tan rápido?
—A que estoy bien física pero no mentalmente.
—Eso ya lo sabía, has sido un acosador desde que te conocí —Una risa trepa por las paredes de su garganta y mis ojos se cristalizan mientras respiro entre mis labios.
Se trata de la manera en la que se siente doloroso estar...enamorada.
Un mes.
¿Eso no es muy poco tiempo para enamorarse?
—¿Vas a colgar?
—No, solo... ¿Cuándo vienes? —cuestiono en un susurro tirando de mis sábanas hasta cubrir mi cuello.
—¿Quieres que vaya?
—¿Por qué no lo querría? —reviro frunciendo el ceño a pesar de que no puede verme.
—Porque me has estado ignorando en mensajes y llamadas.
—Te respondí el correo del viernes.
—¿Uno de cuántos, muñeca?
—¿Eso no es suficiente para ti? No tengo la culpa de que estés obsesionado y mandes más de diez correos mientras me llamas más de quince.
—Una disculpa, cuando se trata de usted parece que nada es suficiente, señorita Callahan—Relamo mis labios soltando un respiro tembloroso, mientras giro sobre la cama hasta estar sobre mi costado—. Además ¿Qué crees que estuve pensando cuando decidiste desaparecerte luego de que tuviéramos sexo? —cuestiona luego de unos segundos.
—Ay pobrecito, Spencer el usado—Me burlo y él ríe.
—Efectivamente, muñeca—El silencio llena la línea cuando su risa se desvanece antes de que pregunte—. ¿Qué hice?
—¿A qué te refieres?
—Cecile dijo que hice algo mal porque ni siquiera toleras hablar de mí—Suelto un respiro tembloroso parpadeando para alejar las lágrimas cuando pican tras mis párpados.
—Vi algo en tu departamento.
—¿Ah sí?
—Un anillo...
—¿Qué tipo de anillo? —Casi puedo adivinar su ceño fruncido ante la manera en que su voz suena seria.
—De compromiso, con una C y una A—Hace un sonido bajo en su garganta y yo hago el intento de calmar el golpeteo detrás de mis orejas mientras mi sangre corre vertiginosa bajo mi piel erizándola.
—¿Viste un anillo en mi departamento y pensaste que te había convertido en una... infidelidad?
—Esa no es precisamente la razón por la que no tolero hablar de ti, pero sí, eso es lo que pensé.
—Si esa no es la razón ¿Por qué no querías hablar conmigo?
—No quiero...no quiero hablar de eso por teléfono —Trago saliva sentándome en la cama mientras intento no sentirme histérica porque en ningún momento negó que el anillo fuera suyo—. ¿Cuándo vienes?
—En vista de que tengo algo que explicar probablemente más pronto de lo que creí.
—No tienes que explicar...
—Te extraño, muñeca—Entreabro mis labios y mi corazón casi se salta un latido, cubro mi boca con mi palma para evitar dejar escapar el chillido mezclado con un sollozo que quiere trepar por las paredes de mi garganta
» Y te juro que no hay nadie más antes o después de ti en este momento—Mi corazón se agita y mis ojos se llenan de lágrimas nuevamente—. ¿Me crees?
—Sí...
—Bien, nos vemos pronto, dulces sueños—Cuelga y yo miro el celular conteniendo el sollozo, porque necesitaba que él lo negara, le creí a Cecile cuando dijo que ese anillo no era de Caleb, pero él no dijo nada similar.
No hay nadie antes o después de mi en este momento, ¿pero hay alguien del pasado? Puede esconderle el anillo a su madre si es del pasado, Cecile puede ser controladora, pero sus hijos son iguales a ella, no necesitan hacer mucho esfuerzo para jugar de la misma forma en que lo hace su madre.
Y no negó que fuera suyo así que ahora no sé qué pensar.
Me deslizo bajo mis sabanas nuevamente deseando que los días dejen de ser tan tediosos ahora que he hablado con él, sin embargo, probablemente sea todo lo contrario.
Porque luego de aceptar estar enamorada ¿Cuál es el siguiente paso?
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