CAPÍTULO 36
Cuando Sebastián me contó lo de su hermana, decidimos hacer un punto muerto en nuestra conversación para relajarme del impacto que había recibido. Mi decepción era aún mayor que descubrir que la persona que amaba era un vampiro. Sentía que aquella pobre chica necesitaba algo de compañía, quizás algún día de esta semana pudiera ir a verla.
Hablé con Sebastián respecto a mi puesto de trabajo. No estaba dispuesta a ver a Drogo y compañía allí en la facultad, por lo que Sebastián movió de nuevo sus hilos concediéndome un puesto en la otra facultad que había en Mistery Spell. El problema era que quedaba muy lejos pero, al salir más tarde que Sebastián, podía recogerme en coche sin tener que llamar a un taxi. Eso me hacía sentir segura, ya que los Bartholy no podrían estar en contacto conmigo.
Sebastián me sirvió una copa de vino, sentándome en la alfombra con la vista puesta en el fuego. Recordaba la noche en la que me visitó Nicolae, parecía tan normal e incluso creía que podía ser mi príncipe azul pero ya no tenía nada claro; todo se había puesto patas arriba.
-El dolor se pasará, Sun...no sufras por quien no merece tu compasión y preocupación-Me dijo acariciándome la mejilla.
-Sebastián quiero saber algo más...
-Adelante, te contaré lo que necesites saber.
-¿Tú eres humano?
Sebastián se puso serio de golpe y yo entré en alarma. No sabía a lo que enfrentaba y mis poderes de bruja aún no habían salido a la luz. Aquel silencio me estaba taladrando la poca cordura que me quedaba.
-¿Te supondría algún problema si no lo fuera?-Me preguntó con seriedad.
-No si prometes no hacerme daño. El que me ocultes algo así haces que desconfíe de ti.
-Soy un lobo,Sun; un hombre lobo y no, no somos como las películas. No somos una combinación rocambolesca de mitad hombre mitad lobo sino que nos convertimos en lobos completamente cuando queremos. Normalmente nuestros instintos se ven fortalecidos en noches de luna llena y en noches de eclipses es cuando nuestro poder llega al cénit. Por eso se dice que si se concibe a un hombre lobo ese día, el bebé será el más poderoso de la manada.
"Estaba flipando...esto parecía una conversación entre dos drogadictos justo cuando están alucinando por culpa de las drogas"
"O de dos dementes"
"O de dos escritores locos, drogados y dementes"
Sacudí mi cabeza con una confusión ofuscante. Lo miraba con extrañeza pero con sorpresa, esperando más explicaciones. Mi curiosidad poco a poco me estaba ganando la batalla; al menos ya no sentía miedo.
El sonido del teléfono me estaba reventando los nervios, así que lo tomé entre mis manos y justo cuando iba a apagarlo, recibí un mensaje de Peter.
Sin quererlo lo abrí:
¡Sun, debes de marcharte de la casa de Sebastián! ¡Es peligroso ya que esta noche va a haber luna llena!¡Él es un lobo Sun, él va a intentar algo contigo!¡Es el alfa de la manada y en una semana tiene que casarse, por eso vives con él!¡Para la manada entera tú eres su prometida, por eso si te muerde, no podrás escapar de él nunca más!
El móvil se me escurrió entre las manos. Aquel mensaje de Peter me había puesto con los nervios en punta. Ellos no estaban en posición de exigir que confiara en ellos, pero al saber la naturaleza de Sebastián y recordando el percance de la última vez...
Espera aquella noche...había luna llena...
Peter tenía razón....mierda... ¿Y ahora que podía hacer?
Intenté fingir que no había leído nada, borrando el mensaje de Peter y aparentando la mayor normalidad que pudiera. Mi cabeza comenzó a trabajar con rapidez para buscar una excusa y que él se quedara lejos de mí.
Y la bombilla se me encendió.
-¿Sabes Sebastián?, apenas he podido comer nada con las prisas de venir aquí, ¿Podrías ir a por comida para llevar? Mi restaurante favorito no trae a domicilio y me animaría mucho tener una buena cena, además que tengo ganas de seguir hablando de estos temas contigo y descubrir más cosas sobre ti.
El dorarle la píldora estaba funcionando. Su amplia sonrisa me indicó que estaba de acuerdo en hacerme ese favor para que yo me sintiese bien.
-De acuerdo señorita, pero más te vale darme un beso en agradecimiento.
-Está bien, lo prometo.
Justo cuando él iba a coger las llaves, me adelanté a él y le dije.
-No hace falta que te las lleves; yo estaré en el comedor esperándote.
Con una sonrisa seductora, la expresión de Sebastián se dulcificó varios puntos. Me tomó de la cintura y besó mi frente con fuerza mientras se despedía de mí prometiendo que volvería pronto. Con sus llaves en la mano y esperando los 10 minutos de prudencia por si él volvía, comencé a tapiar cada ventana de la casa, dejando las llaves puestas en la cerradura para que no pudiese entrar de ninguna de las formas.
Odiaba tener que hacerlo, pero necesitaba a Peter. Él era el único que podía sacarme de allí sana y salva. Me negaba en redondo volver a ver a Drogo, él ya no existía para mí.
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