Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Proyección paranormal




Otra noche más en la que seguía con vida. Me había comunicado con el asistente de Leopoldo, antes de partir en taxi hacía el hotel abandonado.Para mi suerte, el asistente dijo que estaban al tanto de las situaciones que habían acontecido y que confiaban en que podría lograr llevar a cabo la misión. Que no me preocupara por el retraso, pero que necesitaban que el trabajo se hiciera antes del viernes, más tardar el mismo viernes.

Hoy el calendario marcaba un miércoles, por lo que tenía dos noches más para terminar de convencer a las gemelas que me digan donde estaba Hier. Pero ahora no era momento de pensar en eso. Ahora era momento de pensar en cómo lidiar con un fantasma, que acechaba un hotel.

El taxi ya se había alejado de la ciudad, tomando la ruta que llevaba al antiguo hotel llamado "Galantus".

—¿Trabajas para P.P? —preguntó el taxista, que parecía estar muy interesado en el hotel, ya que se la paso todo el camino hablando de los rumores que se decían sobre el lugar.

—¿P.P? —pregunté curioso.

—Proyecciones Paranormales. Un puñado de gente que va a lugares embrujados y filman. Es uno de mis programas favoritos.

Por un momento sentí la necesidad de preguntarle, si vio a una camioneta de producción detrás nuestro, o alguna cámara apuntándome. Pero decidí responderle que no, y que jamás había visto ese programa.

Llegamos finalmente al hotel. El aspecto era terrorífico. Un edificio enorme que se extendía escondido por las penumbras.

Las paredes de ladrillo gastadas y las decoraciones metálicas dañadas por el paso del tiempo, daba una sensación de peligro. El hotel exhibía cientos de ventanas, que se mostraban como puertas a la oscuridad. Daba la impresión, de que en cualquier momento uno se podía encontrar con algún rostro espectral, observándolo desde dentro del hotel.

El taxista se quedó observándolo como si estuviera hipnotizado.

—Necesito que venga a buscarme a las tres de la mañana —dije, pensando que unas seis horas era mas que suficiente para poder revisar todo el lugar y encontrar el relicario.

—¿Seguro señor? Sabe lo que dicen de las tres de la mañana.

—¿Qué dicen? —pregunté sorprendido.

—Que es la hora de los espíritus —dijo el taxista, con cara de genuina preocupación.

Controlé el impulso de reír y pagué para luego bajarme del taxi.

Dentro de los terrenos del hotel, se extendía un gran campo cubierto de pasto recién cortado.

En el medio del terreno, una fuente de agua rota estaba instalada. La estatua decorativa, parecía ser la de un ángel que lanzaba el agua para que unos niños tomaran. En su tiempo, podría haber sido algo maravilloso para observar, pero las estatuas estaban dañadas de tal manera, que parecía que, tanto el ángel, como los niños, sufrían.

Al costado del patio, habían montado una casilla rodante. Supuse que era del equipo de construcción, ya que usualmente las utilizaban para guardar cosas. No debía estar custodiada, por lo que me acerqué a ella con tranquilidad, esperando encontrar dentro de la casilla la llave de la puerta principal del hotel.

Para mi sorpresa, la puerta se abrió antes de que entrara. Pero nadie salió a recibirme.

Entré y prendí la luz. El generador instalado en la casa empezó a hacer ruido, pero finalmente actuó según su cometido dándole corriente al lugar.

Tal y como sospeché, la llave colgaba de un mueble en la pared. La tomé y al hacerlo, las luces de la casa rodante titilaron.

Intentando ignorar estos sucesos, salí de ahí dirigiéndome hacia la entrada principal.

Dos faroles elegantes la habían iluminado en su mejor momento, pero hoy en día solo una vieja portátil conectada al generador oficiaba de luz. Introduje la llave y giré, abriendo así la puerta.

La lampara que se encontraba colocada en la portátil, empezó a hacer un ruido extraño y explotó. La explosión provocó que el vidrio del farol antiguo se rompiera, cayendo un puñado de vidrios rotos sobre mí.

Por suerte, gracias a mi nueva condición, no me hizo más que una ligera molestia. Tal vez si seguía siendo humano uno de los vidrios podría haberme cortado de gravedad.

Igual me dio mala espina lo que había sucedido, ¿Será que el taxista tenía razón?
No importaba eso ahora, tenía una misión que realizar y debía hacerlo rápido. Abrí la puerta y entré.

Me encontré con un lugar enorme, que en su momento debió de ser precioso, pero ahora juntaba telarañas y polvo. Mesas rotas, sillas tiradas, y un comedor enorme que llevaba a distintas puertas. Dos escaleras centrales llevaban a los pisos superiores, pero también había puertas de ascensores en la planta baja, que claramente no debían estar funcionando.  Caminé por el lugar, intentando estar lo más atento posible.

A un costado, pude ver como el suelo estaba teñido de sangre, y la misma no parecía tener muchos días.  El charco de sangre, se encontraba debajo de unos sillones, que parecían haber sido lanzados uno por encima del otro. Tal vez, fueron esas las armas que utilizó el supuesto fantasma para ahuyentar a la gente.

Tenía que haber algo en ese lugar, que me de un indicio de donde podía estar el relicario.

Caminé por el comedor, sin éxito alguno. Me dirigí a la barra de recepción, donde pude encontrar unos antiguos papeles. Entre ellos un viejo diario de noticias. El titular me llamó la atención: "El hotel del terror".

Seguí leyendo debajo del título: "Un hombre asesinó a su hijo y a su mujer en un ataque de locura. El cuerpo del niño se encontró sin vida dentro de un lavarropa y la mujer se encontró muerta en la habitación. Policías intentaron encerrar al asesino, pero este se resistió y en el forcejeo al herir gravemente a uno de los oficiales, fue derribado por las fuerzas policíacas".

Siempre me dio curiosidad, porque cuando la policía mataba a alguien utilizaban el termino derribar, como si eso lo hiciera más amistoso para el lector. El ladrón mata y el policía derriba. En fin, al menos sabía que es lo que había pasado.

Si Verónica hablaba con la verdad y las películas de fantasmas tenían algo de razón, lo más probable es que el fantasma del asesino este rondando el hotel. Leí los nombres de los involucrados en el diario y luego busqué si entre los papeles estaban anotados sus nombres y la habitación. Finalmente contemplé la foto que había elegido el diario. Parecían ser una familia de lo más normal. Él era alto y apuesto. Llevaba puesto un traje que dejaba ver su contextura corpulenta y al menos en la foto sonreía y parecía ser una buena persona. Ella era más baja que él. El niño era precioso. Había sacado los rasgos de su padre, y en la foto salía abrazo a la cintura de su madre. Por un momento me sentí mal, al saber que ese pequeño chico que parecía un ángel, había sido asesinado de una manera brutal por su propio padre. Dejé el diario y me puse a buscar alguna información acerca de la habitación donde había asesinado a la mujer.

Como respuesta a mis plegarias, encontré el archivo de la recepción de clientes. Lo tomé y encontré la habitación de la familia. Habitación 13 en el primer piso. Perfecto.

Caminé hacia las escaleras, pero un susurro me hizo detenerme. Parecía la voz de un niño. algo me golpeó la cabeza. Me volteé y no había nada ni nadie. Abajo en mis pies se encontraba un pequeño pedazo de madera que debió ser lo que me había golpeado. Sentí unos pasos apresurados y luego un sonido chirriante. Un sonido que reconocí con facilidad, tornillos aflojándose.

alcancé a mirar por encima mío, para ver como la araña que colgaba del techo empezaba a moverse de manera irregular. Corrí para alejarme, justo en el mismo instante que la araña caía hacia el suelo. El impacto fue tal, que la madera del piso se quebró, dejando un hueco grande donde ahora se encontraba la araña. Nuevamente escuché pasos, pero giré y no logré ver a nadie.

El susurro de voz infantil volvió a aparecer y entendí perfectamente lo que quería decirme: "Márchate".

Eso dijo antes de desaparecer en el silencio sepulcral que reinaba en el lugar.

Genial, de verdad había un fantasma en el lugar y tenia la capacidad de arrojarme cosas capaces de matarme. Y también a juzgar por lo que escuche, había otro fantasma más.   Seguí caminando por el salón principal, siempre sintiéndome observado. No podía cometer algún descuido que me costara un daño mortal.  Decidí subir las escaleras para ir a la habitación. Ahí debía estar el famoso relicario, o alguna pista al respecto.

Al dar los primeros pasos, la madera desgastada me dio un mal presentimiento. Pero aun así continúe caminando, lamentablemente, esos presentimientos estaban en lo correcto.

Al llegar a mitad de camino, algo me tomó de los pies y tiró hacia abajo. Rompiendo así los escalones y arrojándome a un vacío.

La caída fue corta y por suerte tenia mi nuevo cuerpo vampírico, que logró aterrizar bien por acto reflejo. Tan solo sentí una incomodidad en las piernas, pero logré mantenerme en pie y alerta.

Los pasos siguieron sonando por todo el lugar. Agudicé mis sentidos y me di cuenta que debía estar en una especie de subsuelo, donde usualmente los hoteles ubican los servicios de limpieza y almacenamiento.

Sea quien sea el espíritu, tenia planeado matarme con esta caída o dejarme mal herido y había fracasado. Necesitaba tomar mi ventaja del asunto. Caminé por los pasillos, donde encontré la entrada a un ascensor, que claramente no podía funcionar sin corriente y maldije al llegar a lo que era la salida de emergencia y ver que la habían tapado con escombros. Estaba atrapado. Tal vez para siempre.

Me alejé nervioso, caminando por los pasillos hasta llegar a la entrada de un lavadero. Me quedé parado delante de él. En una de esas secadoras que hoy estaban cubiertas de polvo, habían encerrado el cadáver del pequeño muchacho.  Antes de irme escuché de nuevo la voz del niño. Provenía del interior del lavadero, para ser más preciso, de una de las lavadoras.

Ingresé con cautela, intentando resguardarme de cualquier objeto que pudieran lanzarme, pero si el fantasma era capaz de tirar una lavadora, entonces no tenía mucha opción para defenderme.

Cerré mis ojos e intenté lograr comunicarme como lo había dicho Verónica. Si de verdad tenía un don que corría por mi sangre, entonces este era un momento ideal para que ese don se manifestara.

—¿Niño? —dije.

—Márchate —respondió la voz.

Abrí los ojos y pude ver la silueta blanca del muchacho de la foto. Quise correr al verlo, pero logré aguantarme. Después de todo, ambos éramos seres sobrenaturales.

—No puedo irme —respondí.

—Te va a matar —dijo la voz del niño fantasma, con una preocupación que me enterneció.

Quería decirle que era un vampiro y por lo tanto, más complicado de asesinar para el espectro de su padre, pero no lo hice.

—Necesito el relicario.

—Se perdió.

—Esta aquí. Lo sé.

—El diario —dijo el niño y luego su silueta se distorsiono—. Ahí viene.

La silueta desapareció y una de las puertas de las maquinas lavadoras se abrió.

Casi por instinto fui hacia ella. Adentro se encontraba una pequeña llave. La tomé y al hacerlo la puerta se cerró. Una de las lavadoras empezó a temblar, tal como lo había hecho la portátil que estaba ubicada en la puerta del hotel. Corrí hacia la puerta del lavadero y logré salir, justo cuando el lavarropa se despegaba del suelo y se estrellaba contra la pared. Sentí nuevamente los pasos del fantasma, pero esta vez venían hacia mí.

Corrí por los pasillos sin saber a donde me estaba dirigiendo, hasta toparme con una reja.

La reja tenía un candado puesto. Rogué que la llave que había conseguido en el lavarropa sirviera y así fue. El candado se abrió y entré bajando por unas escaleras.

Me encontré en una sala de calderas. Seguí caminando hasta que llegué a donde estaba ubicado el tablero principal. No creí que sirviera de mucho, pero aún así levante todas las térmicas para iluminar el lugar. Para mi suerte, el sistema eléctrico funcionaba aún. La sala de calderas se iluminó por completo y escuché a lo lejos, el sonido del ascensor.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro