Capítulo 47 - Him & I
Canción en multimedia: Give me hope — Three Laws
Capítulo cuarenta y siete — Him & I ღ
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—¿Vas a estar mucho tiempo enfadado conmigo? —lanzo.
Jack suelta una queja y sus manos se cierran con más fuerza sobre el volante.
—¿Ahora ni siquiera me respondes, Jackson?
—Estoy conduciendo, Ashley.
—¿Y?
—Que dejes de distraerme.
"Que dejes de distraerme", repito en mi cabeza. ¿Desde cuándo no hablamos mientras que él conduce? Me cruzo de brazos, clavo la mirada en el exterior y me niego a ser yo quien vuelva a hablar. ¿Qué razón tiene para enfadarse? Ninguna. Eso es lo que no dejo de pensar en el camino de vuelta y, aun así, encuentro mi orgullo caer cuando en mi interior la mezcla de incómodas emociones que su reacción ha causado me obligan a arreglar las cosas.
—Antes has dicho que no te enfadarías. —Siento mi victoria, pero sé que desaparece de mi poder al encontrarme con un seco "Y no lo he hecho" por su parte—. Que lo digas no lo convierte en verdad.
—Ashley, basta.
—¿Pero basta de qué? Joder lo único que intento es que estemos bien y tú no quieres colaborar.
Da un volantazo tan brusco que por un momento creo que vamos a salirnos de la carretera y en cierta forma supongo que es lo que hemos hecho. Escucho el claxon de algún conductor indignado detrás de nosotros en lo que Jack toma un pequeño desvío hacia una zona alejada. El coche se mueve bruscamente al dejar el asfalto atrás. Hay árboles a nuestro alrededor hasta llegar a un aparcamiento desierto improvisado que más bien parece un descampado. El único coche que hay es el de Jack cuando aparca en el mismísimo medio y a una distancia prudente de lo que parece un acantilado a pocos metros de nosotros. Bloquea las puertas y se quita el cinturón para poder subir una pierna sobre el asiento y girarse hacia mí.
—¿No entiendes que si no quiero hablar contigo es porque no quiero decir nada de lo que luego me pueda arrepentir? Déjalo estar y mañana todo estará bien.
—Pero no quiero dejarlo estar. —Y mis emociones me la juegan. Si llevo desde que he sabido que Sean había vuelto con los nervios a flor de piel el encuentro con Emmy lo ha empeorado todo, ha robado toda la estabilidad emocional que he llegado a sentir y ya no tengo el poder completo sobre mi cuerpo. Ahora juega en mi contra, con la ventaja de que mentalmente estoy tan agotada que no puedo subir de nuevo las barreras. Y vuelvo a sentir como el mínimo desequilibrio que me suma me tira al suelo.
Lo que menos quiero es estar mal con él ahora, saber que hay algo mal me robaría el sueño por completo y acapararía cada uno de mis pensamientos. La noche sería difícil. Cuando se niega a decir algo más me rindo y giro hacia la puerta para no tener que encararle. Está bien, que gane él, estoy cansada.
Pasan unos segundos hasta que siento el contacto sobre mi espalda, me remuevo para hacerlo desaparecer y escucho un golpe contra el volante. Me digo que me da igual. Cierro los ojos.
—Ashley, ¿todavía no lo entiendes?
Tendría que callarme, pero cuando él guarda silencio no soy capaz de mantener el mío por más tiempo.
—¿Entender que no quieres que te hable?
—No. Entender que tengo miedo de perderte.
Esa es la mayor estupidez que he escuchado en mi vida. Con lentitud, me recompongo lo suficiente en el asiento como para poder mirarle. Me dedica un intento de sonrisa.
—¿Y qué?
—¿Cómo que "y qué"? —murmura incrédulo—. Maldita sea, Ashley, ¿por qué tienes que ser siempre tan obstinada? ¿Tengo que decírtelo yo todo? ¿No puedes ver que me estaba muriendo de celos por ver que le ponías por delante a él?
—Yo no he puesto por delante a Sean, si tan poca gracia te hacía podías simplemente habérmelo dicho y no comportarte como un idiota.
—¿Y de qué hubiera servido? ¿Con qué derecho puedo decirte con quién estar y con quién no?
—¡Si tan claro tienes eso no entiendo por qué te enfadas después!
—¡No estoy enfadado! —Gruñe con cansancio. Su mirada se clava en mí con una sumisión que jamás había visto. Es la más pura imagen de alguien que se ha dado por vencido después de jugar su última partida. Pasa una mano por su pelo, una, dos veces. Después la desliza sobre su rostro y, al apartarla, dice las palabras que más daño podrían haberme hecho—. No puedo hacerlo. Lo siento, ha sido mala idea.
Lo capto al vuelo.
—¿Salir juntos ha sido mala idea?
—No. Sí. No lo sé, ¿vale?
Le veo apoyar ambas manos sobre el volante y la frente sobre ellas, me quedo en silencio, incapaz de moverme por miedo a terminar de cortar una cuerda que él ya ha dejado demasiado fina. Sin saber bien qué me lleva a eso, me quito el cinturón, deslizo una mano hasta su cuello y consigo moverle. Jack lo acepta y se apoya sobre mi cuerpo, esconde el rostro en el hueco de mi hombro y sus manos se cierran en la parte baja de mi espalda.
Me doy un momento para poder hablar sin que se note el temblor en mi voz, abro y cierro la boca hasta que las palabras por fin salen seguras a través de mis labios.
—No puedo perderte —confieso.
No puedo, quiero o estoy dispuesta a ello. Después de este mes no puedo volver a ser simplemente su amiga, no sería capaz de conformarme con eso, tampoco de aguantar su ausencia completa y lo único que conseguiría sería dañarme.
—Jack, no quiero perderte.
Se echa hacia atrás.
—¿Y crees que yo sí? —Aparta un mechón de pelo de mi rostro y siento el calor de sus dedos sobre mi piel—. Lo único en lo que he podido pensar en toda la tarde era que tenía miedo de que te dieras cuenta de que quizás Sean podía darte algo que yo no. De que te dieras cuenta de que mereces a alguien mejor.
—¿A alguien mejor? —pregunto incrédula—. No hay nadie mejor.
No me cree, lo noto en su mirada y antes de que pueda alejarse más cierro la mano en su nuca para mantener la corta distancia. Con eso, sigo.
—Eres la mejor persona a la que he conocido. Puedes ser molesto y tener un humor algo pesado algunas veces, pero me haces feliz. Sean ha venido porque me debía una, me llevó a ver a una antigua compañera del orfanato que una vez fue como mi hermana, pero sólo eso. Apenas hablamos, ni siquiera se quedó. Sólo me llevó al colegio donde está ella ahora y me dejó allí. Jack, de lo que me he dado cuenta es de que ya tengo a la mejor persona a la que podría tener a mi lado. ¿Cómo puede haber alguien mejor para mí que el chico del que, aunque todavía no sé bien por qué, me he enamorado? —Ya está, lo he dicho.
Lo he dicho.
Y en voz alta.
¡Diablos, Ashley, ¿qué acabas de hacer?!
Una sonrisa genuina crece sobre sus labios, está apunto de hablar cuando tapo su boca con mi mano.
—Ignora eso, ¿vale? —Como un niño, chupa la palma de mi mano—. Iugh, ¡Jack!
Aparto la mano, él desliza la suya sobre mi cabello y me atrae contra sus labios. No es un beso suave. No. Es algo tan brusco que por un momento parece que voy a romperme. Luego la intensidad arde por todo mi cuerpo. Estoy temblando cuando cierro mis brazos a su alrededor y dejo que ahoguemos los miedos en los labios del otro.
Entiendo cómo se siente porque es lo mismo que yo he sentido hacia él, ese miedo a perderle contra alguien que pueda darle lo que yo no creo poder. Es una inseguridad en mí misma lo que reflejo y encontrar lo mismo en él mezcla mis emociones en un extraño confort.
Estoy incómoda, es difícil estar cómoda desde el asiento de al lado así que me levanto un poco y paso una pierna sobre su cuerpo. Apoya la espalda contra su respaldo y yo cierro las manos sobre sus hombros. Mi corazón se acelera y las emociones que se habían mezclado y estallado en mi interior se centran para enfocarse sólo en él. Dejo de preguntarme lo que estoy haciendo y simplemente disfruto de su roce, de la forma en la que sus labios se deslizan sobre los míos alternando brusquedad y una excitante suavidad.
Cuando quiero darme cuenta sus labios han trazado un camino a través de mi mandíbula, rodeado mi cuello y su mano aparta las prendas de mi hombro para besar mi piel.
Ahí lo sé. Y, con mi mente todavía algo empañada, me echo hacia atrás y tiro de la tela de su camiseta para volver a encontrarme con sus labios, cuando me separo, mirándole con expectación, sé que nos estamos haciendo la misma pregunta.
Estamos solos. Solos en un desvío hacia la montaña donde los únicos testigos de nuestra presencia son los árboles y pájaros que vuelan alrededor.
—Eres todo lo que quiero —susurro contra sus labios.
Su respiración se mezcla con la mía.
—Tú eres todo lo que siempre he querido.
Un mes. Hemos salido durante un mes y poco me importa cuando le guío conmigo hasta los asientos de atrás. Su mirada en ningún momento deja ir la mía, es hipnótico, una atención que nos bloquea del exterior. Deja su chaqueta en los asientos de delante y mis manos recorren su piel bajo la camiseta.
Le aseguro que todo está bien y que no tenemos de qué preocuparnos esperando que entienda que cualquier precaución que debamos tener ya está tomada. Todo gracias a que las pastillas anticonceptivas me fueron recomendadas para regular el ciclo menstrual y ahora desde hace más de un año tomo con cada desayuno.
Vuelvo a encontrar sus labios, expertos al marcar el ritmo que no me esfuerzo por cambiar.
Mi cuerpo arde con cada roce, con cada beso. Todo en mí reacciona a él como si hubiera estado esperando poder hacerlo desde hace tanto tiempo que ahora estalla bajo su tacto.
Y, entre el íntimo momento en el que dudo que alguno de los dos haya esperado que fuera a suceder al habernos subido a su coche, sus labios se acercan a mi oído para confesar eso que consigue que el calor en mi corazón casi iguale el de mi cuerpo.
"Creo que yo también me he enamorado de ti."
La ropa sigue cayendo.
Después lo único que quedan son suspiros.
(...)
—¿Qué? —Pregunto cuando Jack no aparta la mirada y la sonrisa genuina que hay sobre sus labios tampoco llega a desaparecer. Sé que la mía tampoco lo hace.
—¿Qué? —repite.
Esa tontería me hace reír, a él también antes de acomodar su rostro sobre mi clavícula, siento su sonrisa contra mi piel. Su brazo se ha cerrado en mi espalda y se niega a apartarlo.
—Tendríamos que ir volviendo —digo.
—Tendríamos.
No me queda claro que haya entendido lo que le he dicho porque se toma la confianza de seguir ese camino sobre mi cuello que tantas veces ya ha marcado durante los últimos minutos. Un placentero escalofrío recorre mi columna cuando se centra en un único punto que, por segunda vez, me está desarmando por completo.
—Jack, tengo frío.
—No.
Lleva su mano libre a mi barbilla, sus dedos trazan mis facciones con su absoluta atención hasta caer sobre mis labios, después son sus labios los que rozan los míos.
—No puedes decir que no a todo sólo porque no quieras irte.
—Sí —murmura, de nuevo, abriéndose un hueco para poder profundizar el beso. Me cuesta ser la voz de la razón si sigue comportándose así.
—Vámonos —pido.
Él deja escapar un "Uh-uh" a modo de negación.
—Cariño —llamo—, a las siete y cuarto tengo que estar en la biblioteca porque van a ir a buscarme allí.
Por una vez sí obtengo reacción por su parte, aunque por la sonrisa que me dedica dudo que se haya quedado con algo que no haya sido el apodo que él ha empezado a usar en mí y ahora se me está pegando.
—Nos vamos.
Finalmente lo acepta, se sienta y pasa una mano por su pelo antes de empezar a recoger la ropa arrugada que ha quedado en la parte de los pies del coche. Hago lo mismo con la mía, vistiéndome como puedo en el asiento de atrás de su coche. Había esperado que siendo la primera vez con él me iba a sentir más expuesta o, al menos, con más vergüenza, pero ha sido lo contrario, como si la confianza ya hubiera llegado el punto en el que nada puede perjudicarla.
Cuando Jack ya está vestido pasa entre el hueco de los asientos delanteros hasta llegar a su asiento, yo le sigo poco después. Antes de poder llegar a mi asiento Jack cierra los brazos a mi alrededor y termino sobre su regazo.
Lleva las manos hacia el volante y por un momento creo que su plan es conducir así.
—¿Qué haces? —pregunto.
—¿No querías que nos fuéramos?
Encuentro su tono y tenso la mandíbula al recordarme que de inocente no tiene nada.
—No puedes conducir así.
—¿Me estás retando?
—¿Qué? ¡No! —No, no, no, no—. Jack, ni se te ocurra tomártelo como un reto porque te juro que me bajo del coche estando en marcha.
Él se ríe con fuerza y me deja marchar.
Tomo el asiento del copiloto, me pongo el cinturón y bajo un poco la ventanilla antes de tratar de organizarme el pelo. Rendida, lo recojo en una coleta alta.
Durante el camino de vuelta sólo puedo pensar en lo que acaba de pasar. No con arrepentimiento, pero no había esperado que la primera vez que Jack y yo llegáramos a acostarnos fuera a ser en la parte de atrás de su coche. Eso hace que por un segundo me sienta avergonzada, lo hago hasta que siento su mano buscar la mía y cerrar los dedos con fuerza alrededor de los míos.
¿A quién quiero engañar? Decir que ha estado bien es poco y cuando cierro ambas manos sobre la suya y llevo sus nudillos hasta mis labios espero que entienda el gesto. Algo que le avise de que no tengo intención de sentirme incómoda o evitar la cercanía con él por lo que acaba de pasar, al contrario.
Me suelta para cambiar de marcha y ahí le dejo ir.
Y pensar que hemos empezado discutiendo.
La certeza llega a mi mente y por muy mala idea que me parezca siento la necesidad de asegurarme de que todo esté bien entre nosotros para poder quedarme tranquila.
—Jack, respecto a lo de que te ha molestado que...
—No lo digas —pide.
—Sólo necesito saber si...
—Todo está bien —Y cuando lo dice me dedica una corta mirada y una sonrisa que sella sus palabras. Baja un poco la velocidad al volver a la carretera y vuelve a cerrar su mano sobre la mía—. Sólo ha sido un mal momento, sabes que no es el primero ni último que he tenido.
Odio verle perder la confianza en sí mismo como lo hace en algunas ocasiones, me duele el momento en el que vuelve a ver su imagen distorsionada y empieza a pensar lo peor de sí mismo. Parece ser que no es sólo cuando bebe, por tercera vez he presenciado la parte que más me gustaría poder arreglar de él: su forma de pensar de sí mismo.
—Gracias por estar en mi vida. —Mis palabras le gustan y relajan tanto como había esperado, le doy algo que contrarreste el mal momento que ha tenido y sé que sin tener que decirlo, es algo que agradece.
Nos dan las siete y diez para cuando llegamos a la biblioteca y Jack sale del coche también. Sale sólo para besarme una última vez antes de que yo vuelva a casa.
—Al final no me has contado por qué llorabas —dice, pero besarle se ha vuelto hoy una mecha que apaga mis pensamientos e incendia mi cuerpo.
—¿Qué?
—¿Por qué llorabas? —insiste, su respiración meclándose con la mía por su cercanía. Cierra las manos sobre mi cintura y con el gesto me obliga a mantener la espalda apoyada contra su coche para no perder el equilibrio.
—Era por... ¿Sabes la...? —Ashley, céntrate. Deja de mirarle, concéntrate—. No sé si te hable de una niña que era como mi hermana pequeña en el orfanato, a ella la adoptaron hace cinco años y verla hoy me ha tocado la fibra sensible. Supongo que también me ha afectado saber que tiene una familia grande y feliz, y yo no. Y que ella sabe quiénes son sus padres y yo no quiénes son los míos.
—Puedes saberlo, en cuanto cumplas en mayo te acompañaré si quieres e iremos a que te den sus nombres.
—Jack, cumplo en febrero.
—¿Como que en febrero?
—El trece de febrero.
—No, era en mayo.
—Creo que sé cuándo es mi cumpleaños —sonrío.
—¿Cumples en pre-San Valentín?
—¿Quién le llama así a ese día? Pero sí, supongo que sí. ¿Tú crees... crees que debería ir por mi cuenta y preguntar?
—Claro.
—¿Sí?
—Sí —afirma.
—¿Sabes qué? Puede que lo haga.
—Tienes que hacerlo.
—Iré sin que los Daking lo sepan en cuanto cumpla los dieciocho.
Jack me sonríe, pasa el dorso de su mano por mi mejilla y yo inclino la cabeza para grabar su tacto sobre mi piel. Ahí un plan se forma en mi cabeza.
—Si quiero ir sin que se enteren voy a necesitar tu ayuda —digo.
Jack me mira intrigado, pero no se niega, al contrario, su sonrisa aumenta y me dedica ese "Para lo que sea" que sella nuestro improvisado plan.
Me ha dado el empujón que me faltaba.
Averiguaré quiénes son mis padres lo quieran los Daking o no
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Espero que os haya gustado el capítulo ♥
Así que Ashley y Jack... ¿vosotros...
Qué pillines.
¿Creéis que ha sido para bien y que las cosas entre ellos se reforzarán? ¿O que más que porque querían se alguien ha usado a otro alguien como distracción? *coff* Ashley no señalo a nadie que acostumbraba a hacer eso *coooffff* #Contadme
Es hora de ir atando cabos sueltos, sólo diré que más de una persona van a volver en los próximos capítulos y que ¡pronto tendremos un POV Jack! Dentro de dos capítulos para ser exactos ♥
Nos leemos el sábado que viene con el BOOM, ¿tenéis los corazones preparados?
Supongo que con ese final y sabiendo que pasará en el próximo ya tendréis algunas hipótesis, ¿o me equivoco? Dejádmelas en esta línea;)
¡Un beso! & espero que tengáis una semana fantástica.
—Lana 🐾
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