Probablemente mi episodio preferido de esta ruta, espero que lo disfruten. Os garantizo que os sorprendereís...

PETER

Acabamos de viajar del avión con la tensión por las nubes. La noche ya había llegado y la luna llena estaba en lo más alto en el cielo. Sabíamos dónde iba a estar Sun, estaba claro que no tenía otro sitio donde ir. Estaba realmente preocupado porque no nos cogía el teléfono, aunque no era de extrañar al descubrir nuestro secreto. Estaba aterrado y a la misma vez me sentía terriblemente culpable por ocultarle nuestro secreto a Sun.

Drogo no habló una sola palabra desde entonces y Nicolae estuvo serio con el rostro contraído desde que Lele nos contó lo de Sun.

Sabía la razón de aquello; la realidad había golpeado a Nicolae y le dolía en lo más profundo de su ser. Un vampiro no suele abrirse a los humanos ya que tienen un período de vida muy corto y no desean sufrir la pérdida, pero Sun nos ha ganado a todos.

Nos recordaba a nuestra Lorie, tan risueña y vivaz. Era la alegría de la mansión y la echábamos muchísimo de menos. No había un solo día que no la recordásemos, por esa razón, estábamos luchando por Sun hasta las consecuencias más extremas. No permitiríamos que coartaran su libertad y menos esos sucios lobos.

SUN

Había tapiado las ventanas y la puerta principal a conciencia para que Sebastián no entrara. Corrí a ponerme a salvo en el dormitorio, el cual también estaba bien cubierto por si él se atrevía a saltar por la ventana.

Me tumbé erguida sobre el cabecero con el móvil entre las manos. Comencé a teclear el número de Peter con las lágrimas golpeando mi cara. Sabía que no podía confiar en ellos pero necesitaba una tregua temporal para salvar mi cuello y mi vida.

Justo cuando descolgué, el fantasma de aquella mujer apareció delante de mí.

Solté el teléfono, con la voz de Peter gritando mi nombre. Comencé a acercarme a ella como si su luz azulada me atrajese.

-¿Quién eres y qué quieres de mí?-Le pregunté con cautela.

Ella me hizo la señal de que la siguiese. Yo desconfiaba aún de aquel fantasma, pero al ver que mi abuela sabía de su existencia y no me dijo nada malo acerca de él, decidí seguirla.

Ella se paró delante de la puerta principal y yo comencé a negar con la cabeza.

-¿Estás loca? ¡Si salgo los lobos van a comerme, es luna llena!

-Allá donde vamos no hay lobos-Dijo con una voz que parecía sonar lejana.

Abrí la puerta con cautela, asomando la cabeza y mirando a ambos lados. Aquella figura azulada parecía ser aún más fantasmagórica a la luz de aquella inmensa luna.

Seguía su rastro lo más rápido que podía. Ella levitaba ondulando su cuerpo como si el aire la trasportase a la dirección que ella deseaba ir. Tenía un inmenso miedo a que Sebastián me viese, pero aquel fantasma parecía muy seguro de sí misma.

Llegamos a una parte profunda y poco transitada del bosque. Las ramas recargadas de hojas, creaban un techo por el cual no podía verse el cielo. Era una cúpula verde durante el día y negra en la noche.

Ella se paró delante de uno de los árboles más viejos de aquella zona y se giró hacia mí.

-Toca el tronco justo aquí y entra.

-¿Cómo que entre?-Le pregunté asombrada.

-Toca el tronco, di tu nombre y entra-Repitió con la voz irritada.

Quizás aquella mujer había perdido la cabeza en vida, pero no podía permanecer mucho tiempo al descubierto. Tarde o temprano Sebastián me encontraría y más si era un hombre lobo.

Puse la palma de mi mano en aquella madera tosca y espinosa, diciendo con claridad mi nombre.

-Me llamo Sun Ji.

Un temblor se sintió bajo mi mano y el tronco comenzóa girar como si comenzara a ascender como si fuera un ascensor. Ahora una parte del tronco que quedaba bajo tierra, se mostraba delante de mí y con un enorme agujero que parecía ser bastante profundo.

-Ahora entra.

-¿Qué es esto?

-Solo entra, lo demás vendrá después.

Entré al hueco del árbol, quedando en un espacio reducido dentro de aquel hueco que me estaba asfixiando. El fantasma me miró un instante y dijo con voz fuerte.

-¡HOGAR DE MELISA!

-¿Hogar de quién?.....¡aaaaaaaahhhhh!

Entonces una especie de trampilla se abrió bajo mi trasero, comenzando a deslizarme como si fuese un tobogán. Mis gritos hacían eco en aquel tronco que parecía estar enterrado a gran profundidad. Finalmente caímos sobre algo acolchado, ¿Un sofá?

Me quité el polvo y las espinas de mi ropa, mirando a aquella mujer como si fuera un extraterrestre.

-¿Dónde porras estamos y quién eres tú?

Ella comenzó a sonreír y me dijo:

-Soy Melisa Hunter y bienvenida al pueblo de las brujas.