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Señora Denisse XXVIII

Señora Denisse

Mí ceño se frunció cuando ví que metía el auto en su barrio. Miré a Denisse de reojo, sin saber que pensar de esto. Por lo que parecía, estábamos llendo a su casa. Pero...

¿Estaría Santiago?

Denisse no me había dicho mucho durante el corto viaje, simplemente escuchó mientras yo le decía la historia de mí prima. Vi las reacciones en su rostro, primero la sospecha y por último la culpa, también el enojo y... Tal vez un poco de alegría.

Mí polla seguía dura, mientras viera como se mordía el labio o sintiera su olor en mis dedos, era imposible que se bajará... o por lo menos mucho. Me mantuve con una casi erección todo el viaje. Cuando su auto comenzó a entrar a su terreno con camino al garaje, comenzó a llenarse más de sangre. Mí corazón agitándose al saber que pronto estaría dentro de Denisse.

No sabía si seguiríamos en la extraña relación que teníamos antes o si avanzaríamos un poco más. Mis dedos golpearon mis muslos con mí pantalón de chandal, mientras si garaje se abría para guardar el auto dentro. Agradecía no tener que soportar el gélido exterior, pero me estaba poniendo nervioso no saber quién estaba dentro de la casa.

—¿Y Santiago?— pregunté mientras Denisse maniobraba para meter el auto.

—Se fue con Alma y su familia unos días a esquiar—, contestó sin mirarme, concentrada en los movimientos del auto.

Por un lado suspiré aliviado, eso quería decir que no había nadie en la casa y podría follarme a Denisse en cualquier lugar. Mí polla se puso como piedra, agitándose, aprobó la idea. La maldita desgraciada estaba pasando un difícil momento de abstinencia de Denisse y estaba ansiosa por tener una sobredosis de su droga personal.

Y yo también...

Antes de que el auto se detenga dentro del garaje, yo ya estaba desabrochando mí cinturón. Denisse apagó el auto, pero se quedó mirando la pared del garaje en vez de hacer lo mismo que yo.

La miré preocupado de que diera un paso hacía atrás, que se hubiera arrepentido de haberme ido a buscar.

—¿Podemos hablar unos minutos, primero?— me preguntó.

Mí polla lloraba por ella, pero no era algo que me mataría... Al menos lo esperaba. Sería una muerte horrible por pelotas azules, pero por Denisse podía hacer cualquier cosa.

—Si, lo que quieras Delicia— le contesté, sin prestar atención a la protesta de mí polla y bolas adoloridas.

Denisse suspiró, tomó aire profundamente y lo largo lento y tendido. Ella volvió la mirada lentamente a mí, sus manos jugando en el volante.

— Hablé con Santiago..

Parpadeé ante eso, definitivamente no me lo esperaba.

—Yo..— siguió sin esperar respuesta—. No le hablé de lo nuestro. Le dije que estaba queriendo tener una relación seria con alguien—, ella se detuvo.

—¿Y que te dijo?— le pregunté al ver qué dudaba.

Denisse negó con la cabeza, haciendo que retuviera la respiración.

— Él reaccionó mejor de lo que esperaba. Está... se puede decir que contento. Aunque, aún no sabe que eres tú con quién quiero tener la relación seria.

Mí corazón golpeó duro en mí pecho, la sonrisa comenzando a nacer en mis labios. Quise alcanzarla, pero ella negó con la cabeza.

— Aún no sé si estoy lista para decírselo cuando llegue. Sé que tú quieres...

—Delicia, detente— la interrumpí. Ella me miró confundida—. No me importa cuándo se lo digas, estuve pensando en eso cuando estuve en las termas. Tú lo conoces mejor que yo—, mí mano se movió para correr un mechón de su pelo atrás de su oreja—. Eres su madre después de todo. Te amo y puedo esperar, sólo saber que tu correspondes a lo que siento.. es suficiente.

—Quiero hacerlo, Mateo. De verdad que quiero— dijo con la expresión adolorida.

—Lo sé, amor. Pero yo fui infantil al pedirte, prácticamente, que elijas entre tu hijo y yo. Era obvio cual sería tu preferencia. Aunque me parece que Santiago estaba bastante grande...

Denisse rió por primera vez desde que había vuelto de mi viaje.

— Es verdad. Pero él tiene algunos... problemas. No quiero tener que elegir, bebé. Porque ya sabes cuál será mí elección—. Yo asentí y era algo que más me enamoraba de Denisse.

—Lo sé, hermosa. Y lo acepto. Aunque eso no quiere decir que no pelearé por ti. ¿Lo sabes, no? Haré cualquier cosa.

Ella se mordió el labio y yo moví mis manos a la puerta del auto.

—Ahora salgamos de aquí que quiero follarte toda la tarde— gruñí.

Salí del auto sin esperarla, mis piernas moviéndose a el lado del conductor con una sonrisa depredadora en mí cara. Denisse reía mientras se sacaba el cinturón. Cuando abrí su puerta ella ya estaba por salir, la tomé de la mano y la ayudé a salir con cuidado. Una vez que sus piernas estuvieron fuera del auto, la tomé de la cintura y la pegué a mí cuerpo. Mí boca atacando la suya con desesperación, mí cuerpo ansioso por su contacto.

Mis manos se encargaron de desnudarla una vez que la senté en el capó del auto. Ella gimio cuando mis dedos fueron a sus pezones desnudos, mí boca bajando por su cuello suave y perfumado.

Mis papilas gustativas se volvieron locas cuando llegue a sus picos duros, los chupé y mordí como a Denisse le gustaba mientras sus manos se hundían en mí cabello. Mis manos se encargaron de su pantalón, gruñí en sus tetas pidiéndole que se levantará para arrancarlos de ella.

Una vez que el pantalón y las bragas estuvieron fuera, mí boca siguió atacando sus pechos grandes y tersos, pálidos y tan rosados. Sus pequeñas manos fueron a mí chandal y me lo bajó hasta que mí polla dura estuvo en su mano. Gemí y jadeé mientras me acariciaba, supe que no aguantaría mucho. Había estado mucho tiempo sin ella y aunque pareciera raro, no me había masturbado, así de deprimido estaba.

Mí respiración en jadeos fuertes tal vez fueron su señal, pero Denisse me separó de su cuerpo y se arrodilló en el suelo. Mis manos se apoyaron en el capó, para sostenerme mientras bajaba la mirada a ella.

Denisse me sonrió mientras acariciaba mí miembro. Verla tan hermosa, casi parecía inocente, a un lado de mí polla casi morada de la cantidad de sangre que estaba llendo allí, fue casi una orgásmico.

—¿Vas a chuparme la polla, Delicia?— gemí bajo.

Denisse sonrió, mis ojos achinándose al sentir el placer recorrer por mí estómago hacia mis bolas. Ella sacó su lengua rosa, dejándome verla, pasándola por mis pelotas adoloridas y apretadas.

La S salió entra mis dientes apretados en un largo gemido, mí respiración contenida.

Su lengua siguió subiendo, saboreando mí polla desde la base hasta la cabeza. Su músculo rodeó la punta que estaba goteando de semen y gimio suavemente al meterla dentro de su boca.

—Si, mí amor— jadeé. Ella la chupó para bajar más, tragando casi todo, su garganta haciendo eso que me encantaba. Mí cabeza cayó hacía atrás con los ojos fuertemente cerrados—. Oh, que bien. ¡Joder!

Mi culo se apretó intentado duro no moverme, mis uñas clavándose en el material duro de su auto. Bajé mí cabeza, mí rostro torcido por el placer, me mordí el labio mientras ella subía y bajaba por mí polla.

Denisse terminó de bajarme los pantalones hasta los tobillos, sus manos subiendo por la parte de atrás de mis piernas temblorosas. Otro siseó salio de mí boca mientras ella levantaba la mirada hacia mí sin dejar de chuparme con fuerza la cabeza, sus mejillas hundidas y sus ojos llenos de lujuria. Mis manos se hicieron puños para no agarrarla de la cabeza y joder su boca. Mis brazos se abultaron mientras hacía fuerza para no moverme de más.

—Delicia... Me encanta tu boca. Si, chúpame la polla, duro. ¡Oh mierda!— me quejé cuando hizo exactamente eso.

Denisse soltó mí pene con una succión, mientras sus manos apretaban mí trasero.

— Follame la boca, bebé. Córrete en mí garganta— gimoteo.

Ella abrió la boca, atacando a mí polla con todo de nuevo. Jadeé y comencé a mover mí cadera de adelante hacia atrás, lento, pero perdí todo cuando ella empujó duro mí culo para que la cabeza de mí polla golpeara en su garganta. Mí mano fue a su coronilla tomando mechones en un puño y comencé a follarla como me había pedido.

—Si, Delicia.. ¿Te vas a tragar toda mí c-corrida?.. ¡Joder! Si, amor... Que bien, que bien— gemí más fuerte cuando ella hizo ruidos de deleite desde su garganta. Mí boca abriéndose en una perfecta O mientras sentía que se acercaba un fuerte orgasmo—. Si, ahí viene Delicia. No te detengas, no, no— hablé rápido con mí desesperación, Denisse llevó una de sus manos a mis bolas y las apretó—. ¡Joder! ¡Me corro!—, prácticamente rugí.

Mí cuerpo tembló mientras chorros poderosos salían de mí polla dentro de la boca de Denisse. Grité su nombre, mis músculos tensos y abultados, en todo mí cuerpo reventando la piel de gallina, mí vista nublándose cuando Denisse siguió acariciando mí polla, intentado sacarme hasta la última gota de mí semen.

—Oh, mierda— murmuré mientras intentaba bajar, mí respiración caótica.

Un quejido dejando mis labios cuando mí polla ultra sensible se contrajo con otra chupada fuerte de Denisse. Mí mano haciendo que soltará mí polla saciada por el momento. Mis ojos bajando a ella para ver justo como Denisse me abría la boca para mostrar parte de mí semen blanco en su lengua para que luego ella se lo tragara.

Era la cosa más sexy del mundo, mí pene sólo necesitaría unos minutos para recuperarse. Mí manos acariciando su rostro.

—Ven aquí— susurré, no tenía la fuerza suficiente para levantarla.

Ella se levantó, su mirada caliente y su cuerpo desnudo. Mí boca besando la suya, su gusto mezclado con el mío.

—Te amo, Delicia.

—Y yo también te amo, bebé.

Y eso que no habíamos llegado a la habitación... Aún.

Continuará...

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