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Capítulo único💀

Más allá de una larga ruta, entre la espesa vegetación, se encontraba el llamado y temido "Sendero de los llantos". El pequeño pueblo alejado de la ciudad, creía que los rumores y sucesos eran ciertos. Estaba situado a muy pocos kilómetros del lugar, por lo que no les era algo ajeno. Los que iban de afuera, desconocedores del terreno, no daban crédito a aquellas fantasiosas anécdotas que llegaban a sus oídos. En la ciudad ya no se creía en sucesos paranormales, fenómenos extraños o anormales. Eran escépticos y sólo daban importancia a lo que la ciencia dictaminaba.

Lo espiritual no iba de la mano de la religión, no al menos en el caso de Min Yoon Gi, un curioso que sólo dedicaba su tiempo libre a buscar cosas fuera de lo común en internet. Mitos, leyendas, cuentos fantásticos... Eso era lo que llamaba más su atención.

Trabajaba como fotógrafo para un periódico que apenas estaba comenzando a dar sus pasos hacia adelante. Apenas cumplió los 27 años, se mudó a un piso no muy acogedor, ya que era de estructura anticuada y el ascensor hacía extraños ruidos cuando llegaba a la planta n°4. Vivió por un tiempo con su mejor amigo, un reconocido kinesiólogo llamado Seok Jin.

Según pasaban los días en aquellas paredes mal pintadas de su piso, a Yoon Gi le comenzaba a interesar la idea de poder viajar solo en busca de alguna aventura. Y para ello estuvo ahorrando unos cuantos wons. Pidió entonces, su primera semana de vacaciones en el trabajo y se le fueron dadas sin problemas. Mucho antes ya planificó todo; lugar, ruta, hospedaje, etc. Encontró información a cerca de un lugar llamado "El sendero de los llantos" y su cuerpo entró en un estado de entusiasmo y adrenalina, tal así que dio un leve respingo sobre su silla.

Al otro día ya tenía todo listo para salir en su auto en dirección al pequeño pueblo situado en Yecheon. No le quedaba tan lejos de donde vivía; había buscado sitios incluso mucho más lejos que no terminaron de convencerlo. Ese día que emprendió el viaje en auto, el cielo parecía no estar a su favor. Había una leve neblina y llovizna de otoño. Pero Yoon Gi sabia hacer frente a ese tipo de cosas, por lo que encendió la radio y disfrutó de su trayecto.

Pasando el cartel de bienvenida, por fin llegó. Se detuvo para localizar en su teléfono la ubicación del lugar de hospedaje que reservó. Según vio en la página, no era un lugar caro, pero estaba casi perdido entre los árboles. Manejó hasta encontrar la casa; era como un pequeño hotel; la estructura era tradicional por afuera, pero un poco más modernizada por dentro. Yoon Gi bajó con su bolso de mano, donde no llevaba muchas cosas. Lo atendió una anciana muy delgada, de cara casi demacrada, con grandes ojos negros y cabello gris corto.

-Buenos días -Yoon Gi saludó amablemente a la señora-.Tenía una reserva, soy Min Yoon Gi.

-Ah, sí -la anciana lo saludó simplemente inclinando su cabeza y fue tras una mesita para toma un papel y resvisarlo con atención -.Eres afortunado, no hay casi nadie hospedado aquí estos días. Te enseñaré tu lugar de descanso.

Sin detenerse pensar en lo que dijo la anciana, siguió sus pasos hasta subir una escalera de madera muy bien pulida y atravesar un largo pasillo hasta llegar a una puerta. La mujer abrió con una llave y entró para comprobar que en el armario había sábanas y cobijas. Yoon Gi entró y dejó su bolso sobre la cama, la cual veía basta cómoda. Esperó a que la mujer se marchara para ordenar sus cosas; ella rebuscó en el armario durante un buen rato hasta que logró encontrar una almohada. Se la entregó, inexpresiva ante la sonrisa de su huésped, y luego caminó hasta la puerta.

-Si necesitas algo, estaré abajo. La comida se sirve a las 13:00.

-Gracias...

La puerta se cerró y Yoon Gi frunció su ceño. Nunca vio a una persona tan extraña; su rostro no decía nada, ni siquiera su tono de voz, aunque suponía que era por la edad. Aquella señora debía tener como 70 años o más.

Pasando las horas y, tras conocer a otros pocos huéspedes en la casa, Yoon Gi notó que la mayoría se marcharía ese mismo día, pasadas las cinco de la tarde. Volvía a sentirse raro, pero decidió ignorarlo. La anciana, en un momento dado, habló con él y para Yoon Gi fue sorprendente el cambio de actitud. Le contó cuándo decidieron hospedar gente, ella y su marido, y algunas otras cosas. Después a la hora de la cena, sólo quedaban él y otros dos más.

El comedor se inundó por una música relajante; el huésped que para Yoon Gi parecía más grande que él, quizás unos veinte años más, estaba leyendo un periódico. El otro, que era más bien de su edad, estaba sumergido en la pantalla de su teléfono, jugando quizás. Aun así, todo tan tranquilo, Yoon Gi era incapaz de entablar conversación con esas personas, sentía que no les agradarían. Y para su sorpresa, uno de ellos se acercó a él. Un hombre medio canoso, pero con aspecto cuidado y prolijo, se sentó a su lado y lo miró.

-¿Te quedarás por mucho?-le preguntó sin más, ganándose la rápida desconfianza de Yoon Gi.

-No lo sé.

-Siempre vengo aquí, todos los años. No paso más de tres días en este lugar. La señora Won es muy amable, pero hay cosas que no me gustan-se detuvo a pensar un rato y luego volvió a levantarse -.Ten cuidado con el chico.

-¿Qué?

Yoon Gi no comprendió aquello. Vio marcharse a aquel tipo lejos de la sala y no supo lo que pensar. Algo en su interior quería decirle que corriera, que algo raro pasaba. Su estómago dolió un poco, la cena no le cayó muy bien...

Miró su reloj y subió las escaleras. Estaba medio oscuro, pero no encontraba el interruptor. Maldijo y caminó a ciegas; detuvo sus pasos en cuanto oyó un sollozo muy débil que no lograba descifrar de dónde venía. Miró fijamente hacia el frente y sus ojos se abrieron como platos al ver salir a alguien de su cuarto a toda prisa. Creía que era una persona, pero le pareció más una espantosa sombra.

Corrió al cuarto y cerró con seguro. Suspiró y caminó hasta el baño para lavar sus dientes y cambiar su ropa. Esperaba poder salir mañana a dar una vuelta y que no lloviese. Se metió a la cama y tomó un libro de su bolso para poder leer y entretenerse. Pasó dos horas leyendo y sin darse cuenta se hicieron las 01:00am. Sus ojos se cerraban, pero sus manos seguían sujetando el libro de 600 páginas.

Escuchó un fuerte sonido golpear a su puerta. Abrió los ojos rápidamente, aturdido, y se vio inmerso en la oscuridad. Sin despabilar aún, entre cerró los ojos y se dio cuenta de que la puerta estaba abierta. Detenidamente y en silencio observó la oscuridad del pasillo. Creía ver algo, o sentirlo. Y así era; una figura vestida de blanco emergió de las sombras mostrándose ante él y desapareciendo en cuanto Yoon Gi abrió su boca.

El corazón casi se salió de su pecho. No llegó a gritar, pero sí reaccionó dando un salto. Entonces se dio cuenta de que tuvo un mal sueño. Volvió a abrir los ojos y seguía medio acostado con el libro en las manos, respiró agitado y miró hacia la puerta. Estaba cerrada.

💀

Al otro día, notó sus ojeras frente al espejo. Lavó su cara con agua fría y se vistió con algo abrigado. Salió del cuarto y bajó para tomar un desayuno. Era el único allí, estaba solo.

La anciana se sentó con él a charlar un rato y hablarle de su familia. No eran muchos, sólo tres. Según le contó eran ella, su esposo y su nieto. Yoon Gi había visto al señor, estaba en silla de ruedas y no era muy hablador. En cambio a ese nieto que mencionaba, ni siquiera notó su presencia.

-¿Y dónde está?

-No es muy sociable, es tímido, pero siempre me ayuda en todo.

Yoon Gi sólo hizo un gesto con sus labios y luego dejó a la mujer para prepararse e ir a dar un paseo en busca de lo que necesitaba. Tomó su cámara profesional y se abrigó para salir. El tiempo seguía jugándole en contra, pero nada lo detendría.

Apenas llovía sin fuerza y la neblina persistente, lo hizo volver a maldecir. Siguió el camino de piedra que llevaba al bosque. Se fue alejando de la casa y se encontró a la entrada de la vegetación. Un cartel viejo y oxidado le advertía de que podría perderse. Miró a su alrededor y, un poco más adelante vio a alguien. Era un joven de cabello negro, vestía abrigado con guantes y parecía estar recogiendo hojas secas. Yoon Gi se acercó hacia él hasta llegar a su lado.

-Hola, ¿podría hacerte una pregunta?-el chico no lo miró, pero asintió -Quiero ir al sendero de los llantos, ¿por dónde debo ir?

El muchacho pelinegro lo miró de reojo y dejó el rastrillo posado contra un árbol. Se puso frente al otro pelinegro más bajito y lo analizó.

-¿Por qué quieres ir ahí?

-Curiosidad-respondió seco, sujetando bien su cámara de fotos.

-La curiosidad mató al gato, dicen-rió levemente -¿Has oído acerca del sendero?

Por supuesto que lo hizo. Leyó y se informó de lo poco que encontró. Se suponía que los habitantes de ese lugar creían en los extraños sucesos, pero ese chico parecía estar burlándose con aquella extraña sonrisa.

-He oído, sí... Vine a tomar fotos.

-¿Fotos? Yo podría acompañarte. Soy Jung Kook, el nieto de la dueña de la casa de hospedaje.

Estrecharon sus manos a modo de saludo y se miraron por un momento. Yoon Gi creía que el muchacho era bastante lindo, le gustaba. Y cediendo a su compañía, se adentraron entre los árboles y hojas secas.

El frío era cada vez más intenso a medida que caminaban. Yoon Gi tomó fotos aleatoriamente y esperando que algo apareciera en ellas. Pero las miraría cuando llegara al cuarto.

Jung Kook iba en silencio, mirando hacia arriba. Colocó después su capucha impermeable e hizo lo mismo con Yoon Gi, ya que estaba demasiado feliz sacando fotos y no se percataba de que la lluvia era más fuerte.

-¿Hace mucho vives aquí? -Yoon Gi no pudo evitar sonreír por el gesto tan amable del chico.

-Demasiado- sonrió de lado, sin mirarlo- ¿Por qué te interesa este lugar?

-Bueno, siempre me gustó investigar y explorar lugares terroríficos, aunque este lugar es muy hermoso para eso.

Ciertamente, los rumores de desapariciones y suicidios eran demasiado para aquel lugar. Recordando lo que leyó, lo llamaban el sendero de los llantos porque antes de suicidarse, todos pasaban por el bosque mientras lloraban por el motivo que fuera. Decían que los árboles te observaban y te juzgaban, llenándote de una horrible sensación. Una que Yoon Gi no tenía.

-Así que crees en fantasmas-Kook caminó al frente y tomó una flores del suelo, estaban marchitas -.Mira, estas flores son hermosas en primavera. Saca una foto.

Yoon Gi asintió y apuntó a las manos del chico. Tomó la foto y luego siguió con su trabajo. Era una lástima que nada apareciera; lo irritaba un poco. Su viaje lleno de expectativas no estaba siendo otra cosa que aburrido. Por eso, ya que conoció a Jung Kook, le propuso que jugaran en la noche a las cartas o algo entretenido, para no volver a tener pesadillas.

Antes de llegar la noche hablaron un montón. Jung Kook nunca le dijo su edad, pero le contó de su pasado cosas divertidas que vivió. Era con un niño. Yoon Gi dedujo que tendría unos 19, pero no estaba seguro.

Llegó la hora del juego de cartas y se quedaron en el salón. Era muy tarde y la anciana y el hombre dormían. Jung Kook jugaba seriamente, era bueno en los juegos y no se dejaba ganar. Yoon Gi hizo su mejor intento, pero perdió.

-Ahora me debes un beso-habló Kook con voz un tanto provocadora.

Habían apostado un beso, para hacerlo más divertido. Y la verdad es que a Yoon Gi no le disgustaba la idea, es más, era algo que deseaba. Se dejó caer de espaldas contra el sillón mientras Kook se colocaba arriba de su cuerpo. Travieso, más que querer besarlo, en sus gestos había otra intención. Pasó sus manos bajo el suéter negro del otro, tocando su piel con ansias. Su rostro se inclinó un poco hacia adelante y rozó sus labios con los de Yoon Gi.

-¿Está bien que hagas esto aquí? -el pelinegro más bajito le susurró, llevando sus manos hasta los muslos gruesos y fuertes del otro.

-Sólo te besaré-le contestó en el mismo tono de voz, con una sonrisita-¿Qué es lo que estabas pensando?

Yoon Gi se mordió el labio, sin arrepentirse de sus sucios pensamientos. Abrió sus labios dejando paso a los de Jung Kook para que encajaran con él. La humedad de ambos labios y de las lenguas tocándose, hicieron que Yoon Gi gimiera. Apretó sus dedos a través del pantalón del chico y el calor de su cuerpo aumentó. La apariencia dulce e inocente de Kook sólo resultó eso, una imagen externa que dentro ocultaba a un chico atrevido que no tuvo vergüenza en quitar sus prendas.

-Este será el mejor recuerdo que te quedará -dijo el menor, ayudando al otro a desvestirse.

Jung Kook, apresurado, apagó la luz de la sala y sólo quedó la de la chimenea alumbrando sus cuerpos rozándose. El menor se movió chocando su cadera con la otra, penetrando al mayor, quien tenía su primera experiencia siendo él el pasivo en un acto sexual. Gimieron en silencio y se miraron como si fueran una pareja con años de relación; Yoon Gi nunca miraba a nadie del modo en que estaba viendo al muchacho pelinegro, le resultaba agradable y sentía algo extraño en él, un toque de misterio que lo atraía. Después de haber llegado hasta tocar el mismísimo cielo, ambos tuvieron que vestirse nuevamente, no era muy conveniente quedarse allí acostados. El menor no dijo una palabra y simplemente salió de la sala con una extraña sonrisa en su boca, mientras que Yoon Gi se había esperado algo más. Decepcionado por ello, pero satisfecho, subió a su cuarto para finalmente caer en el sueño.

Llegada la mañana, apenas unos rayos de sol chocaban con las cortina blancas. Yoon Gi abrió sus ojos, se desperezó y antes que nada, recordó la noche anterior. Caminó hasta la mesa donde había dejado su cámara de fotos y decidió revisar cómo habían quedado las que sacó en el bosque. Pasó lentamente las fotos y sin encontrar nada fuera de lugar, se aduló a sí mismo por sacar tan buena fotos del bosque. Pero en una de ella se detuvo a mirar fijamente. Una flor seca y marchita parecía estar flotando. Recordó que Jung Kook le había dicho que sacara una foto de ella, la sostuvo entre sus manos y entonces disparó el botón. Lo extraño de aquello era que las manos del chico no estaban por ningún lado, ni tampoco parte de su chaqueta, la cual se suponía que debía verse.

Yoon Gi alejó un poco su rostro de la cámara y rió por la estupidez que estaba penando. Después siguió mirando más fotos y, entonces, su sonrisa se borró. Eran fotos de él durmiendo, en aquel cuarto. Dejó la cámara sobre la mesa y tocó su corazón palpitante y acelerado como nunca antes. Era imposible que alguien sacara fotos de él dentro de esas cuatro paredes porque había cerrado con seguro.

-Es una broma-se dijo a sí mismo, levantándose de sopetón del asiento y saliendo del cuarto aun en pijama-.Seguro fue Jung Kook.

Era la única posibilidad. Por ello, decidió buscarlo para pedirle explicaciones. Pero cuando salió al pasillo, todo estaba oscuro, no se oía nada. Miró el reloj y vio que eran las nueve; supuestamente a esa hora debía sentir el olor a tostadas o a café que la mujer preparaba, pero no había nada que resultara agradable a su olfato, por el contrario, sintió un olor a putrefacción que lo hizo taparse la nariz de inmediato.

Bajó las escaleras a toda prisa y se encontró con la soledad. Pero más allá de que no había nadie, se dio cuenta de que las cosas no eran como las recordó cuando llegó. Todo se veía viejo, lleno de polvo y telarañas; parte del suelo estaba roto, la pintura de la pared descascarada... Fue hacia la mesa de la entrada y encontró un periódico, no estaba fechado en ese año, sino que era antiguo. Lo tomó apresurado curioso por leer qué era lo que había en la tapa. Una foto del lugar en blanco y negro llamó su atención.

"La casa de huéspedes fue cerrada debido a los incidentes con la familia Jeon. El tan conocido y fantasioso Sendero de los llantos era una trampa para atraer turistas. La familia le cobraba la estadía y luego de eso, les prometía un paseo por el famoso Sendero para después asesinarlos y hacerlos ofrendas de sus rituales..."

Yoon Gi soltó de inmediato el periódico, y queriendo salir de allí corriendo. Se dirigió hacia la puerta de la entrada, pero ésta estaba cerrada. Dio fuertes golpes con sus puños y gritó por ayuda. La casa de repente se tornó oscura, Yoon Gi dio la vuelta y miró hacia el pasillo. Allí, la figura de Jung Kook fue haciéndose cada vez más notable. Pero su rostro se veía diferente, sus ojos eran totalmente negros y, tras él, la mujer y el anciano en silla de ruedas lo observaban con unas sonrisas.

-¡¿Qué son?!-gritó Yoon Gi, apoyándose contra la puerta bruscamente-¡Déjenme en paz!

-Te lo dije, Yoon Gi, la curiosidad mató al gato...

Fin

Gracia por leer y espero que les haya gustado. <3

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