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Capítulo 14. Dulces sueños



24 de enero 2021

"En lo que sugiere un castigo para usted también, voy a ser obediente"

Maldita sea, joder.

Siento su mirada sobre mi mientras me alejo y no es hasta que me encuentro al otro de las puertas de cristal de mi edificio que volteo para verlo rodear su auto y deslizarse tras el volante, sacudo la cabeza encaminándome hacia el ascensor mientras sopeso esta noche.

¿Qué estoy haciendo?

Presiono mi espalda contra la pared del ascensor en cuanto ingreso y echo la cabeza hacia atrás mientras asciende un piso tras otro, suelto un suspiro que me resulta titánico.

Se supone que salí de aquí con la intención de hacer que esto se convirtiera en sexo casual y nada más ¿no? Entonces ¿por qué eso fue lo que menos pasó por mi mente mientras me sentaba con él en esa mesa?

Me carcome internamente el hecho de admitir que ni siquiera los silencios fueron incomodos esta noche.

Oh mierda.

—¿Dónde estabas? — Doy un respingo y miro a Breanna sentada en el sofá de la sala, múltiples bolsas de chucherías se desperdigan a su alrededor y yo frunzo los labios esperando no encontrar migajas allí. Pensé que estaría dormida, pero eso siempre es un pensamiento estúpido porque sé que ella suele esperarme siempre que salgo en las noches, lo cual no es para nada frecuente y justamente esa es la razón por la que me espera—. Alana solo dijo que saldrías con un hombre.

—Salí con Caleb—murmuro mientras me encojo de hombros bajando la vista a mis zapatillas. Debo estar delirando en este momento, tal vez fue demasiado vino porque cuando mi hermana pregunta:

—¿Y qué tal? ¿Cómo te fue?

Yo respondo:

—Bien, fue agradable—Y creo que me estoy volviendo loca.

—¿Y si fue agradable por qué buscas las respuestas del universo en tus zapatillas, Bren? —Desvío la vista torciendo los labios, me encamino hacia el sofá individual dejando mi abrigo y mi bolso a un lado antes de inclinarme para deshacer los tirantes en mis tobillos mientras intento encontrar una respuesta para ella.

—Porque no debería divertirme con él.

—¿Por qué exactamente? —Suelto un suspiro decidiendo no responder.

Odio esta extraña sensación de que debería alejarme de él, soy la asistente de su madre, si hubiera algo mal con él probablemente ya me habría dado cuenta porque ella me enviaría a limpiar los desordenes de sus hijos.

O tal vez no.

Pero de todas formas ¿es conveniente involucrarme con el hijo de mi jefa? Probablemente no, viene con expectativas demasiado altas para mi y en el momento en que nos vayamos a la mierda entonces estaré sin trabajo.

—No lo sé, Brea ¿Qué hacías? Pensé que estarías dormida.

—No tenía sueño—Se limita a responder y yo arqueo una de mis cejas desviando la vista al televisor, poniéndome de pies me encamino a mi habitación para llevar las zapatillas al armario junto con el abrigo y mi bolso.

Regreso pasando una mano por mi cabello y tomo un vaso de agua antes de volver a ocupar el sofá.

—¿Estás bien? —cuestiona mi hermana entrecerrando los ojos cuando solo me quedo en silencio mirando al televisor, una película animada se está transmitiendo en la pantalla, pero no identifico cual.

—Si.

—¿Cuál es el problema? —Muerde un cheeto ruidosamente como una ardilla, frunzo la nariz con disgusto evitando arrojarle un cojín para que este no termine sucio.

—No debería salir con él—Me limito a responder bebiendo mi agua.

—Creo que es tarde para pensar en eso—Se ríe Breanna y yo me dejó caer hacia atrás en la cama, Lila se acerca para trepar y recostarse sobre mi estómago—. ¿Cécile te dijo algo?

—Todo lo contrario, creo que está tratando de emparejarme con él.

—Y si tienes la aprobación de su madre ¿Cuál es el problema?

—No lo sé—Me quejo deslizando mis dedos sobre el pelaje oscuro de nuestra mascota cuando aparece desde algún lugar detrás del sofá y salta sobre el reposabrazos del mueble donde me encuentro.

—¿Qué pasó en tu cita?

—No era una cita, solo fuimos a cenar—corrijo rápidamente.

—Para mí eso suena como una cita ¿A dónde fueron?

—Restaurante griego de nombre raro—Me encojo de hombros.

—¿Cómo se supone que descubrió que te gusta la gastronomía mediterránea?

—¿Cecile? —Ella ladea la cabeza metiendo dos Cheetos a su boca mientras parece sopesarlo, el silencio se extiende entre nosotras y me enfoco por varios segundos o tal vez minutos en ver la película de autos coloridos que hablan y hacen carreras.

—¿Es por Gerónimo? —Frunzo el ceño preguntándome de qué se supone que habla.

—¿Hablas de Myke?

—Ah, ese mismo—Asiente restándole importancia con un gesto y yo resoplo.

—En mi vida no hay nada que se altere por él, reformula tu pregunta.

—¿Piensas que Caleb podría estar ilusionándote para solo tener sexo?

Presiono mis dedos sobre el tabique de mi nariz evitando otro resoplido.

Myke fue un chico con quien salí hace unos dos años, incluso antes de mi último ex, el problema es que nunca fue claro sobre lo que sea que éramos así que mientras yo esperaba que formalizáramos una relación él solo esperaba que tuviéramos sexo para luego despedirse diciendo que solo éramos algo casual.

Probablemente no hubiera tenido problema en que fuéramos solo algo casual si él hubiera sido claro desde el inicio y me hubiera ahorrado toda la ilusión de las citas a las que me llevó, las llamadas de madrugada y las fingidas preocupaciones por mí.

Aunque no sé como Breanna recuerda eso, porque a mi hasta se me pasó el rencor.

—Acabas de revivir una nueva inseguridad—La señalo con mi dedo índice antes de voltear mi palma hacia arriba para que me dé Cheetos, deja algunos en mi palma antes de llevar su boca con el resto—. De hecho, soy yo la que ha decidido que podemos tener sexo para deshacernos de esto y luego desaparecer de la vida del otro.

—No creo que un hijo de Cecile Spencer sea solo alguien que tenga citas para tener sexo. El apellido parece traer la intensidad de emociones por genética y no creo que se tome tantas molestias solo para eso.

—¿A qué te refieres?

—Si iniciaron por correo no creo que se haya tratado de una atracción física en la que él esté buscando solo sexo.

—Tal vez no, pero honestamente no estoy dispuesta a averiguarlo.

—Juro que estamos teniendo esta conversación, pero no estoy entendiendo nada—Se queja Breanna mientras muerde otro cheeto al tiempo que me observa, yo tampoco entiendo esto, sin embargo, tampoco estoy echándome hacia atrás.

Sacudo la cabeza poniéndome de pies y palmeando una de sus rodillas antes de encaminarme al pasillo.

—Es tarde, terminaré algunas cosas que tengo antes de dormir—murmuro terminando mi vaso de agua—. Buenas noches, piojosa.

—¡Fuiste tú quien me pegó piojos en la primaria! —Su voz y el sonido del televisor se pierden cuando cierro la puerta de mi habitación.

Me toma algún tiempo finalmente estar en pijama, opto por limpiar mi rostro y aplicar una mascarilla antes de sentarme en mi escritorio para trabajar.

Mi concentración es una mierda mientras trato de no volver a enfocarme en las horas anteriores, sin embargo, por minutos es complicado. No estoy segura de cuánto tiempo pasa antes de que termine de tachar lo que faltaba en mi lista de tarea, me encamine al baño para lavar mi cara y regrese para meterme bajo las sábanas.

—¡Ya me voy a dormir! —Breanna palmea mi puerta cuando pasa y yo hago un sonido de afirmación estirándome para recoger mi celular en la mesita de noche. Solo para descubrir un correo en la pantalla.

De: CSpencer@gmail.com

Para: BrendaCal@gmail.com

Señorita Callahan, permítame elogiar su buena elección de usar jeans en lugar de un vestido, sin embargo, preferiría que fuese diferente la próxima vez.

Pd. No obstante, quiero aclarar lo preciosa que lucía esta noche.

Maldito seas, bastardo infeliz.

Giro sobre la cama hasta estar sobre mi estomago mientras comienzo a teclear un correo en respuesta.

De: BrendaCal@gmail.com

Para: CSpencer@gmail.com

Señor Spencer, permítame preguntar quien le dijo que me importaban sus opiniones sobre mi atuendo, le aviso que este le mintió.

Sin embargo, valoro su buen gusto, ya sé lo que veo en el espejo.

Pd. Solo para aclarar, no habrá próxima vez, mucho menos un vestido.





***


26 de enero 2021


Dos días después no tengo noticias suyas, sin embargo, estoy casi segura de que Cecile hizo una indirecta sobre darle mi número a su hijo, teniendo en cuenta que ni siquiera hemos hablado de él más que para dejarle saber que aún no tengo respuesta sobre su invitación a la boda me pareció una confusión entre conversaciones.

Pero descubro que no estoy equivocada mas tarde en la noche, cuando me deslizo bajo mis sábanas y reviso mi celular, hay un simple mensaje de "Buenas noches, señorita Callahan" de un número del que—por alguna razón—reconozco el orden de los últimos dígitos por haberlo visto en la agenda de su madre.

Tengo buena memoria no me puedo quejar, pero no puedo evitar reprocharme recordar eso porque no debería importarme su número.

Respondo con un simple emoji rodando los ojos y agrego su número por su apellido dispuesta a olvidar que está ahí, sin embargo, antes de que pueda arrojar el celular a algún lado una llamada aparece en la pantalla.

Lo dejo sonar hasta que la llamada se cae, pero segundos después la pantalla vuelve a encenderse con la misma llamada, la descuelgo exasperada.

—Me alegra que tenga ánimos para una llamada a esta hora, yo no, Spencer.

—¿No teníamos un acuerdo, señorita Callahan? —No estoy lista para el timbre bajo de su voz a través de la línea, la piel de mi nuca se eriza y mis dedos se ciñen a la sabana mientras giro sobre mi costado buscando en mi memoria a qué se refiere.

—Ninguno, le dije que no necesito su dinero y no quiero que tenga excusas para buscarme, en vista de que aprovecha hasta la más mínima oportunidad para interrumpir mi vida—Fijo la vista en el reloj sobre mi mesilla auxiliar.

Es casi medianoche ahora, afortunadamente terminé mi lista de tareas temprano así que hubiera optado por dormirme de inmediato, pero paso tanto tiempo durmiéndome tarde que el día que no debo hacerlo siento que me falta algo por hacer y no puedo dormirme hasta algún tiempo después.

—Interrumpir su vida—chasquea la lengua—. Dígame una cosa ¿Siempre será así de terca?

—Puede librarse de ello dejándome en paz y olvidándose de mi—mascullo dejando el celular entre la almohada y mi oreja.

—Eso no va a suceder.

—Tiene que ser lo mas acosador que ha dicho hasta el momento, Spencer, cuide sus palabras.

—Sé perfectamente lo que quise decir y no me retracto.

—Le preguntaré a su madre si ya debería poner una orden de restricción en su contra, honestamente no me interesa que tenga tiempo a obsesionarse y que luego no pueda deshacerme de usted.

—Graciosa—masculla y escucho un tintineo cuando parece dejar un vaso sobre algún otro cristal.

Una imagen de él sentado en un sofá bebiendo licor mientras sostiene el celular contra su oreja no debería resultar interesante en mi cabeza. Ni siquiera debería estar ahí.

—¿Solo llamó para quejarse de mi actitud?

—Me temo que si y parece que ya he cumplido el plazo de días que puedo estar sin interrumpir su vida—hace énfasis mientras repite mis palabras y yo resoplo—. ¿Cuál es el problema?

—¿Con qué?

—¿Por qué se supone que sigue resistiéndose a lo que ya sabemos que pasará?

—No me diga que además de sus múltiples cualidades también es psíquico—me burlo.

—No necesito serlo para saber que la única razón por la que elige contestarme todo el tiempo en lugar de ignorarme es porque está interesada en saber donde va a terminar esto y mejor aún, está interesada en ser parte de ello—Giro sobre la cama para mirar el techo oscuro de mi habitación, escucho a mi hermana maldecir en algún lugar del departamento, el silencio apenas roto por su respiración al otro lado se extiende por varios segundos antes de que él aclare su garganta—. Buenas noches, señorita Callahan.

—¿Por qué no puede solo dejarme en paz? —cuestiono antes de que pueda colgar.

—¿Realmente quiere que haga eso? ¿O solo quiere demostrarse que puede resistirse a algo que usted misma provocó?—Me quedo en silencio cerrando los ojos mientras vuelvo a girar sobre mi costado—. Aquí está la oportunidad, señorita Callahan, pídame que me olvide de usted y lo haré, dígame que odia que la siga buscando y dejaré de hacerlo, admita que me quiere lejos y va a conseguirlo en este mismo instante, justo ahora.

Entreabro los labios, pero no sale ninguna palabra de ellos.

Aprieto los parpados con frustración

» Le estoy dando la opción que tanto quería ¿por qué no me da la respuesta que tanto ha esperado para dar? —Empujo mi cabello hacia atrás hundiendo mis dedos en las hebras, tirando ligeramente de ellas mientras resoplo.

La frustración y el enojo se asientan en mi estomago porque no puedo hacerlo.

Porque los últimos días interactuando con él le han dado otro giro a mis horas de trabajo y estudio, tal vez la frustración de sus interrupciones es lo que me impide darle la respuesta positiva a sus palabras.

El silencio en la línea se vuelve inquietante, me obliga a salir de mis sabanas y sentarme en mi escritorio porque si antes no podía dormir ahora menos.

Vuelvo a escuchar el tintineo, pero esta vez, parecen los hielos golpeando el cristal cuando mueve el vaso de lo que sea que está tomando.

—Es tarde, muñeca.

—Lo mismo para usted, sin embargo, aquí está despierto al otro lado de la línea—murmuro resignada—. Estaba estudiando—Me encojo de hombros a pesar de que no puede verme, paseo mis dedos sobre el relieve de una de mis agendas para distraerme—. Supongo que no es lo mismo para usted ¿Qué se supone que perturba el sueño de alguien que tiene la vida resuelta?

—Usted, señorita Callahan—Aprieto mis labios recargando la frente sobre mis rodillas—. Y no soy el único con la vida resuelta en esta conversación.

—¿De qué me sirve tenerla resuelta sin ninguna sensación de logro porque todo ya estaba ahí cuando nací?—Una risa seca abandona mis labios—. No me malinterprete, al menos si hubiera tenido la incapacidad de conseguir algo no tuviera que preocuparme por nada, sin embargo, ¿de qué me serviría sentarme a "disfrutar" lo resuelta que está una vida vacía? Sin ningún logro propio, sin ninguna motivación diaria...

—Le sorprendería la cantidad de personas que desearían eso.

—Felizmente no soy una de ellas, necesito conseguir todo por mi cuenta, cansarme por ello para sentir algo, de lo contrario no tiene sentido. ¿No me diga que usted es una de esas personas?—Vuelvo a trasladarme a mi cama, deslizándome bajo las sabanas aun sintiendo el enojo que me carcome.

¿Por qué no pude deshacerme de él? ¿pedirle que me deje en paz? Estoy segura de que lo haría, me estaba dando la opción de deshacerme de su presencia, de la manera en que me hace sentir y, sin embargo, no pude hacerlo.

—Afortunadamente no, sin embargo, no es que fuera diferente por gusto. Cecile nos obligó a luchar por lo que quisiéramos, nos mandó a trabajar con nuestro padre incluso antes de cumplir la mayoría de edad para aprender a trabajar por lo que quisiéramos.

—Fue una buena elección, Cecile es inteligente.

—Lo es, probablemente somos el fruto de su inflexibilidad, sin embargo, aunque con quejas le agradezco haberme enseñado a ir por lo que quiero—Parpadeo varias veces intentando no pensar demasiado en sus palabras, un bostezo se me escapa—. ¿Eso fue un bostezo, señorita Callahan?

—Si, no podía dormir, pero tengo sueño—confieso dejando el celular bajo mi oreja.

—Lo que significa que la estoy aburriendo.

—Significa que me sirve para algo más que interrumpir mi vida y no es precisamente para aburrirme, Spencer—Creo que hay un sonido similar a una risa abandonando su garganta, la piel de mi nuca se eriza y me remuevo bajo mis sabanas—. ¿Qué estudió?

—Ingeniería Naval e ingeniería aeronáutica.

—Ingeniero—murmuro adormilada—. ¿Qué tan difícil es?

—Naval lo suficiente para que casi obtuviera canas verdes, para aeronáutica ya tenía experiencia en naves y problemas, pero no es lo mismo un ave que un pez—resoplo una risa, probablemente producto del sueño. Vuelvo a bostezar.

—¿Cuál es la diferencia?

—¿Lo pregunta para aburrirse lo suficiente y terminar de dormirse?

—Tal vez—susurro apenas escuchándolo, e incluso cuando probablemente sabe que es así comienza a hablar sobre ello, cosas que apenas entiendo, pero sé que habla de su carrera, de su trabajo ahora, de la dificultad en ello.

Y luego, no sé si es mi sueño o su propia voz la que murmura:

—No sé qué mierda estás haciendo para meterte en mi vida, pero no dejes de hacerlo. Dulces sueños muñeca.

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