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Capítulo 16 - Ideas y Sophie

Canción en multimedia: Over — HONORS

Capítulo dieciséis — Ideas y Sophie

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Un fin semana y tres días lectivos después de que mis pesadillas se hayan reducido hasta desaparecer me encuentro sentada junto a Ben en la mesa de la cafetería. Mientras, Wyatt y Wen están cada uno por su lado. Wyatt ha querido sentarse con los chicos de su equipo para poder molestar a uno de sus compañeros que cumplía años hoy. Wen está sentada junto a Trisha, riéndose de algo que desde aquí es imposible escuchar mientras trata, por lo que me ha dicho, de estrechar sus relaciones con las que se han vuelto sus nuevas compañeras de equipo. Porque, sí, ella ha conseguido entrar en el equipo, algo que me ha alegrado tanto o más que a ella. Sé que desde hace tiempo necesita a más gente cerca, me sentía más agobiada a cada día que pasaba por no poder ser la amiga que necesita, esa a la que le permiten salir los fines de semana y quedar sin tener miedo de incumplir cualquier norma que le han impuesto.

Después de tratar de convencerme para que me sentara con ella, ha terminado rindiéndose y aceptando que yo no dejaría a Ben comiendo solo. Claro está, él podría haberse ido con Wyatt como otras veces, pero siempre he notado que no está demasiado cómodo entre ese grupo. Como él dice, no es su sitio.

—He estado hablando con Sophie.

Me atraganto con mi propia saliva al escuchar el nombre de la chica. Ben hace una mueca por mi  gesto, por lo mucho que dejo ver que la chica me desagrada ¡Dinfundió rumores horribles sobre mí sin conocerme! ¿Qué quiere, que ahora seamos mejores amigas?

—No me mires así, Ashley, sólo quiero que os conozcáis, que habléis un poco.

—No.

Me yergo por completo en mi asiento.

—Por mí.

—¿Pero no habíamos quedado en Cesar? Cesar es de diez, por favor no elijas a Sophie sobre él, ella es una bruja mal...¡Sophie! —Trato de disimular lo mejor que puedo cuando ella se acerca a nuestra mesa. Por debajo, pateo la espinilla de mi mejor amigo con toda la fuerza que logro sin hacer el gesto demasiado obvio—. Ben me ha hablado mucho de ti.

Siento cómo mi mejor amigo permanece tenso a mi lado mientas que yo me muerdo casi literalmente la lengua para fingir un mínimo aprecio por la chica. Es la vida de Ben y, por mucho que pueda molestarme, él decide. Hundir sus posibilidades con Sophie no está entre mis planes, llevarme bien con ella, tampoco.

—¿Sí? —los ojos grises de la chica se abren un poco más, centrándose en Ben y brillando con algo de esperanza. Es delgada, su figura no resulta llamativa, pero sus rasgos finos convirtiendo su rostro en más angelical la ha hecho acaparar más de una mirada—. Cosas buenas, espero.

—Claro.

Quisiera decirle que es una asquerosa por lo que hizo el año pasado, estampar la bandeja sobre su  cuidada vestimenta y esperar a escuchar las risas durante lo que queda de día. Ben cierra una mano sobre mi pierna a modo de advertencia, obligándome a borrar esas ideas y el tono amenazador de mi voz con el gesto.

Sophie pasa una mano por la trenza de espiga que ahora cae sobre su hombro derecho, las uñas largas rozan cada cabello con sumo cuidado.

—Quería hablar contigo un momento —sonríe hacia Ben. Acto seguido sus ojos se clavan en mí como un animal que ha encontrado a su presa y, aunque la mirada se suaviza al instante, lo he visto, seguía ahí. Sigue siendo la misma chica que ha disfrutado tanto puteando a otros—. ¿Te molesta si te lo robo un momento?

¿Molestarme? ¿Que se lleve a mi mejor amigo para manipularle y conseguir salir con él para luego dejarme ver cómo le aleja?

Ben da otro apretón en mi pierna, casi como súplica silenciosa.

—Sin problema —fuerzo la más falsas de mis sonrisa—, pero sólo cinco minutos, me ha prometido que me acompañaría a hacer algo más tarde.

Puedo notar cómo Ben está a punto de rodar los ojos al escuchar mi mentira. Se pone de pie y toma su chaqueta.

—Ahora vuelvo —me dice.

—No te preocupes, en seguida te lo devuelvo —escucho decir a Sophie.

—¿Te acabas de referir a él como a un objeto?

Ella se humedece los labios, Ben toma su mano y me dedica una mirada cargada de palabras que no necesitan ser dichas. "No discutas con ella", parece que pide. Ahogo una queja y finjo estar a favor al verles marchar.

Después sólo me queda esperar. Esperar notando miradas desde la mesa de la que Sophie se ha levantado y rezando que la cordura de Ben sea suficiente como para no caer en las redes de ella. Me da igual cómo se comporte ahora, porque finge, alguien no puede cambiar tanto tan bruscamente. No me fío.

Pasados unos minutos soy incapaz de pensar en otra cosa, aunque lo agradezco, al menos apaga el sentimiento de incomodidad que me produce estar sentada sola. Me siento expuesta por completo, con el corazón latiendo a un compás diferente del habitual al pensar en las miradas del resto de alumnos cayendo sobre mí, juzgando. Odio que esa clase de pensamientos todavía tengan cabida en mi cabeza.

—¡Wyatt, ¿dónde vas?!

Busco la procedencia de ese grito sobre las voces de otros adolescentes. Alcanzo a ver a Wyatt algo alejado de su mesa, mochila al hombro y bandeja en mano. Él me mira, luego se gira para responder a Jack.

Desde dónde estoy no alcanzo a escuchar lo que dice, ni siquiera la respuesta de Jack tras haber sentido sus ojos sobre mí por un segundo. Estoy comiendo sola en una mesa, ¿cuántas cosas puede haber pensado de eso? No quiero atención, ningún juicio, bastante daño me hicieron en el pasado. Una vez creí que en el orfanato estaría mi nueva familia temporal, así era como la señora Abel quería que viéramos el lugar cada mañana con su discurso a la hora del desayuno, pero mentía. Oh, cómo mentía.

Allí encontré mi tormento, crecí entre las mismas paredes viendo cómo mis amigos iban siendo adoptados con el paso de los meses. Los que quedaban eran los peores, la posibilidad de ser adoptado disminuían con cada año que pasabas ahí, las familias quieren a niños pequeños, por eso me sentí tan agradecida a los Daking cuando me adoptaron ya no siendo una niña de seis o menos años.Quizás por eso me dejé manipular con tan facilidad al inicio, pero volver siempre ha sido mi mayor miedo. Incluso ser mandada a un reformatorio me aterra, la experiencia en el orfanato se ha grabado a fuego en mi cabeza. Allí verme expuesta significaba ser agredida verbalmente o físicamente si no había cuidadores cerca. Sé que fue en parte mi culpa por mostrar mis miedos tan abiertamente, por dejarme ver vulnerable, pero el recuerdo sigue ahí, ardiendo, doliendo, acompañando cada uno de mis pasos.

Y ahora me siento como aquel entonces donde la atención era un peligro, no quiero seguir expuesta. Veo cómo Wyatt vuelve a su mesa y los chicos siguen con sus idioteces. No espero más a Ben, me levanto y busco un hueco en la mesa de las chicas del equipo de Voley que me brindan sin problema. Esta vez María y Charlotte son las que me dan conversación.

—Queremos hacer algo para conseguir dinero y comprarnos nuevos uniformes, ¿alguna idea? —María se inclina más cerca al decirlo, emocionada—. Por ahora han dicho hacer un calendario y venderlo, yo estoy en contra.

—¡Y yo! —chilla una chica a la que no reconozco desde otro extremo de la mesa. Un par más la imitan. Arianna, sentada frente a María, hace una mueca de exasperación al apoyar la barbilla sobre sus manos.

—Lo único para lo que servirían esos calendarios sería para vendérselos a los chicos de Baloncesto y que ellos se dediquen a pegar caras de animales en las nuestras y repartirlos como hicieron con los anuarios hace dos años.

María chasquea los dedos.

Pendejos —suelta ella.

Arianna rueda los ojos.

—¿Eso era un insulto?

—Para ellos, por supuesto —sonríe la castaña. Con eso María golpea el brazo de la chica que tiene al lado, una a la que reconozco sólo de vista del día de la barbacoa—. ¿Alguna otra idea? —se gira de nuevo hacia mí—. ¿Ideas?

—Yo sigo diciendo que lo de lavar coches suena bien —escucho decir a Wen—. En fin, podemos hacerlo como las películas, siempre ganan mucho dinero con eso.

Trixie asiente, defendiendo el punto de Wen. Yo, en cambio, quiero romper a reír, algo que Charlotte hace de improvisto.

—Buen chiste, ¿qué creéis que es esto ahora, una fraternidad universitaria? Conmigo no contéis para eso.

—¿Y entones? —presiona Wen con notoria molesta—. Porque tampoco veo que estéis aportado ideas.

Charlotte aparta la mirada, volviendo a otra conversación que mantiene con la chica a su izquierda. Wen vuelve a pedir que den alguna otra idea, cuando nadie lo hace, rueda los ojos, echándose un poco hacia atrás en su sitio y haciendo un comentario hacia Trixie que claramente nos ha permitido escuchar al resto.

"No aportan ideas y luego se quejan cuando das alguna"

Con eso veo que los ojos azules de Arianna se clavan en mi amiga con asombro. Los labios de la rubia forman una fina línea y tensa la mandíbula. Acto seguido y pareciendo negarse a darle más atención, vuelve hacia su plato. Esta vez el tenedor parece a punto de romper el plato cuando alcanza otro trozo de carne.

—¿Qué tal un sorteo?

Me arrepiento nada más decirlo.

—Me gusta tu idea, Ash —Wen se adelanta a cualquier otra respuesta, la sonrisa impoluta sobre sus labios cuando se echa hacia adelante con cuidado de que su pelo no llegue al plato—. Lo único sería ver cuál es el premio, hay que comprar algo así que quizás el precio de las papeletas tendría que ser demasiado alto para obtener beneficios, pero podemos probar si queréis, suena bien por mí.

Dudo ¿Acaba de tratar de marcar la mala idea que sería sin quedar mal ante mí ni ellas?

Por primera vez caigo en la cuenta de que Ginny está presente. Desde una esquina de la mesa y rodeada por tres chicas del equipo con las que apenas he cruzado una o dos palabras, habla. Su voz es clara, dura me arriesgaría a decir. Todas la escuchamos, ya no por su cargo como co-capitana sino porque ella impone. Se ve como una persona culta que domina un tema buscando probar el punto de algún nuevo en ese campo.

—Eso podría estar bien. Y, no, Wen, no hace falta que compremos nada, hay otras cosas que pueden sortearse. He visto más de una película donde se sorteaban cosas como citas, mi prima lo hizo para recaudar fondos en una asociación. Si nos organizamos podríamos conseguir dinero suficiente para los uniformes y los algunos viajes para futuros partidos.

El silencio dura poco.

—Sí —dice Wen—, Ash siempre ha tenido muy buenas ideas ¿Votos a favor?

Ella es la primera en levantar su mano, poco a poco, todas las chicas la van alzando. Yo me mantengo excluida, ¿por qué debería de participar en una votación de algo que no tiene que ver conmigo?

Pero Arianna no parece verlo así, ella frunce el ceño tras bajar la mano junto al resto de las chicas.

—Bueno pues ya lo tenemos... —escucho decir a Ginny.

Arianna la interrumpe.

—Yo digo que Ashley también se una, después de todo ha sido idea suya.

Su gemela la golpea en la frente.

—Ari, basta, entiende que Ashley no quiere estar en el equipo, deja de presionarla para todo.

—En realidad estaría bien —añade María—. Será divertido y cuantas más seamos más dinero podremos ganar para los fondos del equipo, ¿qué me dices? ¿Quieres ayudar a unas pobres atletas a comprarse nuevos uniformes?

—No sé si...

—Venga, anímate —me interrumpe otra de las chicas a las que no conozco. Le sigue otra y otra y pronto me veo presionada por ellas.

Mis negativas no consiguen más que la misma petición en un tono más alto, cada vez hay más atención sobre nosotras y eso me hace sentir más observada, más incómoda. Agobiada, cedo.

—Está bien, está bien, pero bajad el tono.

Arianna aplaude, puedo jurar que esa chica es todo alegría y sonrisas.

—Vale, ¿quién lo organiza?

Las miradas caen sobre Ginny al instante. La pelirroja tamborilea los dedos sobre la mesa, entendiendo que le tocará a ella. Su rostro no tiene la misma alegría que la del resto del equipo, ella se muestra más seria, como siempre, impasible. Quizás sea eso lo que me ha hecho desconfiar de Wyatt cada una de las veces que ha defendido que era una chica amable cuando Wen la criticaba.

—Nos apuntaremos todas, yo me encargo de pasar la noticia.

—¡Genial! —Chilla Trixie. Al mismo tiempo, Charlotte bufa a mi lado.

"Es genial sentirse como un trozo de carne", la escucho quejarse.

No estoy del todo en desacuerdo con ella.

(...)

—¡No puedo creer que no volvieras! —Alcanzo a Ben después de nuestra última clase, prácticamente abalanzándome sobre él nada más verle—. Me has dejado tirada.

—Lo siento, me he distraído y se me ha ido la hora.

Mirándole puedo reconocer algo más. Le conozco lo suficiente como para notar que trata de esquivar mi mirada, clavando sus ojos en cualquier otro lugar. Su cuerpo también se muestra rígido y sus labios algo más finos por cómo se ha tensado. Interpreto las señales en busca de qué es lo que me oculta. No tardo en entender por qué parece tan culpable.

—¿Os habéis besado? —de no ser por la sorpresa, lo hubiera chillado. No lo niega y mi cabeza estalla con teorías disparatadas—. Pero, ¿por qué? Si dijiste que...

La mano de Ben pronto cubre mi boca. Me manda callar, mira a nuestro alrededor, al pasillo abarrotado de alumnos, y me termina por arrastrar a un lugar más alejado. A esas escaleras cuyo color blanco ha pasado a grisáceo que tan pocas veces se utilizan.

—Sé lo que dije, ¿vale? Sólo... pasó.

—¿Que sólo pasó? —Aparto el pelo de mi rostro, abatida—. Te lo advertí, si caes en su juego ya es cosa tuya.

—No he caído en ningún juego.

Consigo calmarme lo suficiente como para hablar con una mayor coherencia. Me siento frustrada, temerosa de que el odio que Sophie sentía por mí el año pasado este empeore. Asustada de verla manipular a mi mejor amigo hasta arrebatármelo. Siempre he dicho que Ben y Wen eran igual de importantes para mí, pero mentía. A Wen la quiero como a una hermana, pero a Ben no, él es mi mayor pilar, casi como una extensión de mí, no sé qué haría si le perdiera. Y, por muy egoísta que me escuche al hablar, no puedo pararlo.

—Ella no ha cambiado.

—Eso no lo sabemos.

—Yo lo sé —termino, frustrada de lo ciego que está.

—Sé que te preocupas por mí, pero déjame elegir. Siempre dices que respaldarás cualquiera de mis decisiones, por favor, Ashley, sólo se mi amiga.

—Pero César...

—Se mi amiga —ruega, rompiéndome el corazón con la petición. Dos veces cuando noto en esa necesidad el arrepentimiento de, probablemente, haberme contado esa parte de sus dudas—. Déjame cometer mis propios errores.

Bajo la mirada.

—Está bien, lo siento.

Siento su mano acariciando mi mejilla, me mira con ternura.

—No vas a deshacerte de mí, eso tenlo por seguro.

—Más te vale cumplir.

Me sonríe con dulzura—. Yo nunca te fallaría.

Con eso se aleja un par de pasos, acomoda la mochila sobre su hombro y señala con un gesto de la cabeza el pasillo.

—¿Vamos yendo?

Dejo ahí el tema aunque en realidad lo único que quiero es preguntarle, por cómo me ha respondido, si de verdad ha preferido a Sophie o si sólo tiene miedo a qué dirá la gente de decidirse por César. O de lo que pueda decir él.

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Ashley respecto a Benphie (Ben+Sophie)

¿Qué pensáis que pasará en el sorteo/subasta? HIPÓTESIIIISSSSS  —Creedme, cuanto más extraña más posibilidades hay de que sea —. Pero eso va a estar muuuuyyy entretenido MUAJAJAAJAAJAJA

¿Alguien NO odia a la dulce Sophie? ¿Tiene Ashley algo de razón o es muy paranoica?

Un beso & nos leemos el próximo jueves ღ

—Lana 🐾

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