Capítulo 52 - Hatred in his eyes
Canción en multimedia:It took me by surprise — Maria Mena
Edit multimedia: Jashley [Hecho por OrtizCecy]
Capítulo 52 — Hatred in his eyes
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Me acomodo en las gradas, de nuevo Arianna y yo estamos después de clase viendo entrenar al equipo de rugby. Ella ya lo sabe todo, fue quien me recibió el martes "fingiendo" no saber lo que había pasado hasta que se rindió a los dos segundos cuando con un simple "Hola" por mi parte rompió el silencio. La madre de Jack la llamó, preocupada cuando él no atendía a razones en la sala de espera. Puede que no sepa toda la historia, pero sí lo suficiente como para no haberse querido separar de mí en estos días, es como si me hubiera envuelto entre mantas de seda, cuida cada palabra dicha a mi alrededor y trata de sacarme de mis pensamientos cada vez que me ve distraída.
Un día después sigue tomándose su "trabajo" demasiado en serio. Con la mirada puesta en el equipo, suelto un suspiro.
—¿Puedo hacerte una pregunta? —lanzo. Arianna baja el libro de política que estaba ojeando y lo echa a un lado. Lo tomo como una invitación—. ¿Qué es lo que tú piensas de la relación de Jack y mía?
Ben me dijo que algunos de los amigos de Jack parecían estar en contrar, necesito saber si ella es una de ellos porque como persona es la más inocente a la que he conocido. Es la que más imparcialmente pueda responder aquí. Se echa notoriamente hacia atrás al dejar de mirarme. No es una buena señal.
—No sé qué quieres que te diga, Ash.
—La verdad.
Se lo piensa, finalmente se encoge de hombros.
—Es que no sé qué opinar. Lo que he visto y me ha contado él me da que pensar, pero cómo lo cuenta me hace ver otra cosa.
Lo que pensaba.
—¿Sabes cuántas veces he visto que no iba a terminar bien y se lo he intentado explicar? —suelo con exasperación.
Arianna sonríe un poco, aleja todavía más su libro y me mira por fin.
—¿Qué esperabas? En fin, ya le conoces. Es como un niño, si tiene algo que quiere no va a soltarlo da igual cuánto trates de quitárselo.
—¿Quieres decir que para él sólo es como un juguete nuevo?
—¿Qué? No. No me refería a eso.
—Pues lo parecía.
—A ver, no. Empiezo de nuevo. Creo que podríais estar muy bien, pero que tenéis muchos roces todavía. Es como si tu fueras la negativa, y eso le está haciendo daño, pero para compensarlo él tiene que ser el positivo porque realmente está muy enganchado, y eso no le deja ser él. —Sin poder evitarlo, ambos buscamos su número entre los jugadores—. Incluso sus bromas son más forzadas, ya no tiene esa idiotez de antes y aunque jamás creí que diría esto, lo echo en falta. Parece haberse apaciguado y creo que en gran parte es porque siente que si no lo hacía, si no se volvía más positivo, más tranquilo, terminaríais. No creo que sea él mismo desde hace unos meses.
Quiero decirle que sigue bromeando, que es el Jack de siempre, pero yo más que nadie sé que el nivel ha bajado. Pensaba que era sólo entre nosotros, que ahora había otra clase de confianza, pero todavía recuerdo su sonrisa cuando el día en el que nos dieron las vacaciones de navidad salíamos de la biblioteca, le vacilé y dijo que echaba de menos esas bromas. Escondo las manos en los bolsillos de mi chaqueta para dejar de juguetear con la tela.
—No trato de culparte de nada —se apresura a añadir—, pero tú has preguntado, y no creo que debiera mentirte.
—¿Y qué se supone que tengo que hacer? Si sigo con él le hago daño, si le dejo, todavía más, y aunque quiera hacerlo no me deja, por lo que la relación cada vez está más dañada y volvemos al punto inicial. Así que dime, ¿qué hago? —Siento la impotencia.
—No lo sé y, aunque tuviera una idea, no es mía la decisión. Él no me perdonaría que me metiera en vuestra relación.
No me perdonaría que me metiera en vuestra relación. Recuerdo la forma en la que reaccionó cuando mencioné a Wyatt y me arrepiento de inmediato de haberlo hecho. Siento un incómodo nudo en mi garganta.
—Sólo dame una idea de qué hacer, de qué es mejor. Ari, por favor.
Ella suelta un suspiro y tiene que pensárselo durante un rato. En ese tiempo el entrenador hace señas y saca a Jack del amistoso que están jugando entre los miembros de su equipo. Estaba jugando bien, ¿de qué quiere quejarse ahora?
Desde aquí es audible el "Hijo, concéntrate, ¿quieres?" que le grita antes de que él termine de acercarse. No me gusta la forma tan brusca en la que se dirige a él, en la que le presiona, es como si dejara de ser su padre nada más ponerse ese uniforme.
—Siendote sincera, Ash, necesitas demostrarle que puede funcionar. Es decir, ¿sabes cuánto se está esforzando? Porque a mí me ha mantenido al teléfono durante muchísimas noches para que le explicase algo que tú habías hecho, lo que me recuerda a que voy a tener que empezar a pedirte consejo para entenderte. Le has frustrado muchísimo. Y, cuando digo muchísimo es muchísimo. Le he visto intentarlo todo porque realmente te quiere, lleva haciéndolo bastantes años. Todos sabíamos quién eras desde que empezásteis con vuestras bromitas, sólo que él tardó bastante en darse cuenta de que la atención que te prestaba era por algo más. Lo que me duele es que sé que eres una buena persona y todo, pero puedes ser también muy esquiva y eso es algo que él no entiende. Jack siempre ha sido de esas personas que mantienen a sus amigos cerca, que está mucho con ellos y con su familia, necesita estar cerca de las personas, y contigo no le estás dejando. Si no pierde esa falsa imagen que ha adoptado para estar bien contigo va a salir muy quemado.
Falsa imagen. ¿Es eso lo que está haciendo? ¿actuar?
"¿Se puede saber dónde tienes la cabeza?", insiste el entrenador en un tono demasiado alto como para dejarlo pasar.
Estamos a tres gradas y unos metros de distancia, pero al entrenador es imposible no escucharle. Las respuesta de Jack, en cambio, son otra cosa.
Él se ve cansado, sostiene con esfuerzo la mirada a su padre. Puede parecer calmado, concentrado, pero su padre ha visto que algo estaba mal. Incluso yo le he notado distraído durante el entrenamiento, es decir, desde que empecé a venir nunca había fallado al recibir pases, quizás uno cada par de semanas, pero en la última media hora ya ha perdido dos. Ahora mantiene la mano cerrada con fuerza sobre la parte baja de su camiseta.
—No quiero una disculpa, quiero que te concentres.
Busco la mirada de Arianna al sentir la molestia por cómo el padre de Jack le está hablando. Lo hace con una frialdad y tono que demuestra todo menos que son familia. Quizás lo estoy viendo yo, o puede que lo esté imaginando al ver cómo Jack va reaccionando.
—Lo estaba haciendo bien, ¿por qué su padre tiene que presionarle siempre? —Le pregunto en bajo a Arianna. Ella se encoge de hombros—. Le trata peor que al resto.
En cierta forma busco dejar el tema de segundos atrás a un lado hasta poder asimilarlo. Agradezco que ella lo entienda y haga lo mismo.
—Siempre es así, ya lo sabes —responde Arianna en lo que les da rápidas miradas. Siguen hablando, pero ahora demasiado bajo como para que podamos escucharlo—. Además tiene razón, no está jugando como siempre.
—Pero no por eso tiene que sacarle delante de todo el mundo y hablarle como lo hace.
—Eh, que en esto estoy de tu parte, no es a mí a quien le tienes que convencer.
Ahí me doy cuenta de cómo me he alterado y me aclaro la garganta para ignorarlo. En un momento dado el padre de Jack mira hacia aquí, después dice algo más y creo poder escuchar: "Van a tener que irse".
La respuesta de Jack es alta e inmediata.
—¿Qué? No —dice.
—Quiero a mi equipo centrado —sigue su padre.
No aparto la mirada de ellos, de su discusión aunque de nuevo dejo de poder escucharla. Pasan unos minutos hasta que veo a Jack alejarse indignado. Se mete en los vestuarios sin darnos una sola mirada, algo tan impropio de él que no tardo en recoger mi mochila y darle una rápida disculpa a Arianna para ir detrás de él.
He conseguido poder volver a lo de antes, a volver andando siempre y cuando no lo haga sola, algo que con toda la seguridad que hay ahora por nuestra calle y alrededores sin contar con que han detectado el uso de la tarjeta de crédito de Marina a cuatro horas de aquí, se ha vuelto más fácil. Así que Arianna sabe que volveré, porque siempre nos vamos juntas, nosotras y con ese grupo de tres que siempre van unos pasos por delante.
Doy una mirada rápida detrás de mí para asegurarme de que nadie me vea empujar la puerta de los vestuarios masculinos y entrar.
Una vez dentro, sólo hay un silencio roto por el sonido de una taquilla cerrándose con fuerza y una mochila cayendo al suelo. Doy un par de pasos más dentro, el único cuerpo es el de Jack. Chuta su propia mochila antes de sentarse en el banco, con los codos clavados sobre sus muslos y apoyando el rostro sobre sus manos. Está cansado, agotado.
Me tomo un momento antes de llegar a su lado, sé cuándo ha escuchado mis pasos porque su cuerpo se tensa. Al sentarme a su lado levanta la cabeza, me mira y se ve abatido. Deslizo una mano sobre su espalda.
Solo es en este momento, cuando siento esa presión tan fuerte en el pecho al verle mal, sé que lo que diga cualquier otra persona sobre nosotros no puede importarme menos. Porque ahora mismo, con una sola mirada, la conexión y comprensión entre nosotros que existe es tal que romperla sería una estupidez.
—¿Cómo estás? —pregunto en voz baja.
—No quiero jugar más.
—Entonces déjalo.
Mi intento por hacerle ver que todo puede ir bien consigue lo contrario. Él me mira atónito antes de echarse hacia atrás y forzarme con el gesto a apartar la mano de su espalda.
—Es que no quiero dejarlo.
—Pero si acabas de decir que...
—No lo entiendes —murmura al ponerse en pie, alterado—. No quiero dejarlo.
—Siempre me has dicho que no era lo que querías hacer, Jack.
—Pero era lo que le gustaba a mi hermano.
Mis palabras son un intento de tranquilizarle, un tono suave y palabras lentas para conseguir su calma mientras que las suyas son apresuradas, bruscas, como dagas siendo lanzadas una tras otra.
—No tienes que ser como tu hermano —digo.
—No estoy siendo él.
—Lo único que haces es tratar de suplantarle en vez de ser tu propia persona, Jack.
Sé que no han sido las mejores palabras al ver cómo sus facciones se endurecen y los nervios pasan a convertirse en frialdad.
—Es mejor que te vayas, Ashley.
—Jack...
—No quiero discutir contigo, por favor, vete.
—No tenemos por qué discutir.
—Vamos a terminar haciéndolo porque tú vas a seguir queriendo tener la razón cuando ni siquiera entiendes el tema.
—Entonces explícamelo. Jack llevas mal por lo de tu hermano mucho tiempo, te he visto beber en exceso porque eso te ha llevado a discutir con tu padre. —Una mirada por su parte debería haber sido suficiente advertencia, pero en vez de callar elevo el tono para ser escuchada—. Admitiste que jugas al rugby, por él, tratas de ser el mejor, por él, no dejas de compararte con él. Seguir jugando sólo te está haciendo daño.
—¡Ashley, basta! —Sé que yo también había estado hablando demasiado alto cuando él tiene que gritar para conseguir acallarme. Cuando quiero darme cuenta ya me he puesto en pie, gesticulando en exceso para hacerle entender mi punto.
¡Él mismo me lo confesó! ¿Por qué lo niega ahora?
—No puedes seguir —insisto entredientes. No quiero seguir viéndole sufrir por esto. No puedo seguir viéndolo sin hacer nada para evitarlo.
—¡Este no es tu tema! —Se da cuenta de cómo ha saltado y pese a mostrar cierto rastro de arrepentimiento se niega a poner una disculpa sobre sus labios—. ¡Deja de opinar sobre lo que no sabes!
—¿De lo que no sé? ¿Sabes cuán mal te he llegado a ver por esto?
—Déjalo.
—¡No quiero dejarlo! Jack, no te está haciendo ningún bien. Eres una gran persona, un gran hijo, amigo y hermano, quizás ha llegado el momento de dejar de vivir tu vida y la de Spencer para centrarte en la tuya.
—No le menciones —dice entredientes. Su advertencia se vuelve más clara y sé que decir que estoy pisando un tema delicado es poco—. Que estemos saliendo no te da derecho a decirme lo que hacer.
Pero, ¿qué quiere? Esto pasará, él volverá y todo seguirá empeorando de nuevo poco a poco. La presión podrá con él
—Sólo digo que te está haciendo daño y quizás sea hora de dejarle ir.
Eso termina con cualquier rastro de cuidado que haya estado manteniendo. Y estalla. Simplemente estalla con una frase que me hace callar, que me roba las ganas de hablar y logra un completo malestar en mi cuerpo.
—No tienes opinión aquí, Ashley, ¿queda claro? Mi familia queda fuera de tus límites —marca sin rastro alguno de cordialidad.
Eso llega con un golpe. Hace que me sienta dolida de una forma indescriptible, ¿cómo puede darme esto más ganas de llorar que cualquier discusión con los Daking? El estómago se me revuelve y sé que no tardaré mucho en llorar si sigo aquí. Ha puesto un límite que había parecido no existir. Hemos pasado meses contándonos nuestros problemas, me ha dejado ayudar y yo le he dejado hacer lo mismo. Ambos sabemos que el punto débil del otro es la familia. Ahora no sólo lo ha cortado, es como si me hubiera pateado fuera de su vida, así es como se siente. Trago saliva y aun sabiendo que él está mal, que sólo ha saltado, el comentario me ha hecho suficiente daño como para devolvérselo.
¿Cómo puede alguien causar tanta repercusión con un solo comentario?
—Entonces la mía también va a quedar fuera del tuyo. Que tengas una buena tarde, Jackson.
Recojo mi mochila y salgo del vestuario a toda prisa. Detrás de mí escucho de nuevo el ruido causado por el alboroto que Jack está armando dentro del vestuario. Tengo que guardarme las ganas de echar a correr hasta Arianna en busca de refugio, en su lugar agradezco la brisa para conseguir mantener mis emociones a raya y vuelvo con tranquilidad hacia ella.
Arianna me conoce y ladea ligeramente la cabeza al verme, dudosa. Antes de que pueda preguntar yo ya he hablado.
—¿Podemos irnos?
No cuestiona. Se muerde el labio y le da una última mirada a los vestuarios antes de asentir. Supongo que luego le preguntará a él. Que le pregunte cuanto quiera, por ahora lo único que quiero, por tonto que suene, es llegar a mi casa y romper a llorar. ¿Cómo algo así, tan suave, puede causarme el daño que nadie había podido causarme desde Eric?
(...)
Una vez en casa apenas puedo concentrarme. Intento estudiar y no se me quedan ni dos palabras, tampoco entiendo el más fácil de los conceptos. Trato de dibujar y mi cabeza no quiere formar figura alguna. Hago el amago de llamar a Ben y las palabras desaparecen de mis labios.
Le he presionado. He presionado a Jack más de lo que él podía soportar y él ha encontrado la forma de hacérmelo saber.
Ahora me dejo caer sobre mi cama para pensar en silencio lo que queda de tarde. Antes de cenar Brigitte aparece, con unos papeles en sus manos y un semblante tan serio que me siento de inmediato.
—¿Ha pasado algo? —pregunto al momento.
Ella se acerca y sienta a los pies de mi cama. Apoya los papeles, los folletos sobre el edredón y los empuja para que queden más cerca de mí. Les doy una rápida mirada, uno de ellos tiene imágenes de un edificio, no me atrevo a mirarlo por más tiempo.
—Han encontrado a quien utilizó la tarjeta de Marina, no era ella. No se sabe dónde podría estar.
Bajo la mirada. Así que ahora mismo ella podría estar en esta misma calle y no lo sabríamos.
—Hasta que las cosas se calmen Charles y yo hemos pensado que quizás sería mejor que estuvieras en un lugar más vigilado. —Señala los folletos—. Hay un internado en Carolina del Norte para casos como el tuyo. Es pequeño, con gran seguridad y clases de pocos alumnos. Ellos aceptan a adolescentes que estén en alguna clase de peligro o que necesitan más protección en general. Conozco a alguien que ha escuchado de tu caso y podría conseguirte una plaza.
Alcanzo el primer folleto, debajo hay algunos papeles sobre el mismo lugar.
—Dudo que haya algún otro en el que puedan aceptarte estando casi en abril. Además, allí hay mucha vigilancia, una que ahora mismo no podemos darte aquí.
Dejo la hoja caer.
—No quiero irme.
—No es que quieras o no quieras, Ashley, es por tu seguridad.
—Aquí ya hay policías —defiendo.
—Que no pueden pasarse las veinticuatro horas vigilándote. Hasta que no sepan dónde está Marina esta es la mejor opción. Podrías estar allí a final de semana.
¿A final de semana? ¿De esta semana? El aire se traba en mis pulmones por unos segundos.
—No quiero ir, estoy bien aquí.
Brigitte hace el amago de recoger las hojas que ha traído, pero finalmente las deja sobre mi cama. Se pone en pie.
—Como he dicho, no se trata de querer o no querer.
Lo entiendo antes de que ella pueda salir de mi habitación. Y, aunque le pregunto en un grito si no se supone que yo tenga voto en esto, ella no le da importancia y se va. Va a sacarme de aquí, va a alejarme quiera o no quiera. Para cuando logro asimilar la forma en la que todo ha cambiado desde este sábado estoy mareada. No sé si es por el mareo, un desmayo o por puro agotamiento, pero cierro los ojos y caigo rendida sobre mi cama.
Esta noche, tengo pesadillas. Tengo tantas que la línea entre la realidad y esa oscuridad en mi mente desaparece por completo.
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Después de cambiar 182734 veces el final, croe que voy a quedarme con el que decidí al empezar la historia, a ver qué tal va ♥
Parece que el "Tienes que dejar ir a Spencer" ha tocado los nervios de Jack.
Para Jack el tema de su hermano y padre siempre ha sido muy delicado, parece que al fin ha estallado por completo. Pero, eh, ¡SIGUEN JUNTOS NO ASUSTARSE! Todas las parejas tienen discusiones, la cosa es a ver cómo sigue esta, sobre todo después de lo que acaba de hacer Brigitte...
¡NOS ALEJAN A ASHLEY!
Por un lado mejor, recordemos que están tratando de matarla, pero, por otro, pobre, ella no quiere irse </3
#AcabaráBien
#AcabaráBienPeroSinJashley
#AcabaráMal
#AcabaráMalPeroConJashley
—Lana 🐾
Pregunta del capítulo: si pudierais tener un superponer, ¿cuál sería? [Yo el de volar, tengo un algo por las caídas libre ♥]
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