Capítulo 25 - "Es cómo te mira"
Canción en multimedia: 9 Crimes — Damien Rice
Capítulo veinticinco — "Es cómo te mira" ღ
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Entro al instituto a paso tan rápido que me llevo una alumna de dos o tres cursos menos por delante nada más cruzar la puerta. Ella me mira con algo de temor al recoger su mochila del suelo y apartarse de mi camino. Dudo que escuche mi disculpa antes de salir corriendo.
Hace frío y la cazadora roja que llevo no es demasiado abrigada, al menos las botas altas sí consiguen ese calor en mis piernas. Los brazos y estómago por otro lado, los siento medio congelados. La camiseta blanca es de manga corta, fina. No lo he pensado demasiado bien antes de salir de casa y ahora no me queda otra opción que aguantar.
Aunque llego pronto ya hay demasiados alumnos cruzándose conmigo, ¿es que hoy no hay alumnos que fingen estar enfermos para no venir un lunes? Tengo que ponerme de puntillas más de una vez para buscar esa cabellera rubia.
Va a matarme.
En un momento dado deja de importarme a quién empujo para pasar, me cansa estar pidiendo permiso con sonrisas falsas a esas personas que han decidido que el medio del pasillo es un buen sitio donde ponerse a hablar.
Me abro paso por el medio de un grupo de cinco chicos que han invadido el lugar.
—Ten más cuidado —Los dos chicos que tengo enfrente se juntan más para no dejarme pasar entre ellos. Detrás de mí el mismo de antes vuelve a hablar—. ¿Es que te ha comido la lengua el gato?
Son más altos que yo, sí, aunque dudo que de la misma edad. Un año menos si no me equivoco, es fácil adivinarlo por cómo actúan, casi creyéndose que el control está en sus manos. Al ver que no van a dejarme pasar me obligo a girarme hacia el chico que acaba de hablar. Es castaño, al menos de ese color son sus raíces, el pelo lo mantiene de un rubio claro. De estatura media, con el rostro redondo y una chaqueta vaquera a medio romper. Tiene un piercing sobre su ceja izquierda, extraño teniendo en cuenta la estricta normativa de este instituto.
—Tengo prisa, ¿qué tal si dejáis de molestar y me dejáis pasar en vez de quedaros en el medio del pasillo?
Un "uhh" colectivo llega de golpe por parte de los cuatro chicos restantes. Me cruzo de brazos, tan predecibles como esperaba.
—Deberías de tener más cuidado con cómo hablas a las personas —extiende una mano que no llega a alcanzarme. Le miro incrédula—, al menos si no quieres acabar mal.
Dejo los brazos caer a mis costados al recordar lo mal que me ha hablado Brigitte de esa postura, denota miedo, una necesidad de poner una barrera física entre tú y eso a lo que te estás enfrentando. Inclino un poco la cabeza.
—¿De verdad te crees que yendo de gallito vas a conseguir intimidar a alguien? Primero, si he pasado por aquí es porque estabais ocupando medio pasillo y, segundo, madura.
Parece divertido con mis palabras, da un paso más cerca y tengo que cerrar la mano sobre su muñeca para que no alcance a rozarme con el segundo intento.
—No tengo un buen día, así que no me jodas —amenazo.
He sufrido durante gran parte de mi infancia por el bullying en aquel orfanato, madurando lo suficiente como para prometerme que nunca volvería a dejar que me hicieran algo así. Eso es lo que me hace saltar a la defensiva casi al instante, conmigo no van a meterse, da igual lo que tenga que hacer para demostrarlo.
Le suelto, su mano cae.
—¿No te han enseñado que las niñas bonitas no tienen que decir malas palabras?
—¿Y a ti no te han enseñado que te ves como un estúpido actuando como lo haces?
A su lado, uno de sus amigos se acerca un poco a él.
—Oye, tío —escucho que dice, lo siguiente lo ignoro.
A un par de metros escucho mi nombre y puedo ver a Arianna acercándose a paso rápido con Trevor a su lado. En lugar de centrarme en la mirada preocupada que me dedica lo que noto es que Trevor la sigue como una sombra, lleva tiempo pegado a ella, bromeando cada vez que la ve tiene que estar ciega para no notar que le gusta.
Luego recuerdo que a ella le gusta Wyatt y encuentro el fallo en la relación que a mí me gustaría ver. Adoro a Wyatt y admiro a Arianna, pero cuando veo cómo la mira Trevor me doy cuenta de que esa es la relación que yo apoyaría.
—¡Ash! —La rubia empuja un poco al chico que ha estado hablando para hacerse un hueco. Antes de que él pueda protestar Trevor le pone una mano sobre el hombro a modo de advertencia y se calla. Arianna me agarra del brazo—. Vamos.
Me saca de ahí no sin que antes yo les llame idiotas una última vez al grupo de chicos. Trevor tarda un momento en alcanzarnos, andando a la derecha de Arianna. Físicamente, él no podría considerarse intimidante, no sobresale en estatura como Wyatt ni tiene rasgos duros que puedan darle ese toque como Noah. Ni siquiera es capaz de perder ese aire divertido como hace Jack, pero es el co-capitán del equipo de Rugby, respetado e idolatrado por alumnos y capaz de hundir la reputación de cualquier compañero en unas horas. El pequeño grupo debía de saberlo.
—¿Qué hacías con esos? —Me pregunta Arianna.
—Iba a pasar, pero se han puesto en medio.
—Son unos tontos.
Trevor ríe a su lado.
—¿Tontos? —pregunta el pelirrojo—. Tengo que enseñarte lo que es un buen insulto, rubia.
—Oh, lárgate y déjame en paz.
Sin ser capaz de controlarlo, busco la respuesta en el rostro de Trevor. Él no dice nada, no borra la sonrisa, simplemente obedece y se desvía en uno de los pasillos para ir a otro lado. Arianna no le da importancia, yo sí lo hago. Ella no lo está viendo, no ve cómo él se comporta a su alrededor. Además, no es feo, al contrario, es muy atractivo y su reputación puede ser algo desastrosa, pero se mantiene. Ella ha admitido que le echará en falta, pero no ve lo que hay detrás de cada gesto que él tiene. Se me hace raro la facilidad de las personas para ignorar esos detalles cuando desde fuera parecen tan claros.
—A todo esto, lo de la otra disertación que han mandado para filo, ¿te importa si la hacemos juntas?
—Sin problema —ni siquiera recordaba que hubiera que hacer una.
Me doy cuenta ahí de que me estoy volviendo más distraída cuando antes mi único foco de atención eran los estudios, pero ya no siento tanta presión. No sé qué es mejor.
—Por cierto, ¿has visto a Jack?
Arianna lleva un dedo a su barbilla, golpeteándola con lentitud.
—¿Hoy qué día es? —pregunta.
—Veinte, ¿por qué?
Hace una mueca—. No creo que venga.
—¿Y eso?
—Temas personales.
—¿Es por lo de su hermano?
Deja de andar, parándome a mí a su par.
—¿Te lo ha contado? —pregunta, algo confundida.
—Sí, ¿por qué me miras así?
—Por nada, es sólo que es raro, nada más.
—¿Raro que me lo haya contado?
—Los únicos que lo sabemos es porque su padre le llamó cuando estábamos nosotros delante. Si no le hubiéramos visto derrumbarse en ese momento jamás lo hubiera dicho. No le gusta hablar de ello.
Perfecto. Me lo confía y yo le doy de lado de esta forma el peor día. Me siento como una persona cruel aun cuando sé que de tener que elegir entre Ben y él, Ben siempre llevaría las de ganar.
—Va a odiarme —dejo escapar con impotencia.
Arianna me mira intrigada esta vez. Estamos cerca de su taquilla, lo sé porque apoya la mano sobre uno de los candados al fruncir un poco el ceño. Deja que el candado se separe de su mano y golpee de nuevo la taquilla.
—¿Jack? ¿Odiarte a ti?
Paso una mano por mi frente, quiero explicarle todo lo que tengo en la cabeza, pero ni siquiera sé por dónde empezar.
—La he jodido —explico.
Ella ríe y niega. Abre su taquilla.
—¿De verdad crees que hay algo que puedas hacer que haga que Jack Mason te odie? —Saca un par de libros, pasándomelos para que los sostenga por un momento—. Bien podrías drogarle que seguiría detrás de ti como hasta ahora.
Cierra la taquilla con fuerza, coloca el candado y recupera sus libros con una sonrisa.
—Él no está detrás de mí.
—Mentir no cambia las cosas —Acomoda como puede los libros y lanza una mirada hacia el final del pasillo—. Sólo prométeme que no le harás daño.
Quiero decirle que creo que ya se lo he hecho, pero entiendo que ella no se refiere a algo como eso. Siento que su comentario sólo aviva unas sospechas que llevo semanas teniendo, quizás por eso no me esfuerzo en desviar el tema.
—No a propósito.
Ella me mira a la espera de algo más, al darse cuenta de que no voy a darle más vueltas asiente con lentitud. Vuelve a mirar al pasillo, el timbre tiene que estar a punto de sonar y no sé dónde tendrá su clase, pero por cómo mira hacia el pasillo no creo que quede cerca. Cuando creo que va a irse, me sorprende volviendo a hablar, pero no con prisas sino con una lentitud sorprendente, dulce incluso.
—Os vi en la fiesta —dice, sus labios curvándose en una media sonrisa—. Fue cuando estabais en la puerta y vi cómo te miró... Era como si su única preocupación fuera hacerte feliz sin importar cómo. Y cuando os abrazasteis, no sé, era como una de esas escenas de películas donde sabes que los protagonistas tienen que quedar juntos. No te digo esto para echarte nada en cara, pero quiero que sepas que aunque me caigas bien no voy a dejar que él salga herido.
—Ari, ves cosas donde no las hay —Sé que eso no es exactamente lo que quiero decir, que hay algo yo misma lo noto, es imposible no hacerlo, pero tanto como ella dice no. Por mucho que me gustaría, no es así.
—Ya he hablado de esto con Trevor y Ginny —hago una mueca al escuchar el nombre de ella, Arianna suelta un suspiro—. Ella no es un monstruo sin corazón, Ashley, es una chica encantadora y se arrepiente de cómo te trató en las pruebas.
—Ya, claro —nota mi desagrado y parece decidir dejar ese tema ahí.
Le resta importancia al comentario un gesto de la mano, los libros se mueven un poco cuando lo hace.
—La cosa es que nosotros ya hemos hablado de eso y yo no soy la única que lo ve. Si no me crees pregúntaselo a Trevor, ellos son como la sombra del otro, se conocen. Incluso fue él el que sacó el tema cuando lo hablamos, Jack les ha hablado de ti a más de medio equipo, ha tratado de volverse más cercano a Wyatt. Ashley, Jack y Wyatt apenas se hablaban y estos últimos meses Jack ha hecho lo imposible por volverse cercanos porque sabe que Wyatt es tu amigo.
—Ari...
—No, nada de "Ari". Trato de abrirte los ojos. Sé que tú no estás en los entrenamientos o partidos y que hay mucho que no sabes. Jack me ha contado que lleváis semanas saliendo a correr por las noches y no sé de qué habláis, pero he visto lo cercanos que os habéis vuelto y cómo él habla ahora de ti. Es uno de mis mejores amigos y nos contamos estas cosas, pero incluso si no me hubiera contado nada lo sabría, cualquiera que os vea juntos nota eso.
—Lo sé, lo sé, ¿vale?
Sus ojos se abren todavía más como si no se hubiera esperado esa respuesta.
¿Creía que yo estoy ciega? ¿Que no he notado cómo nuestra relación se ha vuelto más estrecha y las muestras de cariño no faltan? He perdido la cuenta de todas las noches que hemos salido juntos y de todos los temas de conversación que hemos abarcado durante esas horas. He terminado por conocerle, y él a mí. Sé de sus aficiones, familia y películas preferidas. Él conoce mi mayor sueño, mi pasión por el arte y el miedo poco racional que les tengo a las gaviotas.
Sé tan bien como cualquiera que nos buscamos más que antes, que yo misma le miro más y trato de estar más tiempo a su alrededor. También que nuestros encuentros cuando aparece de la nada por los pasillos no son casualidad. Incluso sus sonrisas son más habituales ahora. Siguen las bromas y los comentarios sarcásticos, pero ahora no hay el mínimo rastro de seriedad entre nosotros.
Lo he notado, cómo más de una vez se ha quedado callado mientras yo le contaba algo y cuando le miraba él había dejado de fijarse en lo que estábamos viendo para mirarme a mí. He sentido su mano deslizarse sobre la mía al hablarle de lo oscuras que eran las calles o cómo pasaba un brazo sobre mi hombro y me acercaba a él si le decía que la noche era fría.
—¿Lo sabes? —Casi puedo sentir algo de molestia en su pregunta.
—Lo sospechaba, al menos.
—¿Y por qué no le has dicho nada?
—Porque no es algo que yo deba decirle.
—¿Y entonces quién? ¿Tu prima? —espeta.
No lo entiende.
—Mira, yo no le rechazaría —admito al fin, ella parece complacida por mis palabras. Me pregunto si más adelante me arrepentiré de esto—, pero no tengo una buena experiencia con otras relaciones.
Su silencio me invita a seguir.
—El problema es que tengo muchas cosas en la cabeza y que no soy lo que él necesita —omito mencionar a Wen. Lo hago porque sólo sentiría la culpa si admitiera en voz alta que estaría dispuesta a hacer como que sus sentimientos por él no existen, porque sé que por Jack sí querría ser egoísta.
Arianna hace una mueca.
—Ahora tengo que ir a clase, pero piensa un poco en esto.
—¿El qué exactamente? —busco bromear, ella no lo ve.
—En que Jack y tú haríais una buena pareja.
Con eso gira sobre sus talones y avanza a paso rápido a través del pasillo. Son pocos los alumnos que quedan cerca. Repito su frase en mi cabeza y una pequeña sonrisa cruza mis labios al imaginarlo.
Sí, haríamos buena pareja. Pero todavía esa idea me gusta e incomoda al mismo nivel. Veo a los Daking en mis recuerdos en el momento en el que lo pienso, a Sean y su forma de salir de mi vida como un huracán que destroza todo a su paso. Sé que no sentí nada más que comodidad con él, no había sentimientos fuertes de por medio, y aun así consiguió enseñarme otra clase de dolor. No necesito que vuelva a pasar.
Me doy cuenta tarde de que ni siquiera he pasado por mi taquilla para sacar le material, Jack no está por el instituto, Arianna tiene razón en eso. Cediendo, cruzo el instituto para llegar a mi taquilla.
Arianna tenía razón, Jack no viene hoy.
(...)
Por la tarde me el señor Daking me va a buscar como se le está haciendo costumbre, todavía odio esos viajes en coche donde él deja la radio y mantiene un silencio sepulcral. Cada una de las veces que viene me siento como una niña pequeña que se ha subido al coche de un desconocido y está empezando a dudar.
Estudio hasta la hora de la cena, también lo hago hasta que me toca fingir estar dormida y, como el domingo, me escapo en cuanto puedo parar ir a casa de Ben. Él me recibe con los brazos abiertos y ojeras bajo sus ojos.
—¿No vas a ir más a clase? —pregunto después de abrazarle.
Él me mira, besa mi frente y baja la cabeza al escuchar un fuerte ruido que viene del piso de arriba. Me pregunto si está consiguiendo dormir algo, toso esto se le ha ido de las manos y eso es algo que ambos sabemos.
—No lo sé —responde—. Sé que vienen a cuidar de ella hasta que la ingresen, pero odio dejarla de esa forma. Sé que no se acordará si he estado aquí o no, pero no puedo hacerle eso.
—Está bien, de verdad.
Pasamos parte de la noche viendo películas, yo obligándole a comer un bol de cereales porque soy incapaz de saber cómo cocinar algo que no sean macarrones. No me quedo tranquila hasta que le veo meter algo en su estómago por poco que sea.
Me cuesta verle levantarse y subir las escaleras cada pocos minutos porque teme el silencio más que el ruido. Hago lo imposible para que él duerma un poco, incluso estoy más de media hora pasando una mano por su pelo en busca de que se calme lo suficiente como para dormirse. Se mantiene en tensión la mayor parte del tiempo. Esta vez tengo el móvil conmigo y no se duerme hasta las cuatro. Como la otra noche, me quedo hasta las seis menos cuarto, despierta todo el tiempo por si pasaba algo. Me siento mal por despertarle al irme, pero sé que él me odiaría de no hacerlo, no quiere dormirse si la tía Reed está sola y lo entiendo.
—Volveré mañana —prometo al despertarle.
Ben se aferra un poco a las mantas y asiente, su cabeza todavía contra los cojines del sofá.
—¿No crees que deberíamos contárselo a Wyatt?
—No quiero hablar de esto.
—Si quieres puedo decírselo yo —le ha costado contármelo y no porque no quisiera sino en gran parte porque es un tema tan doloroso para él que pone sus sentimientos a flor de piel—. Le diré sólo por encima si tú quieres, sabes que él no se lo dirá a nadie, pero es tu amigo y mereces saber que vas a irte.
Paso de nuevo una mano por su corto pelo oscuro. Él suelta un suspiro y cierra los ojos, planteándose la opción.
—No —murmura—, no quiero que me pregunte.
Ben se mueve un poco, reincorporándose y haciéndome entender con el gesto que no va a dormir más.
—Desayuna —repito.
Con eso recojo mi chaqueta y apoyo la mano sobre su hombro una última vez antes de salir por la puerta. Esta vez me he abrigado más para evitar el frío que hace a estas horas.
Consigo llegar antes de que suene la alarma e ignoro no haber dormido en toda la noche. Ni siquiera estoy realmente cansada, algo confusa cuando me hablan y explican las cosas en clases durante el día, pero nada más.
En todo el martes no me cruzo con Jack ni consigo centrar a Wyatt. Wen me arrastra con ella hasta la mesa de las chicas del equipo a la hora del almuerzo, nuestra mesa de siempre está ocupada por un pequeño grupo esta vez. Es eso lo que me hace entender que ya ha dejado de ser nuestro sitio. Ben apenas viene y pronto dejará de hacerlo por completo, Wyatt cada vez tira más hacia sus compañeros de equipo y Wen con sus nuevas amigas.
Quisiera que todo fuera como antes.
Trixie se sienta al otro lado de Wen, saludándonos con una de sus habituales sonrisas y bromas para romper el hielo. La conversación que se forma, la ignoro. No porque no me interese ser parte de ello, sino porque no soy capaz de concentrarme en lo que están diciendo, menos si me siento, sentada es cuando el agotamiento me cae encima.
—¡Eso es genial! —grita Wen a mi lado—. ¿Verdad, Ash?
Ahí la miro y me doy cuenta del gran revuelo que se ha formado en la mesa en pocos segundos. No tengo ni idea de lo que me he perdido. Wen golpea con suavidad mi brazo y alcanza una hoja que pasarme. La miro, las palabras sin demasiado sentido hasta que releo cada frase.
—¿"Noche de citas"? —Quizás sea la falta de sueño, pero termino mal pensándolo—. ¿Qué es esto?
—Tú léelo.
A mi lado, Wen rueda los ojos y yo me obligo a seguir.
Fecha: 2 de enero del 2018
Hora: 16:15
Lugar: Librería de Ally&Brooke
Evento: Subasta de citas con: María Gonzalez, Charlotte Lomack ,Trixie Shuler, Arianna Viena, Ariadna Viena, Ginny Wilcox, Wen Yiang, Ashley Daking...
Arrugo un poco el papel entre mis manos, es una primera versión de lo que van a entregar a todos los que quieran para que vengan. La lista de nombres sigue, el mío junto a otros tres nombre de chicas que tampoco están en el equipo como "invitadas especiales". No me termina de gustar la idea, no siquiera sé por qué accedí. Frunzo un poco el ceño, ¿accedí?
—Va a ser genial —dice Wen hacia mí—. Trixie ya ha reservado el lugar y vamos a llegar globos y pancartas y luces. Además, tengo pensado hasta el vestido que llevaré, tienes que verlo, Ash.
¿Vestido? ¿Dónde me estoy metiendo? No es que no me guste llevarlos, pero me imaginaba algo pequeño y más simple, no una subasta tan organizada y cuidada como la que ellas están diseñando. Sin tener nada que decir que no sea una queja sobre el tema, me decido por desviarlo un poco.
—¿Por qué en enero? —pregunto.
—Porque es una forma diferente de empezar el año —Responde Trixie—. Iba a ser el día uno, pero no creo que se presente mucha gente por culpa de la resaca así que lo hemos pasado al día dos.
Asiento hacia ella, con ganas de hacer pedazos la hoja, en su lugar se la devuelvo a Wen quien, emocionada, revisa los nombres una y otra vez.
—Tengo que convencer a Jack para que vaya —suelta Wen de la nada con aire soñador.
A un par de sitios de distancia, Arianna asoma la cabeza. Me hace gracia la cara que pone y cómo se une a la conversación de forma tan brusca. Ella mira a Wen, luego a mí y sus ojos todavía están muy abiertos. Arianna ya sabe que Wen es mi mejor amiga y se huele lo que viene junto a ese comentario. No dice nada, sólo me mira como si quisiera preguntarme si ha escuchado bien. Lamentablemente, sí lo ha hecho.
Y Arianna, bueno, ella sí está dispuesta a hablar.
—No es por desanimarte, pero creo que él ya tiene a alguien en el punto de mira. Además, ni siquiera sabe quién eres.
Tengo que darme un par de segundos para entender que esas palabras realmente han salido de los labios de la rubia. El "ni siquiera sabe quién eres" ha sido cruel, pero no puedo evitar que me haya hecho gracia. Los labios de Wen se separan, parece dispuesta a hablar, a soltar algo cruel de vuelta, pero termina por echarse el pelo hacia atrás en un lento movimiento y encogerse un poco en su sitio.
—Ese es el problema —murmura Wen con pesadez—. Tendría que empezar a hablar más con él.
Mira a Trixie, ella asiente un poco.
—Yo os presento, no te preocupes, Wenny.
Y en ese momento quiero usar el tenedor que tengo más cerca para clavarlo sobre la piel de alguna de ellas. Había sentido que Wen no iba a conseguir nada de lo que se propusiera, que se aburriría y lo dejaría de lado, pero si Trixie también se mete, empiezo a dudar.
Arianna me mira, incrédula.
—Es mi mejor amigo —defiende la rubia—, me cuenta estas cosas.
Wen se inclina un poco hacia adelante para poder ver a Arianna con más facilidad. A nuestro alrededor hay más de una conversación teniendo lugar al mismo tiempo. Quejas desde una esquina de la mesa, risas desde la otra.
—Entonces podrías ayudarme, pensaba que éramos amigas.
Miro a mi mejor amiga, ese es un comentario que muchas veces ha usado en mí y con el que he caído una y otra vez. Arianna, en cambio, no parece tan dispuesta a ello. Y me alegra, me alegra que defienda algo sobre lo que yo no voy a hablar porque eso sólo terminaría en discusión entre Wen y yo.
—Que seamos compañeras de equipo desde hace un mes y te conozca desde hace medio año no quiere decir que vaya a poner lo que tú quieras por delante de lo que mi mejor amigo desde hace años se merece.
La mirada de Wen baja por un momento, junta sus manos y la emoción que ha mantenido desde que nos hemos sentado se evapora. Me siento mal por ella al instante cuando siento que parece a punto de llorar. Arianna puede haber dicho lo que a mí me hubiera gustado dejar claro, pero eso no quiere decir que siga queriendo cuidar de Wen como ella ha hecho conmigo.
Wen trata de sonreírme.
—Luego nos vemos, Ash.
Con eso se levanta, recoge el cuaderno que ha traído y sale de la cafetería. Esto me recuerda en gran parte a las discusiones en las que yo era la mediadora entre ella y Ben sólo que, esta vez, es Wen la que sale más dañada.
Arianna parece querer decirme un "¿puedes creerlo?" cuando me mira, pero debe de sentir la decepción y se muestra sorprendida. Cree que me ha ayudado, sí, pero dañar a mis amigos no es ayudarme por mucho que me esté defendiendo a mí. Porque Wen no lo sabía, no lo sabía porque ni siquiera yo quería admitírmelo.
No me esfuerzo en buscar a Wen, consolarla sobre un tema que no apoyo no está entre mis planes. En su lugar sigo buscando a Wyatt entre clases hasta que Noah me dice que no ha venido porque está enfermo. Es un tema que tratar en persona, me niego a decírselo por mensaje, así que le doy las gracias a Noah y busco el coche del señor Daking fuera del instituto a última hora.
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No sé si es la segunda o tercera vez que menciono a Sean, pero más adelante se sabrá mejor qué pasó entre Ashley y él. También aclararé, cuanto más nos acerquemos al final, qué pasó en el orfanato, qué fue de Eric y los suyos y el por qué de la pulsera.
Recuerdo que aquí hay mucho pasando y que dentro de poco irá saliendo a la luz,
¿Queréis saber más sobre lo que les está pasando a los Daking?
¿Y sobre por qué los padres de Ashley la dieron en adopción?
Pues id preparando vuestros corazones ;)
♥
BTW: ARIANNA SHIPPEA JASHLEY
¿Alguien tiene a Trevor y Arianna como shippeo?
Recuerdo que a Arianna le gustaba Wyatt... ¿habrá algo ahí?
Un beso &, nos leemos el próximo miércoles ღ (No, Leslie, no acepto el reto de tres capítulos en un día JAJAJAJAJAJ)
—Lana 🐾
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