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Capítulo 3 - Ideas de equipo

Chico en multimedia: Ben Peterson (Logan Lerman) 

Canción en multimedia: I hate cheap Thrills — Sia vs. Three days grace (Oneboredjeu Mashup)

Capítulo tres — Ideas de equipo ღ

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Después de haber estado esperando durante horas para poder irnos todos, Ben y Wyatt ya están con nosotras. El primero, algo más bajo que Wyatt y de pelo castaño, no tarda en decir "cafetería" y echar a andar hacia el lugar, unos pasos por delante de nosotros como si tratara de que copiáramos su ritmo o, al menos, que le siguiéramos. Wyatt, en cambio, se sitúa entre Gen y yo, pasando un brazo sobre el hombro de cada una y mostrando una de sus características sonrisas.

—Wen, estás fantástica y Ash, ¿por qué Jack tiene tu mismo tatuaje?

Wen sonríe hacia el pelinegro—. Lo sé, pero gracias.

Yo, en cambio, me hago la ofendida para poder esquivar el tema.

—¿Y yo qué? ¿No estoy fantástica?

Wyatt me da un apretón en el hombro.

—Tú siempre, Ashley. Ahora explícame por qué llevas la sudadera de mi amigo y él un tatuaje como el tuyo antes de que empiece a sacar la conclusión más obvia.

—Iugh —Suelto sin poder evitarlo al entender que se refiere a que Jack y yo estamos en una relación—, eso ni loca.

—¿Entonces?

—Chorradas nuestras —Chorradas como prácticamente llevan pasando desde que le conocí hará cerca de dos años. Desde aquel momento nuestra "relación" si es que puede considerarse así ha sido... complicada. Es como si las pullas que nos lanzamos al conocernos se hubieran pegado a nosotros como una sombra de la que ahora ninguno de los dos se deshace. Me es fácil pasar meses sin saber de su existencia, es cómodo incluso, pero, si coincidimos, las burlas y los comentarios empiezan de nuevo. Lleva siendo así desde que le conocí en los vestuarios de una forma un tanto especial.

Antes de que Wyatt pueda responder, Wen interrumpe.

—Nunca os entenderé —Admite—. Pasáis por desconocidos la mayoría del tiempo, pero cuando se os enciende la bombilla os empezáis a putear o a pasar tiempo juntos.

Un escalofrío recorre mi columna al imaginarme el final de su frase. Ni loca.

—No pasamos tiempo juntos —Aclaro, no gustándome cuál sería la situación. La distancia es buena para nosotros—. Jack sólo es un conocido a quien a duras penas saludo y con quien hablar sin sarcasmo está descartado ¿Qué es lo complicado de entender en eso?

Es como esos compañeros de clase a quienes les pido apuntes pero con quienes no termino de llevarme. Fuera del instituto, son desconocidos, quizás cruzamos un saludo cordial y fin, pero dentro de estas paredes compartimos apuntes. Eso también es un tipo de relación que Wen tampoco entiende. Supongo que son pequeñas cosas que son más fáciles si las vives. De todas formas ella le resta importancia con un gesto de la mano y entabla una conversación con Wyatt acerca de el último capítulo que ha visto de Orphan Black, uno de los pocos puntos en común que ellos tienen.

Para cuando llegamos a la cafetería Ben ya se ha dejado caer sobre uno de los asientos, bolsa de patatas en mano, y mira con aburrimiento al resto de alumnos que están cerca. Noto la molestia en Wen a cada paso más cerca que damos, algo que me pone de los nervios. Cada bufido que ella suelta o queja por lo bajo por tener que acercarse a mi mejor amigo son como golpes para mí. No soporto cómo ella le trata y, por muchas veces que haya tenido la misma conversación con ella, nada cambia.

Aparto el agarre de Wyatt para acomodarme frente a Ben, Wen a mi derecha y Wyatt frente a ella. Los ojos azules de él se centran en nosotras todavía con duda. Le miro a los ojos y siento un pinchazo de envidia al instante. Tanto Wyatt como Ben tienen los ojos azules, pero no un azul claro ni verdoso, no, son de un azul intenso que destaca notoriamente bajo el pelo castaño de Ben y el pelo negro de Wyatt. Mis ojos, en cambio, son marrones, algo que me hubiera avisado de que soy adoptada de no haber sido porque los Daking se aseguraron de hacérmelo saber desde un primer momento. Después de todo ¿cómo iba a tener yo los ojos marrones si mis padres los tenían azules? Biológicamente, es imposible.

Wen deja caer su mochila con fuerza sobre la mesa, apoya sus brazos en la tela y descansa su cabeza sobre ellos.

—Mira Ben —le codea Wyatt antes de señalar a Wen—, alguien te ha ganado en vagancia.

—No me compares con animales —Se queja ella.

Y ahí vamos de nuevo.

—¿Animales? —Pregunta Ben—. Les daría vergüenza que les comparasen con una asquerosidad como tú.

Con una mirada hacia Wyatt conseguimos entendernos, ese "esto está a punto de convertirse en un campo de batalla" implícito en el cansancio de la mirada de ambos. No fue difícil darnos por vencidos con nuestros amigos, llegamos a intentar que se conocieran y convivieran yéndonos los cuatro a pasar un fin de semana a la casa del lago de Wyatt. Ese fue el mayor error de nuestras vidas. Entre pelea y pelea, nuestros amigos se las arreglaron para hacer estallar, literalmente estallar, el microondas de la casa y lograr que tuvieran que venir los bomberos al incendiarse la cocina. Todavía no sabemos qué o cómo lo hicieron, ellos tampoco. Su versión es clara: "estábamos discutiendo y no nos dimos cuenta de lo que pasaba".

—Al menos yo sí tengo amigos y no gente que está conmigo por pena.

—¿Pena de qué? —Se burla él—. Oh, perdona, olvidaba que tu cerebro no da para tanto como para elaborar una pulla con lógica.

—Oh, que te jodan.

—¿Eso debería ofenderme?

Wen se levanta, agarra su mochila con más fuerza de la necesaria y deja escapar un molesto suspiro. Está llena de rabia. No es que sea algo inusual. Me mira.

—Vamos, dejemos a ese engendro sólo.

No me muevo. Estoy cansada de sus niñerías. La quiero, es mi mejor amiga y puedo adorarla, pero, ¿qué le cuesta comportarse por una vez?

—Wen, siéntate.

Sus labios pintados de un tono oscuro se mueven para formar una "o". Aun así vuelve a sentarse, con la mirada cargada de rabia y una mueca de asco sobre sus labios.

—Wyatt —Llamo—, dando por hecho que somos las únicas personas maduras de esta mesa, ¿por qué no me cuentas algo mientras los niños siguen mirándose como si en cualquier momento vayan a fulminar al otro con un láser?

Ben termina el contenido de la bolsa y la arruga para luego dejar caer la "pelota" sobre la mesa.

—No soy yo quien no sabe callarse —murmura enfurruñado mi mejor amigo. Me veo obligada a poner una mano sobre el hombro de Wen para que ella no vuelva a saltarle a la yugular con alguno de sus venenosos comentarios. Ella se tensa al notar mi gesto y puedo notar cómo tensa la mandíbula al obligarse a callar. Termina por aparta la mirada y centrarla en cualquier cosa que no seamos nosotros.

—Bueno Wyatt —Vuelvo a buscar su atención, cuanto más silencio haya por parte de nuestros otros dos amigos, mejor. Además, si quieren discutir que lo hagan ellos, Wyatt y yo hace tiempo que decidimos quedarnos lo más al margen posible de su juego—, ¿cuándo es el próximo partido?

Como el resto del equipo, Wyatt también se ha hecho el tatuaje temporal que el resto de su grupo tiene. Lo deja ver cuando pasa una mano por su hombro y la chaqueta abierta lo deja a la vista. Sonríe.

—Dentro de dos viernes, es contra los Terriers.

—¿Como los perros? —Su silencio me hace dudar—. Ya sabes, los Yorkshire terrier o los Jack Russel Terrier.

Finalmente, asiente.

—Eso eso, además, su mascota del equipo es un Yorkshire.

—Son adorables.

—Ese no —Sigue Wyatt—. Nos llevamos a Roco la temporada pasada y ese maldito perro terminó llenándonos de mordiscos a la mayoría del equipo. No fue nada agradable.

—Espera, ¿os llevasteis al perro de otra persona?

—Era la mascota de su equipo —Explica él, dando por hecho que no es algo tan malo. Paso una mano por mi pelo para apartarlo de mi rostro, incapaz de dar crédito a lo que estoy escuchando. Luego caigo en la cuenta de que a principios del año pasado otro instituto nos robó el disfraz que usa la mascota de nuestro equipo y dejo que la explicación de Wyatt entre en mi cabeza como algo normal. Son raros.

—Pero era un perro, un ser vivo, ¿no pensasteis en que podría pasarle algo?

Ben ríe por lo bajo y palmea la espalda de Wyatt.

—Le encasquetaron al perro a el primo de... ¿James? —Aclara Ben, esperando a que Wyatt asienta para afirmar que el nombre estaba bien dicho. Sólo entonces sigue—, a un adiestrador canino hasta el día después del partido. No le pasó nada, Ashley.

—No sé si quiero saberlo, pero, ¿de quién fue la idea?

La sonrisa de Wyatt se vuelve más forzada y lo sé. Fue de él.

Maldigo mentalmente. Cuando de pequeña deseé tener un grupo de amigos que no fuera aburrido no me refería a... esto. En ningún momento pensé que mis dos mejores amigos se odiarían, a que ella fuera como una bomba de relojería que estalla cada pocos minutos y él alguien capaz de meterme en el más estúpido de los planes sólo con decir un par de frases. Tampoco que otro de mis amigos fuera un secuestrador de perros ¿A quién quiero engañar? No sé si me impacta más que fuera su idea o que el resto del equipo lo viera como algo bueno. Estoy perdiendo la fe en ellos.

—Sólo espero que la próxima vez que se os ocurra esa idea la mascota del otro equipo sea algo como una avestruz.

Antes de que Wyatt pueda responderme Wen me pasa su móvil. Más bien me obliga a tomarlo al ponerlo a dos centímetros de mi rostro. Cuando lo agarro ya está puesta la conversación que quiere que yo vea. Hago una mueca al leer los mensajes, desde verano Wen había empezado a ser más unida al grupo de Voley femenino de nuestro instituto. Ella se había ido una semana de vacaciones a Francia y coincidió allí con dos de las chicas del equipo, desde entonces ha empezado a quedar más con ellas, a hablar más en fiestas e ir entablando una amistad. Ahora está metida en un grupo de WhatsApp con algunas de ellas donde acaban de invitarla a una barbacoa hoy a las seis.

—¿Vienes conmigo?

Busco desesperadamente una excusa. No es que las chicas del equipo me caigan mal, nunca he cruzado más de dos frases con la mayoría de ellas así que sería imposible tener una opinión ya formada. Aun así, no me apetece juntarme con ellas. Su estilo de vida y aficiones no son parecidos a los míos. Salen bastante, se relacionan con muchas personas y sus planes siempre incluyen algo que los Daking me prohibirían. Claro está, los Daking odian cualquier plan para mí que no sea ir a la biblioteca a estudiar o a una academia así que eso no sería difícil. Pero, de todas formas, me he acostumbrado a esto, me gusta ir al cine o quedar en alguna casa y jugar un rato a videojuegos. Me encanta salir ya entrada la noche cuando consigo que me dejen mis padres adoptivos y pasar las horas con Ben, Wyatt y alguno de los amigos de ellos de forma tranquila. Y, como decidí hace ya un tiempo, hacer más amigos no está en mi lista.

—No puede, es viernes —Interrumpe Ben, con eso se gana la más intimidante de las miradas que Wen le podría haber lanzado. Podría jurar que mi amiga hubiera sido capaz de lanzar cualquier cuchillo hacia Ben de haber tenido uno a su alcance. Ben, en cambio, no le dedica ni una pizca de su atención—. Los viernes Ashley se queda en mi casa.

Me aferro a esa realidad con fuerza para volverla mi mejor excusa.

—Ben tiene razón, es viernes de películas.

Wen hace una mueca—. ¿Prefieres quedarte viendo películas con un error de la cadena evolutiva en vez de ir a una barbacoa con personas que están en la cumbre de la popularidad?

Está indignada y eso me parece demasiado gracioso. Cuando Wen se frustra sus mejillas adoptan un color más rojizo y acostumbra a hinchar las mejillas con aire. Es como una ardilla. Wyatt baja la mirada para ahogar la risa al verlo.

—Sí —respondo sin tener que pensármelo—. Además, ¿no estaba tu querida amiga Ginny también en el equipo?

—Pero ella no va —Canturrea Wen—. Por favor, Ash, no quiero ir sola y si falto puede que no vuelva a tener otra oportunidad.

—Tengo ya planes con Ben, además no me apetece nada ir a una barbacoa con gente a la que ni conozco.

—¡Por favor! Sé una buena amiga y ven —Ruega Wen.

Ese comentario llega a tirar de mi lengua para aceptar. Desde que dejé el orfanato he tenido un único miedo. La mayoría de niños temen a la oscuridad, cuanto más mayor te haces puedes ir cambiando tus miedos, quizás a las alturas o a algo relacionado con algún trauma de la infancia, como el mío. Yo nunca fui la clase de niña que le temía a la oscuridad, en realidad fui de la clase que se sentía cómoda cuando no había luz ni ruido. Esos momentos eran pacíficos, perfectos me arriesgaría a decir, pero hubo otro temor que sí tuve, uno que me ha estado persiguiendo desde que era pequeña: miedo a quedarme sola.

Cuando entendí que la razón de terminar en un orfanato no fue la muerte de mis padres todo mi mundo se paró. No me dieron muchas explicaciones, pero por curiosidad y un acto de rebeldía terminé leyendo lo suficiente de mi ficha como para saber que mis padres biológicos seguían vivos, que ellos me dejaron. Ese fue el detonante, después de todo, ¿qué cosa tan horrible puede haber hecho una niña de dos años para que la abandonaran? Con la noticia empezó el miedo, el miedo a cometer un error y que también me dieran de lado, el miedo a que me dejaran, de nuevo. Es por eso que la frase de Wen hace eco en mi cabeza casi como una advertencia. Se me revuelve el estómago sólo de pensar en perder la amistad de alguno de ellos.

—Me prometió que este viernes veríamos todas las películas de Spiderman, así que cállate, Wen, y deja tranquila a Ashley.

Reprendo a Ben con la mirada por la dureza de su respuesta. Aun así, estoy agradecida. Wen bufa y murmura incoherencias por lo bajo antes de recuperar su móvil y ponerse a teclear. Ben me dedica una suave sonrisa como si hubiera entendido el peso que me ha quitado de encima. Puedo entender su mensaje aun sin necesidad de que él pronunciara palabra alguna. Es simple.

"Para eso están los amigos".

Aun así no puedo evitar sentirme culpable después de las palabras que Wen ha utilizado. Llevo pasando la mayoría del los viernes con Ben desde hace años, podría faltar una vez o cambiarlo de día. Me muerdo el labio, pensando en ceder por ella, después de todo, sólo serían unas horas.

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La mente de Ashley al escuchar que el equipo de rugby secuestró al perro mascota de otro equipo:

¡Un beso y nos leemos los jueves! ღ

— Lana 🐾

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