CAPÍTULO 28
Cuando Peter y yo llegamos a mi cuarto lo cerré con llave para que nadie nos molestara. Ahora sí que iba a oírme...
-Antes de que te pongas como una maníaca a gritarme y preguntarme qué he hecho la respuesta es más sencilla de lo que crees.
-Estoy DESEANDO oírla, por favor-Le dije dando golpecitos en el suelo con mi pie inquieto.
-Una de las razones es para que no tengas a ninguno de mis dos hermanos durmiendo contigo, porque menos dormir haríais otra cosa...
-Con Nicolae no me hubiera acostado...-Le dije molesta.
-No pero él si lo hubiera intentado y eso sería un gran escándalo y viendo como es tu madre, no te favorece en nada. Además hay otra razón de porque lo hice.
-Sigue, estoy impaciente...
-Porque quiero ayudarte a que te aclares de una vez. Yo quiero a mis hermanos y no me gusta que juegues con ellos. Lo mejor es poner distancia el tiempo que estemos aquí y que aclares tu cabeza. Por eso voy a dormir contigo, para controlar las hormonas bajo este techo.
-¡Eh, yo no soy una niña infantil!
-Cuando Drogo está cerca sí que lo eres y eso no te hace bien. Drogo necesita de tu yo maduro para que él deje de ser tan inmaduro; solo así la relación funcionará. No cambiará del todo pero si se volverá más maduro y comenzará a entender qué es el amor y sus implicaciones. Piensa que él, hasta ahora no sabe cómo es ni lo que se siente; está hecho un lio. Tú eres la única que puede encauzarlo para qué se dé cuenta.
Ahora comenzaba a entender a Peter. Drogo sacó mi lado alocado pero eso ahora nos alejaba como pareja; no quería que fuera mi amante sino mi pareja. Le sonreía a Peter y lo abracé fuerte susurrándole:
-Gracias Peter, no sé qué haría sin ti...
-Te volverías como Drogo y créeme ya tenemos bastante con el que tenemos en casa.
Comenzamos a reírnos sintiéndome mejor. Mi cabeza comenzaba a estabilizarse; el siguiente paso era calmar las hormonas hasta unos límites controlables, ya que yo no era de piedra y el ver a Drogo siempre me desestabiliza aunque no quiera.
Mi madre tocó la puerta y le abrí, asomando su sonrisa e indicando que ya era hora de comer.
-Me muero de hambre-Dije con renovado optimismo. Peter me miraba como si fuera una niña pequeña pero no me importaba.
A la misma vez que nosotros, Nicolae y Derogo salieron del cuarto mirándome ambos con cariño, pero yo les miré con la mayor neutralidad que pude para no empeorar las cosas.
Cuando llegué a la mesa el aroma típico de mi hogar se expandía por toda la cocina y el comedor; adoraba la comida de mi madre.
Desde la receta de kimchi de mi abuela hasta el ramen coreano de mi madre, toda la mesa estaba plagada de mis platos favoritos. A diferencia de mi, los chicos no parecían emocionados, cosa extraña porque debían estar hambrientos.
Mi abuela los miraba en silencio mientras nos sentábamos. Cuando ella estaba callada, el mundo temía...
-Chicos...espero que os guste mi receta ancestral de la familia, sobre todo a ti Peter, ya que eres el prometido de mi pequeña lo comerás a menudo-Dijo mi madre con orgullo.
-Lo único que tenemos un problema señora, espero no se ofenda, somos alérgicos-Dijo Nicolae.
Mi madre puso su mayor cara de sorpresa.
-Pero... ¿No podéis comer nada?-Preguntó mi madre con gran tristeza.
Ellos negaron con la cabeza con una expresión triste y culpable. Mi abuela sonrió levemente y se levantó de la mesa.
-No pasa nada querida, les daré dinero a los chicos para que compren algo que puedan comer, venid conmigo-Les dijo mi abuela.
-No señora no se moleste...-Le dijo Drogo.
-¡Insisto, cuando abuela Lele dice algo es ley!
Los tres se pusieron firmes y caminaron con ella hasta el exterior de mi casa, ¿Qué acababa de pasar?
PETER
Sentados en aquella mesa se nos acababan las excusas para no comer nada de lo que había allí. No tardarían de sospechar acerca de nosotros ya que no comemos delante de nadie y eso era imposible. Desde que llegamos a esta casa, el aura de la abuela de Sun me tenía desconcertado. Su mirada estaba clavada insistentemente sobre nosotros como si quisiera leernos como un libro abierto.
Cuando la madre de Sun se entristeció al no poder comer anda de la mesa me sentí realmente mal; nada me gustaría más que probarlo pero mi maldita naturaleza me lo impide.
La abuela de Sun, hasta ahora en silencio, se puso de pie y se dirigió a nosotros, insistiendo en ir con ella. Aquella mujer nos llevó al exterior a los tres y cerró la puerta, mirándonos con una leve sonrisa.
-Si necesitáis o queréis, muy cerca de aquí hay un bosque para que podáis dar un paseo. Cuidado en la noche porque hay lobos y ya sabéis lo que pasa con ellos, ¿Verdad?, tened cuidado-Nos dijo con una sonrisa y entrando a casa.
-¿Qué coño ha sido eso?-Preguntó asombrado Drogo.
-No lo sé pero esa mujer parece saber más de lo que aparenta.
Con las indicaciones que nos dio Lele, los tres marchamos al bosque a poder alimentarnos de un vez por todas.
SUN
Mi abuela entró sonriéndonos y yo la temía.
-Bueno, ya les di a los chicos indicaciones de restaurantes y tiendas de por aquí cerca que pueden pedir comida. Los pobres deben tener mucha hambre-Dijo mi abuela.
-Qué lástima, yo que había preparado con tanto amor todo...
-Créeme hija, ellos se sienten realmente mal, pero lo importante es que ellos estén cómodos con nosotras-Dijo mi abuela mirándome a mí.
Mientras quitaba la mesa, mi teléfono comenzó a iluminarse, ¡Oh dios mío, no había quitado el modo silencio!
Al descolgar una voz profunda y conocida sonó al otro lado:
-Sun, ¿Dónde te has metido?
Oh dios...Sebastián...
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