Capítulo 21 - Fiestas y alcohol
Canción en multimedia: You said you'd grow old with me — Michael Schulte
Capítulo veintiuno — Fiestas y alcohol ღ
──── ∗ ⋅✦⋅ ∗ ────
—¿Qué?
—Que creo que me gusta, tonta —Por fin me mira, creo sentir el horror en mi propia mirada y me odio por ello.
Él no es Sean. No es alguien con quien ocupar la comodidad que sentí en aquella relación, simplemente estoy cómoda a su alrededor, sólo eso. Le busco, sí, me he acostumbrado tanto a su presencia que sería raro que ahora se alejase, pero es eso. Sólo una costumbre.
Lo repito en mi cabeza hasta que me lo creo, al menos un poco.
—¿Podrías ayudarme con él? —Palidezco por completo—. Estabas ahí sentada, ¿te importa si ahora vamos las dos y luego dices que tienes que ir a buscar a Trixie para decirle algo o así?
Quizás Ben tuviera algo de razón y el error fuera mío al no querer compartirle, puede que la posesiva sea yo, pero eso no quita para que marque una raya que no voy a dejar que ella cruce. Puedo lamentarlo más tarde, pero no voy a dejar que el sentimiento que ahora me molesta luego termine haciendo que me sienta peor. Ahora no tengo a Ben cerca, Wyatt siempre está más a lo suyo, Wen tiene a las chicas del equipo y yo creía mantener a Jack. Y pienso hacerlo. Adoro a Wen, pero por ahí no voy a pasar.
Me cruzo de brazos.
—Siempre le has criticado.
Parece sorprendida por mi respuesta, ahí me doy cuenta de todas las veces en las que generalmente cedo por ella. Está acostumbrada a que lo haga.
—No has dejado de decirme durante estos años que no me junte con él porque era un idiota que sólo llevaba a la gente por el mal camino. Era como Ginny en chico para ti, literalmente, así que explícame esto porque no lo entiendo.
Se lo piensa, luego se encoge de hombros y devuelve la sonrisa pícara a sus labios.
—Lo sé, pero, ¿por qué no?
—Porque no le soportabas hace dos días.
—Sí que lo hacía, yo... —vacila, dolida por mis palabras—. Me gustaba desde hace tiempo, ¿vale? Pero no me atrevía a decírselo —apoya una mano sobre mi hombro, abatida—. Sólo tienes que mirarle para entenderlo, y estos días con todo lo que me han contado las chicas del equipo de él me ha llamado más la atención.
Estoy tensa, el toque de su mano sobre mi hombro me molesta. No me gusta cómo me mira, la súplica que encuentro y la petición silenciosa. Ella ha estado siempre ahí para mí, con sus regalos sorpresa o cediéndome todo los que tuviera que ver con el arte y pudiera gustarme. Ha estado siempre ahí, es una buena amiga y yo sólo sé saltar a la defensiva.
Justo como hice con Ben.
¿Fue la culpa mía por ser tan orgullosa? ¿Lo está siendo ahora al comportarme como lo estoy haciendo?
Pero quiero ser egoista, más de lo que nunca he querido algo.
Antes de que pueda responder el ruido dentro aumenta en volumen, hay gritos, quejas y golpes. Wen y yo nos miramos.
"¡Paradles!" chilla alguien dentro. Algo se rompe y la música ya no puede cubrir los gritos "¡Que alguien les separe!"
Sin saber si es por la curiosidad, mi primer instinto es correr hacia la casa y buscar el origen de tanto jaleo. Wen se queda atrás. Hay un amplio grupo de personas más bien amontonadas en la entrada, todavía un par de chicas del equipo sentadas en el sofá y también algunos chicos a los que no conozco ni de vista sirviéndose algo en la mesa.
—¡Calmaos! —Es Trevor, distingo un poco su cabello pelirrojo entre la multitud, me pongo de puntillas para poder ver algo—. ¡César, ayuda un poco!
Empujo para abrirme algo de paso y me estiro todo lo que puedo para ver. Me arrepiento al instante. No reconozco al chico que hay tirado en el suelo, despierto y medio incorporado mientras que mantiene una mano sobre sus labios al notar la sangre. No le conozco de nada, creo que me he cruzado con él alguna vez por los pasillos del instituto, pero hasta ahí. Muestra sorpresa, calma incluso al clavar la mirada en Trevor y César. En ellos y el chico al que están sosteniendo con fuerza.
Ben no parece él. Está fuera de sí al ser empujado hacia atrás por los dos chicos. Trevor le lanza una mirada al chico en el suelo y se vuelve hacia mi mejor amigo.
—Calma ahí, chaval —suelta aun siendo de la misma edad—. Vamos a acompañarte fuera para que te tranquilices.
César se asegura de que Trevor tenga bien sujeto a Ben para girarse hacia el resto de personas y buscar su atención.
—Hay música, id a bailar o algo, aquí no queda nada que ver.
Veo cómo a mi mejor amigo le sacan prácticamente por la fuerza de la casa ¿Wyatt no debería de haber hecho algo para pararlo? Él estaba aquí, cuando trato de situarle, no le encuentro. César se distrae pronto con un pequeño grupo con el que empieza a hablar, yo aprovecho que los invitados están volviendo a desperdigarse para salir también.
Ben tendrá que tener una muy buena excusa para haber golpeado al chico, probablemente él le haya hecho algo antes o le haya estado provocando durante mucho tiempo hasta cansarle. No es violento, jamás he encontrado más que dulzura en mi mejor amigo, no entiendo qué está mal con él últimamente. Sé que se está callando algo tan importante como para estar carcomiéndole, lo sé porque él no es influenciarle, no demasiado al menos como para que Sophie haya conseguido eso en él. Pero, sea lo que sea por lo que esté pasando, ha preferido no compartirlo conmigo.
Una mano se cierra sobre mi brazo, dándome un tirón lo suficientemente fuerte como para no dejarme cruzar la puerta de la entrada.
—Más lento, niña bonita ¿De qué huyes?
—Necesito hablar con Ben.
Tiro para soltar el agarre de Jack, no me deja.
—Ya, no creo que sea el mejor momento.
—Acaba de golpear a alguien —sigo sorprendida al pronunciar esas palabras, se sienten extrañas sobre mis labios.
—Exacto.
—Quiero saber que está bien.
—Y Trevor se encargará de eso —Da un pequeño tirón sobre mi brazo para alejarme más de la puerta y afirma el agarre—. Tu amigo no está en su mejor momento, dale espacio.
—Es mi mejor amigo.
¿Cómo quiere que lo deje pasar como si nada? ¡El corazón se me va a salir del pecho por la preocupación! Decir que necesito saber que está bien es eso, una necesidad más que una opción. Jack niega y me suelta.
—Pero él está mal —la voz me tiembla, reflejando la impotencia que estoy sintiendo. Ahí noto unas fuertes ganas de llorar, ¿por qué si él ha estado siempre ahí para mí ahora yo no puedo hacer nada por él? Este no es él—. Sólo quiero que vuelva a estar bien.
La mirada de Jack se llena de una ternura que dejo de encontrar cuando se me empaña la vista. Pestañeo y aparto las tontas lágrimas con rapidez. Hay cosas peores pasando en el mundo y yo lloro por esto, pero me daña, me daña ver a alguien tan importante para mí alejarse y comportarse como Ben lo está haciendo.
—¿Vas a llorar por esto? —se burla con una media sonrisa.
Ahí es cuando realmente rompo a llorar.
Uso las manos para esconderme, para ocultarlo. Hay música a nuestro alrededor y otras conversaciones teniendo lugar, eso me relaja un poco al saber que las personas no van a notarlo. Tampoco me paro a pensarlo demasiado, necesito soltarlo y, una vez cae la primera lágrima, no puedo dejar de llorar. Lloro por la frustración e impotencia de no poder cambiar las cosa ni devolverle tantos años de apoyo que Ben ha compartido conmigo. No sé lo que le está pasando, no sé cómo ayudarle, y él no deja que me acerque de nuevo.
—Ashley —tira de mis muñecas para apartarme las manos de la cara, las lleva hacia sus hombros para luego abrazarme—, no se merece que llores por él.
Me aferro a él al sentir sus brazos sobre mi espalda. Es algo más alto que yo, pero elevándome un poco y cuando se inclina alcanzo a llegar hasta su hombro y esconderme ahí. Lloro con más fuerza, ahogada por la presión que nunca se va. Jack sólo me sostiene, me da algo de tiempo.
—¿Quieres que salgamos de aquí?
Aflojo mi agarre, soltándome de él aun cuando Jack no termina de dejarme ir.
—Quiero irme a casa.
—Claro.
Ahí me suelta y el calor de hace un segundo desaparece bruscamente. Una extraña sensación de vacío cuando los brazos caen a mi costado, en busca de aliviarlo me abrazo a mí misma.
—¿Hay que ir a buscar a Noah?
Jack niega—. Hay menos de media hora andando y creo que ambos necesitamos que nos dé un poco el aire.
Miro sobre mi hombro para encontrar la puerta entreabierta a poca distancia, Ben debe de seguir fuera. Como si se hubiera dado cuenta de lo que estoy pensando Jack apoya una mano sobre mi brazo y me obliga a dedicarle la atención a él. Está cerca, impidiéndome distraerme y tratando de que yo entienda sus palabras sobre el ruido al mismo tiempo.
—No sabe que estás aquí y vamos a dejar que siga así, ¿está bien?
—Pero está...
—Tú y yo nos vamos a casa, sin paradas de por medio.
Abro la boca para quejarme y él me acalla con una sola mirada. La cierro, aparto el rastro de lágrimas que quedaban sobre mis mejillas y termino por asentir.
—Sabes que si salimos va a verme, ¿no?
—No va a hacerlo.
—Podría hablar con él, yo sólo...
—Shhh —coloca la mano sobre mis labios para obligarme a callar. Mis ojos se abren todavía más por la sorpresa, poco le importa—. Tu amigo no está en sus cabales, si intentas hablar con él vais a acabar mal, créeme.
He de admitir que en eso tiene razón, porque aunque quiera hacerlo me preocupa un poco la reacción que pueda tener en mi contra si me acerco, más después de haberme estado ignorando como lo ha hecho. Apoyo la mano sobre la suya y me deja apartarla.
—¿Y cuál es tu idea entonces, genio?
¿Para qué pregunto? Su sonrisa ladeada es la única advertencia que me da de que no me va a gustar lo que tiene en mente. No necesito otro aviso para querer empezar a correr y no parar. Jack sigue con esa mirada divertida a modo de aviso hasta que abre la puerta. Mira fuera, se gira y un segundo después me levanta del suelo como su fuera un bebé al que cargar.
Debí haberlo supuesto.
Me impulsa un poco para poder acomodar mejor los brazos tras mis rodillas y espalda. Ni siquiera se ha dignado a darme un pequeño aviso de lo que tiene en la cabeza, en lugar de eso me pega un poco a su cuerpo y entiendo la petición. Vamos a irnos como si él estuviera cargando a alguien demasiado borracho como para andar bien. Un plan poco pensado, pero podría servir, más cuando me cubro el rostro con el pelo y escondo como puedo las ganas de reír contra su pecho.
Da un par de pasos, no me atrevo a mirar a nuestro alrededor.
—¿Tan pronto desapareces? —pregunta alguien.
Jack no deja de andar—. Es lo que tiene que me toque ser la niñera.
Aprovechando que su chaqueta está abierta trato de pellizcarle a través de la camiseta como queja por el comentario. No parece notarlo. Luego le golpearé en condiciones, me conoce lo suficiente como para haber soltado ese comentario con la clara intención de molestar.
—Déjala en casa la próxima —ríe la misma personas.
Ruedo los ojos poniéndole una cara de asco que desgraciadamente la chica que ha hecho el comentario no puede ver.
—Me aburriría.
Con esa última respuesta me decido por esperar, me relajo sobre sus brazos y concentro en la velocidad de sus pasos, en la dirección que sigue, en su respiración, en cualquier otra cosa que no sea la música perdiendo volumen a medida que nos alejamos. Dejo el tiempo pasar, preguntándome cuántas personas podrían quedar cerca o si Ben se ha ido andando y está algunos pasos por delante. Cuando la música ya no es audible empiezo a impacientarme, levanto un poco la cabeza y a través del pelo trato de ver algo. Lo aparto por completo para asegurar de que lo que estoy viendo es real ¡No hay nadie aquí! Es sólo una acera desierta con un par de farolas y casas a bastante distancia. Levanto la mirada hasta poder centrar a Jack.
—¿Qué soy ahora, un saco de patatas? Ben no está cerca.
—Lo sé —sonríe con diversión—, y más bien sería una princesa, no te quejes.
Me revuelvo entre sus brazos.
—Sé andar.
—No lo pongo en duda, también te he visto correr, puedes añadirlo a esa lista de cualidades tuya.
—¡Que me bajes!
Deja de andar, suelta un suspiro como si quisiera quejarse y me deja en el suelo. Su sonrisa es fingida en ese momento, por cumplir.
—¿Feliz?
—Sí —Tiro de la parte baja de mi cazadora para acomodarla—. Tú guías.
Se lo toma en serio, tanto como para ir un par de pasos por delante gran parte del camino. En un momento dado empieza a silbar al ritmo de una canción de Justin Timberlake, yo observo. Conversar con él sería una buena idea, pero parece tan tranquilo, tan perdido en sus pensamientos y relajado que prefiero dejarlo así. Bastante con estar acompañándome ahora. Supongo que volverá a la fiesta nada más me deje en casa.
Esconde las manos en los bolsillos de sus pantalones y mira sobre su hombro para asegurarse de que le esté siguiendo antes de acelerar un poco. Yo cierro mi cazadora tratando de cortar los golpes de viento.
Llegados a mi calle, vuelve a mirar sobre su hombro y, esta vez, espera hasta que yo le alcance.
—¿Te pasa algo? —Debe de estar molesto, aun habiéndome prometido que me acompañaría de vuelta cuando yo quisiera sólo ha pasado una hora desde que hemos ido, no creo que le haya hecho gracia. Niega, yo insisto—. Siento que hayas tenido que acompañarme.
Soy terca e impulsiva, pero no lo suficiente como para volver a casa cuando no conozco el camino de vuelta.
—No es problema.
—Lo parece —Me mira, apenado antes de pasarse una mano por la nuca y volver la vista al frente. Estamos a un par de minutos de llegar hasta mi casa.
—Te he dicho que te traería de vuelta cuando quisieras.
—Eso no quiere decir que tenga que gustarte hacerlo.
—Yo también quería irme —confiesa al fin—, estaba haciéndolo todo mal.
Por un momento busco la explicación en mis recuerdos, él estaba bien allí, algo a la defensiva, pero bien. Cómodo hablando con César antes de que yo me acercara a ellos, no parecía haber ningún fallo. Noto cómo se encoge un poco.
—Si me quedaba iba a seguir bebiendo.
—Pero no tiene nada de malo, tú mismo lo has dicho —"Mientras sepas controlarte", han sido sus palabras exactas.
Jack duda, sus labios forman una fina línea y sus pasos se vuelven más vacilantes.
—¿No ibas a parar? —presiono.
Pasa una mano por su pelo, despeinándolo en un solo gesto. No tiene que decir nada, la respuesta es clara. No, no iba a hacerlo. Su intención esta noche no era controlarse lo más mínimo con el alcohol.
—Este domingo es 19 de noviembre.
—¿Y qué pasa ese día?
—Era el cumpleaños de mi hermano —esa confesión borra toda expresión de mi rostro, ni siquiera soy capaz de moverme cuando lo dice. Él también deja de andar y el más puro dolor está grabado en su mirada—. Iba a cumplir veinte este año.
Me humedezco los labios, de golpe todo lo que conozco es sequedad. Incluso mi garganta raspa, sin darme la oportunidad a pronunciar palabra alguna, tampoco serviría entiendo en cuenta que no sé qué decir. Nunca se me han dado bien estas cosas, así que sólo actúo, me acerco a él y le abrazo como ha hecho antes. Esta vez, cuando me devuelve el gesto, es él quien esconde la cabeza en el hueco de mi cuello y afirma el agarre con fuerza.
Él no planeaba dejar de beber porque quería olvidar aun cuando eso sólo habría empeorado las cosas ¿Cómo se sentirá para él después saber que una de las razones de la muerte de su hermano es en lo que él busca desahogo?
—Le echo de menos —Dice, su voz en un ahogado murmullo apenas audible, pero yo lo escucho, una confesión tan rota que me transmite gran parte del dolor que está sintiendo ¿Cómo puede conseguir eso? Lograr que mi estado de ánimo también cambie entorno al suyo.
—Lo sé.
—Pero duele, no quiero que duela.
Si se rompe él juro que voy a hacerlo yo también. No le he visto durante mucho tiempo, pero con el ritmo que ha estado llevando y lo que tomaba no me sorprendería que le esté dando un bajón mayor por culpa del alcohol.
—Duele porque todavía te importa, eso no es malo —espero que con eso sirva, no son palabras mías, sino lo que Ben me dijo cuando, hablando de mis padres biológicos, le confesé cómo me sentía cada vez que pensaba en ellos. Le dije que quería saber quiénes eran aunque me hubieran abandonado porque, por mucho daño que me hicieran, todavía necesitaba saber.
Ben sonrió un poco, apoyó la mano sobre mi pierna y me dijo que si todavía dolía era que me importaban, pero que no era malo, que era lo que me hacía humana. Ahora aprovecho ese viejo consejo para Jack con la esperanza de que le alivie como lo hizo conmigo.
—No pude hacer nada, debí haber hecho algo.
Estoy sensible hoy, tanto que escucharle hablar así está pudiendo conmigo por segunda vez en un día.
—No podías haber hecho nada, no estabas allí.
—Tenía que haberlo estado —Cierro mis brazos con más fuerza a su alrededor.
Ya está, se ha derrumbado y no me cabe duda alguna que la cantidad que haya bebido ha tenido algo que ver. No es mi costumbre beber, pero por las historias de Wyatt he aprendido que no a todo el mundo le alegra hacerlo, a algunos les vuelve agresivos y, a otros, les hace pedazos si ya se habían estado hostigando. Jack no ha podido dejar el tema tranquilo en su cabeza mientras bebía, ahora es demasiado tarde como para echarlo a un lado.
—¿Por qué tuvo que ser Spencer? —Tengo que aguantar las ganas de llorar. Su voz... no queda rastro de diversión, nada de ánimo, sólo palabras rotas cargadas de impotencia. Se echa a un lado, dándome la espalda y pasando de nuevo la mano por su pelo—. Él era el mejor de los dos, él era el de las mejores notas y mejor expediente. Spencer era el mejor de nosotros, ¿por qué tuvo que ser él?
¿De verdad piensa así? ¿Está intentando decir que quisiera haber sido él en vez de su hermano? ¿Que le daría igual haber fallecido él?
Lo suelta así, sin más, como si no pudiera haber otra opinión que discrepe con la suya.
Le adelanto para poder hacerle frente. No llora, no hay ni rastro de posibles lágrimas, pero no hace falta que lo haga para saber lo destrozado que está, para poder notarlo. Y esto más cabreada de lo que he estado en mucho tiempo cuando hablo.
—¡¿Cómo puedes infravalorarte así?! ¡Maldita sea, Jack! —Le empujo, me importa poco saber que no tengo más fuerza que él y que el movimiento es apenas perceptible—. ¿De verdad crees que él hubiera preferido que fueras tú?
Me mira, inclina un poco la cabeza, casi como si no comprendiese la realidad tras mis palabras. Entonces habla, tan suave que creo que mis oídos me engañan al escucharlo.
—Él no, pero yo sí.
Doy un paso atrás, esa frase ha sido peor que una bofetada.
—No puedes estar hablando enserio, dime que no, por favor.
Baja un poco la cabeza, sin rastro de arrepentimiento. Con el siguiente suspiro mis hombros caen. Él siempre sonríe, siempre bromea y, sí, se salta la mitad de las clases y le encuentro muchas veces en el aula de castigo después de clase, pero un gran chico. No soy la única que le aprecia, incluso cuándo nuestra relación constaba exclusivamente de pullas, le tenía cierto cariño, es inevitable. Tiene ese carisma innato, él parece ser el único que no lo ve.
—Jack —llamo— ¿Te das cuenta de lo egoísta que estás siendo pensando así?
Eso sí logra algo de su atención, frunce el ceño sin comprender.
—¿De verdad piensas que estaríamos mejor sin ti? Sé que apreciabas muchísimo a tu hermano, pero tú también vales la pena...
—Ashley —interrumpe.
—¡No! —corto—. No pienso dejar que tengas esa imagen sobre ti, porque, créeme, eres un maldito desastre andante que me ha causado muchos dolores de cabeza y que ha sacado de quicio a la mitad del alumnado y casi todo el profesorado —lo peor es que no estoy exagerando—, pero vales la pena. Eres inteligente, sabes actuar con madurez cuando quieres y tienes unos valores mejores que los de muchas personas a las que he conocido. Eres testarudo, pero ayudas a cualquiera que esté a tu alcance. A mí me has ayudado, Arianna te adora y Trevor y Noah te miran como a su hermano. Incluso Wyatt cuenta maravillas de ti.
—Ash...
—¡Que te calles! ¿Cómo no puedes entender que si hubieras sido tú muchas cosas hubieran cambiado? Has influido en muchas personas y sigues haciéndolo, te juro que a mí me has ayudado más de lo que te puedes imaginar sólo porque eres tan testarudo que no me ibas a dejar salir a correr sola. Te has vuelto mi confidente, mi amigo, no puedo creer que pienses algo tan horrible sobre ti como para preferir haber sido tú.
Respiro con dificultad cuando termino, habiendo sentido una imparable necesidad de decirlo todo a la carrera y sin tener tiempo de respirar más que cada más que un par de frases. Siento rabia hacia él, ¿por qué no ve lo importante que es? ¿lo que a mí me importa?
Estira un poco el brazo, aparto el mío al sentir el roce.
Necesito que lo entienda.
Y también entender yo por qué el corazón me ha latido tan acelerado al temer sus palabras y cómo sus palabras rotas han tenido ese efecto sobre mi cuerpo. Sus ojos azules se suavizan un poco.
—Lo siento —pronuncia con lo que parece ser la sombra de una sonrisa, extiende un poco más la mano a la espera de mi reacción.
—Vas a necesitar más que una disculpa después de la estupidez que acabas de decir —Y yo un par de carreras para asentar mis propias pensamientos y comprender el por qué de la rabia que todavía siento. Saber que ese pensamiento ronda su cabeza, que la culpa se ha vuelto tan fuerte que sería capaz de cambiarse por su hermano ha sido como atacarme directamente—. Así que espero que el domingo traigas una gran cantidad de chucherías para ir al mirador.
En el momento en el que entiende mi forma de pedirle quedar esa noche se relaja. Se mueve un poco en su sitio, saliendo por completo de sus pensamientos, recomponiéndose antes de tratar de verse como hace siempre. Es tarde para avisarle de que me he acostumbrado a verle de forma diferente a la que lo hacen ellos.
—No hay lluvia de estrellas el domingo.
—Tampoco vi ninguna la otra vez —lo que, por desgracia, era verdad.
La sonrisa de Jack se vuelve menos forzada esta vez, allí es adónde iba con su hermano y pasar parte de la noche en el mirador puede ser lo que él quiera, pero no sólo. Esta vez, cuando alcanza mi mano, le dejo hacerlo. Lleva mis nudillos hasta sus labios, un suave roce sin apartar sus ojos de los míos. El agradecimiento lo encuentro antes de que él hable, congelando el momento. Le veo a él, con el pelo despeinado y sus ojos azules brillando bajo las luces de las farolas. Sus rasgos suavizados con la poca luz y la intensidad que me transmite con una sola mirada, con un solo roce sobre mi piel.
—Gracias —dice, volviéndolo la palabra más real que alguna vez he escuchado pronunciar a alguien.
──── ∗ ⋅✦⋅ ∗ ────
──── ∗ ⋅✦⋅ ∗ ────
¿Os gustan juntos?
♥
—Lana 🐾
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro