16 de enero 2021

De: CSpencer@gmail.com

Para: BrendaCal@gmail.com

Señorita Callahan.

Pensé que su trabajo—con todo respeto—era andar tras los pasos de mi madre cual mascota grabadora. Sin embargo, parece que también se ha tomado el tiempo de psicoanalizar a las personas por el día y la hora en que le responden a sus correos altaneros.

Permitame esta vez enviar su mensaje a la papelera sin ánimos de recibir otro.

Saludos cordiales, Caleb Spencer.

Pd. Preferiría estar tan alejado de su ego como usted de obtener una respuesta positiva a su primer correo.

Suelto un ruido hastiado arrojando el iPad a la cama antes de llevar mis manos a mi cabello, resoplando cuando un pasador se clava de manera molesta en mi cráneo, tiro de él con violencia arrancando algunos mechones de mi cabello de manera dolorosa. Por eso siempre elegía cepillar mi cabello y no atarlo, sin embargo, debía llevarlo atado a la academia para que las niñas puedan tomar el ejemplo incluso si no soy su maestra.

El agua de la ducha, fría y sin escrúpulos, me golpea la piel causando que abra mucho los ojos, sin embargo, no cambio la temperatura porque sé que el agua tibia solo hará que mi cuerpo se relaje y quiera dormir, pero debo ir a la cena por el cumpleaños de una de mis amigas.

Como cada año ella celebra su cumpleaños cenando con su familia y amigos cercanos, no somos demasiados, y es solo por eso que estoy yendo, no me gusta mezclarme con mucha gente que no conozco solo por gusto.

Por trabajo podría hacerlo, pero la idea de compartir interacciones personales con personas que no son cercanas a mí me hastía un poco.

Bien, puede que le esté dando demasiado poder al hijo de p...

Si Cecile escuchara mis pensamientos estaría frita, pero su hijo me estresa lo cual es su culpa por ordenarme enviarle un correo de algo que se supone es ¡familiar! Nathaniel o María José debieron ir a entregarle su invitación personalmente, no mandarme a mí a la boca del lobo.

Muerdo el interior de mi mejilla lavando mi cabello con rapidez, salgo de la ducha minutos después secando mi cuerpo y moviéndome hacia el armario. El clima suele ser variado, sin embargo, a pesar de que no hacía tanto calor hoy tampoco es que hiciera frio. Opto por un vestido de mangas caídas, floreado y no demasiado ceñido junto a una chaqueta color rosa por si el frio se hacía insoportable en la terraza, donde sería la celebración.

Seco mi cabello mirando el reloj sobre mi mesita de noche y rebuscando algunos pocos accesorios antes de buscar mis zapatillas. Mi teléfono suena en algún lugar de mi departamento, pero lo ignoro mientras termino de arreglarme.

Cuando finalmente estoy lista alcanzo mis llaves, mi móvil, mi bolso y una bolsa de regalo para Tamara. Ella ama los libros sobre veterinaria y había conseguido uno firmado por un reconocido autor que a ella le encanta, sin embargo, esta tarde me encontré un juego de tazas que sé que le encantará.

El camino en taxi hacia el restaurante se me hace eterno y tarareo una canción, cuando el auto se detiene frente al lugar indicado le pago y recojo la bolsa junto a mi bolso antes de bajar.

Muerdo el interior de mi mejilla mientras juego con un mechón de mi cabello aspirando algo de aire por la nariz. En la entrada entrego la invitación que Tamara me envío y en cuanto me dejan pasar busco su mesa con la mirada.

—Bren...Al fin llegas—Ella me encuentra primero, acercándose.

—¿Llego tarde?

—No no, es que sé que querrías llegar temprano y quería ubicarte cerca—Alzo las cejas con un asentimiento y rodeo los hombros de la flamante rubia.

—Feliz cumpleaños, Tam.

—Gracias, que bueno que sacaste tiempo de venir en tu apretada agenda—Ruedo mis ojos.

—Como si alguna vez te hubiera cancelado algo por mi agenda—ironizo alejándome, empujo instintivamente un mechón de cabello fuera de su mejilla.

—No, pero sé que algún día lo harás.

—Pues disfrútalo mientras pueda—Me burlo antes de extenderle la bolsa color rosa.

—¿Otro regalo?

—Estoy segura de que no te había hecho uno—Arqueo una de mis cejas.

—La semana pasada me regalaste una chaqueta rosa similar a esa—señala tocando la tela que cuelga en mi brazo—. Y la anterior un bolso, alegando que ya se acercaba mi cumpleaños—Cruza sus brazos antes de inclinar su rostro hacia el interior de la bolsa.

—Bueno, todavía no era tu cumpleaños —Ella rueda sus ojos antes de que su nombre resuene en algún lado.

—No más regalos para mi—Me señala con su dedo índice antes de alejarse, me muevo alrededor de la larga mesa cubierta por un mantel color blanco y un montón de platos y copas perfectamente colocados sobre ella.

Saludo a todos en la mesa, aunque algunos solo los he visto por fotos con Tamara y muy pocos de ellos los he visto en cumpleaños anteriores. Me sorprende el tiempo que llevamos siendo amigas, sobre todo porque a lo largo del tiempo la he visto tener un montón de amistades que apenas duran uno o dos años y luego ya no están.

Hay una servilleta con mi nombre dos puestos alejados de la cabecera, antes de mi probablemente van sus padres y hermanos.

Sacudo la cabeza sacando mi silla para sentarme en el momento en que mi celular vibra con un mensaje. Casi me caigo cuando recuerdo que abrí mi cuenta de correo de la oficina en el celular por diversión.

Bueno, tal vez quería tener capturas de los correos del ogro hijo de mi jefa para evitar futuras demandas, pero nada más.

Bajo la vista a mi bolso para sacar el celular y muerdo el interior de mi mejilla observando la notificación de correo allí, pero afortunadamente el único apellido Spencer allí es del correo de Cecile. No tiene sentido lo eufórica que me vuelvo ahora esperando algo de la bestia Spencer, tal vez porque sé que me excedí ayer y espero constantemente que explote en enojo y me envíe una demanda por acoso u hostigamiento.

Pero recuerdo que de hecho fui yo quien no contestó, vi el correo antes de salir.

Al final caigo en la tentación de responderle.

De: BrendaCal@gmail.com

Para: CSpencer@gmail.com

Señor Spencer.

No tengo tiempo para perder analizando comportamientos patéticos, solo aclaro los hechos.

Permítame admitir que ya no me interesa una respuesta positiva, pensé que le hacia un favor a su familia al convencerlo de asistir, pero en general, el verdadero favor será evitar su presencia en aquel lugar.

Pd. Al menos como mascota estoy domesticada, a diferencia de ciertas bestias salvajes que usan correo electrónico.

Soltando un resoplido dejo el celular en el bolso, luego de unos minutos cada asiento está ocupado con los amigos y familiares, somos unos veinticinco en total, cada uno dice unas palabras para desearle feliz cumpleaños a Tamara antes de cenar y luego cantarle el típico "cumpleaños feliz" frente a su enorme pastel blanco de tres pisos con veintidós velas brillantes.

El color blanco es su favorito.

Las horas pasan entre risas y conversaciones colectivas, el alcohol se vuelve demasiado abundante para mi gusto así que me pongo de pies para encaminarme al baño antes de irme. Mi celular resuena con una notificación que no reviso, acomodo mi cabello, el estado de mi maquillaje y lavo mis manos antes de regresar sobre mis pasos.

En cuanto salgo al pasillo para regresar al área de las mesas hay un cosquilleo extraño en mi nuca que eriza mi piel así que detengo mis pasos al momento en que mi celular vuelve a sonar con una notificación, lo reviso encontrando la burbuja de correo en el panel.

De: [email protected]

Para: [email protected]

Señorita Callahan, permítame extender mi disgusto por su buena actuación de valentía a través de esta línea cuando decide fingir no reconocerme en persona.

La próxima vez cerramos el telón y se acaba la actuación.

Saludos afectuosos.

Mi ceño se frunce porque estoy bastante segura de que no lo vi en el restaurante, sin embargo, me doy cuenta de que en realidad no habla en pasado, está expresándolo como si eso fuera lo que va a suceder cuando nos veamos en algún momento.

Y lo descubro cuando mis ojos captan el movimiento frente a mi y yo alzo la vista, mi corazón parece saltarse un latido y la piel de mi cuello se eriza cuando mis ojos lo encuentran.

Porque estoy mirando a Caleb Jodido Spencer.

—¿Soy una bestia salvaje, señorita Callahan?

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