CAPÍTULO 45
Busan en primavera en la foto(L)
Hacía dos meses que habíamos abandonado Mistery Spell para mudarnos definitivamente a Busan. Ese mismo día que los chicos me contaron acerca de su pasado,Nicolae decidió poner la mansión en venta, algo que tenía en mente desde que su hermana Lorie se suicidó. Aquella mansión albergaba más dolor que alegría, por eso no les supuso mucha dificultad dejarla.
Drogo me contó lo que le sucedió a Lorie e incluso me llevó donde ella estaba enterrada; era justo en el árbol por donde se accedía al pueblo de las brujas. Un trozo de tela desgastado que no me había percatado antes, ondeaba en una de las ramas; era su bufanda favorita, la que llevaba aquel día que la encontraron.
Aquel día, después de haber sido rechazada por Sebastián días antes, ella volvió a su casa para pedirle más explicaciones y suplicarle que se quedara con ella, que lo amaba con locura, pero él se negó en redondo y aún más con la presión de sus padres que allí se encontraban. Lorie quedó ridiculizada delante de toda la manada y Sebastián no fue capaz de defenderla. Aquel golpe fue tal que no pudo recuperarse y se ahorcó en la rama de aquel árbol.
Desde entonces, ha sido su lugar de descanso y donde los Bartholy van para hablar con ella.
Antes de marcharme a Busan, decidí visitar a Melisa, pero esta vez iba acompañada solo por Nicolae. Él no tenía idea de lo que tenía planeado y cuando llegamos al pie de aquel gran árbol, él comenzó a llorar al recordar a su querida hermana, pero lo que más le encogió el alma era ver a Melisa delante de él. No sabía quién era, ya que nunca había conocido a su madre, pero el instinto y la sangre hizo el resto sin necesidad de usar las palabras. Ella le contó la relación entre Vícktor y ella y los orígenes demoníacos de Vícktor. Nicolae a cada minuto parecía más pasmado pero más feliz, estaba realmente emocionada por verlos a ambos por fin juntos. Melisa se deshacía en halagos y muestras de cariño hacia Nicolae y yo no podía evitar llorar de felicidad por ambos; por fin él sabía sus raíces.
Prometí a Melisa volver dentro de un tiempo y desvelar todos los secretos de aquel pueblo donde mis ancestros vivieron y perecieron y ahora más que nunca ya que Nicolae estaba relacionado con ese lugar. Ambos nos despedimos de ella con la más enorme de las sonrisas.
Llevaba solo dos meses en Busan, el hogar que me vio nacer y crecer; la tierra que tanto me había dado. Mi familia me había esperado en el aeropuerto con los brazos abiertos llenos de amor, pero había una chica que no conocía. Ella tenía mis ojos y los de mi madre y al sonreír las piezas comenzaron a encajar. Cuando mi madre dijo la palabra hermana corrí hasta ella para abrazarla con la fuerza de un oso panda. No necesitaba saber su nombre; solo sabía que la quería como si nos hubiéramos criado toda la vida.
Y así es como la vida cambia y fluye como decía mi sabia abuela. Hay rocas muy duras que el paso del agua no las logra romper, pero el tiempo es sabio y nos sabe moldear. Aquella ciudad llena de bellos parajes, de dulces melodías y amables gentes, no era solo mi hogar sino el de los Bartholy. Ellos se ganaron cada brizna de amor de mis gentes y no podía sentirme más plena y agradecida.
Ahora camino de la mano de mi prometido. Aquel anillo sencillo y hermoso como el hombre que le lo dio, brillaba con los rayos del atardecer que surcaban los cielos. La primavera estaba a punto de llegar a su fin y con ello comenzar el sofocante verano, pero aún quedaban cerezos en flor para admirarlos.
Drogo se había llevado su bloc, un bloc de dibujos que jamás le enseñó a nadie, ni siquiera a sus hermanos. Desde que llegamos a Busan, los cerezos plagan cada una de las páginas de aquel bello cuaderno y mi rostro sale en casi todas las páginas del mismo. Pero había un dibujo que me llamó realmente la atención; era yo embarazada rodeada de cerezos en flor. Yo le miré atónita y le pedí explicaciones:
-Llevo varios días soñando con esa imagen y tuve que dibujarla; te ves muy hermosa de esa forma. Sabes, estuve leyendo un libro que me había prestado tu abuela muy interesante y el tema que trataba me obsesionó tanto que quizás soñé con este dibujo por esa razón.
-¿De qué trataba?
-Dice que en el pueblo de las brujas hay un lugar escondido que dice que está custodiado por el alma de un duende que es capaz de conceder un deseo a quién lo encuentre.
Comencé a reírme de su cara de sorpresa y él me atrajo hacia sí poniéndose lo más serio que podía.
-Prométeme algo Sun. Prométeme que investigaremos aquel pueblo y que daremos con ese duende, prométeme que me amarás siempre y que tendremos una hija; una hermosa hija como su madre y tozuda como su padre. Y hazme otra promesa más; que se llamará Sakura.
Comencé a llorar de alegría mientras que mi corazón se llenaba de esperanza. Deseaba tener una familia con Drogo y el saber que quizás había alguna manera me hacía sentir dichosa y esperanzada. Besó mis manos con sus bellos ojos ambarinos que me atraparon desde aquel día que se cruzaron con los míos y le contesté con la mayor de las sonrisas.
-Te lo prometo, amor mío.
FIN DE LA PRIMERA PARTE
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