Nicolae y yo hablamos de tantas cosas y ninguna era de Drogo; realmente era un hombre interesante y totalmente mi tipo de novio perfecto.

Sabía que mi cara era de idiota de libro, pero me daba exactamente igual. Mi madre siempre me decía que si algo me gustaba que lo cogiera sin mirar atrás.

"Y eso es lo que iba a hacer con aquel bollito tierno de pelo largo"

Nicolae no apartaba la vista de mí y yo por supuesto, estaba en mi salsa.

-Y bueno Nicolae, ¿De dónde eres?

-Soy de Noruega, hermosa; un país realmente frio, pero muy bello.

-Me encantaría ir alguna vez, me encanta viajar...

-Quizás podamos ir si te viene bien-Me dijo con una sonrisa.

"¿Yo en Noruega con semejante monumento?"

"si señores veo monumentos sin necesidad de viajar, que suertuda que soy"

- ¡Por supuesto que me encantaría! -Le dije con entusiasmo.

Me fije en mi reloj de pulsera; era hora de irse a comer.

-Bueno Nicolae tengo que marcharme, es hora de comer y debo de volver a casa.

-No Sun quédate, yo le prepararé algo.

-Pero si ya comió, no quiero molestar.

-Créeme será un placer para mí-Me dijo besando de nuevo mi mano.

"Créeme que el gusto es TODO mío"

Solo pude asentir y seguirle como una beoda babeando todo el suelo a su alrededor.

"traigan la fregona plis"

Allí sentada en aquel enorme comedor me puse a observar las obras de arte que habían por toda la sala. Habían bustos tallados en mármol en varias estanterías del salón, unas gárgolas de piedra justo encima de la puerta principal y multitud de cuadros tan grandes como hermosos.

Daría lo que fuera por explorar cada palmo de aquella enorme mansión, pero eso era demasiado atrevido para pedírselo a Nicolae.

Un agradable aroma se coló por mi pequeña nariz y me hizo salivar.

"Y cocinará bien también, ¿Habrá algo que no sepa hacer?"

Nicolae vino con una especie de cazuela humeante que olía a las mil maravillas.

-Bueno señorita te hice un plato típico de mi país, cazuela de pescado; espero que te guste.

"Tanto como me gustas a mí lo dudo, pero buen intento"

Yo le sonreí con la mas grande de mis sonrisas y él se puso ligeramente rojo.

Aquello estaba realmente delicioso, pero a lo que realmente quería darle un bocado era a aquel moreno de ojos plateados sacado de mis más oscuras fantasías.

-Pero bueno...si es mi profe Sun,que honor verla.

Aquella voz...aquel egocentrismo...

-Hola Drogo, vine a hablar con tu padre, pero como no está hablé con tu hermano Nicolae.

-Bueno... yo no os veo hablando-Dijo con su sonrisa idiota.

-Drogo no seas maleducado, la invité a comer porque era tarde y ya que se molestó en venir no quería ser descortés.

Drogo miró a su hermano con cierto desafío, oh no vamos pelea de gallos aquí no...

-Si alguna vez vienes a mi casa espero que sea a verme a mí no a alguno de mis hermanos, señorita Sun-Dijo con cierta molestia.

"vale me estaba hartando"

-¿Y por que demonios iba a venir a verte a ti por gusto?, en todo caso vendría a ver a Peter o Nicolae que son mucho más amables que tú.

Él caminó hasta donde yo estaba y me dijo al oído.

-Serán mucho más amables, pero no te hacen temblar las piernas como yo.

Entonces se dio media vuelta y me quedé impactada de nuevo, ¿Por qué me pasaba eso cada vez que él se comportaba como un idiota?.

Nicolae me miró con cara de culpabilidad y me sonrió.

-Perdona a mi hermano, es demasiado impulsivo y a veces puede ser un problema.

-No te disculpes por él Nicolae, no puedes controlarlo todo.

El resto de la comida fue tranquila y apacible; una compañía realmente excelente.

-Si lo desea puede venir cuando quiera a leer alguno de mis libros de la biblioteca; me ha dicho que es una entendida de antigüedades.

- ¡Oh sería maravilloso!, te lo agradezco tanto-Le dije emocionada.

Nicolae me tomó de la mano para levantarme de la silla, por dios que caballero...

-La llevo a casa señorita Sun; es lo menos que puedo hacer ya que te tomaste la molestia de venir.

-No era necesario de verdad, la visita mereció la pena.

-Por favor, concédame el gusto-Me dijo con una reverencia.

-Está bien, pero la próxima será en mi casa y lo llevaré yo.

Él comenzó a reírse y aceptó mi petición; no podía creerlo, Nicolae iba a venir a mi casa (bueno a la casa de Sebastián).

-Vamos, acompáñame.

Y me monté en su hermoso coche. Estaba tan nerviosa que no podía controlar el temblequeo de mis piernas, esperaba que no se diera cuenta.

El trayecto fue rápido porque estaba tan ensimismada rememorando aquella charla tan interesante minutos atrás. Era un compañero perfecto para mí, tranquilo, con las ideas claras y culto. No quería terremotos en mi vida o desastres con patas, quería paz y estabilidad como siempre he tenido en todas mis relaciones.

Nicolae me abrió la puerta como si de un chófer se tratara y me besó en la mejilla. Era tan tierno...

-Mañana iré a visitarte, espero que descanses bien.

-Aquí estaré- le dije con una sonrisa.

Y el coche de Nicolae se perdió por la carretera.