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Capítulo 30 - La "manipuladora" y la "falsa"

Canción en multimedia: No Angels — Bastille (ft. Ella Eyre)

Capítulo dedicado a LauraNill, felices 19 ♥ Espero que disfrutes mucho de tu día y del año *-* Me ha avisado mgrodas_ de que era tu cumpleaños, le importas mucho ♥ ¡Un beso!

Capítulo treinta — La "manipuladora" y la "falsa" 

──── ∗ ⋅✦⋅ ∗ ────

Nunca había odiado tanto los fines de semana hasta este. Con la cabeza tan llena de cosas, no haber podido salir para despejarme sólo me ha creado la más desesperante impotencia. He terminado llorando de pura rabia el sábado, sabiendo que Ben me pidió que no fuera porque iban a ir su padre y su hermana a ayudarle a recoger las cosas. Además, he esquivado a Jack, quedándome en la cama pasada la hora para que siga con su camino, para que entienda que no voy a salir, me siento incómoda con las decisiones que voy tomando y las noches lo empeoran todo. 

Estudio durante todo el día, encerrada en el despacho de Brigitte mientras que ella pasa las páginas de sus libros una y otra vez y sale para hacer llamadas telefónicas media docena de veces. 

"¿Cuándo terminará esto?" le pregunté una de las veces que ella entraba de nuevo, a paso rápido y nervioso. Ella se dejó caer en su silla, acercó su agenda y me sostuvo la mirada por escasos segundos. No habló, pero eso fue suficiente como para saber que no importaba si el final de ese caso estaba cerca o lejos, porque la parte complicada acababa de empezar.

No pregunté de nuevo.

El lunes a la mañana me cuesta reconocerme al mirarme al espejo. No es por la ropa, tampoco por haber cambiado de alguna forma, simplemente me cuesta reconocerme, como si hubiera dejado de conocer a la persona al otro lado del reflejo. Termino apartando la mirada, recogiendo mi mochila del suelo y saliendo de casa detrás de Brigitte.

A Wen me encuentro en la puerta del instituto, esperándome con los cascos ya sobre el cuello y sus apuntes en la mano. 

—¿Hay examen de algo?

Ella levanta un poco los apuntes—. Es de historia del arte.

—Me libro entonces.

—Como siempre —murmura, con un tono tan cortante que me sorprende al instante. 

Al ver que ella no se mueve, señalo la puerta.

—¿Vamos?

—Estoy esperando a Trixie para preguntarle una duda antes del examen.

Nuevamente, usa ese mismo tono, uno tan afilado que me paraliza en mi lugar. Y su mirada, no guarda rastro de dulzura general, en su lugar me mira como si quisiera verme desaparecer después de haber recibido una fuerte descarga eléctrica.

—¿Te pasa algo conmigo? —Ella se encoge de hombros y vuelve a poner los cascos. Vuelve la vista a sus apuntes y decide ignorarme. La rabia me consume y le quito los cascos de un tirón, Wen se queja de inmediato, pero decido ignorarlo—. Cuando se te pasen las niñerías, me buscas.

—No vuelvas a tocar mis cascos —se molesta.

Aparto las manos, incapaz de comprender su reacción y entro al instituto ¿Y ahora qué mosca le ha picado? Esa reacción por su parte me mantiene molesta el resto de la mañana y, curiosamente, esa molestia llega a ser reconfortante, algo en lo que desahogar mis pensamientos. 

¿Qué le he hecho? Nada. Y si lo que está es nerviosa por el examen que no lo pague conmigo, no voy a dejar que lo haga, no voy a permitírselo. 

Para la hora del almuerzo le he dado tantas vueltas en mi cabeza a la situación que la rabia que siento hacia mi mejor amiga no ha hecho más que intensificarse. Estoy completamente cabreada con ella aunque sé que con una disculpa eso desaparecería, aun así en estos momentos sólo quiero golear lo primero que encuentre en mi camino. 

En este caso lo primero que me encuentro de camino a la cafetería es a Jack, él está dejando que otros alumnos le abran hueco en el pasillo, creando su camino mientras se acerca. Me sirve.

—Buenos dí... ¡Ay! ¿Y esto a qué viene?

Lleva una mano a su abdomen, yo muevo la mano a un lado al sentir el dolor aun cuando he sido yo quien ha golpeado. En las películas no avisan de esta parte.

—Esto no ayuda —digo, más para mí que para él.

—Ashley, ¿me he perdido algo? Porque o tengo un gemelo al que odias y al que todavía no he conocido o necesito más información para saber por qué quieres agredirme.

—Es por culpa de Wen.

Me doy cuenta, sólo después de que esas palabras hayan salido de mis labios, de la facilidad con la que he terminado siendo directa y sincera con él. Es como si el filtro hubiera caído cuando está delante, sin explicación, sin aviso. Sólo sé que antes estaba y ahora no. 

Me cruzo de brazos, con la mochila colgando de un hombro y dejo que él ande a mi lado hacia la cafetería, podría acostumbrarme a que gracias a él nos abran camino más fácilmente. A lo lejos, encuentro al molesto grupo que el otro día me mantuvo en medio de su círculo. No recuerdo sus nombres si es que los escuché en algún momento, aun así ganas de rodar los ojos cuando me miran no me faltan.

—¿Qué tiene que ver tu amiga en que me golpees a mí?

—Que ha sido muy borde antes y no entiendo por qué —Jack se ríe, pero no le miro, en su lugar mi atención sigue en el pequeño grupo al lado del que estamos a punto de pasar. Incapaz de mantener mi carácter controlado sus miradas terminan con la poca paciencia que pueda tener—. ¿Y vosotros qué miráis? ¿Queréis una foto? dura más.

El chico de las raíces castañas que la otra vez saltó tan rápido lo hace de nuevo, su mirada marca la amenaza que desliza a través de sus labios.

—No doy un aviso dos veces —escucho que dice. 

No sé de qué aviso habla, menos no podría importarme. Siento que estoy compartiendo el enfado con el mundo entero, eso tampoco me importa, una cosa más que añadir a la bolsa. Jack da un tirón en mi brazo y me pega más a él, siento su brazo deslizarse sobre mi espalda, invitándome a andar por delante de él hasta llegar alejarnos un poco.

—¿A qué ha venido eso? —pregunta.

—¿Lo de golpearte? Lo siento, estaba frustrada y te has acercado a tiempo para ser mi saco de boxeo. Es sólo que no entiendo a Wen, no sabes cómo me ha hablado esta mañana.

—Decía lo que acaba de pasar.

—¿Cuál?

—Lo de no dar un aviso dos veces, ¿a qué ha venido? —insiste.

Llegados a la puerta de la cafetería no soy capaz de cruzarla. Cuando dejo de andar Jack también lo hace, a un lado de la puerta mientras que el resto de nuestros compañeros del mismo curso o inferiores pasean en grupos pequeños cerca.

—No lo sé —admito—. Me crucé con ellos otro día en el que tampoco estaba de muy buen humor y creo que no les he caído demasiado bien, tampoco es que me importe.

—¿Cuándo ha sido eso?

Cambio el peso de mi cuerpo de un pie a otro, la mochila balanceándose sobre mi hombro hasta casi caer.

—¿Importa? —pregunto inquieta, no es eso de lo que quiero hablar, sino de Wen, necesito que alguien me dé la razón, que me diga que no ha sido normal y tampoco mi culpa. Que alguien me diga que pronto va a estar bien. Jack tiene que pensárselo para responder.

—Supongo que no —admite. Por fin.

Ahí es cuando vuelvo a ver a Wen, junto a Trixie y otra chica del equipo con la que nunca he llegado a hablar, riendo hasta que sus ojos me encuentra, ahí me dedica la mirada más fría que jamás haya llegado a dedicarme. Ella tira un poco de las mangas de su camisa, una falda a rayas sobre la tela. Su pelo está completamente liso, el maquillaje suave e impoluto, siento que es y no es ella a la vez. Jack sigue mi mirada.

Cuando pasa lo suficientemente cerca como para escucharnos no puedo evitar acercarme.

—Wen, necesito hablar contigo.

Ella no pierde la compostura, deja de andar y se gira hacia mí, Trixie y la otra chica esperando un paso por detrás por ella dándole espacio y, a su vez, pareciendo cubrirle la espalda.

—Así que ahora sí quieres hablar, adelante, sigo esperando tus disculpas.

—¿Perdón? —pregunto incrédula.

—Así no —sigue ella—, inténtalo de nuevo, más real esta vez por muy falsa que seas.

Puedo sentir el color desaparecer de mi piel, la palidez acudir a mi rostro y un escalofrío recorre mi columna. Quiero pellizcarme en un intento de despertar si es que este es otro sueño más, pero sé que no es así, se ve demasiado real, además, recuerdo haberme despertado.

—¿Falsa?

—¿Estás intentando que añada sorda a la lista? —pregunta con ímpetu, como si yo sólo estuviera gastando su "valioso" tiempo, como si sólo fuera el chicle pegado a su zapato.

Quiero empujarla, aguantándome las ganas al cerrar con fuerza las manos a ambos costados. Deja de importarme la gente, cualquier alumno cercano que está cruzando la puerta de la cafetería, estamos justo delante, yo cansada de mantener el tono bajo.

—¡¿Pero qué está mal contigo?! —estallo—. Si estás de mal humor no es para que lo pagues conmigo y eso es lo que has hecho desde primera hora.

—Oh, claro, perdóname, había olvidado que tú siempre eras la víctima en todo —escupe con asco. Con eso vuelve a mirar a Trixie y luego de nuevo a mí—. ¿Por qué no les cuentas lo gran amiga que eres? —Wen se da cuenta del pequeño grupo de alumnos que ahora está centrando la atención en nosotras, esos que nos e reúnen cerca, pero que sí miran, murmuran y bajan el paso para alcanzar a escuchar—. Siempre he estado ahí para ti y lo sabes, te he traído todas las cosas de arte que podías pedir, ¡te he regalado una invitación a un evento que costaba más de doscientos dólares sin pedir nada a cambio! Incluso he intentado que ampliaras tus amistades presentándote a más gente, y ¿qué haces tú? Les pones en mi contra y me tratas como a una estúpida.

—¡Yo no he puesto a nadie en tu contra!

Jack se frota las manos, da un paso hacia adelante y trata de calmar las cosas con un simple comentario de "¿Queréis que os traiga un arma para terminar con esto o vais a bajar un poco el nivel?"

"No te metas" digo a la vez que Wen suelta un "Tú cállate"

—No le digas que se calle —me quejo. Para molestar a Jack ya estoy yo—. Y no he puesto a nadie en tu contra ni te he tratado como una estúpida.

—¿Ah, no? Y qué ha sido entonces eso de decir que no querías que me metieran en el equipo de Voley, porque a Arianna le pediste que no me metieran. Claro, como tú no ibas a poder entrar porque Ginny te odia no querías que yo tampoco lo hiciera, ¿verdad?

Sé que hay más gente a nuestro alrededor, escucho la voz de Jack y la de Trixie a nuestro lado, pero suenan apagadas para mí. Me ha dejado de importar estar en medio del pasillo, con gente tan cerca y prácticamente montando una escena, porque la situación es demasiado extraña para mí como para poder entenderlo. Hace pocas semanas Wen estaba llorando y abrazándome diciendo que no quería perderme como su mejor amiga. Hoy me está echando en cara cosas que no he hecho y demostrando un odio que no entiendo.

—Yo nunca he dicho eso.

—Ya, y tampoco has estado hablando mal de mí con Arianna o usado a las personas que te presenté en mi contra —"Es que no lo he hecho", quiero responder, pero ella se apresura a seguir—. Por eso el lunes te sentaste con personas a las que yo te presenté y ni siquiera me dijiste para ir, porque ahora que tienes nuevas amistades te dan igual las antiguas. Eres una maldita falsa, Ashley.

Jack vuelve a mi lado, lo sé porque siento su tacto sobre mi brazo como silencioso aviso para que me tranquilice. Estoy alterada, lo admito, pero no puedo evitarlo por mucho que él trate de hacerme a un lado, de apartarme de esto.

No le dije de venir, eso es verdad, pero no esperé que se lo fuera a tomar de esa forma. En fin, iba a sentarme con Wyatt y más de una vez ella se ha sentado sola con las de su equipo. Sí es verdad que acostumbra a hacerme una seña para que me acerque, pero es un gesto que yo no he pensado. Si quería venir yo no tendría problema, no vi necesario avisarle de ninguna forma, ¿quién iba a decirle que iba a afectarle de esa forma?

—Lo del viernes fue mi culpa —interrumpe Jack, no tarda en ganarse una mirada de odio por parte de Wen—. Ashley no sabía que íbamos a sentarnos con ella, fue idea mía.

Wen le mira por un segundo, luego a mí, su sonrisa de suficiencia no tarda en salir a relucir, cargada de asco, de un veneno que está dispuesta  soltar.

—¿Y qué? —dice hacia Jack—. Igualmente podría haberme dicho algo, pero es que ya no ha sido sólo una vez. También fuiste a una de las fiestas a las que llevo tratando que me acompañes durante meses sin decirme nada, te presentas ahí, haces lo que te viene en gana, te largas sin despedirte siquiera. Es que parece que te la suda todo.

—Yo la convencí para ir, la saqué de casa casi arrastras —vuelve a defender Jack.

—¡Peor me lo pones! —Sigue Wen—. Llevo años para conseguir sacarte de casa y nada, llega él y le haces caso a la primera, me encanta cómo priorizas a tus amistades, si quieres te aplaudo —Y lo hace. Da lentos aplausos que me llegan hasta los huesos.

—Eres mi mejor amiga, ya lo sabes, en ningún momento he querido...

Wen se ríe con frialdad—. "Mejor amiga" —repite—. Claro, como tú digas.

—¡Wen, basta!

—No, "basta" no. Yo me llevaba bien con todas las chicas del equipo, llegas tú, te haces amiga de Arianna y, oye, genial, pero luego "casualidad", ella empieza a hablar mal de mí al resto y a criticarme ¿Espera que crea que no has tenido nada que ver?

—Eh, baja el tono —pide Jack, con el brazo algo extendido justo delante de donde estoy, manteniéndome a más distancia por la fuerza de ese gesto por muy suave que parezca. 

Wen no se deja, ¿cómo iba a hacerlo? Me señala, mantiene tanta rabia acumulada que su mano empieza a temblar antes de volver a dejarla a caer a un lado.

—¿Me has visto cara de estúpida o algo? Lo he hecho todo por ti y lo único que me has dado de vuelta ha sido utilizarme, ganar amistades gracias a mí, ponerlas en mi contra y hacerlas tuyas. Pues mira, genial, no necesito a personas como tú en mi vida.

El "Ella no ha hecho nada de eso" de Jack queda apagado por mis palabras. Le veo, cerca, y aun así le ignoro porque lo único que quiero es que desaparezca, que no se meta. Wen tampoco parece aceptar bien sus intentos de participación, pero no vuelve a quejarse, yo me mantengo lista para saltar si lo hace. Sólo yo puedo molestarle, ella no tiene el derecho, no voy a dárselo.

—¿A personas como yo? Y nunca le he hablado mal de ti a nadie, al contrario, ¿cómo puedes pensar tan mal de mí? ¡Si incluso le pedí a Arianna que te metieran en el equipo! —Quiero romper algo, mis manos tiemblan. Siento los nervios hacer mella en cada rincón de mi cuerpo. En partes sé que tiene razón, y me duele, pero en otras está tan equivocada que su idea sobre mí me daña más que cualquier otra cosa. Incluidas sus palabras.

—Lo que ella dice es cierto —suelta Trixie—. No sólo Arianna, ahora también Ariadna, María, Ginny y todos con los que te sentaste el viernes hablan mal de Wen. Deja de mentir, tu carácter no es tan suave como quieres hacernos creer.

—Yo nunca he hablado mal de Wen —me quejo—, y ellos... no sabía que lo hacían, nunca han dicho nada delante de mí —desesperada por algo que niegue sus palabras, busco por una vez en Jack. Él no me mira, sigue con sus ojos azules clavados en Trixie desde que ha hablado, su brazo baja un poco, dejándome sentir como se desliza sobre la tela de mi cazadora.

—Cada persona tiene su opinión, no tiene por qué caerte bien todo el mundo, pero Ashley tiene razón, ella no sabía nada. Eres su amiga —Jack señala a Wen mientras habla—, y respetamos eso, pero es tu carácter el que no va con nosotros.

—¿Así que es verdad? —le pregunto. Jack no parece mostrar rastro de arrepentimiento por lo que haya podido decir, sino de cierta preocupación por las consecuencias que ha tenido. Pero entiendo su punto, y no termina de molestarme. 

Tiene razón, no tiene por qué caerte bien todo el mundo. Wen y yo hemos criticado a Ginny por años, a alguna más del equipo también simplemente por cómo creíamos que eran. Incluso nos reímos de Arianna alguna vez por su forma tan infantil de mostrar alegría con prácticamente todo.

—Deja de fingir —me echa en cara Wen—. Yo te defendí cuando Sophie empezó a esparcir rumores falsos tuyos y a hablar mal de ti, me expulsaron por devolvérsela, pero veo que no puedo pedirte lo mismo. Da igual cuanto haga por ti, ¿verdad? Porque lo único en lo que tú piensas es en ti. Hago amistades y tú las pones en mi contra, intento hacer algo nuevo y tú tratas de que no me lo permitan, te invito a cada fiesta y me ignoras hasta que lo hace otra persona, te digo que me gusta alguien y vas directa a por él. Ya veo cuánto te importa nuestra amistad.

—¡Me importa! La mitad de las cosas que has dicho son invenciones.

Wen rueda los ojos, gira sobre sus talones y hace una seña a las otras dos chicas del equipo. Trixie me mira con asco.

—Ojalá tus supuestos amigos se den cuenta de cómo eres —se despide Wen.

No creo ser capaz de hablar, pero lo hago, con un rincón que no creía posible.

—Ojalá tú te des cuenta del error que acabas de cometer.

—¿Me estás amenazando?

Niego—.  No sé qué te han metido en la cabeza, pero no soy yo la que está perdiendo algo si es así como quieres hacer las cosas.

—Lo que sea que te ayude a dormir —se despide, mirándome sobre su hombro. Mira una última vez a Jack—. Lo siento por ti, Jack, te mereces algo mejor que una cría mentirosa y necesitada de atención ¿Te sabes ya su lista de excusas? porque, créeme, no tiene pérdida.

—¡Maldita sea, Wen! Deja de comportarte como una maldita perra y lárgate —Grito. Sé que eso hace que me gane bastante atención, pero no puedo más. Si quiere irse de mi vida, que lo haga, pero que no trate de dejarme por los suelos porque no voy a dejarle hacerlo por muy en alta estima que la haya tenido.

—¿Cómo puedes ser tan desagradecida? —pregunta casi como una amenaza.

Tiro de la mochila fuera de mi hombro y saco del bolsillo pequeño la entrada que me regaló ¿Cómo tan pocos días pueden parecer tan lejanos para mí ahora? No la llegué a sacar de la mochila por si Brigitte la encontraba, ahora agradezco eso, la doblo y se la lanzo.

—¿Cómo puedes tú haber cambiado tanto? —murmuro, atónita—. ¿Sabes qué? Me da igual, porque no voy a ir rogando ni pidiendo disculpas por algo que no he hecho, no soy yo la que tiene que...

—¿La que tiene que qué, Ashley? ¿Que "demostrar madurez"? Siempre dices lo mismo y siempre sigues siendo la menos madura de las dos —esta vez, cuando se acerca, quiero dar un paso atrás. No lo hago. En su lugar levanto la cabeza y la enfrento—. Mucho dices de que eres madura y todo ese rollo, pero luego te encuentro actuando como una cría que no se atreve a plantarles cara a sus padres, bueno, a sus padres adoptivos porque los verdaderos debieron de darse cuenta los primeros de lo insoportable que serías o si no no te hubieran abandonado.

Puedo jurar que el color desaparece de mi rostro, el aire se traba en mis pulmones a tiempo de ver cómo ella reacciona, sus ojos mostrando la sorpresa de sus propias palabras. Pero ambas sabemos que ya es tarde para quitarlas, el daño está hecho y, de haber alguna posibilidad de que se nos pasara, ahora la ha cortado de raíz y prendido fuego.

—Muy bonito, Yiang —ironiza Jack, me empuja unos pasos más atrás, su brazo haciendo presión sobre mi brazo en busca de atención cuando susurra—. ¿Estás bien?

Ash, yo...

—Tú te callas —la interrumpe Jack, mirándola el tiempo suficiente como para hacerle una seña—. Iros, las tres.

Wen hace un amago de acercarse y Jack vuelve a señalarle la puerta de la cafetería.

—Fuera.

¿De verdad ella ha dicho eso? ¿Realmente Wen ha usado la causa del mayor dolor psicológico que he conocido en mi contra? He notado, de reojo, cómo incluso Trixie y la otra chica se sorprendían un poco al escuchado, normal, nadie sabe que soy adoptada, no salvo los imprescindibles. Hacía todo más fácil, más llevadero, me ayudaba a creerme una falsa vida donde esconderme entre clases. Wen no sólo lo ha gritado en medio del pasillo sino que se ha asegurado de echarle sal a una herida que nunca ha terminado de sanar y dudo que pueda hacerlo.

Finalmente, ellas se van.

A un lado del pasillo encuentro al grupo de chicos molestos que me pararon el otro día, riéndose entre ellos. Me pregunto si lo habrán escuchado, si se estarán riendo de eso, de mí, de que no soy lo suficiente como para que nadie se mantenga a mi lado. De lo rota que debo de estar para que hagan eso.

—¿Quieres que salgamos de aquí? —la pregunta de Jack me devuelve a la realidad, cuando le miro encuentro auténtica preocupación en su mirada y eso me relaja, me relaja saber que entiende o, al menos trata de entender, cuáles son los puntos que si presionan en mí consiguen dañarme—. Podemos ir a por algo de comer de las máquinas expendedoras junto a los vestuarios y comer en las gradas, ¿te apetece más?

—No.

—¿No?

El recuerdo del viernes me saca una media sonrisa, hago mi mayor esfuerzo por recomponerme y le aparto la mano con la que sigue sosteniéndome del brazo.

—¿Qué tiene tan difícil ese monosílabo para que te suela costar tanto entenderlo? —busco bromear, aunque no parece tomárselo bien, al contrario, su preocupación pasa a convertirse en incredulidad, y no de la que viene seguido de orgullo—. Me da igual lo que haya pasado, ¿he perdido a una amiga? Ella se lo pierde, pero a mí una discusión no va a quitarme el hambre así que, ¿vamos?

—¿Estás segura de que no quieres que nos alejemos un rato?

—Tengo hambre —repito, lo que no es mentira. Ahí paso por su lado, adelantándole y tratando que mi sonrisa se muestre lo más real cuando se la dedico, esperando a que me alcance. 

Cede, pero si algo tenemos en común es que nos conocemos lo suficiente como para saber que he mentido.

Pero no sé qué me duele más, si que el comentario haya venido de ella o haber perdido a una de las dos personas que me enseñaron qué era el cariño cuando sé que la otra pronto va a desaparecer también de mi vida. Para mi suerte, en el instituto esos pensamientos se apagan, comidos por el resto de la gente, aquí mantengo mi mente ocupada, al menos hasta que acabe la jornada porque entonces volveré a casa y estaré sola.

Y temo el rumbo que mis pensamientos vayan a seguir.

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──── ∗ ⋅✦⋅ ∗ ────

Enumeremos: Wen... ¿qué pensáis de ella? ¿Puede que le hayan metido en la cabeza ideas que no son? ¿O es ella ha empezado a pensar mal de Ashley y ya no ha podido pararlo?

¿Creéis que se arreglaran? ¿O Wen ha cruzado el límite con su última frase?

Creo que Jack no sabía ya ni dónde meterse JAJAJAJAJA POBRE BEBO

En cuanto a Ashley... me da pena, no sé si lo estáis viendo, pero cada vez que tiene a alguien termina alejándose, ¿sabéis el daño psicológico que eso le ha podido crear? Unirlo con Jack, no es igual de difícil para alguien arriesgar y dejar que dure un tiempo, que intentarlo a alguien que ya tiene el abandono demasiado inculcado como para no sufrir cuando pase.

Ella sabe que se van a separar, que está la universidad, ¿creéis que será capaz de volver a encariñarse con alguien para luego verle ir? Como pasó con sus padres biológicos, con Emmu (la niña del orfanato de la que cuidaba), con Ben, con Wen...

No es tonto no arriesgarse, es saber dónde está su límite y que no soportaría lo mismo una quinta vez. Hay personas muy destrozadas como para poder actuar como vosotras lo haríais, poneos en su lugar, por favor. Aunque vaya cambiando, es lento, entendedla.

Espero que hayáis disfrutado del capítulo y nos leemos el próximo sábado (día 9) ¡Un beso! ♥

—Lana 🐾

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