Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 10 - Memes

Nueva portada hecha por: ephemeralistic

Canción en multimedia: Flaws — Bastille

Chic en multimedia: Trevor Wilcox — KJ Apa

Capítulo diez — Memes

──── ∗ ⋅✦⋅ ∗ ────

Todavía estoy nerviosa mientras espero mi turno. He tardado en cambiarme de ropa y ponerme ese conjunto para gimnasia que tan horrible me parece. Los pantalones de ese naranja apagado algo holgados que me llegan por la mitad de los muslos y una camiseta de manga corta blanca simple que me queda algo pegada al cuerpo. Apoyo la cabeza sobre el hombro de Wen desde una de las gradas más bajas.

—No te preocupes, Ashley, ya verás cómo Wyatt encuentra la pulsera.

Me ha dado el bajón sin poder evitarlo y ahora estoy completamente desganada, oyendo explicaciones que no soy capaz de escuchar por completo y viendo como un par de chicas ya se han puesto en pie para realizar unos pases que el entrenador mira con atención. Una pelota golpea la grada, a medio metro de mí, ni siquiera me sobresalto cuando lo hace, es como un agotamiento completo.

Es el entrenador quien viene a por la pelota, le da otra oportunidad a la chica que acaba de lanzarla.

—Es lo único que tengo de ellos —murmuro con pesadez, tengo ganas de llorar—. No quiero perderlo.

—Lo sé.

Wen pasa una mano sobre mis hombros, permitiéndome seguir apoyada mientras intento contener las lágrimas. Es un sentimiento asfixiante, sé que es sólo un objeto, pero perderlo me sería demasiado doloroso. Puede que no haya crecido con una buena imagen de quienes fueron mis padres, pero necesito algo de ellos, algo que me recuerde que no estoy atada a los Daking, que algo que tengo no es suyo, que soy yo. Que yo tengo el poder sobre algo. Y creer que a mis padres biológicos les importé lo suficiente como para dejarme algo suyo.

—Ya verás como aparece —sigue calmándome ella.

Veo, desde el rabillo del ojo, cómo Wen le hace una seña a Trixie para que nos deje las últimas. No alcanzo a ver la respuesta.

—Tú piensa que si te la dejaron es porque les importabas y que, aunque no la encuentres, eso no va a cambiar, ¿vale?

Eso sólo me da más ganas de llorar, tantas que tengo que cerrar los ojos con fuerza para pararlo.

—Me siento una tonta por querer llorar por esto.

—No —interrumpe con dulzura—, sólo las cosas que nos importan nos hacen llorar. Es normal que te afecte, le tenías muchísimo cariño.

—Pero es sólo un objeto —quiero golpearme por no poder seguir reteniendo las lágrimas. Quien me vea así se reiría de mí. Aparto con una mano las pocas lágrimas que han caído de mis mejillas y vuelvo a dejar que mi rostro quede escondido bajo mi melena castaña al mantener la cabeza apoyada sobre el hombro de mi amiga.

—Y las palabras son sólo sonido que también pueden hacernos llorar. Ambas sabemos que si estás mal no es por haber perdido una simple pulsera sino por todo lo que significaba para ti, pero recuerda que el significado no va a desaparecer aunque el objeto lo haga.

Incapaz de encontrar algo que contestar a eso, me decido por centrarme en mi respiración para contener la gran cantidad de sentimientos que se están encontrando en mi interior. Todavía me recuerdo, a los siete años, durmiendo mientras que mis dedos rozaban la pulsera, hablando en voz baja como si el objeto fuera a llevar mi voz hasta mis padres biológicos. Porque, en el orfanato, no importaba lo sola que me sintiese, que ese objeto sería la marca de cariño más grande que pudiera encontrar. Los otros niños, la mayoría de ellos, no tenían algo así, un último regalo, como yo le decía, yo sí. Y eso hacía que mi pecho se inflase con orgullo y que mi corazón se sintiera un poco más lleno.

El sentir tacto en mi espalda logra que un escalofrío recorra mi columna. Después viene el sonido del golpe contra el suelo cuando una persona salta para quedar en nuestra misma grada. La mano no se aparta de mi espalda y la incomodidad sigue. En ningún momento me muevo, no quiero que se me vea el rostro, no hasta que sienta que mis ojos ya no están cristalizados.

—¿Pero qué tenemos aquí? ¿No vas a clase para echarte una siesta? ¿Qué dirían tus padres si te vieran así?

Wen aparta un poco el brazo que mantiene sobre mi hombro para poder apartar a alguien. La mano que habían apoyado en mi espalda desaparece al instante. He reconocido esa voz, la burla en sus palabras y puedo jurar que he llegado a distinguir la espera por una respuesta cargada de diversión y sonrisa sarcástica. Pero no es lo que le doy, en su lugar bajo un poco más la cabeza, buscando ocultarme por completo.

—Ahora no, Jack —Advierte Wen.

—Dime que no se ha dormido por completo —dice con burla—. ¿Ahora eres un bebé, Ashley?

—Es en serio. No molestes —Sigue mi amiga.

—Yo nunca molesto —quiero bufar ante sus palabras—. Venga, chica, ¿me vas a hacer esperar más tiempo o vas a ir ya a hacer la prueba y quedar en ridículo delante de todos los que estamos en el gimnasio?

Silencio.

—¿Ahora no me hablas? —Inmediatamente trata de levantarme. Wen le empuja a un lado y vuelve a atraerme a su lado.

—¡Deja de ser un estúpido y lárgate! —Chilla ella. Puedo jurar que el gimnasio se ha quedado en silencio, tanto que lo único que se escucha ahora es el votar de una pelota que ha sido mal lanzada—. Si no te vas voy a sacarte a patadas yo misma.

Wen me sostiene como una niña que abraza a una muñeca que no quiere prestar. Estoy ahogándome bajo su agarre, tanto que necesito moverme. Consigo que me suelte, todavía algo deshecha cuando aparto el pelo de mi rostro. En cuanto encuentro los ojos de Jack cualquier rastro de diversión se borran junto a esa desafiante y burlona sonrisa que acostumbra a llevar cada vez que se acerca.

—Ahora no —Esas dos palabras salen de mis labios más cortantes de lo que deberían, casi amenazantes. No sé si es eso, pero, por primera vez, parece ser doblegado por una simple frase y, sin respuesta, vuelve a subir hasta llegar a la grada más alta en la que se sienta de nuevo con su grupo.

Mi mejor amiga mira la escena con un deje de asombro.

—Guau chica, tienes que enseñarme eso —sonríe.

Antes de que pueda responder mis ojos se centran en la puerta que da al polideportivo, esa por la que el chico de pelo negro y ojos azules al que he dejado atrás hace unos minutos aparece. Wyatt me busca con su mirada y, cuando me ve, levanta lo suficiente una mano como para enseñarme lo que trae. Mis ojos se abren todavía más y me pongo en pie de un salto. Avanzo hacia él sin correr, pero, aun así, todo lo rápido que soy capaz, aliviada al volver a tener la pulsera entre mis manos.

—¿Dónde? —pregunto, deslizando el objeto a través de mi mano.

—La había encontrado una chica de un par de cursos menos junto a las taquillas, la encontré antes de que se la llevara.

Me muerdo el labio con fuerza. Después prácticamente me cuelgo de su cuello, repitiendo incansables "gracias" y besando su mejilla más tiempo del necesario. Él me sostiene para no terminar cayéndome al suelo, riendo un poco por mi emoción. Cuando me aparto estoy a punto de perder el equilibro.

—Eres el mejor, Wyatt Scheinet. Te juro que ahora mismo te besaría.

Vuelve a reír—. Pero no queremos poner a nadie celoso, ¿verdad?

—¿Qué?

—Además, ya me has dejado la mejilla llena de babas —se burla, fingiendo quitarse algo de la mejilla con la manga de su chaqueta. Es idiota.

—¡Ashley Daking y Wen Yiang!

Me giro para ver cómo Ginny Wilcox me hace señas para acercarme. A su lado y también sentada en una mesa que han traído de quién-sabe-dónde, está Trixie. Ambas compartiendo la capitanía del equipo y, por lo tanto, manteniendo la capacidad de decidir quién podrá entrar y quién no. El entrenador no anda demasiado lejos, moviéndose cerca de la red.

Ginny se pone en pie y le arrebata la pelota a Arianna quien, hasta ese momento, había sido una de las chicas contra las que las nuevas probaban suerte. Wen acelera hasta quedar frente a Ariadna. A mí me toca emparejarme con Ginny y ella... bueno, ella no parece demasiado feliz de verme ahí.

—Empezaréis haciendo un par de saques y luego Ariadna y yo os lanzaremos para marcar, tenéis que evitarlo, si lo hacéis bien, pasáis a la siguiente fase.

Nada más pronunciar la última palabra Ginny me lanza la bola con más fuerza de la necesaria. Incapaz de entenderlo, busco la respuesta en Wen, después en Arianna, ninguna parece tener la respuesta, en su lugar Wen hace una mueca de desagrado  Arianna levanta ambos pulgares para hacerme saber que lo haré bien. Sabía del odio de mi mejor amiga hacia Ginny, pero, ¿ahora resulta que ella también nos lo tiene a nosotras?

—¿Estás sorda? Empieza.

Su queja me hace querer darme la vuelta y salir de aquí. Una de las co-capitanas ya me odia y no hemos ni empezado. Genial. Coloco la pelota en mi mano izquierda y me preparo para sacar, antes de hacerlo, Ginny vuelve a hablar.

—¿No puedes hacerlo más lento?

Miro hacia Wen, ahora mismo ella es lo único que me mantiene aquí, callada y tratando de comportarme. Sonrío falsamente y hago el saque. Ginny vuelve a pasarme la pelota, obligándome a repetirlo cuatro veces hasta que Trixie le dice que debemos pasar a la siguiente parte. Puedo notar la frustración abrirse hueco en el rostro de la pelirroja y la felicidad en la cara de Arianna cuando cada uno de mis saques han sido buenos.

Quisiera restregárselo por la cara.

Wen y Ariadna empiezan con la segunda parte. Wen tiene algo de dificultad para parar los puntos que Arianna va consiguiendo, sólo dos de las cinco veces mi mejor amiga logra darle a la pelota y en ambas la pelota ha salido fuera de la zona de juego. Aunque Trixie trata de animarla, sé que sus paradas han sido demasiado malas, tanto que me propongo hacer lo mismo para no entrar, pero, cuando encuentro el rostro impasible de Ginny al otro lado, la idea desaparece.

Ella lanza. Fuerte. Y yo logro darle bien de forma que la pelota trace una línea vertical invisible hacia arriba y poder recuperarla sin problemas. El segundo y tercero también lo consigo. Siento cómo la fuerza que ella emplea se va intensificando, su rostro muestra una rabia que no logro entender. Y, en el cuarto tiro, deja de apuntar hacia el suelo. De no haberme apartado a tiempo me hubiera dado en toda la cara. Ahí llena mi cupo.

Recupero la pelota, me acerco  ella y se la paso con fuerza.

—Quédate con la pelota y con tu estúpido mal humor, si quieres joder a alguien no voy a dejar que sea a mí —sentencio.

Sus labios, pintados de un oscuro rojo, se abren listos para quejarse.

—No quiero entrar en el equipo, menos si la capitana va a tratarme como a escoria. Y, créeme, me voy, pero no soy yo la que ha perdido algo en esta prueba.

Si creía que le iba a dejar decir la última palabra, está equivocada. No van a humillarme, además, sé perfectamente que ellas son las que tienen más que perder que yo. A mí no me interesa unirme al equipo, menos ahora que dudo que Wen pueda entrar, pero soy buena. Como he dicho, son ellas las que se lo pierden, no voy a meterme en algo donde una de las capitanas descarga su rabia en mí.

El revuelo que se va creando detrás de mí cuando echo a andar es exagerado. Recojo mi justificante, alcanzando a ver cómo Ariadna, Trixie y tres chicas más a las que sólo reconozco de vista se acercan a Ginny. Arianna me alcanza, diciéndome que lo he hecho muy bien y pidiendo que me quede.

—Sólo ha tenido un mal día, de verdad, ella no es así —Trata de excusarla.

Niego—. Que haga lo que quiera, me da igual.

Y es verdad. Incluso si me viniera pidiendo disculpas las cosas no cambiarían demasiado. En cierta forma es como quitarme un peso de encima.

—Pero si puedes hacer que Wen entre, te lo agradecería mucho. Ella era la que estaba emocionada por entrar, no yo.

—Pero tú serías perfecta para el equipo —trata. Llegamos a la puerta y, al mirar hacia atrás, no sólo el entrenador sino que el hermano de Ginny, Trevor y dos amigos suyos también han bajado. Trevor se mantiene cerca de su hermana, de su melliza, vigilando cada pequeño gesto de quienes les rodean, buscando defenderla de cualquier persona que pueda estar en su contra.

Pronto todo se vuelve una discusión que no me siento mal por haber provocado.

—Mejor ve a ver si consigues calmar las cosas.

Arianna se da cuenta de la escena y me pide disculpas una vez más antes de echar a correr hacia el círculo que se ha formado. A medio camino veo cómo se cruza con Jack, él ha bajado de las gradas, pero no para ir con todo el mundo, en su lugar se acerca a la puerta a paso rápido. Salgo antes de que me alcance, prácticamente corriendo hasta entrar a los vestuarios femeninos.

La tranquilidad que me da sentirme protegida ahí dentro se rompe nada más Jack abre la puerta y entra como si fuera su casa ¿Por qué he pensado que iba a respetar algo tan lógico como que este vestuario no le corresponde? Me cruzo de brazos en busca de poner una barrera física entre ambos.

—Es el vestuario femenino.

—Nos conocimos aquí, ¿de verdad crees que no iba a entrar por lo que pone en un cartel?

Verdad.

—Quiero cambiarme, vete.

Jack se ha puesto su sudadera de equipo, el color azul oscuro de la tela logra destacar sus ojos. Parece a punto de decir algo más, quizás alguna pregunta para aclarar las dudas que siento cuando me mira, pero calla. Desliza una mano hacia el bolsillo trasero de sus pantalones oscuros y saca un pequeño sobre que extiende hacia mí. Está doblado por la mitad y algo arrugado.

—Sólo venía a darte esto.

—¿Has medito veneno para matarme por carta? Porque original ya serías.

No me devuelve la pulla. En su lugar deja escapar un suspiro.

—Pasaré a la hora del otro día por tu calle, si quieres correr, espérame abajo —No dice más, no hace más. Se da la vuelta y sale del vestuario como le había pedido antes. Soy incapaz de evitar clavar mi mirada en su espalda y número de equipo hasta que desaparece por completo.

Le devuelvo mi atención al sobre, abriéndolo con algo de miedo por lo que Jack puede haber metido. Hay ¿un pin? ¿Por qué hay un pin? Cuando lo tengo entre mis dedos y hago girar las ganas de reír son inmediatas. Hay una frase escrita sobre el fondo azul: "Participante". Luego una pequeña hoja que al desdoblar sí termina sacándome una carcajada.

"De parte del departamento deportivo queríamos hacerle saber que usted es nula corriendo. Gracias por participar, pero mejor retírese. Un saludo" Impreso debajo un meme donde un hombre con abrigo morado y sombrero mira a la nada con las palabras "Así que perdiste. Dime qué se siente" en él.

Me siento tonta por reírme con esto, por sonreír con esto, por dejar que la tensión y molestia que estaba sintiendo se desvaneciera con un sólo gesto de él. Niego y vuelvo a meterlo todo en el sobre para luego abrir la taquilla que he utilizado y guardarlo en mi mochila con cuidado de no doblarlo más. Incluso el cuidado con el que lo guardo me parece algo tonto, ¿por qué no soy capaz de romperlo y tirarlo como si nada?

Me cambio de ropa y recojo mis cosas a tiempo para esperar en la puerta de la clase que tenía a que sonara el timbre. Le doy el justificante a mi profesora de literatura y me encamino a la siguiente clase.

Quizás hoy sí haría una buena noche para salir a correr.

──── ∗ ⋅✦⋅ ∗ ────

──── ∗ ⋅✦⋅ ∗ ────

El meme:

Quien diga que Jack tiene mal ganar miente... Oseah'

Me imagino a Ashley respondiendo por fin a lo que Ginny estaba haciendo tal que:

asjbsbhdabdhbhd

Un beso & nos leemos el jueves ღ

—Lana 🐾

PD—Si os gustan las canciones que voy poniendo en multimedia he creado (al igual que en mis otras obras) una lista de reproducción con ellas en Spotify (irán sumándose canciones con cada capítulo) Podéis encontrarla buscando: Senior Year Wattpad. Si no os aparece probad con el link que hay en mi perfil ♥

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro