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Señora Hinata 💕 VIII

Señora Hinata 💕

Ayudé a Hinata a entrar a su casa una vez que nos bajamos del Uber. Había prometido que no la vería más y que ni siquiera entraría a su casa, pero no podía dejarla así cuando su hijo le dijo cosas tan malas.

Mí sangre aún hervía con ganas de golpear a Sasuke. Porque yo había visto como lo trataba la señora Hinata a él, y ella era puro amor. Mí propio deseo de poder tener a mí madre, pero ya no tenerla, me ofendía mucho más con su actitud. Se notaba que Hinata amaba a Sasuke y lo trataba como un verdadero hijo aunque fuera adoptado.

Kiba me había terminado contando la historia de que la señora Hinata se había casado con un hombre algo más grande que ella y como él no podía tener hijos habían adoptado a Sasuke cuando ya tenía casi siete años. Ella siempre lo había tratado como su hubiera salido de su vientre y aunque podría haber elegido un recién nacido, amo a Sasuke a primera vista. Después de unos cuantos años de casada, su marido se divorcio de ella para casarse con otra mujer más joven.

Kiba era amigo de Sasuke desde la primaria y vió toda la historia. Ella había estado deprimida y solitaria, hasta que comenzó a escribir. Ella encontró su pasión y comenzó a arreglarse, ir al gimnasio y publicar sus libros.

Así se había convertido en una mujer independiente, tierna y sexy como el infierno.

Y eso me hizo pensar en lo otro que había dicho Sasuke. Jamás había visto a su madre como una calienta pollas. Puede que ella calentará la mía, pero en realidad ella ni siquiera lo sabía y no hacía nada para provocarlo, sólo era mí mente sucia haciendo lo suyo.

La dejé sentada en su sofá una vez que estuvimos en la sala, ella seguía llorando un poco y ya no podía verla así. Me saque la mochila y me senté al lado suyo.

-¿Quieres un café o un té?- le pregunté mientras veía que se retorcía las manos.

-No, gracias- susurró para después reventar en sollozos de nuevo.

-Shh, Hinata. Me estás rompiendo el corazón-, dije para atraerla a mis brazos de nuevo y abrazarla.

Ella negó con la cabeza y quiso hablar, pero sólo salían quejidos de su boca. Yo la apreté más en mis brazos, odiando como mí polla comenzó a endurecerse al sentir sus tetas en mí pecho. Cerré mis ojos e intenté pensar en otra cosa, ya la fórmula de Jiraiya no me servía porque en lo único que podía pensar era en su cuerpo suave contra el mío. Su perfume de lavanda me estaba volviendo loco...

- Sasuke es un imbécil, no creas nada de lo que dijo. Tú no eres nada de eso-, susurré mientras ella intentaba calmarse.

Ella separó su cara de mí pecho y alzó sus ojos aperlados brillosos por las lágrimas, mirándome profundamente.

-Es mí culpa...- susurró.

Yo negué con la cabeza de inmediato.

-No es tu culpa hermosa-. Tomé uno de los mechones de su cortó cabello y lo puse detrás de su pequeña oreja.

- Él me dijo que yo no fuera. P-pero... -ella apartó la mirada y sentí sus ganas de huir de la conversación.

-No tienes que explicarlo, Hinata. Él no puede estar prohibiéndote dónde puedes ir. Eres independiente y libre de hacer lo que quieras.

Ella me miró por debajo de sus pestañas y se mordió el labio. Mí pene agitándose al ver esa visión e hice todo lo que podía para que no se notará lo incómodo que podía estar por esto.

Hinata dudo mientras me miraba y finalmente habló cuando desvío su mirada a mí mentón.

-¿Tu... también crees que soy una calienta pollas?

Tragué con fuerza, porque... Joder, escucharla decir »polla« hizo que la mía se tensara más en mis pantalones. Hasta que me dí cuenta que miró mis ojos por unos segundos y sus hombros decayeron al no obtener respuesta de mí.

-¡No! Claro que no. No lo eres Hinata- dije apretando mí mano en su hombro-. ¿Sabes cuál es el problema?- Ella negó con la cabeza-. El problemas es que eres una gran mujer y muy hermosa, llamas la atención en cualquier lugar donde vayas. Pero no por eso tienes que quedarte encerrada. Sasuke es un cabrón, porque no puede controlar sus celos al saber que su madre es joven y sexy. Tendría que estar orgulloso de tener una madre como tú, Hinata. No intentar ocultarte, es un culo.

Los ojos de Hinata brillaron de una manera diferente cuando termine de hablar y mí mano no podía alejarse de su cabello tan suave y fino.

-¿De verdad?- susurró.

La miré a los ojos, para que supiera que decía la verdad.

-Es lo que creo.

Un asomó de sonrisa nació en sus labios y ella alzó su mano delicada a mí cara. Mis ojos se abrieron de par en par cuando ella acarició mis mejilla.

-Gracias Naruto. Me haz dado muchas cosas para pensar.

Cerré mis ojos cuando mi corazón comenzó a palpitar cada vez más fuerte al ser consciente que esa suave y fría mano era la suya, la misma que había usado para masturbarse cuando la ví y tal vez otras veces.

Los abrí de golpe cuando sentí una suave caricia en mi boca y la electricidad corrió por mí columna vertebral cuando me di cuenta que sus labios habían tocado los míos.

Me dí cuenta en el momento que el control se escapó de entre mis dedos, cuando los apreté en los cabellos de ella y bajé mí cabeza para unir nuestras bocas en un beso más profundo. Su boca suave, estaba húmeda y salada con el gusto de sus lágrimas, pero gemí con su sabor. Su lengua respondió a la mía casi de inmediato y el beso paso a ser un intento de devoramos uno al otro.

Hinata sumergió sus dedos en mí cabeza y giró la suya para darnos un ángulo perfecto. Jadeé cuando mordió mí labio, el escosor mezclándose con el placer hizo mí polla doler. Gemí desde lo profundo de mí pecho cuando ella se terminó subiendo en mí regazo. Mí mano libre llendo directo a su culo perfecto y mullido, apretándola contra mí miembro duro y ansioso de su contacto.

-Naruto...-, gimio en mis labios mientras comenzaba a mover sus caderas sobre la mía, montándome por encima de la ropa.

Mí mano tiró de su pelo, ella jadeó mientras mí boca atacaba su cuello, su perfume de lavanda más fuerte allí. Sus gemidos se hicieron más fuertes mientras apretaba con fuerza mis ojos.

-Hinata...- si no se detenía me correría en mis boxer.

Ella no prestó atención cuando mis manos fueron a su cintura para detenerla. Hinata atacó mí cuello y mí oreja, haciendo que un hormigueó bajará desde mí estómago hasta mis pelotas.

-Hi-Hinata- me quejé-, y-yoo..

Su mano se cerró en mí cabello y me tiró hacía atrás con fuerza. Gruñí, porque era súper excitante.

-No te corras aún- gimió cuando la miré a los ojos-. Ni se te ocurra- gruñó.

Mis parpadeos se cerraron con fuerza, porque si su idea era que yo durará no podía mirarla. Lo que sentía era muy bueno, y si lo veía...

Apreté mis manos en su cintura y me mantuve quieto mientras ella seguía a su orgasmo, usándome para su placer

-¡Oh, si! Tan bueno, maldición- gritó mientras se frotaban con más fuerza.

Mis dientes se apretaron mientras mis labios se contraían por lo fuerte que lo estaba intentando. Cuando ella agarró mis muñecas y movió mis manos, mis ojos se abrieron mientras bajaba la cabeza para ver qué las ponía en sus pechos desnudos.

¿En qué momento se sacó la remera y el brasier? No tenía la puta idea, pero estaba muy agradecido. Ella me instó a que apretara sus pezones con mis dedos y, me quejé cuando sentí mí bragueta contra mí polla y boxer mojados de pre-semen.

-¿Tienes la polla muy dura Naruto?- Jadeé con un asentimiento-. Se siente tan grande- gimoteo -. ¿Puedo chupármela? Me encantaría que te corrieras en mis tetas.

-Si, si.. ahora- hablé rápido y sin aliento.

-No, ahora no. Cuando yo me corra- exigió Hinata moviéndose más lento y mas rápido por momentos.

-Joderrr. Que caliente eres, Hinata-, gruñí-. Me estás matando...

- Aprieta más fuerte mis pezones- hice lo que me pidió mientras se movía más rápido-. ¡Oh! Siii...- gimió mientras empezaba a temblar como si le hubiera agarrado una corriente eléctrica.

Yo la observé, totalmente sumergido en una espesa bruma sensual. Y cuando su cuerpo se calmó, ella me sonrió con los ojos perlas llenos de lujuria. Ella se movió más rápido que yo cuando quise besarla, ya no me importaba correrme en mis pantalones, sólo quería hacerlo. Pero Hinata se bajó y arrodilló entre mis piernas muy abiertas. Sus manos rápidas, me desabrocharon el cinturón y abrió mis pantalones, sacando mí polla dura como una piedra y totalmente mojada.

Hinata me dió una mirada mientras se mordía el labio y por el brillo de sus ojos, supe que aprobó mí grande y gruesa polla. Ella no perdió el tiempo y fue directo a sumergirla en su boca caliente y húmeda.

-¡Joder!- grite sin poder evitarlo cuando se la tragó mucho más profundo de lo que me lo habían hecho alguna vez, la cabeza de mí polla golpeando en su garganta.

Mí respiración errática mientras ella subía y bajaba con fuerza por todo mí eje con su boca, haciendo ruidos sexys y hambrientos. Cuando sentí una de sus manos acariciando mis bolas, me tensé...

- Voy a... voy a co-correme, Hinata- le avisé casi sin aliento.

Ella me sacó de su boca con una fuerte succión que sentí hasta mis bolas y masajeó mí polla con sus dos manos.

-Si, dámela toda Naruto. Quiero tu corrida en mis tetas.

Mí boca se abrió sin aliento mientras veía que usaba uno de sus brazos para levantar sus grandes senos y apretar mí polla entre ellos. Y ya no pude contenerme más.

Grité su nombre mientras me corría con fuerza, los chorros de mí semen cayendo por arriba de sus tetas y hasta en su mandíbula. Mis manos en un agarre de fierro sobre la tela que cubría su sofá. Mí cuerpo temblando y temblando, fue como si mí cabeza explotará en mil pedazos y estos fueran esparcidos por el universo.

Cuando él último chorro salió de mí polla, mí cuerpo colapsó sobre su sofá, mí respiración en jadeos duros mientras ella gemía suavemente. Apenas pude abrir mis párpados a media hasta, con lo saciado que estaba, y mirarla frotarse mí semen por sus pequeños pezones duros y por sus estupendas tetas y su fino cuello.

Mí polla se agitó, apesar del dolor sordo en mis pelotas y en parte me asombré que reaccionará tan rápido. Nunca me había pasado con....

¡MIERDA!

Salte del sillón, subieron mis pantalones y asustando a Hinata lo suficiente para que cayera de culo al suelo.

-¡Perdón! ¡Lo siento! ¡Yo.. yo no...

Ella me miró sin comprender y yo no pude seguir mirándola mientras estuviera con sus grandiosas tetas al aire y marcada por mí corrida. Mis piernas temblaban, pero agarre mí mochila y me moví a la puerta lo más rápido que pude.

No podía mirar a la cara a la señora Hinata... a la madre de Sasuke... La mujer que definitivamente no era mí novia.

Continuará...

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