CAPÍTULO 35
Capítulo dedicado a @Zoharthnadeiskohinat espero que te guste(L)
Mientras que terminaban burlándose de mí, yo los miraba alucinados; no parecían ser los padres de Sebastián, de hecho, parecían de la misma edad.
Aquella ciudad que tanto me apasionaba, guardaba personas no menos interesantes y sorprendentes, ¿Era Sebastián algún tipo de criatura mágica?¿Y qué hacían sus padres en casa?
Aquella hermosa mujer se me acercó con un rostro afable y delicado, tendiéndome la mano en señal de saludo.
-Estoy encantada de conocerte al fin; Sebastián nunca para de hablar de ti. Sé que os conocéis desde hace mucho.
-Bueno sí, yo fui alumna suya en la facultad donde él impartía clase.
-¡Oh sí, cuando fue profesor en Busan! ¿Eres de allí, no?-Preguntó su padre.
-Sí, mi casa está cerca del bosque Taejongdae.
-Oh el lugar de descanso de los dioses. Un bello paraje natural lleno de acantilados y niebla. El aroma de los pinos y la humedad tan refrescante hace de un sitio precioso y encantador para vivir. Tienes una gran suerte-Dijo su madre emocionada.
-Entonces vives en la zona más al sur de Busan, una zona llena de bosques y montañas. En esta época del año los cerezos tienen que estar magníficos.-Dijo su padre.
-Parece que conocen bien la zona-Le dije curiosa.
-Eso es porque es uno de nuestros sitios preferidos. Pasamos muchas vacaciones por aquel lugar, sobre todo desde que Sebastián comenzó a dar clase allí y lo descubrimos en una de nuestras visitas.
Sebastián parecía bastante relajado en presencia de sus padres. Me preguntaba si ellos iban a quedarse esta noche ya que yo, a partir de ahora, iba a quedarme en su casa.
-Bueno, nosotros vinimos de visita sobre todo a conocerte. Sebastián nos avisó que no viniésemos porque tuviste que irte de nuevo a Busan pero ya estábamos con los billetes de avión en la mano, así que aprovechamos y vinimos para ver a nuestro hijo.
-Pero si yo solo soy una amiga...
-Bueno, parece ser que eres más que eso. Mi hijo no acostumbra a hablar de mujeres así como así y en la familia no ha dejado nunca de mencionarte-Me dijo su padre ilusionado.
No quería contradecirles y hacerles sentir mal después de la ilusión que les hacía conocerme. Iba a esperar a que se marchasen para aclarar las cosas con Sebi.
-Bueno, nosotros nos vamos a un hotel, que queréis estar solos. Por cierto querida, mañana tenemos comida familiar, espero que vengas-Me dijo su madre sonriente.
Yo le sonreí sin poder contestar; aquello me parecía extremadamente raro e incómodo pero al menos iba a poder hablar con él tranquilamente.
Cuando ambos se marcharon, me giré hacia Sebastián. Tenía un cóctel de emociones extraño y perturbador, pero lo que primero necesitaba antes de hablar era un abrazo. Me lancé a sus brazos, escondiendo mi rostro para que él no viera la tristeza en mis ojos. Él me rodeó con fuerza, depositando un beso en la coronilla de mi cabeza.
-Dime qué te preocupa Sun, no es normal que hayas vuelto tan pronto y sin avisar.
-Sebastián necesito que seas sincero conmigo, ¿Por qué no soportas a los Bartholy?
Sebastián se puso rígido ante mi pregunta, pero me prometía mi misma que sería implacable y que obtendría las respuestas aunque fuera a golpe de látigo.
-¡Responde Sebastián!
-Aquellos desgraciados son malditos vampiros Sun; son criaturas malignas que se encargar de seducir y matar a sus víctimas. Quizás no me creas ahora pero es así; ellos no son humanos y quiero mantenerte alejada de ellos. No quiero que acabes como mi hermana Rebecca.
-¿Qué le pasó?-Le pregunté con el corazón encogido.
Vi como la expresión de Sebastián cambiaba totalmente. Era un tema delicado y doloroso, pero era necesario saberlo; necesitaba comprobar que podía confiar en él, que él era un buen aliado.
Después de liberarse de mi abrazo y servirse una copa, me miró con atención, deslizando cautelosamente las palabras.
-Mi hermana Rebecca se enamoró de Drogo hasta el tuétano. Se volvió completamente idiota por él, hasta tal punto que no le importaba que aquel desgraciado la usara como él quería. Sólo había sexo entre ellos, pero ella no perdía la esperanza en que algún día, él le dijera que la quería. Pero ella no estaba en sus planes de futuro y se terminó cansando de ella, buscando el calor de otras mujeres que le interesaron más. Mi hermana quedó tan destrozada que desde entonces, no sale de casa. Ella está profundamente enferma, está así por culpa de aquellos asesinos y al menos doy gracias a que sigue viva...
Me llevé las manos a la boca comprendiendo al fin el odio que Sebastián les profesaba a los hermanos, especialmente a Drogo. No podía creer como pudo ser tan cabrón e insensible; fue un hombre horrible...
Me sentía tan profundamente decepcionada, que a pesar de que mi teléfono se caía abajo en llamadas, no lo cogí ni una sola vez. Los hermanos me estaban localizando y no tardarían en averiguar donde yo estaba, pero esta vez me quedaría con Sebastián y nunca más me iría con ellos.
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