Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 34 - Convicción

Canción en multimedia: Evaporate — Gabrielle Aplin

Chico en multimedia: Noah Saulnier (Joshua Anthony Brand)

Capítulo treinta y cuatro — Convicción

──── ∗ ⋅✦⋅ ∗ ────

Golpeteo la agenda con mi bolígrafo, en mi cabeza intento hacer tiempo para todo. Si todo va bien podré preparar el examen de química a lo largo de la próxima semana, quizás con algo de tiempo para terminar el trabajo de filosofía el lunes. Hago un trazo rápido sobre esa fecha. El libro de Emily Brontë lo podría leer este fin de semana y tratar de hacer el comentario el domingo a la tarde. Iría algo justa para entregarlo, pero podría tener tiempo.

Le doy un mordisco a mi manzana y apunto "Literatura/comentario" en el domingo.

—Llevas desaparecida todo el día —Jack me quita un auricular al sentarse. Su bandeja tiene también esta vez un par de bolsas de patatas que ha debido de traerse de casa. Escucho las voces de Trevor y Ginny cerca y termino por quitarme ambos auriculares, me cuesta acostumbrarme a su forma de tratar de meterme en cada conversación, evadirme durante el almuerzo es imposible con ellos aquí—. ¿Qué haces?

Levanto un poco el brazo para que Jack pueda arrastrar mi agenda hasta él. Lee lo que tengo apuntado para la próxima semana muy por encima, después pasa las páginas hacia atrás. Están llena de colores, de anotaciones subrayadas y post-it con más anotaciones. Hay desde e-mails hasta números de teléfonos de distintas universidades o personas con las que he tenido que hablar para informarme al hace alguno de mis trabajos para clase. Brigitte siempre lo dice: si vas a hacer algo, hazlo perfecto, nadie llega alto haciendo las cosas por hacer.

Y, por una vez en mi vida, me dio algo que terminó sirviendo para algo.

—O tomas el doble de clases que yo o me he saltado más de la mitad de los trabajos que había que hacer —murmura.

—Eres muy distraído —Recupero mi agenda, la guardo de vuelta en mi mochila y dejo caer el bolígrafo dentro antes de saludar a una alegre Arianna—. ¿Puedes quedar el lunes para hacer el comentario crítico de filosofía?

Ella termina de rehacerse la coleta, pensándoselo.

—Ginny —llama—, ¿cómo ha quedado al final el cambio de horario? ¿Hay entrena los lunes?

La pelirroja mira, casi sin darse cuenta, a la mesa en la que quedan el resto de chicas de su equipo. Lo hace como si estuviera a punto de preguntar algo que al finaron sale de sus labios. Finalmente tuerce sus labios y habla.

—Los lunes hay hora y media desde que terminan las clases.

—¿Y crees que podría faltar? Tengo que hacer un trabajo y...

—Puedes —interrumpe Ginny—, pero entonces no jugarás la semana que viene, conoces las reglas.

Arianna me mira dudosa.

—Lo siento, ¿puede ser otro día?

—No puedo, tengo que estudiar para un examen —Tenemos hasta el jueves pata entregarlo, pero, con mi examen el viernes, Brigitte me tendrá en casa encerrada los tres días anteriores. Es química y eso es lo que peor se me da, lo sabe, no se fía de que estudie en la biblioteca como debería—. Si quieres lo empiezo yo y vas a la biblioteca cuando termines el entrenamiento.

—Luego no puedo, tengo cita con el dentista.

¿Qué otra opción nos queda? Tardo un poco en dar con algo.

—¿Y si lo hacemos por drive? Crearé un documento el domingo y vamos haciendo —El comentario del libro. Palidezco al saber que me estaré robando horas para hacer otro de los trabajos que, en este caso, sí es para el lunes. Pero, ¿qué otra opción me queda? El trabajo nos llevaría cerca de la tare completa y no puedo permitirme perder ese tiempo cuando el examen de química esté tan cerca—. Sólo necesito tu gmail.

—Vale, genial, te lo envío ahora —Lo hace al instante. Trastea en su amplio bolso en busca del móvil.

Y yo tengo que encontrar la forma de terminar, y empezar, Cumbres Borrascosas en una mañana ¿Es eso si quiera posible? Si quiero hacer bien el comentario tengo que ir con calma y haciendo anotaciones a tiempo que leo, me retrasará. Paso una mano por mi frente, sintiendo el creciente dolor de cabeza que mezcla la ansiedad y falta de sueño. He terminado por distinguirlo, nunca he sido una persona propensa a los dolores de cabeza, no suelo tenerlos salvo cuando duermo mal bastantes días seguidos y, si ahora mezclo eso con estrés, no hay quien lo aleje de mí.

—¿Estás tratando de ignorarme, Ashley?

—¿Qué? —Me giro hacia Jack, alarmada hasta cierto punto por sus palabras—. No, claro que no.

—Tienes mala cara.

La carcajada que resuena en la mesa un segundo después viene de parte de Trevor. Ambos le miramos, bueno, nosotros, Arianna, Ginny e incluso alumnos que ocupan mesas cercanas a nosotros.

Trevor tiene una de esas risas altas y contagiosas que, en este caso, la única razón por la que no terminamos por compartirla es debido a la falta de comprensión. Ginny, a su lado, rueda los ojos y sigue comiendo.

—Tío —Trevor se calma lo suficiente como para poder hablar—, alguien debería darte una clase de qué decir y qué no decir a una chica.

Jack toma el pan de su bandeja, se lo lanza a Trevor y le da directo en la mejilla.

Noah aparece poco después, cabizbajo.

—Guau, ¿y a ti qué te ha pasado en la mejilla? —Jack lanza la pregunta, logrando que la atención del resto de la mesa caiga sobre él. Niega, se sienta junto a Trevor y deja caer su mochila bruscamente.

Tiene un moretón bastante notorio en la parte baja de su mejilla derecha, una gran cantidad de tono rojizo alrededor.

—¿No lo sabéis? —Trevor sigue hablando con ese rastro divertido de antes. Alcanza la mochila de Noah y la abre. Noah lo ve, se queja y esconde la cara entre sus manos, rendido—. Pasa que aquí nuestro adorado Noah es peor con las chicas que Jack ¡Aquí está!

Saca un cuaderno diminuto, una pequeña libreta que cabe en la palma de su mano completamente negra.

—Trevor, deja esto —ruega Noah, más que con molestia, avergonzado.

¿Qué tiene de malo una pequeña libreta?

—¿Eso no es de esa serie que trataste que viéramos todos? —Jack agarra la libreta, la gira para poder ver la portada. Es igual, en negro, pero con dos palabras escritas en blanco a modo de título. Lo lee en voz alta—. Death Note.

—Se la ha dado a Angélica esta mañana.

—¿Angélica? —Pregunta Jack—. ¿La chica de un curso menos con la que estabas saliendo?

—No era salir salir —defiende Noah, sus palabras quedan ahogadas bajo sus manos. Por fin las aparta—. Dame eso.

Jack la abre y yo, curiosa, me inclino para poder leer lo que pone dentro. Casi al instante, Jack rompe a reír.

—"¿Nuestra relación?" ¿De verdad has escrito "nuestra relación"? —Arianna sonríe un poco al escucharlo, le hace gracia. Ginny en cambio mira al chico anonadada, como si acabara de rendirse con su personalidad. Trevor se ríe también. Él y Jack lo hacen.

—¡Dejad de reíros! ¡Y devuélveme eso, Jack!

Jack le devuelve la libreta a Noah, que la deja caer de nuevo dentro de su mochila.

—Fuera bromas, es la mejor ruptura que he visto en mi vida —Trevor apoya una mano sobre el hombro de su amigo a modo de ánimo—. Has sido muy original en eso.

—Y ella ha demostrado una puntería perfecta.

No puedo callarme por más tiempo. Pellizco un poco el brazo de Jack para ganarme su atención y suelto, por fin, la pregunta.

—¿Podrías explicarme qué es lo gracioso? No lo entiendo.

—¿No sabes lo que es "Death Note"? —Noah pierde pronto la vergüenza, lo hace nada haber escuchado mi pregunta aunque no haya ido dirigida hacia él—. Ashley, fuera de esta mesa.

Frunzo el ceño sintiéndome, hasta cierto punto, ofendida.

—Ya estás tardando —presiona.

Jack niega—. No le hagas caso, está obsesionado con esa serie, cuando nadie más del equipo pasó del primer capítulo también quiso echarnos a nosotros, no te lo tomes como algo personal.

—Trevor al menos llegó a cinco capítulos —defiende Noah.

Trevor se lleva una mano al corazón y luego señala a su amigo.

—Lo que hago por ti no tiene nombre —dice. Ahí es cuando su mirada cae en Arianna—, ¿ves lo buena persona que soy, rubita?

Vuelvo a acercarme más a Jack, esta vez bajando el tono de voz.

—Sigo sin entenderlo.

—Verás, en esa serie hay un cuaderno como el que has visto antes donde si escribían un nombre la persona moría. Entonces al escribir dentro "nuestra relación" y dárselo a Angélica es como que ha "matado" su relación, que la ha dejado.

—Oh —Me sacia la curiosidad, pero tampoco termina por hacerme gracia. Se me cierran los ojos, tengo que pasar una mano por mi pelo para hacer algo que me recuerde que tengo que seguir despierta. Estoy demasiado cansada, apenas he dormido esta noche, tenía demasiadas cosas en la cabeza como para permitirme descansar.

Durante todo el día he sentido esos momentos de menos lucidez en los que las voces de mis profesores se volvían lejanas y por momentos dejaba de sentir mi propio cuerpo. Veía mis manos y parecía eso, que me estaba viendo escribir desde un alejado rincón de mi cabeza, que no estaba ahí.

—¿Estás bien?

Trasteo con el tenedor sobre la bandeja, rasgando un poco el plástico azul.

—Estoy cansada.

—Has tenido poco tiempo para dormir —Ahí entiendo que Jack se cree que para mí fue llegar a casa y quedarme dormida. Ojalá, al menos así tendría algo a lo que aferrarme—. Lo que me recuerda a que llevo buscándote toda la mañana para hablar contigo.

—¿Qué tiene que ver dormir poco con que quieras hablar conmigo?

Wyatt apoya una mano sobre mi hombro al llegar, sólo un segundo antes de sentarse. Me dedica una suave sonrisa, como si compartiéramos un secreto. Y creo que lo hacemos: ese secreto es la partida de Ben.

La conversación sigue para ellos, también lo hace para nosotros.

—Bueno, lanza, ¿qué es? —presiono cuando la mesa vuelve a animarse entre distintas conversaciones.

—Sabes que hoy tenemos partido, ¿no?

—Es difícil on saberlo cuando habéis invadido todas las clases a segunda hora con altavoces y pancartas para, ¿cómo habéis dicho? Ah, sí, "levantar el ánimo".

Orgulloso, sonríe.

Si no me equivoco se dividieron para poder pasarse por todas las clases del instituto haciendo lo mismo. Llevaban sus sudaderas, algunos de ellos líneas azules y plateadas en sus mejillas y, cómo no, ese balón de rugby que usan más que nada como decoración porque lleva los mismos colores que el equipo. Fueron recordando que hoy había partido y consiguiendo que hasta los profesores les permitieran usar los altavoces para lanzar preguntas que terminaban con gritos de ánimo.

Dudo que en todos los institutos sea igual, pero en el nuestro no hay nadie que no se entere de los partidos de los chicos de rugby, no porque les interese más ese deporte que el baloncesto, voleibol o la natación, sino porque ha coincidido que los miembros de ese equipo son lo que viene a ser, un poco revolucionarios.

—Venga, sabes que te ha encantado, además, tú ibas con trato especial.

¿Cómo olvidar que Jack había terminado a mi lado? Se había agachado para leer mis apuntes y preguntó ese casual "¿Qué? ¿Clase entretenida?" mientras los gritos seguían. Luego, antes de irse, se acercó a besar mi mejilla para luego alejarse con el resto de sus compañeros de equipo.

Lo que quedó de clase quise empequeñecerme en mi asiento y desaparecer. Las miradas y comentarios no habían faltado, no con Trixie y algunas de sus amigas compartiendo clase conmigo. Cómo no, eso poco podía importarle a Jack.

—Sé que tenéis partido —Vuelvo a ese punto para no terminar incómoda—. ¿Ahora es cuando me pides que te desee suerte?

—Ahora es cuando te pido que vengas a ver el partido.

—Ya, eso no va a pasar, Jack.

—Vamos, sólo hoy. Además, después de que ganemos vamos a ir a tomar algo y luego a casa de Trev a celebrarlo, podrías venir.

Y eso es justo lo que le avisé, lo que ahora parece haber olvidado; que las cosas no son tan fáciles para mí como lo son para él. Que, en mi vida, no hay tal libertad.

—Aunque quisiera, tengo que estar a las siete en casa.

—Empieza a las seis y cuarto, quédate al primer tiempo y luego te prometo que consigo a alguien que te lleve en coche de vuelta.

—Tampoco me interesa el Rugby —añado.

—¡Jack! —interrumpe Noah—. Es en serio, no sabía de la existencia de Death Note, no le gusta el rugby, ¿por qué sigue en esta mesa?

Wyatt le golpea en la nuca con la mano abierta.

—Más comer y menos hablar —le dice. Con eso vuelve a la conversación que estaba teniendo con Arianna y Ginny.

—Sólo esta vez, ve y, si no te gusta, no volveré a pedírtelo.

—¿Y si dejas de pedírmelo ahora? —pregunto con lentitud. 

Jack apoya el codo en la mesa, su barbilla sobre la mano.

Entrecierra los ojos hacia mí: —¿Por qué tienes que ser tan testaruda?

—Porque tengo las ideas claras y eso es difícil de cambiarlo, además, no tengo con quien ir.

La sonrisa de Jack vuelve y sé que he dicho las palabras equivocadas. Se echa un poco hacia atrás en su silla en busca de la chica que está sentada a mi derecha.

—Ari, ¿tú ibas a ver el partido, no?

—Sabes que nunca me lo perdería.

—¡Genial! ¿Te importaría ir con Ashley? —Mi capacidad de poner excusas puede ser buena, pero la de Jack para dar soluciones es aún mayor.

—¿Ashley vendrás? —Pregunta ella emocionada.

—Claro que irá —responde Jack por mí.

Y, de repente, es demasiado tarde para echarme atrás, lo es aunque realmente en ningún momento haya llegado a aceptar.

—Vale, entones vendrás al partido y puedo ir a buscarte a la hora de siempre para llevarte a la fiesta de victoria en casa de Trev.

—La humildad no es lo vuestro —murmuro por lo bajo. De nuevo, en su cabeza ya han ganado ese partido que ni siquiera ha tenido lugar todavía. Apoyo una mano sobre mi frente de forma que sea capaz de cubrirme los ojos para poder cerrarlos durante unos segundos. Es un error, no soy capaz de mantenerme despierta del todo. Llevo tantos días apenas sin dormir que haberme quitado hoy una noche completa ha sido encender la mecha.

Me tallo los ojos, buscando quitar la pesadez, todo mi cuerpo se siente más débil cuando los abro de nuevo.

—Vamos, Ashley —Jack pasa un brazo por mi cintura—, sabes que quieres ir.

Le quito el brazo.

—Lo único que quiero hoy es dormir porque llevo cerca de treinta horas despierta y en toda la semana con suerte he llegado a dormir seis así que no vas a convencerme.

Frunce el ceño—. ¿Hoy no has dormido?

—Nada.

—¿Y por qué has venido?

—No me dejan faltar ni con fiebre, ¿querías que lo hicieran por decirles que tenía sueño?

Jack aparta un poco su bandeja, ni siquiera ha empezado a comer cuando recupera sus dos paquetes de patatas y los guarda en la mochila. Agarra mi bandeja y la suya, luego se va.

Busco la respuesta en Arianna, ella ni siquiera lo ha visto, está demasiado distraída mirando a Wyatt mientras él habla, ya me había olvidado de que a ella le gustaba. Trevor en cambio lo ha notado, le señala con su botella de agua para preguntarle a Noah si entiende algo, el pelinegro se encoge de hombros.

Cuando Jack vuelve con las manos vacías entiendo que ha ido a dejar las bandejas, con mi comida prácticamente intacta en ella. Voy a matarle, ¡todavía tengo hambre! Y mucha.

Se lleva su mochila al hombro y me hace un gesto que no termino de entender. Ahí es cuando suelta un suspiro, toma mi mano y me obliga a levantarme.

—Os veo en el partido —suelta hacia la mesa en general. Tengo el tiempo justo de recoger mi mochila para cuando él me arrastra fuera del lugar.

"Anda más rápido", me pide cada pocos segundos.

—Jack, ¿adónde quieres ir?

—Tú sígueme.

—Me estás llevando, no puedo no seguirte —señalo lo obvio, él sonríe.

—Te llevo a que duermas un rato.

—¿Perdón?

—Quedan pocas clases, nadie va a llamar a tus padres porque faltes por una vez, así que voy a llevarte a casa para que puedas dormir hasta la hora del partido. Así luego no te libras de ir a la fiesta.

—Ya han llamado a mi casa por menos.

De nuevo: mi problema, su solución. Jack es una de las personas más directas a las que he conocido, pero ya no sólo es a la hora de hablar. No es únicamente que diga lo que piensa, que exponga sus cartas, sino también es cómo se comporta. Ha hecho del mundo su juego y de cada oportunidad su partida perfecta. Va a por lo que quiere, siempre. Y empiezo a creer que no para a pensarse las consecuencias, no demasiado al menos.

Abre la puerta al exterior para mí, estamos en el campo donde ellos entrenan durante un gélido día.

—No puedo ir a casa —Tengo un mal recuerdo de la última vez que llegué antes y eso fue el día en el que la enfermera me había mandado allí. Recuerdo al señor Daking despertándome molesto, clavando sus dedos como si fueran afiladas garras sobre mi brazo y la más pura rabia en su mirada. No se repetirá la escena—. Jack, no puedo volver antes, no lo entiendes, suéltame.

Deja de andar, pero no me suelta. Aun así hay algo distinto en él esta vez, no se muestra tan seguro como segundos atrás, sino desconcertado.

—¿Tan malo sería que te encontraran allí? —pregunta.

—Sería lo peor que podría pasarme. Para ellos lo único que tengo que hacer es estudiar, si falto a clase ellos no se lo tomarán a bien, Brigitte, quizás, pero el señor Daking no —Instintivamente llevo una mano a mi brazo, como si estuviera tratando de aliviar el dolor que permanece todavía en mi memoria—. No puedo ir.

—Estás asustada —nota, sorprendiéndose a sí mismo.

—¿Asustada de que me hagan daño? ¡Claro que lo estoy!

Y ya no sé si me estoy refiriendo al daño físico o al psicológico.

—¿A esto te referías cuando me dijiste que no se comportaban como deberían contigo? ¿Era porque te hacen daño? —Trata de unirlo todo. Sé que no le di demasiada información, pero tiene lo suficiente y, con este último comentario acaba de recibir lo que le había faltado para entenderlo, para entender que les tengo miedo, que las dos personas en quien más debería confiar y a quienes más debería de querer son las dos personas a las que más temo.

Incluso yo sé que eso no debería ser así.

Aparto la mano de mi brazo—. Entre otras cosas.

Le tengo frente a mí y, de un momento a otro, estoy entre sus brazos. Por una vez es algo que realmente necesito, que me reconforta sin haberlo querido. Entre el frío del exterior, es algo cómodo. Me abraza con fuerza, con más de la necesaria.

—Iremos a mi casa, a mi madre no le importará y podrás dormir un rato.

Me río.

—Estás loco si crees que me voy a saltar las últimas clases para ir a dormir a tu casa.

—Dormirás un poco y luego te llevo al partido.

—Jack... —niego y apoyo una mano sobre su pecho cuando se acercara que deje de hacerlo—.  Gracias, pero mi vida es ya complicada y no quiero que se complique más. No quiero arriesgarme a que llamen a los Daking por faltar a las siguientes clases y lo único que me apetece ahora es llegar a casa, dibujar un rato y luego dormir. Mañana se va mi mejor amigo, no estoy de humor, ¿podrías entender eso?

No aparta la mirada, pero tampoco habla. 

—Puedes también decir algo —presiono.

—¿No te veré en el partido?

Una parte de mí quiere decir que sí, pero no porque tenga ganas sino porque siento que si no lo hago él se alejará justo como hizo Wen, que me tachará de egoísta y se irá. Pero esas no son buenas razones para hacerlo, no puedo arriesgarme a faltar ahora y que los Daking se enteren. Cualquier cosa que ponga en riesgo conseguir ir mañana a verle para poder despedirme no es una opción, no hoy.

—Lo siento —Esa es mi negativa—. Pero puedes ir a buscarme para ir a la fiesta de después si quieres.

—¿De verdad? —La emoción vuelve a él.

—Sólo si ganáis.

—Oh, créeme, ganaremos —Con eso me acerca a él, sus labios sobre mi mejilla.

Le echo a un lado.

—Y ahora, me debes un almuerzo.

Jack sonríe y puedo jurar que nunca me cansaré de ver su sonrisa, de sentirme el centro de atención cuando me la dedica. Me gusta, supongo, la forma que tiene de mirarme, porque nunca antes alguien había conseguido hacer que me sintiera algo a lo que darle toda su atención, alguien que valiera la pena.

Salvo cuando estoy con él.

──── ∗ ⋅✦⋅ ∗ ────

──── ∗ ⋅✦⋅ ∗ ────

NOCHE DE FIESTA, ¿SE VA A ARMAR?

—Lana 🐾

Pd — Estoy planeando un Pov Jack para muy pronto ❤️ 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro