Capítulo 62
Luka llevaba dando vueltas lo que le había parecido toda una eternidad. Con cada puerta que daba, maldecía y volvía a intentarlo. Aquello debía tener un patrón para poder salir de ahí. No podía seguir perdiendo el tiempo. Emma la necesitaba. Esperaba que Roger e Ian hubieran encontrado otra forma de entrar a la casa. Utilizó la luz de su celular para poder ver mejor por dónde iba, pero no había gran cosa que ver. Muros y puertas era lo que había en todos lados. Cada puerta que abría se topaba con otro muro de concreto. Todas parecían ser falsas.
Mataría a ese maldito de Rafael si veía a Emma con un cabello fuera de su lugar. Esa era la motivación que tenía en ese momento para no rendirse y abrir otra puerta. Volvía a estar cerca de la ventana y seguía alejándose para volver a donde empezó. Estaba desesperándose. Marcó el número de Ian mientras seguía buscando.
─ ¿Señor? ─preguntó, atendiendo el teléfono.
─Dime que ya entraste a la casa.
─No, señor. El tipo clausuró todo con concreto. La policía está a punto de llegar, pero se encontrarán con los mismos problemas que nosotros. Nos va a llevar un tiempo entrar.
─Apresúrate a hacerlo. Yo no puedo encontrar una salida de este lugar. Hay demasiadas puertas, pero ninguna lleva a algún lado. Todas están llenas de concreto.
─ ¿Y hay algo más que puertas?
─Sólo concreto.
Ian se quedó en silencio al otro lado de la línea. Luka pensó que incluso le había cortado la llamada. Estaba pensando. Luka continúo abriendo puertas. Había llegado al otro lado nuevamente. Seguía perdiendo el tiempo. Tenía que hacer algo diferente, pero no tenía idea de qué.
─ ¿Los muros están sobrepuestos o algo?
─Si, los que están sueltos.
─Intente con los muros, no con las puertas. A este sujeto le gustan los acertijos.
─Bien.
Luka intentó palpando todos los muros. Del lado izquierdo junto a una de las puertas había un muro más delgado que los otros. Palpó con la mano y se hundió un poco en la parte lateral de ésta. Apretó y la pared se movió un poco. Un poco de luz se filtró. Luka suspiró aliviado.
─Funcionó.
─Perfecto.
Luka atravesó el muro y volvió a maldecir.
─ ¿Qué sucede? ─preguntó Ian al otro lado de la línea.
─El lugar está lleno de puertas otra vez. ¿Qué demonios hizo este sujeto con la casa?
El pasillo del segundo piso de la casa estaba intacto. Las escaleras estaban en el mismo sitio, pero si se asomaba hacia abajo, podía ver que el lugar estaba completamente diferente a como lo había conocido. No había muebles, ni tampoco luz. El pasillo daba a tres puertas más. Una de esas puertas solía ser la habitación en la que Emma dormía. La siguiente puerta era un cuarto de usos múltiples, y el tercero siempre había estado con llave, así que nunca tuvo la oportunidad de saber lo que había detrás de esa puerta. El lugar estaba en completo silencio. Aquello le heló la sangre.
Escuchó la sirena al otro lado del teléfono y en la calle. La policía estaba llegando.
─Ian, haz que la policía entre enseguida aquí. Voy a buscar a Emma, pero parece que todo el lugar ha sido renovado para esto.
─Tenga cuidado, señor.
Luka se acercó hacia la puerta del dormitorio de Emma y la abrió. El lugar estaba vacío. Todas las paredes habían sido pintadas de negro. Había dos cadenas pegadas en la pared, un baño al fondo y nada más. Se acercó y se acuclilló frente a las cadenas. Había un poco de sangre en el piso. Esperaba que no fuera de Emma. Intentó palpar en las paredes, dado que no había más puertas y había tapado las ventanas. Pero esta vez no encontró nada.
Salió de la habitación y entró en la siguiente. La habitación estaba casi vacía. Un solo tapete se encontraba a la mitad de la habitación. Lo levantó y encontró una rampilla en el piso. La levantó y se topó con unos cuantos escalones y lo que parecía un corredor. Miró hacia atrás y comenzó a descender. Cuando sus pies tocaron el suelo, dio con un largo pasillo gris que parecía no tener fin. Caminó hasta topar con la pared, sólo para encontrar dos pasillos igual de abiertos. Ahora sabía porque el tipo no había dado señal en tanto tiempo. Había estado ocupado realizando todo esto.
Tomó la decisión de ir por la derecha. Estuvo caminando por lo que le pareció unos cinco minutos hasta que escuchó un crujido. Una luz iluminó una parte del pasillo, y de entre las sombras, salió alguien corriendo hacia donde él estaba. Se puso en guardia, listo para dar el primer golpe, pero se detuvo cuando el cuerpo chocó con él.
─ ¡Emma! ─gritó, aliviado.
─ ¿Luka? ─preguntó con la voz temblorosa.
Luka la iluminó con el foco de luz del teléfono, tenía el labio morado e hinchado, aún llevaba el vestido de novia manchado de sangre y también notó su mano lastimada. Enfureció.
─ ¡¿Qué demonios te pasó?!
─No hay tiempo. Muévete. Tenemos que salir de aquí ─dijo, empujándolo.
Luka la tomó de la mano y comenzaron a correr por el pasillo. Luka se dio cuenta que cojeaba un poco.
─ ¿Dónde está ese bastardo?
─Probablemente despertando del golpe que le di. No tenemos mucho tiempo y además Mia...
─ ¿Mia? No me he topado con nadie.
─Debe estar por ahí.
Ambos iban jadeando cuando llegaron al pasillo que se dividía en dos.
─Vamos por aquí. Allá arriba no sé lo que hay ─comentó Luka arrastrándola al lado izquierdo.
Emma jadeó cuando intentó seguir corriendo. Luka miró hacia atrás y la vio mirando su pie. Dirigió la luz hacia este y lo vio lleno de sangre.
─Emma...
─Estoy bien. No podemos detenernos. Muévete.
Luka le tomó la mano sana, la apretó con fuerza y continuaron caminando. Llegaron hasta una puerta y entraron. Dieron con unas escaleras que daban hacia arriba. Subieron sin titubear y llegaron directamente a la azotea de la casa. Al parece, había construido un laberinto en la parte baja, aunque aquello parecía que tenía años y no unos cuantos meses. Sin embargo, en los años en los que Emma estuvo en esa casa, nunca se había topado con algo como eso.
El aire frío fue refrescante. Luka la soltó un segundo para mirar si podían bajar por algún lado. Vio a la policía en la parte de abajo. Parecían estar tratando de entrar por la puerta principal. Las personas de las otras casas estaban en los alrededores. Aquello era un circo. No podrían escucharlo, aunque quisiera. Y tampoco había forma de bajar.
─Emma, tenemos que regresar por donde vinimos. Aquí no hay salida.
Se giró para mirarla y casi palideció al verla. Rafael tenía sangre en un lado de la cara y en una de las manos llevaba una jeringa apuntando directamente al cuello de Emma.; con la otra mano le apuntaba con una pistola a la altura del estómago. Luka apretó los puños de impotencia. No había forma de que llegara a ella antes de que le inyectara lo que fuera en el cuello o le dispara a él o a ella. Tenía la ventaja. Otra vez.
─Bueno, cara bonita, camina por delante ─señaló con la pistola.
Luka alzó las manos y trató de idear un plan, pero no podía hacer nada por el momento. Tendría que seguirle el juego. Pasó por delante de él y caminó de vuelta a la casa. Pasaron por las escaleras y los pasillos. Volvían a estar en la parte central de la casa. Cada tanto, Luka volteaba hacia atrás para cerciorarse de que Emma estuviera bien. Recibió varios golpes ligeros con la pistola en la cabeza cada que lo hacía, pero prefería eso que apartar la vista en su totalidad de Emma.
Rafael los empujó en la última habitación. Aquella habitación había estado cerrada desde que Emma había vuelto para vivir ahí. Luka no tenía idea de lo que había detrás de esa puerta y, a veces, pensaba que Emma tampoco lo sabía. Pero, para su sorpresa, la puerta estaba abierta cuando giró el pomo. El cuarto estaba lleno de cajas de cartón apiladas a los lados. Justo en el centro había dos pares de cadenas pegadas a la pared.
"¿Habrá metido a Emma aquí también?", se preguntó Luka.
Pero por la mirada que tenía Emma, parecía que esa era la primera vez que entraba en mucho tiempo a esa habitación.
─Ponte las cadenas ─ordenó, molesto.
Luka obedeció. Se situó en el centro y tomó una cadena y luego la otra. Cuando ambas cadenas estuvieron sujetas a sus muñecas, Rafael llevó a Emma a las otras y la encadenó. Sólo cuando se aseguró de que ambos estuvieran bien sujetos, retiró la jeringa de su cuello y bajó el arma, pero no las soltó. Rafael comenzó a reírse histérico.
─Nunca creí que fueras a hacer algo así, Emma. Estaba confiando en ti.
Emma no contestó. Luka supo entonces que las heridas de la cara y la cabeza eran gracia de Emma. Se sintió orgulloso de ella.
─Pero si lo que quieres es tratar conmigo por las malas, tendrá que ser de esa forma. Y como se nos está acabando el tiempo antes de que la policía entre, tendremos que acelerar el proceso para sacarte la información.
Luka enfureció. Aquello no sonaba nada bien. Observó a Rafael acercarse a Emma y la tomó de la barbilla; todo sin apartar su vista de él.
─Así que he traído unos cuantos recuerdos de mi querido hermano a esta habitación. ¿Te gustaría verlos conmigo, Emma? ─preguntó, ladeando la cabeza.
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