CAPÍTULO 7
Había tomado un pequeño desvío antes de ir a mi despacho y que un demonio de cabello dorado me fastidiara la mañana.
Decidí iniciar mi pequeño festival de las calorías esta misma mañana, así que pedí todo lo que mi barriga pedía con gruñidos guturales.
"Un gruñido es un no, dos es sí", así era la calificación que usaba para saber que tomar.
Cogí dos croissants grandes, un batido de chocolate gigante con nata, dos tostadas con tomate y...un paquete de chicles contra mi aliento de comedulces impulsiva.
No me importaba lo que opinases todos los que me miraban con cara de:" ¿Enserio vas a comerte todo eso?", ¡maldita sea, es mi cuerpo y voy al gimnasio!
Al ser tan delgada y de apariencia frágil, siempre he sido un blanco fácil para las típicas niñatas que solo les importan las calorias de todo lo que se llevan a la boca (aunque luego se llevan otras cosas a la boca y no les importa su procedencia).
Ellas no realizan lo que yo llamo "control de calidad", no me junto con cualquiera a no ser que tenga más de dos neuronas en su cabeza y siga unas mínimas reglas de cuidado personal.
Y luego estaban los chicos "formato Drogo" chicos que se piensan que todo gira alrededor de su "inmenso" pene. Se creen irresistibles; unos dioses del Olimpo que caminan sobre la tierra y que todos debemos de venerar como idiotas o cabras sin personalidad.
Ese formato de chico era el que más me repelía; no era en absoluto mi tipo. Mi tipo ideal sería "formato Sebastián", pero estaba claro que con el no tendría nada porque no podía sentir una atracción física.
No es que yo fuera virgen o santa, he tenido mis cosillas, pero siempre terminaron regular. Siempre me aburría de mis parejas, se me hacían monótonas mis relaciones y me desesperaban profundamente. El sexo para mí era como desayunar, necesariamente biológico y un tanto satisfactorio, pero hasta ahora nada inolvidable.
Tantas y tantas películas exaltando el éxtasis sexual...para mí eso no tenía sentido y era mentira.
"¿Yo perder la cabeza?, si claro, y mañana me reencarno en bicho bola"
Una vez que terminé mi desayuno, inspiré profundamente y me puse de pie. Cada paso que daba era como un peso que se iba colocando sobre mí; no deseaba ver a ese engendro teñido con esa sonrisa idiota ladeada y esa...esa expresión de seductor que no vale ni dos duros.
Llegué a la puerta de mi despacho, pero...tachán estaba abierta.
Cuando abrí la puerta, el idiota de Drogo estaba sentado en mi silla, ¿Qué leches...?
Cerré dando un portazo y coloqué mi cara de pocos amigos, ya no iba a ser amable.
-Drogo, haz el favor de levantarte de ahí; ten un poco más de respeto, recuerda que soy tu profesora.
-No te hagas la estrecha Sun, pareces estresada...
¿pero de qué va?
Drogo se levantó del asiento y comenzó a caminar hacia mí. Mi cuerpo se puso rígido; nunca me habían mirado así.
su cercanía era demasiado...sofocante e intimidante.
Su nariz se colocó a un lado de mi cuello y aspiró mi aroma con lentitud, haciendo que mi boca se secara de golpe. ¿Qué maldición me pasaba?
Me aparté de golpe de él y lo miré furiosa; debía de poner distancia de seguridad.
- ¡Drogo, me tienes harta!, quiero hablar con tus padres y tiene que ser justo ahora. Te la cargaste, pero bien.
-Solo quería ser amable contigo Sun...quería que te relajaras del día tan duro que pasaste. Pensaba que quizás te vendría bien un masaje...-Me dijo con su cara próxima a la mia.
-Drogo, aléjate; recuerda que un alumno y una profesora no pueden tener esa proximidad.
-Nadie tiene que enterarse, soy tan discreto...
Comencé a impacientarme de aquellas formas, así que lo empujé para que se alejara, pero él sujetó mis manos.
- ¡DROGO SUÉLTAME!
-Tranquila Sun, solo quería tocar tus suaves manos...
-¡AHORA MISMO QUIERO LA DIRECCIÓN DE TU CASA PORQUE TU PADRE DEBE DE SABER LO QUE HACES EN CLASE! Llegaste al límite de lo permisible.
Él rebuscó entre su bolsillo y me entregó una tarjeta con una sonrisa. Pero antes de irse, me dijo con su voz seductora.
-Te espero en casa, cosita...
Y me tragué el chicle.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro