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Capítulo 02. La solución perfecta

9 de enero 2021

De: CSpencer@gmail.com

Para: BrendaCal@gmail.com

Señorita Callahan, luego de extenderle un saludo, permítame ser breve.

No me interesa asistir a ese evento.

Releo el correo al menos cincuenta veces a lo largo de mi mañana y al día siguiente, mi jefa dijo que no quería una respuesta negativa hacia la invitación. En conclusión, que utilice tanta labia como sea necesaria para hacer que su hijo viaje a Keaton city para la boda de su hermano.

¡Dios! Intenté ser tan amable y formal cómo fue posible para mí, no sé qué se supone que debo hacer para que este cambie de opinión, pero, sobre todo, no tengo ni idea de sus razones para negarse a asistir a la boda de su hermano.

Su hermano biológico de padre y madre.

—Deberíamos optar por una opción vegana, Harper lo es—Anoto eso en mi libreta a pesar de que mi letra se vuelve una mierda porque el auto sigue corriendo por el camino rustico.

—Anotado.

—Y algo vegetariano...

—Porque Akira lo es, eso ya lo tengo—Asiento colocando el cordón de mi agenda en la última página donde estaba escribiendo antes de decidir tomar el iPad de su regazo.

Mi jefa, luchó muy duro para que su hijo y nuera encontraran su fecha tan anhelada para la boda en el salón de eventos más prestigioso de su ciudad natal: San Valentín. Comencé a trabajar con ella hace apenas unos meses así que no tengo idea de cómo funciona esto de su amor por esa ciudad, pero según la anterior asistente —mi hermana que me refirió aquí cuando consiguió un mejor empleo—, es divertido estar allí.

Odio San Valentín. No por la fecha en sí, sino por la cantidad de gente que se vuelven consejeros para decirte que debes buscar a tu "media naranja"

Iugh.

Relamo mis labios mientras el auto sigue corriendo, los costados de la carretera están salpicados por grandes árboles de flores rosas que llenan la calle, lástima que el camino esté tan maltratado, de lo contrario se vería bastante lindo.

En cuanto nos acercamos a la reja negra alta de la casa familiar Spencer me siento un poco nerviosa y fuera de lugar. Cecile dijo que siempre hay personas que no tienen que ver con su familia aquí y que probablemente estarán en la boda, pero definitivamente será raro que todos vengan acompañados o sean de la familia y yo sea un mal tercio.

Debo reconsiderar mi decisión.

El auto se detiene en el camino de entrada, frente a la alta puerta de madera marrón y Wesley —quien conduce—se apresura a bajar para abrir la puerta.

—Deberías traer a tu novio, Brenda—disuelve el silencio mi jefa deslizándose fuera del auto.

—Me lo dijo y le dije que no tengo novio, señora Spencer.

—Cierto—Ella suelta una risita comenzando a avanzar por el largo camino de entrada. La sigo abrazando el iPad y la agenda contra mi pecho mientras nos encaminamos por el largo camino de mármol limitado por el verde césped perfectamente cuidado a los costados.

La casa de tres pisos frente a nosotras tiene paredes mitad ladrillos rojizos en el inferior y el resto es color blanco hasta el techo del mismo color de la parte inferior. Las ventanas son amplios cristales cubiertos por persianas interiores, sin embargo, estoy casi segura de que están polarizados porque no puedo ver demasiado hacia el otro lado.

» Seguramente te preguntas ¿por qué estamos aquí si la boda será en un salón?—Miro a la señora Spencer atravesando el enorme marco de las amplias puertas marrones abiertas.

¿Por qué había pensado que sería una casa campestre pequeña y vintage?

Evidentemente la señora Spencer no es modesta, es heredera de todas las riquezas de sus padres por lo que desde joven deben haberle gustado los lujos, así que no tiene sentido esperar una casa pequeña solo porque esto es un pueblo-ciudad pequeña.

—Tal vez—murmuro siguiéndola. Las puertas se cierran detrás de mi y yo doy un respingo trotando para caminar al lado de mi jefa por el largo recibidor que culmina en una enorme sala de estar.

—Bueno, tendremos una cena familiar el día antes, nada de despedida de solteros para mi hijo o nuera—replica cruzando sus brazos sobre su pecho—. Así que también deberíamos organizar eso—Asiento encendiendo el iPad para crear una nueva pestaña tipo lista para las cosas que debería ordenar, solicitar o contratar—. ¿Mis hijos ya confirmaron la participación en la boda? —Me atraganto con mi propia saliva y llevo una mano a mi pecho tosiendo sin poder evitarlo.

Asqueroso.

—Tómatelo con calma, cariño—Frota una de sus palmas en mi espalda y yo enderezo los hombros aclarando mi garganta en cuanto me recupero.

—Mmm, Mark ya confirmó, pero su otro hijo aun no responde—Lo primero es la única verdad en mis palabras, pero no estoy dispuesta a decirle todavía que probablemente su hijo mayor no asistirá a la boda de su hijo menor.

—Oh, Caleb siempre tan difícil de tratar—Ella sacude una mano restándole importancia.

Quisiera hacer lo mismo, pero no puedo si tengo una bestia como esa a la cual domar.

La señora Spencer me muestra la casa y luego se pierde en alguna habitación, yo decido adelantar trabajo en el iPad mientras paseo por el lugar, me detengo en el recibidor, apenas le di una breve mirada a los marcos que adornan la pared de ambos lados así que las inspecciono ahora.

Hay varios reconocimientos, muchos, leo el nombre de algunos solo para descubrir que la mayoría están firmados por Caleb Spencer.

¿Es el mal genio algo propio de un genio? Ridículo.

Me digo que puedo lidiar con esto, solo estoy sacando conclusiones precipitadas por un correo, tal vez estaba de mal humor, tal vez los rumores de que es un asno son reales o tal vez solo son eso, rumores.

Puedo conseguir una respuesta distinta ¿cierto?

¿Qué tan difícil podría ser?

Abro la aplicación de correo exhalando con pesadez antes de recargar mi espalda en la pared inclinando el rostro para redactar.

De: BrendaCal@gmail.com

Para: CSpencer@gmail.com

Señor Spencer, creo que los saludos ya están de más.

El motivo de este correo es para cuestionar la respuesta negativa al anterior, con todo respeto permítame recordarle el afecto familiar que su madre suele profesar.

Esperando una respuesta distinta, señorita Callahan.


Alzo la vista solo un segundo después suspirando cuando mis ojos se encuentran con la fotografía en el centro de la pared frente a mí, reconozco a los otros dos hijos de mi jefa, los he visto en la oficina así que rápidamente distingo al destinatario de mis correos.

Caleb Spencer no es tan alto como sus hermanos, aunque la fotografía parece haber sido tomada un par de años atrás. Sus rasgos son similares a los de su madre y sus ojos parecen ser oscuros en la cámara, pero estoy casi segura de que no lo son.

Ella siempre dice que todos sus hijos son parecidos así que él probablemente tiene ojos verdes como Nathaniel y Mark.

¡Dios! ¿Qué tan difícil puede ser asistir una noche a una fiesta importante para tu hermano y luego volver a ser el ogro habitual?

Muy difícil al parecer.

El aire me abandona cuando el iPad recibe una notificación y bajo la vista para ver la etiqueta de recibidos sobre el correo que he enviado tan solo unos minutos antes.

Tomo un respiro profundo.

¡Vamos, Dios! Solo necesito una respuesta afirmativa.

Pero cuando lo abro, es evidente que Dios me ha abandonado este día y probablemente esta semana


De: CSpencer@gmail.com

Para: BrendaCal@gmail.com

Señorita Callahan, permítame usted recordarle las formalidades de su primer correo.

Mi vida familiar no creo que esté en el contrato que mi madre la ha hecho firmar, pero evidentemente usted quiere recurrir a ello porque al parecer nunca ha recibido un NO por respuesta.

Lamentablemente para usted y felizmente para mí, considéreme el primero en hacerlo sin ánimos de revocar mi decision.

Saludos cordiales.


12 de enero 2021


Ronnie sonríe ampliamente cuando asomo la cabeza en su cubículo, muerdo la magdalena que obtuve de la cafetería antes de escabullirme en su oficina y sentarme en la silla frente a él cruzando las piernas y ofreciéndole una amplia sonrisa.

—¿Qué busca el sol en mi cubículo? —Rio llevando una mano a mi boca para evitar que el la masa dulce caiga de ella de manera vergonzosa.

"El sol" así me llamó la jefa desde que entré a trabajar a esta empresa, ni siquiera había una razón, ella solo me había llamado así y aunque ya no lo hace, la mayoría de los empleados que lo escucharon siguieron usándolo.

—El sol, quiere un favor, a cambio te traigo una ofrenda de paz—digo sacando la pequeña bolsa de m&m's del bolsillo de mi chaqueta, una risa suave trepa por las paredes de la garganta del rubio sentado frente a mí y sonrío sabiendo que lo he atrapado. Dejo la golosina sobre su escritorio arrastrándola hacia él antes de reclinarme en mi asiento dándole otra mordida a mi magdalena con chispas de chocolate.

—Si está a mi alcance, el sol puede considerarse bien servida —Arqueo mis cejas.

—La ofrenda no es para que me digas "si está a mi alcance" es para que me digas si a todo—Esta vez es él quien arquea una de sus cejas, sacude la cabeza.

—No estamos en esa fase del compañerismo, puedo hacer lo que esté a mi alcance y solo si no me va a llevar a la cárcel —Frunzo mis labios hundiendo los hombros, perdiendo la vista en los papeles sobre el escritorio.

—¿Y ahora a quien le pido ayuda para esconder el cadáver debajo de mi cama? —Él alza las cejas reprimiendo una sonrisa, sus ojos claros brillando con diversión, vuelvo a enderezarme echando mi cabello detrás de mis hombros—. Pero bueno, si no puedes ayudarme en eso, entonces ayúdame en otra cosa.

—Es broma ¿cierto?

—¿Me ves riendo? Te estoy hablando con toda seriedad, Onie, tienes que tomarme en serio—Se reclina en su silla giratoria y yo le resto importancia con un gesto—. El punto es, que necesito que me ayudes a entender un hombre—Parpadeo varias veces con mi sonrisa más brillante.

—¿Una cita?

—No no no, saca eso de la ecuación desde antes de empezar.

—¿Entonces para que querrías entenderlo?

—La señora Spencer me pidió que lo invitara a la boda de Nate, pero este se negó y necesito hacerle cambiar de opinión para que mi jefa no me cuelgue del último piso.

—¿Y por qué es tan importante su asistencia? ¿Es el padrino o qué...?—Asiento apretando los párpados con fuerza antes de abrirlos para mirarlo—. Es su otro hijo ¿cierto?

—¡Exacto! Entonces ya sabes a qué me estoy enfrentando.

—Pues no puedo ayudarte, soy hombre, pero no llego a ese nivel de bestia—Sacude la cabeza negando y yo suelto un resoplido.

—Vamos, Ronnie, no me hagas dudar de ti.

—Puedes hacerlo, porque honestamente no sé como la gente lidia con él en general, mucho menos para convencerlo de ir a cualquier parte, lo mejor sería que compres tu misma la cuerda para que Cecile te cuelgue—Suelto un resoplido desplomándome en mi asiento. Clavo la vista en el techo llevando mis dedos a mi cabello—. Suelen decir que es la epitome de los negocios y estoy bastante seguro que el negocio marítimo no es para los débiles a la hora de competir, así que debes imaginarte a lo que te estás enfrentando...

Competir.

Competencia, reto.

—Ay Ronnie, eres un genio—Me pongo de pies con un salto y él da un respingo en su lugar frunciendo el ceño.

—¿Qué estás...?

—Debo irme, gracias, gracias, gracias—Asiente brevemente confundido y antes de que pueda abandonar su oficina alza una de sus manos deteniéndome.

—¿De verdad tienes un cadáver bajo tu cama? —Ruedo los ojos y resoplo haciendo volar los mechones de mi cabello mientras regreso a mi lugar.

Presiono mis labios juntos dejándome caer en la silla giratoria detrás de mi escritorio y refunfuño viendo las dos carpetas—nada delgadas—sobre mi escritorio. Ciertamente he tenido muchas cosas por hacer estos días y sumarle el estrés de intentar convencer a este hombre de asistir a la boda de su hermano solo lo hará más difícil, así que debo resolverlo lo antes posible.

Tomando el iPad abro la aplicación de correo tomando un largo respiro antes de empezar a redactar.

De: BrendaCal@gmail.com

Para: CSpencer@gmail.com

Señor Spencer.

Para su mala suerte, no, no he recibido un NO por respuesta antes, pero me resulta insignificante que el primero venga de usted, sobre todo cuando lo hace más por capricho que por razones reales.

Lamentablemente para usted este es el momento en que asumo que le avergüenza o le atemoriza algo o alguien en aquel evento, así que no se preocupe, su secreto está a salvo conmigo, sin embargo, permitame extender mis mas cálidas disculpas por herir su ego recordándole aquello.

Saludos cordiales, señorita Callahan.



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